Prólogo
Xóchitl Arias González
SEMILLERO DE FUTUROS DESEABLES
En pleno periodo estructuralista, A. J. Greimas introducía el libro Du Sens II haciendo referencia al hecho que el ordinal “II” debía ser leído en el sentido de lo que hoy llamaríamos una “iteración”, un cambio de época mucho más que una secuencia simple. En la obra citada se trataba de la ampliación del objeto de la semiótica a través de una descripción formal que permitía abordar un modo de existencia más allá del relato, tocando procesos de comunicación, de la vida social y más allá.
Este libro porta el numeral 2 y este hecho marca la distancia de 10 años que lo separa de su antecesor, Métodos prospectivos manual para el estudio y construcción del futuro1 que hace una década coordinó Guillermo Gándara ofreciendo un panorama de herramientas para el ejercicio prospectivo. ¿De qué está hecha esta década de distancia? Entre otras cosas, una pandemia que puso en evidencia de forma accidentada lo poco preparadas que organizaciones, instituciones y gobiernos se encuentran para hacer faz a la incertidumbre. Esta distancia evoca la pertinencia actualizada del pensamiento de anticipación como una competencia transversal en nuestras comunidades.
Es en ese sentido en todo caso que Stefano Oliveri, director de transformación digital de Schneider Electrics identifica en una columna para el World Economic Forum cuatro habilidades que “podrían hacer mejor el mundo” en la postpandemia:2
- Alfabetización de futuros
- Pensamiento sistémico
- Anticipación
- Prospectiva estratégica
Justamente las cuatro habilidades están directamente relacionadas con el pensamiento de futuros y forman el cuerpo de este libro; de modo que, a 10 años de la aparición de la primera edición del libro de Métodos prospectivos, el pensamiento de futuros es más pertinente que nunca, y su relevancia ha sido redescubierta.
Desde luego, en el contexto de pospandemia la tentación es fuerte de imaginar que el futuro es un objeto cognoscible, un “algo” concreto y singular sobre el cual podemos ejercer alguna especie de control. Por esta razón vale la pena entender por qué y cómo imaginamos el futuro, motivación que está en el centro del esfuerzo de la UNESCO, por ejemplo, para impulsar la alfabetización en futuros como una habilidad que cada persona puede desarrollar.
El objetivo de la alfabetización de futuros es “discernir y dar sentido a la complejidad emergente”. De este modo, pensar los futuros puede servir a varios fines: “ayuda a superar el miedo y la antipatía hacia la incertidumbre inherente en un universo no determinista”, pero también “proporciona a individuos, organizaciones y gobiernos acceso para comprender mejor el mundo y actuar de acuerdo con nuestros valores mediante la consideración de la riqueza de la experimentación, la innovación y la creatividad que nos rodea”3.
Es así que aparece la vocación formativa detrás de los trabajos relacionados con la cultura de anticipación. La publicación de este libro conecta con esta vocación en más de un sentido. Por una parte, este libro de métodos es absolutamente didáctico, por ejemplo, al ilustrar el proceso prospectivo desde su estructuración general: la primera parte sensibiliza a la exploración de futuros y sus implicaciones como forma de conocimiento; la segunda está dedicada al análisis del contexto, fase inicial y crítica del proceso. La tercera parte sensibiliza al lector sobre diferentes perspectivas de lectura, tomando en cuenta la dimensión estratégica, el juego de actores y el análisis estructural, para desembocar en herramientas que concretizan formas en las que podemos tomar en mano la construcción de futuros deseables en las organizaciones, asociándolas a su estrategia.
La tarea formativa de la cultura de anticipación va sin embargo más lejos que el proceso formal de enseñanza-aprendizaje; en ello, las instituciones de educación superior están concernidas más allá de sus tres ámbitos funcionales —creación, transmisión y transferencia de saberes—. En el Tecnológico de Monterrey manifestamos nuestro compromiso con ella al colocarla en el corazón de su actividad y en su estrategia. Un elemento importante de ello tiene lugar en el seno de los ecosistemas de investigación, innovación y emprendimiento que la institución desarrolla como parte de su visión al 2030. Entendidos como polos atractores de innovación y catalizadores del desarrollo de comunidades y ciudades, estos ecosistemas asociados a los campus se expresan como comunidades diversas, conectadas y vibrantes que impulsan la transformación y la colaboración. Son comunidades desde las cuales es posible diseñar futuros más inclusivos, resilientes, sostenibles para todas y todos.
La historia del pensamiento de futuros en nuestra institución no es nueva. En los años 90 se hicieron los primeros estudios prospectivos regionales; en 1998 se abre la primera maestría en prospectiva estratégica de Latinoamérica; hace unos 20 años iniciamos la difusión de estudios de megatendencias y oportunidades de innovación a través del observatorio estratégico y tecnológico, una plataforma abierta de recursos para públicos académicos y no académicos.
En estos últimos 10 años se han construido los fundamentos de una nueva época marcada por la importancia que damos a la concepción de la universidad como una cancha abierta para que la sociedad se reinvente a sí misma a través del intercambio activo entre las comunidades de fuera y dentro de los campus. Éste es el propósito y sentido de los ecosistemas de investigación, innovación y emprendimiento.
En ese contexto y en medio de la transición a la pospandemia, iniciamos la construcción en 2022 de las constelaciones de valor, comunidades conectadas alrededor de temas que motivan y enmarcan su acción transformadora. Una de ellas es la Constelación de futuristas, una comunidad de práctica diversa, multidisciplinar y espontánea formada por profesionales, investigadores y entusiastas que compartimos la pasión y el interés sobre la cultura de anticipación. Reproducimos en seguida algunos extractos de su manifiesto:
Buscamos contribuir a la alfabetización y la proeficiencia en temas de futuros como palanca para aumentar nuestra inteligencia colectiva y la capacidad de impacto transformador para construir futuros deseables que sumen al bienestar social, económico y ambiental de la comunidad global del futuro.
Como personas apasionadas por el futuro, reconocemos que el mundo vive momentos de gran incertidumbre, complejidad y cambio. Asimismo, estamos convencid+s que la realidad que siga a nuestro tiempo presente se beneficiará de soluciones que nos aquejan hoy y presentará oportunidades emocionantes de evolución en todos los ámbitos del quehacer humano. Por ello hemos decidido que una acción más intencionada de incorporar el pensamiento de futuros y desarrollar la capacidad de visualizarlos es una condición necesaria para la consecución de esa evolución.4
La constelación de futuristas está integrada por personas afuera y adentro del Tecnológico de Monterrey y sus ámbitos de incidencia incluyen desde luego actividades de generación de conocimiento, desde el Instituto para el futuro de la educación, el centro para el futuro de las ciudades y el laboratorio de diseño de futuros. De igual forma se atienden actividades destinadas al desarrollo de capacidades de anticipación, a través de cursos específicos en la currícula universitaria, los programas de posgrado y educación continua, la actividad de la cátedra UNESCO del Tec en liderazgo anticipatorio y diversas actividades de divulgación que no cesan de crecer.5 Finalmente, en el ámbito de la transferencia de conocimientos, dentro de los ecosistemas de investigación, innovación y emprendimiento hemos puesto a disposición de organizaciones, empresas e instituciones de todo tipo un catálogo de servicios y herramientas que les permiten, en resonancia a lo que busca este libro, explorar futuros en ONG, gobiernos, empresas, etcétera.
Por su parte, el intercambio con los actores externos resulta para la comunidad que somos una oportunidad para la construcción de redes de colaboración que nos transforman de comunidad de práctica en comunidad de aprendizaje, nos convierten en transformación. Nos hacen comunidad activa en el presente, comprometida por el futuro.
Guillermo Gándara es miembro distinguido e inspiración de esta constelación de futuristas y no podemos más que congratularnos de este momento II que marca la transformación de una década. Diez años de conjugar el futuro en el presente y que ven entre sus logros la inclusión del “pensamiento de futuros y sostenibilidad” como una competencia transversal de los egresados de profesional a partir de 2030. Puesto de esta forma, el pensamiento de futuros dice bien su modo de existencia como precursor y condición sine qua non de la cultura de la sostenibilidad. Otro signo de la pertinencia urgentísima por incorporar los métodos prospectivos, como proceso o como disciplina del pensamiento en cualquiera de nuestras prácticas, académicas, profesionales y de ciudadanía.
Esta obra constituye a la vez pues, oportunidad de aprendizaje, de investigación y de aplicación. Puede leerse de corrido o seleccionando un capítulo o herramienta específica. Puede disfrutarse como contenido o como invitación. Es obra abierta que establece conexiones con el devenir como potencial, que es la esperanzadora promesa contenida, por definición, en todo pensamiento de futuros.
1 Gándara, G. y Osorio, J. (2014). Métodos prospectivos, manual para el estudio y construcción del futuro, México: Paidós.
2 https://www.weforum.org/agenda/2020/08/the-four-skills-to-make-the-world-better-after-covid-19/, consultado el 28 de febrero de 2024
3 https://www.unesco.org/en/futures-literacy consultado por última vez el 1 de abril de 2024.
