Quiúbole con... Edición Reloaded (Mujeres)

Fragmento

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Quiúbole con… para mujeres

Cuarta edición: marzo, 2023

D. R. © 2005, Gaby Vargas y Yordi Rosado

D. R. © 2023, derechos de edición mundiales en lengua castellana:

Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. de C. V.

Blvd. Miguel de Cervantes Saavedra núm. 301, 1er piso,

colonia Granada, alcaldía Miguel Hidalgo, C. P. 11520,

Ciudad de México

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D. R. © Pico ADW, por el diseño de portada

D. R. © Christian Michel / Infección Visual, por el diseño de interiores e ilustraciones

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ISBN: 978-607-380-357-1

Impreso en México Printed in Mexico

El papel utilizado para la impresión de este libro ha sido fabricado a partir de madera

procedente de bosques y plantaciones gestionadas con los más altos estándares ambientales,

garantizando una explotación de los recursos sostenible con el medio ambiente y beneficiosa para las personas.

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El prólogo 10

La bienvenida 13

¿Qué me está pasando? 19

Las bubis 22

Los famosos genitales 28

Andrés… el que viene cada mes 35

¡Qué nervios! Mi primera visita al ginecólogo 47

Mi piel 53

Mis amigas 59

Tener una buena amiga 59

La necesidad de pertenecer 69

Mi familia 76

Ahí naciste 76

El sube y baja en las relaciones 77

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Diferentes tipos de papás 77

No hay papás perfectos 79

Nos vamos a divorciar 82

El novio de mi mamá, la novia de mi papá 85

Violencia en mi casa 87

Internet, redes sociales, apps 90

El espejo ve más de lo que te imaginas 112

El significado de los colores 115

¿Qué onda con las marcas? 124

Dime a qué hueles y te diré quién eres 127

Aretes, tatuajes, piercings 130

Tu imagen interior 135

Autoestima 135

El Eneagrama 152

El rollo de la sexualidad 169

Los hombres y el sexo 186

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Estoy embarazada 197

El aborto 201

Orientación sexual 202

Sexo cuando no quieres 208

Drogas de la violación 215

¡Cuídate de las its! 219

Protección sexual 236

Problemas emocionales 249

Cutting (cortarse) 253

Desórdenes alimenticios 255

Suicidio 271

Las drogas 274

Conclusiones 298

Dedicatorias 299

Agradecimientos 300

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El prólogo

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HOLA

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HOLA

Holaaaa, Hello, Ni Hao, Bonjour, Guten Tag, Olá, Konnichi wa, en fin… ¡¡Quiúbole!! Estamos felices de que nos estés leyendo en este momento, porque ésta es la versión ac-tualizada del Quiúbole con

Tiene muchísimos temas nuevos, desde las cosas bá-sicas de tu cuerpo, los cambios, los hombres y tooodos los detallitos (o detallotes) que han surgido hasta el mun-do digital donde seguro AMAS estar, conectarte (bueno más bien… vivir en línea), stalkear (chismear digitalmente para que no se escuche tan feo), conocer las mejores apps, ser experta en selfies y todo tipo de pic digital de una forma divertida, alivianada y al mismo tiempo pro-funda, toda la información de lo que te inquieta y te suce-de, de lo que te va a pasar y de las cosas que de plano a veces sientes que por más que le echas ganas, no te pasan.

Sabemos que en ocasiones te puedes sentir súper sacada de onda porque crees que las cosas sólo te ocu-rren a ti: relájate; verás que lo que platicamos en este libro le pasa a muchas niñas como tú, y verás también que la diferencia es cómo lo toma y lo resuelve cada quién.

Puedes leer Quiúbole con… por secciones de acuerdo a lo que te late; o lo puedes leer de principio a fin.

El libro está dividido en cinco grandes temas que son: tu cuerpo, tus relaciones, tu imagen, tu sexualidad y tu mente.

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HOLA

Queremos decirte que cuando hicimos este libro, los dos aprendimos y nos divertimos mucho. Quizá la mezcla de Gaby y Yordi te parece medio loca y te preguntas: “¿Por qué dos personas tan distintas se juntaron para escribir este libro?” Bueno, porque creemos que justa-mente por la diferencia de edades, de sexo y a veces de manera de pensar, el libro se hace más interesante y se complementa.

La idea se nos ocurrió mientras corríamos en las cami-nadoras del gimnasio. Como nos dimos cuenta de que, por más que nos esforzáramos, jamás seríamos estrellas en los 100 metros planos, y ni siquiera de la mini olim-piada de Xochitepec, corrimos, pero a entrevistar niñas que nos platicaron y nos ayudaron a entender lo que te preocupa y lo que tienes ganas de saber.

