
Para ayudarlos a transitar esta emoción, primero debemos empatizar con la situación, preguntarles qué sucede, identificar de qué tipo de ansiedad se trata y luego ver qué necesitan. Es valioso que entienda que está bien sentirse ansioso a veces y que es algo normal. Todos nos sentimos así algunas veces, ¡y está bien pedir ayuda cuando la necesitamos! A veces se trata solo de estar presentes, sin intentar entender qué decir o qué hacer.
En momentos de crisis, puedes enseñarle a respirar profundamente, inhalar y exhalar lentamente, como si estuviera inflando un globo y luego deja salir el aire suavemente.
Esto puede ayudar a calmar los nervios y reducir la ansiedad.
La ansiedad es una emoción básica que experimentamos todos los seres humanos. En los niños podemos reconocer al menos tres tipos de ansiedad:
1) La que tiene que ver con el encuentro y desencuentro de los tiempos y ritmos de cada uno.
2) Las episódicas, aquellos momentos en que los niños
quieren todo ya.
3) la madurativa, que tiene que ver con el desarrollo madurativo natural, como el apego, la separación, la oscuridad, tormentas, etcétera.

CUANDO NOS SENTIMOS
FRUSTRADOS, ESTAMOS MOLESTOS,
TRISTES O A VECES QUEREMOS
GRITAR.


DESPUÉS DE LA TORMENTA, EL SOL SALIÓ
Y ES UN HERMOSO DÍA PARA SALIR A JUGAR.