4 Manifiesto de la constelación de futuristas. Tecnológico de Monterrey, inédito, 2 de diciembre de 2022.
5 Para conocer más sobre esta comunidad, ver: https://fdl.tec.mx, pestaña “futuristas”.
Introducción
Guillermo Gándara
Este libro presenta un conjunto de metodologías, herramientas, conceptos y posibilidades para quienes están interesados en explorar futuros en las empresas, las organizaciones no gubernamentales (ONG), los gobiernos o sobre los temas de la agenda global. El texto ofrece un amplio panorama general de las metodologías integrando una descripción, su fundamento, un proceso metodológico paso a paso, así como ejemplos de su aplicación práctica. Los lectores que deseen llevar a cabo estudios de futuros en un contexto real requieren un conocimiento previo sobre prospectiva, mismo que este libro busca aportar. Su intención es ofrecer un acercamiento a la prospectiva y a sus métodos de manera procedimental. En este sentido, el texto busca ser de utilidad a estudiantes interesados en los análisis de futuros, así como a profesionales que decidan contratar una consultoría en estudios prospectivos, quienes podrán encontrar en este libro una explicación sencilla de las principales opciones y términos de la disciplina.
Cabe mencionar que la prospectiva ha sido utilizada con éxito frente a los retos en las empresas y en el campo de las políticas públicas. Cada vez adquiere una mayor consolidación dentro del ámbito de la investigación aplicada y en la consultoría para el mundo de los negocios, el sector público, así como para organizaciones de la sociedad civil y para proponer soluciones a los problemas de la agenda global.
El libro estructura sus capítulos de acuerdo con un orden específico en función del entendimiento del concepto y procedimiento de la prospectiva. Así, la propuesta de métodos y herramientas para realizar estudios prospectivos se agrupa en estas cinco secciones:
- Conceptualización y alcances de la exploración de futuros
- Métodos para el entendimiento del contexto
- Métodos para la visualización estratégica
- Métodos para el diseño de futuros
- Métodos de análisis estratégico para la construcción del mañana
Vale la pena mencionar que todas las metodologías y herramientas aquí presentadas han sido adaptadas de su propuesta original al enfoque que las ubica dentro de esta estructura, que en adelante llamaremos proceso prospectivo.
Así, la primera sección del libro “Conceptualización y alcances de la exploración de futuros” incluye los primeros cuatro capítulos. El capítulo 1 presenta una propuesta metodológica para la exploración de futuros. Se plantean aquí las principales características del proceso prospectivo, así como sus etapas y la posible aplicación de herramientas y metodologías prospectivas en el desarrollo de cada una de sus etapas.
En el capítulo 2, Joshua Hurtado hace una reflexión sobre algunas consideraciones epistemológicas y ontológicas para los estudios de futuros. Entre dichas consideraciones se retoma el debate del futuro como dimensión del tiempo dentro de una cualidad determinista y absoluta frente a una concepción múltiple, dispersa y contingente; así como las diferentes propiedades que adopta el futuro según las concepciones culturales del tiempo. Se plantean también ideas y posturas sobre tres grandes debates epistemológicos: ¿predecir el futuro o estudiar los futuros?, ¿dónde reside el futuro? La tensión exterior/interior y ¿quién visualiza el futuro? La tensión entre expertos y todo el mundo.
Tomás Miklos nos presenta en el capítulo 3 una introducción a los conceptos básicos de la prospectiva y la estrategia en los tiempos postnormales caracterizados por la enorme complejidad, el caos y las contradicciones. Dentro de la visualización de diversos futuros alternativos plantea la noción del futurible, como aquel escenario más deseable y factible. Entre otros planteamientos destaca al diagnóstico del presente tomando de referente al futuro como uno de los mayores beneficios de la prospectiva.
Como cierre de la primera sección del libro tenemos el capítulo 4, donde Concepción Olavarrieta nos reseña los más recientes alcances de la prospectiva a nivel global, analizando cinco elementos de prospectiva en que el Millennium Project atiende las preocupaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los riesgos para el futuro de la humanidad contenidos en Nuestra Agenda Común. En este informe el secretario general de las Naciones Unidas nos invita a reflexionar sobre la decisión que tenemos por delante para el futuro de la humanidad frente a dos posibles escenarios: uno de retroceso y crisis perpetua, u otro de avance y perspectivas de un futuro más verde, más seguro y mejor.
La segunda sección del libro, titulada “Métodos para el entendimiento del contexto”, agrupa un conjunto de herramientas y métodos para diagnosticar los sistemas de estudio en amplio sentido. Se ha incluido una selección de aquellas que resultan prácticas en su aplicación y efectivas tanto para la obtención de datos primarios mediante trabajo de campo y consulta a expertos como para explicar comportamientos con el análisis de datos de fuentes secundarias. Se abordan aquí cuatro métodos que, en nuestro modelo, se utilizan especialmente para la medición de la percepción colectiva, para alcanzar, mediante el pensamiento sistémico y la consulta a expertos, un entendimiento del contexto: el método Delphi, los grupos de enfoque, el árbol de competencias y el análisis de megatendencias.
Así, en el capítulo 5, junto con Martha González, se aborda el método Delphi. Esta metodología realiza un ejercicio de cuestionamiento reiterativo, donde los especialistas involucrados tienen la oportunidad de reconsiderar sus respuestas a la luz de los resultados grupales. El ejercicio reiterativo permite lograr una disminución en la dispersión de las opiniones respecto a un tema de interés común. Aunque se le ubica en la primera etapa del entendimiento del contexto, el Delphi puede aplicarse en otras etapas del proceso prospectivo, especialmente en sus rondas más avanzadas.
Con la autoría de Gabriela Salazar, los grupos de enfoque se presentan en el capítulo 6. Originalmente denominados entrevistas focalizadas o entrevistas grupales profundas son también conocidos como focus group. El propósito de este método es desarrollar una más amplia y profunda comprensión del objeto de estudio mediante la consulta a especialistas. Los participantes cuentan con un alto grado de libertad para exponer sus ideas y, al mismo tiempo, para elaborar y complementar las de otros. Aquí se describe el método bajo un enfoque de manejo técnico que requiere de procesos lógicos y pertinentes para organizar y facilitar talleres participativos, los cuales son parte medular de la mayoría de los estudios de prospectiva. Los grupos de enfoque son útiles en todas las etapas del proceso prospectivo.
En el capítulo 7 se detalla el árbol de competencias, método que nos permite organizar el entendimiento del contexto de manera sistémica. Haciendo una analogía con la estructura de un árbol, se describen y analizan sus ramas, tronco y raíces. Estas secciones consideran los elementos relevantes que explican el comportamiento del objeto de estudio agrupando la información en tres tiempos: pasado, presente y futuro.
La segunda sección del libro concluye con el capítulo 8, donde David Güemes y Armando Elizondo introducen el análisis de megatendencias como una herramienta para visualizar el futuro y tomar decisiones en el presente. Se presenta el proceso para utilizar el análisis de megatendencias en ejercicios prospectivos mediante un mapa de ruta que representa las megatendencias tecnológicas y sociales, mismas que pueden definirse como dos tipos de detonadores de oportunidades estratégicas para los negocios. Estas grandes tendencias llevan consigo los cambios estructurales que definirán nuestros futuros.
La tercera sección del libro, titulada “Métodos para la visualización estratégica”, agrupa un conjunto de metodologías para el diagnóstico del sistema de estudio en sentido detallado, de agudeza visual fina. Se ha incorporado también aquí una selección de aquellas que resultan prácticas en su aplicación. Se incluyen tres métodos de diagnóstico cuyos resultados permiten tener una visualización estratégica de los sistemas de estudio, de acuerdo con la segunda etapa de nuestro proceso prospectivo: el análisis FODA, el análisis estructural y el juego de actores.
En el capítulo 9 se reinterpreta el análisis FODA tradicional y se adapta su uso dentro del proceso prospectivo. En una visualización estratégica sobre los elementos del árbol de competencias se analizan en dos dimensiones las posibles condiciones o características significativas que han influido, influyen o pueden influir sobre un determinado objeto de estudio. La dimensión funcional en su desempeño propiamente interno y en su relación con el entorno; y la dimensión de la visión a favor o en contra de dichas condiciones o características respecto a su desempeño. Fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas son definidas aquí en función de sus implicaciones para el futuro del objeto de estudio.
En coautoría con Germán Camelo se aborda el análisis estructural en el capítulo 10, como un método de reflexión colectiva que permite propiciar consenso en lo estratégico y certidumbre para la acción. En este método un grupo de expertos determina cuáles son las variables estratégicas del sistema haciendo uso de una matriz de doble entrada que relaciona todas sus variables por su influencia y dependencia. En la búsqueda de la esencia para el futuro del sistema, el método revela el peso específico de cada variable en función de las valoraciones cualitativas de influencia que les asignan los expertos.
Con el juego de actores en el capítulo 11 se concluye la tercera sección del libro en coautoría con Samantha Yee, Germán Camelo y Ricardo Bórquez. Se trata de un método que permite conocer el perfil de los actores clave del sistema y del entorno, así como sus objetivos comunes en los que participan o participarán —o ambas— en el futuro que se desea construir. Se fundamenta en la idea de que los actores sociales usan el poder y las estrategias para alcanzar sus fines. Los resultados del juego de actores son valiosos en la etapa de visualización estratégica, puesto que nos aclaran los intereses de los actores en el objeto de estudio, así como el balance de sus fuerzas y las oportunidades con respecto a sus objetivos.
Una vez abordados los métodos para el diagnóstico estratégico de los sistemas de estudio, entramos a la cuarta sección de este libro, la cual agrupa los “Métodos para el diseño de futuros”: los escenarios, el análisis morfológico, los ejes de Peter Schwartz, los métodos de predicción cuantitativa, la modelación de escenarios con dinámica de sistemas y la probabilización de escenarios.