También entrevistamos a muchos especialistas en di-ferentes temas, que nos asesoraron para asegurarnos que la información que vas a encontrar aquí, es total-mente confiable.

Como es lógico, a veces los dos discutimos sobre nuestros diferentes puntos de vista, sobre si meter “x” chiste o no, sobre qué temas te interesarían más, y qué palabras utilizar para que le entendieras mejor, pero la fi-nalidad del libro siempre estuvo súper clara: informarte de la manera más objetiva y neutral posible, para que tengas herramientas y tomes tus propias decisiones sobre todos los #problemas que vas a enfrentar en este momento de tu vida.

También queremos que este libro sea como tu mejor amigo, aquí te aseguramos que este amigo jamás dirá mentiras ni te engañará, siempre estará ahí cuando lo necesites y por supuesto jamás te robará amigas o be-sará al niño que te gusta.

En fin, ojalá lo disfrutes tanto como a nosotros nos gustó y nos divirtió hacerlo. Estamos seguros de que si este libro te sirve para algo, nuestro trabajo habrá valido la pena.

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¿Qué me está pasando?

Entre los nueve y los 13 años parece que diario es tu cum-pleaños. Todos los días te levantas y tienes algo nuevo ¡pero en tu cuerpo! Y también, como en tu cumpleaños, te encuen-tras con cosas padrísimas y con otras que dices: “¿Qué es esto? No, gracias, no lo quiero.” El problema es que una vez que lo tienes no hay cambios ni devoluciones, no puedes regresar a la tiendita y decir, ¿sabe qué?, siempre no.

En tu cuerpo empieza una revolución tan cañona que de plano no te la crees. Cuando notas las primeras señales dices cosas como: “Qué raro, me están creciendo las bu-bis...”, y hay de dos: o le das gracias a Dios porque escuchó tus plegarias, o te niegas rotundamente a aceptarlo y te ta-pas lo mejor que puedes. Pero es muy chistoso porque pri-mero te da pena, luego como orgullo, y si te crecen mucho, como si fueras modelo exhibicionista de Instagram, pues como que otra vez te vuelve a dar penita. Entonces te pasa que sientes como si fueras en la carretera y de repente te encuentras un letrerito que dice:

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La adolescencia es también conocida en las altas esferas de los adultos como:

Es una época muy padre, divertida, súper cool, pero a veces, medio complicada.

Además de los rollos en tu cuerpo, vas a notar que tu ma-nera de relacionarte con los demás también empieza a cam-biar; misma te sientes y piensas diferente. ¿Ya sabes?

En conclusión, los juegos que antes jugabas de niña ahora pueden ser súper densos, porque si empiezas a ju-gar con tu novio al doctor (con inyección y toda la cosa) ¡aguas! Puedes terminar jugando al papá y a la mamá, ¡pero de a de veras! Y de ahí en adelante, a jugar todos los días a la comidita... Bueno, pero eso es otra cosa.

El caso es que entras a una de las épocas más padres de tu vida. En este capítulo vamos a platicar de todas estas cosas nuevas que tu cuerpo experimenta; pero antes de continuar, te proponemos que hagas este test, para saber qué tan adolescente eres.

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Test de la aborrecencia

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Las bubis

Los pechos se conocen de muchas maneras: bubis, senos, bubs, chichis, en fin, como quieras decirles. El caso es que las bubis se han convertido en un ícono de la sexualidad en la mujer.

A ciertas niñas les da pena que les crezcan y caminan estilo Notre Dame, o sea medio jorobadas; tratan de usar sudaderas gigantescas con la cara de Winnie Pooh para que

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¿Qué tipo de bubis tienes?

los nuevos bultos se confundan con los cachetes del osito (así el pobre Pooh se ve como con 8 kilos más de como es realmente). A otras, les urge que sus pe-queños montecitos se conviertan en los Alpes Suizos.

Las bubis empiezan a aparecer gracias al estrógeno; seguramente dirás: “Estro... ¿qué?” No te preocupes. El estrógeno es una hormona que estimula el crecimien-to de tus glándulas mamarias, y para protegerlas crea unos colchoncitos de grasa a su alrededor. También en tus bubis se construye una red de conductos para que, en un futuro, si eres mamá, la leche pueda salir por los pezones.

Ya que les dices “Bienvenidas a mi vida”, empiezas a voltear a ver todas las bubis que se te cruzan enfrente, observas las grandes; las divorciadas, que son las que no se hablan porque cada una ve para un lado distin-to; las amigas, porque están siempre pegaditas; las de brújula, porque una se dirige al norte y la otra al sur; las medianas; las soñadoras, porque ven siempre hacia el cielo como pidiendo un deseo; las deprimidas porque ven hacia el suelo; las copas, A, B, C, D y Copa Davis, en fin... descubres que hay de todo tipo.

