La resaca (Pequeños Clásicos Ilustrados)

Jason Hazeley
Joel Morris

Fragmento

cap

A veces, cuando bebemos más de la cuenta, tenemos resaca.

No hay cura para la resaca, pero una taza de café bien cargado y un par de desayunos contundentes son mano de santo.

 

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Una buena resaca debe de ser un absoluto misterio para usted.

¿Cómo me ha pasado esto? ¿Por qué me siento tan hecho polvo?

Finja para sus adentros que tampoco bebió tanto. Insista en que se limitó a la cerveza. Quién se acuerda del champán con que inauguró la velada y de la ronda de tequilas que se tomó para ganar una apuesta en ese bar de su barrio a las dos de la madrugada.

 

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Algunos síntomas de la resaca se deben a las impurezas que penetran en el organismo junto con el alcohol.

Entre dichas impurezas se cuentan el metanol, la acetona, el acetaldehído, los ésteres, los taninos, las bolsas de ganchitos, las empanadillas congeladas y las hamburguesas de tres pisos.

 

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Qué confuso puede parecer el mundo cuando se tiene resaca.

Quédese sentado y muévase lo menos posible. Ni se le ocurra tomar decisiones.

Mire por la ventana. ¿Alcanza a distinguir formas sencillas y colores básicos? ¿Hay una luna o un sol en el cielo? ¿Recuerda aunque sea vagamente cómo se llama? ¿O d

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