Proporcionando un marco conceptual y procedimental, Guillermina Baena introduce a los lectores al mundo de los escenarios en el capítulo 12. Se enfatiza aquí la utilidad de los escenarios para el análisis prospectivo considerando que los escenarios son medios, no fines del proceso prospectivo. La prospectiva determina con éstos la acción para la transformación. Se presentan también las diversas tipologías de escenarios, sus características, así como un conjunto de técnicas y herramientas para diseñarlos y transmitir sus contenidos.
En el capítulo 13 se aborda el análisis morfológico, en coautoría con Pamela Rodríguez y Alexia Cantú. Se trata de un método para el diseño de escenarios basado en la identificación de un conjunto de posibles configuraciones que tienen en cuenta las características de algún problema o fenómeno en estudio. Su aplicación en la tercera etapa del proceso prospectivo se realiza definiendo parámetros o dimensiones sobre el tema a investigar y definiendo las rutas de combinaciones entre sus hipótesis de futuro.
En coautoría con Paul Farías, en el capítulo 14 se plantea la identificación de futuros posibles mediante el método ejes de Peter Schwartz. Con base en la intersección de dos ejes, se establecen los cuadrantes que albergaran cuatro posibles escenarios. Cada eje aglutina una combinación de diversas fuerzas motoras y conducentes. Aquí los escenarios se perciben como hipótesis de diferentes futuros diseñados para hacer notar los riesgos y oportunidades de aspectos estratégicos para el futuro de un objeto de estudio.
El capítulo 15 incluye una revisión de diferentes métodos de predicción cuantitativa para el diseño de escenarios tendenciales. En coautoría con Iris Hernández, se explican diversos métodos estadísticos que hacen posible la proyección a futuro del comportamiento de las variables, lo que permite una comprensión del contexto y la generación de insumos para el planteamiento de hipótesis que guíen el diseño de escenarios tendenciales.
En el capítulo 16, Gloria Pérez plantea la modelación de escenarios mediante la dinámica de sistemas. Desde un enfoque exploratorio, la construcción de escenarios dinámicos se logra asumiendo la complejidad y el cambio desde una perspectiva sistémica. Esta metodología permite explorar en el interior de los sistemas en estudio para entender las razones de su comportamiento y, en función de esto, estudiar cómo podrían ser sus comportamientos en el futuro.
Como cierre de la cuarta sección del libro, en el capítulo 17 se aborda la probabilización de escenarios, en coautoría con María del Rosario Tapia. Este método busca identificar los escenarios más probables y reconocer los escenarios alternos de un determinado objeto de estudio, ya sea una empresa, una organización, el problema público de una comunidad o territorio, o algún tema de la agenda global. La configuración de estos escenarios se da en función de la selección de variables estratégicas como referente para el planteamiento de hipótesis de futuros. Mediante una consulta los expertos valoran la probabilidad de ocurrencia de cada hipótesis.
Finalmente, la quinta sección del libro agrupa un conjunto de “Métodos de análisis estratégico para la construcción del mañana”. Pasando de la prospectiva a la estrategia, estos métodos pueden ser utilizados en la última etapa del proceso prospectivo para la construcción de un futuro deseado. Se incluyen aquí cinco métodos que resultan prácticos en la construcción de las condiciones necesarias para estructurar el sentido de acción: matriz IGO, ábaco de François Régnier, mapa estratégico, Balanced Scorecard y Business Model Canvas. Estos métodos facilitan el análisis para el balance de alternativas de acción, basándose en el mejor entendimiento de posturas, capacidades y sentido de prioridad de los actores involucrados.
En el capítulo 18 se presenta la matriz de importancia y gobernabilidad (IGO), en coautoría con Martha Montemayor. La matriz IGO permite priorizar las diversas iniciativas estratégicas (retos estratégicos, objetivos estratégicos, estrategias, acciones, etcétera) de acuerdo con su importancia y gobernabilidad. El criterio de importancia mesura la pertinencia de la iniciativa estratégica, mientras que con el criterio de gobernabilidad se evalúa el dominio que tienen los actores clave sobre cada iniciativa estratégica. Para lograr este propósito se requiere de la colaboración de expertos. Así, la matriz IGO permite una mejor definición de las características y condiciones de las acciones mediante las cuales se trazará la ruta para la construcción del mañana.
El ábaco de François Régnier se aborda en el capítulo 19, en coautoría con David Güemes y Pablo Cotera, como un método cualitativo de práctica aplicación para medir la percepción colectiva. Este método busca que los participantes alcancen un consenso, además del intercambio de ideas mediante el debate entre los participantes de talleres participativos. Se utiliza aquí una escala de priorización ante las diferentes actitudes que se tienen con respecto a las estrategias, identificando sus convergencias o divergencias.
Los capítulos 20 y 21, ambos de la autoría de Elvira Luna, presentan dos herramientas que van de la mano en la gestión estratégica: el mapa estratégico y el Balanced Scorecard, respectivamente. Procedentes del mundo de los negocios, hoy en día se aplican con versatilidad en otros contextos como el de las organizaciones no gubernamentales, la gestión pública o de los organismos internacionales, para guiar la transformación de alguna situación actual a un futuro deseado. El mapa estratégico constituye una representación visual de las relaciones de causa y efecto entre los componentes de la estrategia de una organización, es una herramienta esencial para la apropiación y comunicación de la estrategia. El Balanced Scorecard convierte la implementación de los proyectos estratégicos de una organización en objetivos de rendimiento, métricas, metas e iniciativas; constituye una herramienta fundamental para una exitosa gestión estratégica.
La quinta sección concluye con la explicación de Eduardo Vázquez sobre el Business Model Canvas en el capítulo 22. Se entiende aquí por modelo de negocio a una conceptualización de cómo un negocio genera, entrega y captura valor. Los esquemas de modelo de negocio buscan facilitar el análisis y reflexión considerando los contextos económico, tecnológico, social, político, legal y medioambiental del momento y del futuro. El Business Model Canvas provee un lenguaje común para describir, visualizar, evaluar y modificar modelos de negocio. Su incorporación como cierre del libro cobra relevancia, ya que la construcción de escenarios, el análisis de megatendencias y los patrones de negocios son herramientas que al utilizarse con el Business Model Canvas permiten a las organizaciones innovar, anticiparse y aprovechar los cambios y oportunidades que porta el futuro en cómo crean, entregan y capturan valor.
PRIMERA PARTE
Conceptualización y alcances
de la exploración de futuros
CAPÍTULO 1
El proceso prospectivo: una propuesta metodológica para la exploración de futuros
Guillermo Gándara
En este primer capítulo se describen las principales características del enfoque prospectivo para la exploración de futuros. También se presenta aquí un proceso metodológico prospectivo para la exploración de futuros lo suficientemente general como para englobar las diversas metodologías y herramientas presentadas en este libro.
CARACTERÍSTICAS DEL ENFOQUE PROSPECTIVO
El enfoque de un proceso de aplicación de metodologías para la exploración de futuros se basa en el desarrollo, estudio y aplicación de:
- Pensamiento prospectivo
- Pensamiento estratégico
- Visión sistémica y global
- Transdisciplinariedad y participación
- Enfoque exploratorio y normativo
- Metodologías cuantitativas y cualitativas
- Tecnología de soporte y vinculación
- Creatividad
El desarrollo de la habilidad del pensamiento prospectivo busca generar visiones de largo plazo, conocer las diferentes corrientes de pensamiento sobre los estudios de futuros y aplicarlo a diferentes ámbitos del conocimiento, enfatizando el diseño de escenarios y la movilización a la acción para su consecución. En cambio, el desarrollo del pensamiento estratégico busca la formulación de escenarios, estrategias y políticas que permitan influir en los procesos de toma de decisiones para definir y construir el futuro de las organizaciones e instituciones públicas, privadas y de la sociedad civil.
La capacidad de desarrollar visiones sistémicas y globales es indispensable para entender la complejidad multifactorial de elementos que condicionan y determinan en mayor o menor grado los futuros para un determinado objeto de estudio. En la escala temporal, los estudios de futuros implican un conocimiento profundo del pasado y el presente. Por otra parte, en la escala global, es importante el conocimiento de las megatendencias que desde el nivel macro influyen en los futuros de lo micro y pueden ser portadoras de factores de cambio. Si el objeto de estudio es entendido como un conjunto de factores y de actores interconectados, los futuros del sistema dependerán tanto de la evolución de la interacción interna de los elementos que lo constituyen, como de la influencia que sobre éstos ejercen las fuerzas externas e, incluso, de la influencia que los elementos internos ejercen sobre las fuerzas externas.