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¡Más chicas! ¡Más grandes!

Aunque sea parejas, ¿no?

En el tamaño y forma de las bubis no hay reglas y es sú-per importante que sepas que todas son normales. Quizá sientas que las tienes más grandes, ya sabes, tipo naran-jas o más chicas que tus amigas, tipo limones. No te ob-sesiones. Siempre quisiéramos que fueran más chicas o grandes, redondas o parejas. También es muy común que sean asimétricas; es decir, una más grande que la otra, o una ve para el frente y la otra para un lado. No es que es-tén bizcas, es normal. Con el tiempo se emparejan, así que tranquila, no te agobies.

Vas a notar también que su tamaño cambia de acuerdo con tu ciclo menstrual (más adelante platicaremos de esto). Cerca y durante tu periodo tienden a ser un poquito más lle-nitas y sensibles; o sea, como que se inflan, ¡pero no cantes victoria porque luego regresan a su tamaño normal!

Cada mujer es diferente, hay bubis que se desarrollan casi completamente en tres meses, y otras que tardan has-ta 10 años para desarrollarse por completo. Ahora que si ves a tu tía de 55 años y no tiene nada de nada pero aún conserva la esperanza, habla con ella y dile: “Tía, siéntate, tenemos que hablar…”

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Los pezones

Algunos pezones son invertidos, o sea, como que les da miedito, porque se ven como metidos hacia adentro. Es normal y saldrán con el desarrollo más o menos a los 18 años. Otras veces puedes notar un pezón más grande y duro que el otro; también es normal. Si notas algún cambio raro en ellos ve con el ginecólogo para que te revise. Si te salen vellitos alrededor puedes dejarlos tal cual, depilarlos con pinzas, cortarlos con unas tijeritas o hacerte depilación láser.

Para proteger tus bubis, mantenerlas en su lugar por mucho tiempo (o sea, que no se cuelguen como calcetines con canicas) y evitar que reboten con el movimiento como gelatina de tiendita, es muy cómodo y necesario usar algo que las sostenga. Y es aquí donde viene nuestra famosa...

También vienen en todos los tamaños y colores. Son espe-cialmente sensibles a los cambios de temperatura. Puedes notar que si hace frío se ponen más chiquitos y duros; igual sucede cuando te excitas sexualmente. Si se te marcan en la camiseta y lo único que pasa es que tienes frío, puedes ponerte un brassiere más grueso, unos parches especiales del color de tu piel que venden para eso, voltearte hacia otro lado o ya de plano ponerte una chamarra de esquimal. Ahí olvídate de que se te vean los pezones: con trabajo se te verá la cara.

Si no encuentras los parches ponte unas curitas… son como la versión pirata de los parches, pero funcionan.

En este aspecto, los hombres se portan casi todos como niños. Si él nota que te diste cuenta de sus miradas y te sentiste incómoda se va a sentir terrible y apenado, así que no dudes en hacérselo notar.

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Crónica de un

brassiere anunciado

La primera vez que tu mamá te va a comprar un brassiere, corpiño o camisetita enseña-ombligo, obvio, te mueres de la pena. Primero porque a ellas les encanta introducirte al fa-moso mundo de la mujer. ¡Pero que no se pasen!, no enfren-te de todas sus amigas. La típica frase en la reunión es: “A Paulina ya le compré sus brassiercitos... ¡Aaayyy, están muy monos porque están chiquititos!” ¿Qué necesidad tienen tu tía Licha y tu tía Nena de saber que tus bubis se te están desarrollando? ¡Ah, no! Tu mamá es feliz divulgándolo, casi casi en Facebook.

Cuando llegas con ella a comprarlo típico que le pre-gunta en voz alta veinte veces a la que atiende: “¿Cuál le podrá quedar a mi hija?” ¡Por si alguien no se había ente-rado de que estás comprando tu primer brassiere! Para colmo, no falta que esté por ahí un niño que se te hace guapo... y te quieres morir. Por si fuera poco, tu mamá te acompaña al vestidor para ayudarte a abrocharlo. ¡No, por favor! Ya después verás si te consigues un segurito o si te lo amarras de plano con estambre del ocho, pero ese asunto nada más te da pena y te incomoda.

Ruégale a “San Corpiño de los Tirantes” que a tu mamá no se le ocurra acomodarte los tirantes del brassiere frente a sus amigas, porque eso es nefasto.

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Me quiero cambiar de ropa,

de escuela... ¡y de bubis!

Por otro lado, también está la niña que se muere de ganas de usar brassiere porque todas sus amigas ya lo usan, y el día que se lo compran lo presume a todo mundo.