La transdisciplinariedad y la participación son también elementos característicos indispensables para el enfoque prospectivo. Mientras que con una visión sistémica se busca incorporar las diversas dimensiones que implícita o explícitamente condicionan los futuros del objeto de estudio, la transdisciplinariedad nos conduce a enfocar el estudio de los futuros más allá de una sola disciplina, evitando una visión parcial desde un solo ángulo del conocimiento o desde el de uno solo de los actores implicados. Como menciona Guillermina Baena (2004), citando a Jim Dator, para ser un buen futurista se requieren conocimientos de Historia, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, desarrollos de las ingenierías, Filosofía, Ética, Moral, religiones, leyes, planeación y Estética. Sin embargo, ante los límites al comportamiento racional propuestos por Herbert Simon sobre la imperfección del conocimiento, en los que el ser humano tiene un conocimiento fraccionado de las condiciones de la realidad, surge la propuesta de la Racionalidad Limitada.1 En este sentido, la labor del futurista consiste en dominar la forma de facilitar el proceso integral de generación de inteligencia multidisciplinaria para optimizar el proceso de toma de decisiones en la generación de alternativas de futuros de largo plazo. Por otra parte, Godet y Durance (2011), al abordar el vértice de la “apropiación” en su propuesta del triángulo griego de la prospectiva estratégica territorial, nos señalan que “el libro amarillo” surge de las propuestas de los actores, lo que representa la apropiación colectiva del proceso prospectivo. Es imprescindible, por tanto, que los actores hagan suyo tanto el proceso de exploración de los futuros como sus resultados. Así, en este enfoque prospectivo toman importancia especial los procesos participativos en la toma de decisiones.
Incluir exploraciones de futuros tanto de enfoque exploratorio como de enfoque normativo permite incorporar diversas corrientes como las de las escuelas determinista y voluntarista. Por una parte, en el enfoque exploratorio, con un conocimiento razonable del pasado la línea temporal va de presente a futuro, donde ante la pregunta “¿qué pasaría si…?” es posible dibujar diferentes estados futuros del sistema, que llamaremos escenarios alternativos, de entre los cuales se elige posteriormente y de forma participativa el estado al que se desea que el sistema evolucione en un determinado horizonte de tiempo, lo que llamaremos escenario apuesta. Por otra parte, desde el enfoque normativo, la línea temporal va de futuro a presente y de presente a futuro nuevamente, y tiene como resultado el escenario ideal (el deber ser) desde el presente, para concretar en el horizonte de tiempo la construcción del escenario deseado. La figura 1.1 ilustra ambos enfoques, donde las formas geométricas representan, en sentido figurado, los diferentes estados presentes y futuros que pudiera asumir el objeto de estudio, buscando en ambos enfoques la transformación de la forma representativa del presente en la forma correspondiente al futuro deseado.
Figura 1.1 Enfoques exploratorio y normativo para la exploración de futuros

FUENTE: elaboración propia.
Ya sea por la naturaleza de las disciplinas que enmarcan las diversas metodologías, o bien por el tipo u origen de la información disponible para los estudios, los métodos de exploración para los futuros pueden clasificarse en un continuo que va de lo cuantitativo a lo cualitativo y viceversa. A manera de ejemplo, y sin representar una revisión exhaustiva de los métodos disponibles para la exploración de futuros, como se muestra en la figura 1.2, en el extremo izquierdo aparece la familia de métodos y herramientas del forecast, y en el opuesto derecho se tiene al clan del foresight. Mientras que al centro, incorporando información de naturaleza tanto cuantitativa como cualitativa, observamos familias de algunas metodologías que ejemplifican al future studies.
Así, en esta clasificación tenemos como métodos cuantitativos al análisis de series de tiempo, donde los futuros están mayormente condicionados por los patrones que muestran los comportamientos de los fenómenos o de las variables en el pasado; por ejemplo, la suavización, la descomposición o el método Box-Jenkins (capítulo 15). Por otra parte, en el extremo cualitativo, los futuros serán principalmente el resultado del análisis y la interpretación que hagan de ellos los especialistas, es decir, de la opinión de los expertos; como el análisis estructural (capítulo 10), el análisis FODA (capítulo 9) o el análisis morfológico (capítulo 13), entre otros. Finalmente, en el centro, combinando ambas naturalezas cuantitativa y cualitativa, los futuros estarán sobre todo determinados por el tipo de relaciones entre las variables que condicionan los objetos de estudio. Para las metodologías aquí ilustradas estas relaciones pueden ser por ejemplo de causalidad-efecto, input-ouput o de contabilidad. Análisis de regresión y modelos econométricos para la primera (capítulo 15), modelación dinámica para la segunda (capítulo 16) y matriz insumo producto2 o matriz de contabilidad social3 para la tercera. Las metodologías contenidas en la figura 1.2 se ilustran a manera de ejemplo y no representan una revisión exhaustiva de los métodos disponibles para la exploración de futuros.4
Figura 1.2 Métodos cuantitativos-cualitativos para la exploración de futuros

FUENTE: elaboración propia.
El modelo de metodologías de aproximación a los futuros se apoya fuertemente en el uso de software especializado como CMAP para la construcción de mapas conceptuales e Ithink para la modelación dinámica, ambos apoyando el desarrollo del pensamiento sistémico; LIPSOR para el pensamiento prospectivo; Eviews y STATA para el pronóstico de series de tiempo (forecast); Think tank e ISM, en la administración interactiva; diversos simuladores de negocios para el pensamiento estratégico; SDG Synergies y realidad virtual (Aptero, Wonda, Minecraft) para el diseño de escenarios; herramientas de inteligencia artificial generativa para recabar información o contrastar puntos de vista; entre otros. Por otra parte, la vinculación con los sectores público, privado y no gubernamental permite detectar temas de interés para el desarrollo de investigaciones sobre futuros; así como medir el pulso de sus requerimientos. Mientras que la vinculación internacional con universidades y redes prospectivas5 permite el intercambio académico y la generación, actualización y difusión del conocimiento.
La creatividad es un elemento indispensable en la exploración de futuros. Como menciona Antonio Alonso Concheiro (2010), “el pasado pertenece a la memoria, el presente a la acción y el futuro a la imaginación, la voluntad y la creatividad”. Desde su concepción, las exploraciones de futuros requieren de la creatividad en la articulación de las metodologías que guiarán el proceso, como se explica en los siguientes apartados. En la etapa del diseño de los escenarios, la creatividad es una determinante para la elaboración de los títulos y narrativas que distinguen a cada uno de los escenarios, como enfatiza Guillermina Baena en el capítulo 12 del presente volumen. En este mismo sentido, Tomás Miklos (2009) nos dice que “la buena planeación prospectiva y su correspondiente planeación estratégica exigen contar con: conocimientos, experiencia, compromiso, inteligencia, creatividad, trabajo en equipo, respeto, transdisciplinariedad, multirreferencialidad, buena voluntad y realismo crítico”. Además de la creatividad relativa al proceso y diseño de los futuros, el enfoque prospectivo se caracteriza por incorporar formas creativas de representación de los escenarios. Mediante el uso de los sentidos, se busca una percepción más cercana de los escenarios y la materialización de una transformación del presente en un futuro deseado.
Como ejemplo de una explosión de creatividad, en la figura 1.3 se presentan cuatro escenarios sobre el futuro de la movilidad en el Área Metropolitana de Monterrey al 2040 (Sánchez et al., 2015). Una vez elaboradas las narrativas de cada escenario se escribieron canciones caracterizando cada situación y se les nombró con el título de una canción alusiva a éstas. Finalmente se elaboraron videos incorporando la música original de las canciones, la letra de los escenarios, imágenes locales sobre el transporte y las voces de sus creadores, todo ello para animar los siguientes cuatro escenarios:6
- Carcacha: con música de la canción del mismo nombre interpretada por Selena Quintanilla, este escenario nos muestra un transporte público en pésimas condiciones. Calles y avenidas llenas de baches, pero que en ellas circulan tanto peatones como conductores con educación vial.
- A.D.O.: inspirado en la famosa canción de la banda El Tri, este escenario recrea una movilidad integral centrada en el transporte público que desincentiva el uso del auto. Infraestructura vial de calidad y una ciudadanía distinguida por su prominente educación vial.
- Rayo Rebelde: caracterizado por conductores rebeldes, en este escenario inspirado en el musical Vaselina todos van contra el peatón. Infraestructura de transporte público tanto de autobuses como líneas del Metro de calidad, pero deficiente educación vial tanto en peatones como en conductores.
- Drive my car: nos presenta una movilidad que prima el uso del auto como medio de transporte. Deficiente infraestructura de transporte colectivo y ciudadanía inculta en materia vial. Se paga caro por servicios de baja calidad. Se inspira en la música de The Beatles.
Figura 1.3 Futuros para la movilidad en Monterrey al 2040

FUENTE: elaboración propia con base en Sánchez et al. (2015).
En este mismo sentido, como ejemplo de la representación creativa de escenarios la figura 1.4 muestra el diseño de cuatro escenarios sobre la posible reducción de la brecha tecnológica y para la apropiación infantil de la tecnológica al 2024 (Gándara y Aguirre, 2012), donde los escenarios toman forma de diarios utilizando la palabra times para dar vida a: Their Times, Great Times, Our Times y Simple Times.
La representación gráfica de cada escenario incorpora noticias acordes con la naturaleza de sus narrativas, como se resume a continuación:
- Their Times: representa un contexto en donde el gobierno incentiva el uso de los medios tecnológicos, pero la sociedad se muestra reacia a su utilización. Son los tiempos del gobierno, sus tiempos.
- Great Times: describe la situación ideal bajo la cual se puede lograr reducir la brecha tecnológica y, por ende, aumentar la apropiación infantil de la tecnología. En este escenario el gobierno implementa acciones que apoyan la reducción de la brecha tecnológica y la sociedad se concientiza de los beneficios de la tecnología y, en consecuencia, se adapta a ellos. Son los grandes tiempos para todos.
- Our Times: aunque la sociedad es consciente de las grandes ventajas que tienen los medios tecnológicos, la apropiación infantil de la tecnología no es una prioridad del gobierno. Son los tiempos de la sociedad, nuestros tiempos.
- Simple Times: dibuja la peor situación que pudiera acontecer, en la que ninguno de los actores involucrados valora la tecnología. El gobierno no está interesado en instrumentar políticas públicas que apoyen la reducción de la brecha tecnológica, además de que la sociedad sigue sin concientizarse de los beneficios de la tecnología y, por ende, no se adapta a ella. Son tiempos simples para todos.
Figura 1.4 Futuros para la apropiación infantil de la tecnológica al 2024

FUENTE: elaboración propia con base en Gándara y Aguirre (2012).
Otras formas de representación de los escenarios también dan muestra del alto índice de creatividad que se requiere para llevar el mensaje del futuro a los diferentes públicos a quienes van dirigidos los estudios de futuros. El video, el teatro, el cine, la realidad virtual y la inteligencia artificial estimulan los sentidos para trasladar al espectador a los diversos escenarios derivados de los estudios de futuros. En el capítulo 12, Guillermina Baena ejemplifica el uso del Teatro del Devenir para contar historias de los posibles futuros. El uso del video es ampliamente utilizado en el mundo de los futuros, véanse por ejemplo los trabajos del Millennium Project (Glenn, 2019) para representar los retos del milenio;7 o los escenarios sobre el futuro de las competencias profesionales que puedan potencializar iniciativas con impacto social en América Latina al año 2030: panal de abejas, hormiguero, nido y casa de perro (Chia et al., 2022).8 En prospectiva tecnológica son clásicos los escenarios de Cornish “A day may with glass”9 y “A day may with glass 2”,10 que dibujan un mundo en que las actividades de nuestra vida cotidiana son fuertemente influenciadas por el uso del vidrio. En prospectiva política dos escenarios clásicos que en su momento causaron gran impacto por la personificación infantil de los diversos roles sociales son “Niños incómodos exigen a candidato”11 y “Niños orgullosos por el futuro de México”, elaborados por el movimiento Nuestro México del Futuro. Un ejemplo del uso de la realidad virtual en el estudio de futuros es el escape room “Future Exploration”,12 que recrea en tercera dimensión un viaje espacial para resolver acertijos de forma colaborativa en cuatro ambientes de una estación espacial denominados: “el futuro en el pasado”, “los futuristas hoy”, “la exploración del futuro” y “el mañana” (Gándara et al., 2023). O bien la recreación de escenarios de las civilizaciones sumeria,13 griega14 y romana,15 donde los usuarios pueden explorar diversos ambientes socioeconómicos, urbanísticos, ambientales, tecnológicos, culto religioso, culturales y políticos (Gándara y Rodríguez, 2021). El uso de IA se ha generalizado para creativamente dar vida a los escenarios en representaciones visuales, por ejemplo los protagonistas del escenario catastrófico en Latinoamérica 2050 (Olavarrieta et al., 2024).
ETAPAS DEL PROCESO PROSPECTIVO
Una exploración de futuros puede ser concebida y desarrollada mediante un proceso metodológico global de cuatro etapas. Antes de formalizar este proceso, imaginemos que tenemos por encargo explorar posibles futuros para un determinado propósito. Nuestro primer reto será conocer al menos la situación actual y pasada reciente sobre el caso que nos proponemos explorar. A continuación, requerimos afinar nuestra visión para indagar sobre los detalles que explican su comportamiento tanto interno como externo. El siguiente reto será el de aprovechar el conocimiento adquirido para mirar al futuro y explorarlo. Finalmente, debemos pasar a la acción para hacer realidad el futuro que deseamos. La figura 1.5 ilustra el embudo del proceso prospectivo que describe esta ruta metodológica en sentido figurado.
Figura 1.5 El embudo del proceso prospectivo

FUENTE: elaboración propia.
La nube de puntos representa nuestro objeto de estudio, su forma amorfa muestra como analogía que iniciamos nuestra investigación de futuros con una indagación sobre los elementos y las dimensiones que lo determinan. Los puntos representan dichos elementos. A continuación, el embudo representa nuestro segundo reto, donde se busca un conocimiento más profundo del objeto de estudio y del entorno en el que éste se desarrolla; donde pasamos de los elementos a las variables y de éstas a las variables estratégicas, las que se manifiestan como gotas saliendo del embudo. Asimismo, el recipiente que recoge las gotas y las manos que sujetan el recipiente representan a los actores que mueven los hilos del juego e inciden en el comportamiento de las variables estratégicas y en sus interrelaciones. Una vez que tenemos este conocimiento general y profundo del objeto de estudio procedemos a resolver nuestro tercer reto, donde exploramos diversos estados futuros posibles, deseables y/o probables para nuestro objeto de estudio, ilustrados aquí por las formas geométricas. Finalmente, de entre las alternativas trazadas elegimos, de manera consensuada, el futuro que deseamos hacer realidad. Mediante una gobernanza colectiva entre los actores se definen e implementan planes, acciones, metas, indicadores, etcétera, que permitan la transformación de la forma actual del objeto de estudio hacia un futuro anhelado.
Figura 1.6 Etapas del proceso prospectivo

FUENTE: elaboración propia.
En la figura 1.6 se formaliza este proceso prospectivo donde sus cuatro etapas aparecen enmarcadas por un gráfico de semicírculos autocontenidos que asumen una mayor dimensión a medida que se avanza en sus etapas. Esto representa que los resultados de cada etapa sirven de insumo a la etapa sucesiva y que la riqueza de la información va en aumento de una etapa a otra. En otras palabras, ilustra que los resultados son cada vez más estratégicos para la exploración de futuros. Así, la primera etapa se refiere al entendimiento del contexto; la segunda, a la visualización estratégica; la tercera etapa se denomina dibujando futuros; y la cuarta etapa, construyendo el mañana. Mientras que la primera y segunda etapas proporcionan resultados concretos en una escala temporal, la tercera y cuarta etapas indican una acción en ejecución permanente, donde el gerundio utilizado en sus nombres sugiere procesos vivos, permanentes y enfocados hacia un horizonte temporal. Asimismo, el modelo general de cuatro etapas representa en el paso del tiempo, a su vez, un ciclo que, en la escala temporal, estará anidado a otro ciclo de cuatro etapas y así sucesivamente. Aunque el futuro se convierta en presente en algún momento del tiempo, una vez que se está dentro del proceso cíclico, éste no debiera detenerse, acumulando en cada ciclo mayor y mejor experiencia en el análisis de la información estratégica, en la búsqueda de consensos, en la resolución de conflictos, en el establecimiento y seguimiento de acuerdos y en la planeación hacia los futuros deseados. De esta manera es como se capitaliza la aportación de la prospectiva en su objeto de estudio: los futuros.16
Etapa 1. Entendimiento del contexto. Se da aquí el primer acercamiento al objeto de estudio. Se refiere al entendimiento general del problema, si fuese el caso, o del asunto o situación a explorar en el futuro. Significa entender al sistema, sus dimensiones y elementos constitutivos; en un sentido figurado, determinar las aristas de las formas geométricas representadas en la figura 1.1 y los puntos en la nube de la figura 1.5. En términos de los métodos cualitativos, y en palabras de Antonio Alonso Concheiro, significa “aprender el lenguaje de los especialistas” (2010). Si el estudio requiere la consulta de expertos, se debe aprender aquí la forma de comunicarse con ellos. En términos de los métodos cuantitativos, se refiere a la identificación de variables, a la observación y entendimiento de su comportamiento pasado y al establecimiento de relaciones causales entre las variables. Entendimiento del contexto significa, en otras palabras, tener un entendimiento a nivel macro desde un punto de observación a nivel de superficie. Es decir, nos paramos sobre el objeto de estudio y miramos con una perspectiva de 360 grados. Algunas de las interrogantes a responder en esta etapa son: ¿cuál es el estado general del caso, situación u objeto de estudio?, ¿cuál es la situación actual del caso o problemática a prospectar?, ¿cuáles son los principales elementos que intervienen en el objeto de estudio?, ¿cuáles son las tendencias actuales?, ¿cómo puedo articularlos de manera sistémica a partir de su aporte al sistema?
Etapa 2. Visualización estratégica. Después del entendimiento general, es posible afinar el enfoque de observación para determinar la importancia relativa en que los elementos constituyentes del objeto de estudio pueden condicionar su evolución futura. En términos de los métodos cualitativos, se refiere tanto al análisis y categorización de variables y de relaciones entre actores, como a la determinación de factores internos y externos estratégicos condicionantes de los futuros o eventos portadores de futuros. En términos de los métodos cuantitativos se refiere a la validación y cuantificación de las relaciones de causalidad entre las variables, así como a la identificación de patrones y al análisis de su composición interna y sus impactos en el futuro. Visualización estratégica significa, en otras palabras, tener un entendimiento a nivel micro afinando y enfocando el grado de observación desde un nivel interno. Entre las interrogantes que se despejan en esta etapa tenemos: ¿cuál es la tendencia, tema o problema específico que estamos abordando?, ¿qué condiciones o características del entorno influyen en el desenlace futuro del objeto de estudio?, ¿cuáles son los factores clave para el futuro del objeto de estudio?, ¿cuáles son los actores que intervienen en el desenlace de las fuerzas clave, cuáles sus intereses y cómo interactúan?, ¿qué alternativas innovadoras podríamos hacer para solucionar el problema?