Cualquiera que sea tu caso, ubica que tu mamá sólo te quie-re ayudar y no se da cuenta de que estos detalles dan pena o te hacen sentir mal. Dilo. Seguro te va a entender muy bien.

Existen un buen de remedios para cambiar un poco tus bubis, como los brassieres con relleno (Wonderbra, Push Up de Victoria´s Secrets y del tianguis sobre ruedas Se-crets), ponerte las hombreras de las blusas ochenteras de tu mamá, las famosas bolitas de kleenex, calcetines y hasta maquillarte en medio de las bubis tipo artista de televisión.

Lo más importante es que ninguna mujer necesita cam-biar de pechos para ser mejor o peor. Unas bubis más grandes no pueden definir tu seguridad como persona ni tu forma de sentirte frente a la vida. eres mucho, pero mucho más que un par de bubis.

Cuando alguien tiene bubis muy grandes pueden dar-se algunas broncas como: dolores de espalda, problemas crónicos del cuello y hombros lastimados por el peso que recae en los tirantes del brassiere. En fin, puede ser muy molesto. En estos casos se puede recurrir a una reducción de senos, que no deja de ser una cirugía pero te puede ayudar a sentirte mucho mejor.

Hoy en día es muy normal escuchar acerca de implan-tes y cirujanos; sin embargo, la decisión de operarte es algo súper serio y personal. Por más avances científicos que existan, ciertas mujeres tienen complicaciones muy

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Los famosos genitales

Las hormonas me atacan

delicadas después de implantarse unas prótesis, y a otras les quedan muy bien, sin problema alguno.

Lo que es muy importante es que sepas que no te de-bes operar si no has cumplido 18 años y que, a pesar de que a algunas mujeres les dan seguridad personal, ningún par de prótesis te hace mejor o peor persona. Sin embargo, si ya lo platicaste en tu casa, si puedes y quieres sólo toma todas las medidas de seguridad posibles.

Si de repente sientes que en tu cuerpo hay una revolu-ción no te preocupes, es normal, simplemente se trata de un gigantesco ejército de hormonas que están haciendo marchas y plantones adentro de tí. Primero tus caderas empiezan a redondearse y la cintura se nota más. En tus genitales externos vas a notar el crecimiento de un vellito de color más oscuro que en el resto del cuerpo. Tus ge-nitales internos también están cambiando mucho. Ahora que, si te quedaste dormida en las pláticas de la escuela y tus órganos sexuales te parecen más extraños que un 10 en matemáticas, échale un ojo a lo siguiente.

Es importante que te familiarices bien con lo que sucede allá abajo. Parte de tus genitales se localizan dentro de tu cuer-po y los que están por fuera no se ven mucho que digamos.

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Los de afuerita

El pubis

La vulva

Digamos que es el comienzo de la zona genital; es la parte que se eleva un poco sobre el hueso púbico y donde apa-rece el vello durante la pubertad.

Incluye los labios exteriores y el clítoris. Es bueno que co-nozcas esta parte de tu cuerpo, pero como eso está cañón (a menos de que seas contorsionista de circo), la puedes conocer en persona si tomas un espejo y lo colocas entre tus piernas.

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Los labios

El clítoris

La uretra

Igual podrás ver que hay unos labios más grandes y exter-nos que son los que protegen a los demás genitales, por eso se cubren de vello. Más adentro, están otros labios más chiquitos que sirven como puerta hacia la vagina; és-tos no tienen vello, son mega sensibles y, por supuesto, por más puerta que parezcan... no tienen timbre.

En la parte superior vas a ver algo como un pequeño bo-tón, formado por miles de terminaciones nerviosas súper sensibles que se estimulan cuando lo tocan. Durante la ex-citación sexual y el orgasmo, que es la culminación de la excitación, su tejido se hincha. Su única función es la de generar placer sexual, o sea que este órgano ¡pura diver-sión y nada de chamba! Una vez que pasa la excitación y el orgasmo, el clítoris se relaja y regresa a su tamaño natural y a descansar.

Es un tubito por donde viaja la orina (léase también “pipí, piz, del uno”, etc.) desde la vejiga hacia el exterior; se loca-liza entre el clítoris y la vagina. No es un órgano sexual.

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Los más escondiditos

La vagina

Es el canal que comienza en el útero o matriz y termina en la vulva, tiene paredes súper elásticas y llenas de pliegues. Le da salida a la menstruación, recibe al pene y sirve como conducto para que el bebé nazca. Sus paredes casi nunca están secas y el grado de humedad varía de acuerdo con tu periodo de menstruación. Puedes ver que entre más cerca estás de que te baje, más seca está la vagina, y cuando

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