Etapa 3. Dibujando futuros. Una vez concluidas las dos primeras etapas del proceso prospectivo, se cuenta con elementos suficientes para imaginar, explorar o indagar posibles futuros para el objeto de estudio. En otras palabras, es posible iniciar el diseño de las formas geométricas representadas en la figura 1.1. Ya sea mediante un enfoque exploratorio o uno normativo, se hace uso de la información estratégica y aprendizajes de las dos etapas previas para visualizar los posibles estados futuros y dibujar, ya sea los escenarios alternativos, o bien, los escenarios plausibles. Se da aquí una explosión de creatividad desarrollando las narrativas que relatan cada escenario, titulándolas memorablemente y transmitiéndolas ingeniosamente. Al finalizar esta etapa debemos ser capaces de dar respuesta a estas cuestiones: ¿cuáles son las principales fuerzas que dan forma al futuro?, ¿cómo pueden combinarse estás fuerzas o factores para darnos diferentes estados del futuro?, ¿cuál sería el estado futuro de continuar proyectando las tendencias actuales?, ¿cómo imaginamos posibles escenarios futuros para el objeto de estudio frente a estas alternativas en un horizonte temporal determinado?, ¿cuáles sus implicaciones?
Etapa 4. Construyendo el mañana. Se inicia en esta etapa con la elección participativa del escenario deseado o el escenario apuesta. Es aquí donde debe trazarse el camino para alcanzar el escenario apuesta, los planes de acción pertinentes. Es el momento donde la Prospectiva y la Estrategia se entrelazan para conformar un binomio indivisible, como explica Godet (1995). Sin duda, se trata de la etapa más compleja, donde deben conciliarse los intereses de los actores, solucionarse sus controversias, afrontarse los retos del entorno, y resolverse los desafíos internos. Desde un enfoque sistémico, se trata de establecer un camino o ruta que permita la transformación del sistema de la situación actual a la situación deseada en el futuro, donde se internalicen los factores de cambio a favor del escenario deseado. Finalmente, algunas de las interrogantes a responder en esta etapa son: ¿qué futuro nos proponemos construir?, ¿cuál de las alternativas proponemos implementar?, ¿qué debemos hacer para lograr el escenario de apuesta considerando el plazo hasta el horizonte temporal?, ¿qué acciones debemos tomar?, ¿quién o quiénes deben hacer qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿con qué recursos?
HERRAMIENTAS Y METODOLOGÍAS EN EL PROCESO PROSPECTIVO
Diferentes disciplinas científicas nos ofrecen métodos y herramientas para completar cada una de las etapas del proceso prospectivo. En la figura 1.7 se ejemplifican algunas herramientas y métodos que pueden utilizarse en cada etapa, ubicadas en un continuo horizontal que, de izquierda a derecha, va recorriendo cada una de las cuatro etapas del proceso prospectivo. Se observa también que algunas herramientas y metodologías van seguidas de una línea continua como representación de su aplicación en dos o más de las etapas del proceso prospectivo. Otras se encuentran ubicadas entre dos etapas del proceso prospectivo para ejemplificar su uso como enlace o transición entre dichas etapas.
Figura 1.7 Incorporación de diversas herramientas y metodologías en el proceso prospectivo

FUENTE: elaboración propia.
Así, para la etapa del entendimiento del contexto se parte de la revisión bibliográfica (que además de fuentes impresas o digitales especializadas también puede incluir el uso de la inteligencia artificial generativa). Se dispone también de diversas metodologías cualitativas de consulta a expertos, como la entrevista, el panel de expertos y los grupos de enfoque o focus group (capítulo 6), entre otras. También existen algunas herramientas que permiten representar gráficamente al objeto de estudio como un diagrama de causa-efecto, o un árbol del problema, el diamante de competitividad de Porter, el análisis pestel o el octágono de la sostenibilidad (Lozano et al., 2008). Aquí aparece también el método Delphi (capítulo 5) que, en sus diferentes rondas de consulta, permite ir avanzando a lo largo de todo el proceso prospectivo con la posibilidad de incorporar, a su vez, a otras metodologías en cada una de sus rondas. Entre la primera y segunda etapas del proceso prospectivo se observan algunas metodologías, como el árbol de Marc Giget (capítulo 7), el análisis de megatendencias (capítulo 8), la visión sistémica (capítulo 16), y el análisis de series de tiempo (capítulo 15), que, además de aportar información general sobre el objeto de estudio, también permiten tener un análisis estratégico de la información para el futuro.
En la etapa de visualización estratégica, se cuenta con herramientas y metodologías específicas para analizar y ponderar el peso relativo de las variables, condiciones, factores, actores y/o fuerzas que inciden sobre el comportamiento del objeto de estudio. Como el análisis de las condiciones o características internas y externas FODA (capítulo 9), el análisis estructural (capítulo 10) y el juego de actores (capítulo 11). Se incluyen aquí los modelos causales que permiten el establecimiento y ponderación de las relaciones de causalidad entre factores (capítulos 15 y 16).
Para desarrollar la tercera etapa, dibujando futuros, se dispone tanto de metodologías del foresight como del forecast y del futures studies. Como ejemplo de las primeras se tienen métodos para el diseño de escenarios, como el análisis morfológico (capítulo 13), los ejes de Peter Schwartz (capítulo 14), el Sistema de Matrices de Impacto Cruzado SMIC (capítulo 17) y el Método prospectivo de la Red de Escenarios y Estrategia, también conocido como Método E y E de Prospectiva (MEYEP). Dentro de las metodologías cuantitativas del forecast se ejemplifica el análisis de series de tiempo (capítulo 15). En las metodologías del future studies se ejemplifican los modelos causales y la modelación dinámica de sistemas (capítulo 16), que permiten el diseño de escenarios mediante un enfoque exploratorio, así como el incasting, el backcasting y el visioning (capítulo 12).
En la etapa construyendo el mañana resultan imprescindibles herramientas y metodologías como la planeación estratégica, la administración interactiva, la inteligencia estratégica, la negociación y el manejo de conflictos, donde se establecen y administran los procesos para la transformación del presente en el estado deseado en el futuro. Tanto el FODA como su versión prospectiva permiten pasar de la visualización estratégica a la construcción del mañana, al proponer directamente estrategias que buscan tanto afrontar amenazas y debilidades, como potenciar oportunidades y fortalezas. Por su parte, el IGO (capítulo 18) y el ábaco de Régnier (capítulo 19) son herramientas que, partiendo de la percepción colectiva, permiten la priorización y selección de estrategias para la construcción del escenario apuesta. Mientras que, en el mundo de los negocios, ya sea explorando en el futuro oportunidades para el emprendimiento o bien para la gestión estratégica del futuro, se incluyen las herramientas del mapa estratégico (capítulo 20), el Balanced Scorecard (capítulo 21) y el Business Canvas Model (capítulo 22).
CONCLUSIONES
Se ha planteado aquí un proceso prospectivo para la exploración de futuros que consiste en una secuencia de cuatro etapas integradoras que pueden convertirse en un continuo de ciclos consecutivos. Este proceso prospectivo parte del entendimiento del contexto, para continuar con la visualización estratégica, seguida del diseño de futuros y, finalmente, de la construcción del futuro anhelado. Este proceso es general y puede ser aplicado tanto con un enfoque exploratorio como con uno normativo en la exploración de futuros.
Se ha presentado también una serie de características inherentes a la ejecución del proceso prospectivo, entre las que destacan el desarrollo de un pensamiento prospectivo y estratégico, de una visión sistémica y global, del abordaje transdisciplinario, la inclusión de procesos participativos y vinculación entre actores, la posibilidad de tener un enfoque exploratorio o normativo, la disponibilidad de metodologías cuantitativas y cualitativas, el uso de tecnología de soporte y una explosión de creatividad.
Como se ha representado gráficamente en la figura 1.1, el futuro no es único. Tanto en el enfoque exploratorio como en el normativo se han configurado diversas formas geométricas para ilustrar los múltiples futuros posibles que pueden ser considerados antes de la elección del escenario deseado. La última etapa del proceso prospectivo corresponde a la definición del camino para lograr la transformación de la forma geométrica del presente en la figura deseada para el futuro.
Se han ilustrado diversas metodologías ubicadas en un continuo de lo cuantitativo a lo cualitativo, representadas entre el forecast y el foresight, pasando por el future studies, así como la posibilidad de aplicar un conjunto de herramientas y metodologías en cada una de las cuatro etapas del proceso prospectivo. En ambos casos, la revisión no es exhaustiva y las que aquí se muestran son a manera de ejemplo.
Se ha destacado de manera importante el rol de la creatividad en la exploración de futuros. No sólo desde el diseño metodológico que guiará el estudio y el diseño de escenarios, sino en la materialización de las historias contadas en cada escenario. Al igual que en otras disciplinas, el uso creativo de los elementos permite a los estudios de futuros la posibilidad de representar verdaderas expresiones artísticas.
La Prospectiva es una disciplina que se inscribe en el contexto de las Ciencias Sociales. Así, el modelo de intervención para la elaboración de estudios de futuro aquí propuesto se enmarca en procesos metodológicos con este carácter disciplinar. La revisión de métodos que contiene este libro no incluye todas las metodologías existentes, sino aquellas que han permitido alcanzar resultados efectivos en la experiencia de aplicación del proceso prospectivo aquí propuesto. Sin embargo, este proceso prospectivo constituye una hoja de ruta (road map) que no restringe la incorporación de otras metodologías preconfiguradas.
REFERENCIAS
Alonso Concheiro, A. (2010). Reflexiones personales sobre la práctica de la prospectiva. Seminario de Prospectiva Estratégica. Tecnológico de Monterrey.
Baena, G. (2004). Perfil de un prospectivista. En Prospectiva Política. Guía para su comprensión y práctica. Ciudad de México: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-UNAM.
Chia, L., Liévano, J., Rubianes, A. y Warnholtz, D. (2022). Futuro de las competencias profesionales que puedan potencializar iniciativas con impacto social en América Latina al año 2030. Reporte final del curso Prospectiva Educativa. Maestría en Emprendimiento Educativo. Tecnológico de Monterrey.
Gándara, G. (2015). Strategic Prospective Methodology to Explore Sustainable Futures. Journal of Modern Accounting and Auditing, 11(11), 606-614. DOI:10.17265/1548-6583/2015.11.005 http://www.davidpublisher.org/index.php/Home/Article/index?id=20352.html.
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Mojica, F. J. (2011). Prospectiva y Forecasting. En Z. Zeraoui y E. Balbi (coords.), Introducción a la Prospectiva Estratégica. Puebla: Montiel & Soriano.
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Öner, M. At. (2010). On theory building in Foresight and Futures Studies: A discussion note. Futures, 42(9), 1019-1030. https://doi.org/10.1016/j.futures.2010.08.026.
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Simon, H. A. (1976). Administrative Behavior. A Study of Decision-Making Processes in Administrative Organization. Londres: The Free Press, Macmillan Publishers.
1 Herbert A. Simon (1976) propone el principio de la racionalidad limitada ante las limitaciones del modelo de la elección racional en los procesos de pensamiento de toma de decisiones. Estos límites se refieren a la imperfección del conocimiento, a la imposibilidad de anticipar las consecuencias y a la incapacidad de imaginar todos los modelos probables que el individuo puede poner en práctica. Así, frente a la información imperfecta y asimétrica, construye un modelo simplificado de situaciones reales de elección para determinar el comportamiento de los individuos al tomar decisiones.
2 La Matriz Insumo Producto refleja las relaciones económicas que se llevan a cabo entre los diferentes sectores y agentes en todas las fases del ciclo económico (producción, comercialización, consumo y acumulación), así como la composición de la producción, utilización y producto interno bruto por tipo de actividad. https://www.inegi.org.mx/temas/mip/.
3 En la Matriz de Contabilidad Social puede estudiarse de forma simultánea la interacción de las actividades productivas con los factores de la producción, la generación y asignación de ingresos entre las instituciones del país, la distribución del ingreso entre los hogares, patrones de consumo, decisiones de ahorro e inversión a través del sistema financiero y la interacción con el resto del mundo. https://www.inegi.org.mx/investigacion/mcsm/.
4 Un contraste entre Forecast y Prospectiva puede verse en Mojica (2011), mientras que un contraste entre Foresight y Future Studies puede verse en Öner (2010).
5 Millennium Project, WFSF, WFS, RIBER, APF, Constelación de futuristas, entre otras.
6 Los videos pueden apreciarse en https://www.youtube.com/watch?v=79O9aLWJCaI
7 https://www.millennium-project.org/short-videos-of-the-15-global-challenges/.
8 https://youtu.be/yBYG7vqTmYk
9 https://www.youtube.com/watch?v=6Cf7IL_eZ38
10 https://youtu.be/jZkHpNnXLB0
11 https://youtu.be/5qGBiwAqHNU
12 https://www.youtube.com/watch?v=DmS5QFqgFKc
13 https://youtu.be/YwpILueqzs4
14 https://youtu.be/y31gP0Juxns
15 https://youtu.be/uDuQ4D-8QzU
16 Ejemplos de aplicaciones del proceso prospectivo con enfoque de sostenibilidad pueden revisarse en Gándara (2015).
CAPÍTULO 2
Explorando futuros: consideraciones epistemológicas para los estudios de futuros
Joshua Hurtado Hurtado
¿Se puede conocer el futuro?1 Ésta es quizás la pregunta epistemológica fundamental del campo de los estudios de futuros. A diferencia de otras áreas de estudio, aquí se tiene el reto de que “el futuro” como tal no se puede observar ni medir. No tiene propiedades tangibles ni un funcionamiento que pueda corroborarse, como sí lo tienen los organismos vivos en el campo de la biología o el sistema internacional y sus dinámicas en las relaciones internacionales. Dadas estas características del futuro, la interrogante de si podemos obtener alguna clase de conocimiento acerca del futuro debe considerar ¿qué se entiende por “el futuro”?, y ¿qué tipo de conocimiento es el que se estaría generando a partir de su estudio?
Este capítulo plantea que las cuestiones de epistemología son inseparables de las cuestiones de ontología en los estudios de futuros. En consecuencia, la postura epistemológica a adoptar dependerá de las suposiciones ontológicas que tengamos con respecto al futuro. Mediante la identificación de algunos debates de la filosofía de la ciencia en los estudios de futuros, este capítulo ofrece un panorama introductorio a la epistemología de los estudios de futuros a prospectivistas en formación, así como a otras personas interesadas en este campo.
EL FUTURO COMO CATEGORÍA ONTOLÓGICA
El futuro es una dimensión del tiempo. Más allá de esta afirmación, exactamente qué es el futuro y qué características tiene son cuestiones sujetas a debate. Por un lado, existen caracterizaciones del futuro que le atribuyen una cualidad determinista y absoluta: hay un único futuro inevitable y cada momento que transcurre nos orilla más hacia él. Esta caracterización del futuro es más visible en representaciones escatológicas sobre el destino final de la humanidad, las cuales pueden ser religiosas o seculares (Craig, 2007; Rothe, 2020). Por otro, existen caracterizaciones en donde se presenta al futuro como múltiple, disperso y contingente. Aquí, el futuro no nos arrastra hacia un único final, sino que el futuro se desenvuelve a cada segundo. Se considera aquí al futuro como un contenedor de posibilidades infinitas, siendo las únicas limitaciones lo ocurrido en el pasado y las acciones que transcurren en el presente. Aunque hay quienes apoyan la primera caracterización del futuro, el campo de los estudios de futuros se enmarca principalmente en la segunda caracterización (Gall et al., 2022; Masini, 2009).
El futuro también adopta diferentes propiedades según las concepciones culturales del tiempo. En el Occidente moderno, el tiempo es lineal y transcurre desde el pasado, pasa por el presente en el que vivimos, y nos orienta hacia el futuro lleno de posibilidades. Desde esta perspectiva cultural, el tiempo es secuencial, y el futuro siempre estará después del pasado y del presente (Hunfeld, 2022). En cambio, hay otras perspectivas culturales, particularmente las del Sur Global y de los pueblos originarios, en donde el tiempo no es secuencial, sino circular o cíclico. Desde estas perspectivas, pasado, presente y futuro se constituyen entre sí, con el futuro reorientando y revelando nuevas cualidades del pasado para dar nuevas bases de acción en el presente. Estas perspectivas también desafían la separación estricta entre pasado, presente y futuro, resaltando la agencia de generaciones previas y posteriores sobre las acciones presentes (véase Bisht, 2020). Los estudios de futuros, en tanto se constituyen como un campo de estudios, se sitúan predominantemente en la primera caracterización del tiempo como secuencial. No obstante, autores como Inayatullah (1998) y Sardar (2010) proponen que los estudios de futuros adopten perspectivas del tiempo que superen las lógicas modernas y occidentales.
Es así que, desde los estudios de futuros, el futuro se considera como no predeterminado, múltiple y secuencial. Si el futuro es algo que se pueda modificar, se justifica la acción humana en buscar mejores alternativas para el futuro. Al respecto, James Dator (2019) afirma que el trabajo principal de los investigadores de futuros es investigar, imaginar, implementar y evaluar continuamente los futuros deseables, mientras que Mojica (2005) caracteriza el trabajo de los prospectivistas como una actitud hacia el futuro y la voluntad de materializarlo.
A partir de este entendimiento del futuro y del rol de los prospectivistas, Roy Amara (1981) propone tres premisas que orientan el campo contemporáneo de los estudios de futuros. La primera premisa es “El futuro no puede predecirse”, sino que las personas creamos ideas de los posibles acontecimientos que podríamos enfrentar hacia un horizonte temporal específico. La segunda premisa, “El futuro no está predeterminado”, señala que las personas podemos asignar a cada futuro probabilidades que indiquen su capacidad de hacerse realidad. Por ello, los futuros son múltiples, pues las probabilidades de que un futuro específico se materialice en lugar de los otros dependerán de las acciones en el presente. Finalmente, la tercera premisa, “El futuro puede afectarse”, se refiere a la acción humana necesaria para materializar los futuros deseables. Conocer cuáles son los futuros deseables requiere considerar seriamente los valores que orientan la acción humana.
La literatura académica contemporánea de los estudios de futuros enfatiza algunas características generales sobre el futuro como categoría ontológica. Las características comúnmente vistas en la literatura se describen a continuación:
- Incertidumbre (véase Enserink et al., 2013; Vecchiato, 2012): se refiere al atributo de desconocer con precisión cuáles serán los resultados de un acontecimiento o fenómeno. Con frecuencia, la incertidumbre se entiende como un atributo inherente al entorno operativo de una organización, pero también incluye la complejidad de prever la evolución de fenómenos interrelacionados hacia un horizonte temporal. El futuro es incierto en tanto es múltiple y en tanto las personas que buscan comprenderlo desconocen los numerosos factores que inciden sobre la evolución de un fenómeno.
- Amplitud (véase Gidley, 2016; Slaughter, 2002): dentro del mainstream de los estudios de futuros, los futuros son amplios en tanto que muestren variaciones estructurales significativas en el objeto de estudio, tal como pueden ser el entorno operativo de una organización, los mercados o las políticas públicas a adoptar y las reacciones de la población ante las mismas. En las corrientes críticas, la característica de amplitud también implica proponer visiones disidentes, es decir, aquellas que replantean los fines políticos, socio-ecológicos, económicos y culturales de las sociedades, así como identificar problemas ocultos en las sociedades contemporáneas.
- Profundidad (véase Inayatullah, 1998; Slaughter, 2002): el futuro está lleno de posibilidades, de las cuales sólo unas pocas se materializan. Además, los futuros se constituyen no únicamente al nivel sistémico, sino por capas profundas de discurso, cosmovisión, mitos y metáforas. Estas capas profundas generalmente están ocultas de nuestra conciencia, y es trabajo de los prospectivistas identificarlas y explicar su relevancia en la propuesta de futuros probables y deseables.
- Pre-visibilidad (véase Hiltunen, 2008; Miller y Poli, 2010): el futuro es pre-visible en tanto hay elementos del pasado y del presente que indican las potencialidades del futuro, tales como las señales débiles y las tendencias. Además, el futuro es pre-visible porque el ser humano posee la capacidad de anticipar la evolución de fenómenos hacia un horizonte temporal determinado.
Los estudios de futuros contemporáneos parten de este entendimiento del futuro y del rol de la acción humana. La postura epistemológica por adoptar, sin embargo, no siempre es clara. Existen tensiones en torno al valor generado por comprender el futuro, el lugar en donde existe el futuro, y el papel de las personas en generar conocimiento acerca del mismo.
ENFOQUES EPISTEMOLÓGICOS EN LOS ESTUDIOS DE FUTUROS: DEBATES Y TENSIONES
Aproximarnos a una comprensión de la epistemología en los estudios de futuros no es una tarea sencilla. Diferentes enfoques epistemológicos coexisten en este campo de estudios, y ninguno es claramente dominante en la tercera década del siglo XXI.
Una encuesta realizada por Matti Minkkinen (2020) en el Centro de Investigaciones de Futuros de Finlandia ofrece un panorama de la pluralidad de enfoques epistemológicos en el campo de los estudios de futuros. Los encuestados identificaron 13 enfoques epistemológicos, entre los cuales se encuentran el positivismo, el realismo crítico, la fenomenología, el construccionismo social, la teoría crítica y el idealismo weberiano. Estos resultados muestran que los debates de la filosofía de la ciencia (particularmente en las ciencias sociales) se replican en los estudios de futuros. Asimismo, los resultados son indicativos de los diferentes perfiles académicos y profesionales de quienes pertenecen a este campo de estudios. Los miembros de asociaciones de prospectivistas, como la World Futures Studies Federation (WFSF) y el Millennium Project, han sido formados en áreas tan distintas como ingenierías, ciencias naturales, filosofía, administración de negocios y ciencias sociales. Esto lleva a incorporar premisas ontológicas y epistemológicas de estas áreas al estudio de los futuros.
Debido a esta pluralidad de enfoques epistemológicos, resulta más apropiado asociar determinados enfoques con los debates principales de filosofía de la ciencia en el campo de los estudios de futuros. Estos debates se describen a continuación.
Debate 1: ¿Predecir el futuro o estudiar los futuros?
Un primer debate se centra en el papel de la predicción. A pesar de que una de las premisas de los estudios de futuros es “El futuro no puede predecirse” (Amara, 1981), existen autores como Alvin Toffler (1981) que hacen pronósticos sobre lo que ocurrirá en el futuro. De igual manera, la predicción —en forma de pronósticos y proyecciones— ocupa un lugar privilegiado en el mundo de los negocios, debido a que facilita a los ejecutivos el tomar decisiones y reducir la incertidumbre (Vecchiato, 2012). Ello nos indica que la idea de predecir el futuro permanece relevante para algunos actores involucrados en realizar ejercicios prospectivos (véase el capítulo 15), incluso si no es la visión dominante del campo de estudios.
En contraste, autores como Robert Jungk —uno de los principales promotores de los talleres de futuros como método prospectivo— son escépticos con respecto a la idea de predecir el futuro. Para Jungk y su coautor Norbert Müllert (1987), el énfasis radica en los futuros deseables, los cuales deberán imaginarse y materializarse desde las personas y la ciudadanía apelando a la participación democrática y dialógica, no desde los intelectuales, los técnicos y los expertos. Desde este enfoque, la predicción es vista como una metodología deshumanizada y orientada a cuantificaciones abstractas de poca relevancia para la persona promedio, mientras que la participación democrática y dialógica permite ampliar el panorama de futuros accesibles para la ciudadanía.
Wendell Bell y Jeffrey K. Olick (1989) buscan resolver esta tensión en torno a la predicción al afirmar que, incluso si predecir un único futuro no es la meta de los estudios de futuros, un elemento predictivo subyace cualquier ejercicio de construcción de futuros alternativos. Por ejemplo, al crear escenarios, debemos pensar en cómo los factores del sistema van a interactuar entre sí, así como desenlaces alternativos de estas interacciones que llevarán a diseñar escenarios estructuralmente diferentes. En este mismo sentido, Gándara y Hernández destacan el uso del escenario tendencial en la línea base de los escenarios alternativos (véase el capítulo 15). Para Bell y Olick, la predicción es central en el ejercicio prospectivo, incluso si las predicciones serán múltiples, condicionales, contingentes y sujetas a cosmovisiones y valores de las personas involucradas en prever los futuros.
Quienes adoptan la predicción como práctica prospectiva —es decir, que se encargan de realizar pronósticos y proyecciones, tratando de identificar un único futuro que se materializará de entre múltiples futuros— también suelen adoptar dos enfoques epistemológicos: el positivista y el empirista. De acuerdo con Melnikovas (2018), el enfoque epistemológico positivista en los estudios de futuros busca trasladar el razonamiento de las ciencias naturales al conocimiento del futuro. Este enfoque supone que los eventos que constituyen el futuro son externos, constituidos por múltiples señales débiles y tendencias que pueden observarse, medirse y finalmente proyectar su evolución bajo diferentes condiciones. En consecuencia, la evolución de los fenómenos presentes hacia un horizonte temporal futuro estará gobernada bajo relaciones causales. El enfoque positivista suele combinarse con el empirista: al reunir datos mediante observaciones, se pueden encontrar patrones que operen bajo relaciones funcionales, similar a las leyes del mundo natural. El enfoque empirista, entonces, da validez a las explicaciones causales del enfoque positivista: ofrece evidencia creíble de que los fenómenos se comportan de acuerdo con patrones determinados, y permite proyectar su evolución hacia el futuro.
En cambio, quienes buscan imaginar, estudiar y evaluar los múltiples futuros —posibles, plausibles, probables y deseables— pueden adoptar una mayor gama de enfoques epistemológicos. El enfoque epistemológico dominante en el campo es el realismo crítico, tanto de forma explícita en investigaciones académicas como de forma implícita por prospectivistas profesionales no académicos. Wendel Bell (1997) propone al realismo crítico como el enfoque epistemológico más apropiado en los estudios de futuros debido a que este enfoque permite creer en propuestas empíricamente comprobables acerca de la verdad, pero al mismo tiempo ofrece una flexibilidad interpretativa. El realismo crítico considera que cualquier forma de hacer ciencia involucra: a) un elemento de evaluación cualitativa; b) supuestos ontológicos fundamentales que no pueden refutarse empíricamente; y c) un contexto sociohistórico en el cual se llevan a cabo acciones científicas que inevitablemente van a marcar los supuestos ontológicos que guían el proceso científico y las conclusiones derivadas del mismo.
El realismo crítico indica que establecer relaciones de causalidad no puede depender únicamente de la observación de fenómenos empíricos, sino que existen mecanismos causales ocultos que se activan sólo bajo ciertas circunstancias. Melnikovas (2018) afirma que el realismo crítico cambia el objeto de estudio: ya no se estudian eventos observables como tal, como ocurre con el positivismo y el empirismo. En su lugar, se estudian los mecanismos subyacentes que generan los eventos observables. Para los estudios de futuros esto significa que cualquier conocimiento que se produzca acerca del futuro estará basado en explorar los mecanismos generativos del futuro, mismos que escapan de la observación empírica en el presente pero que pueden activarse bajo circunstancias futuras, materializando así determinadas visiones del futuro.
Una manera de ilustrar esto es con una práctica vinculada a la fase de visualización estratégica: el escaneo de horizontes. El escaneo de horizontes es una actividad dedicada a detectar señales tempranas de posibles cambios significativos hacia un horizonte temporal futuro. En esta actividad, se identifican señales débiles, tendencias emergentes, posibles disrupciones y riesgos operativos que pueden dirigir el desarrollo de los acontecimientos hacia futuros específicos (Cuhls, 2020). Por ejemplo, una señal débil del mundo del entretenimiento digital, como pagarles a los creadores de contenido para que hagan retos a la medida del consumidor y los transmitan en vivo mediante canales digitales a sus clientes, no causará necesariamente una revolución de la industria del entretenimiento en donde corporaciones como Netflix ya no produzcan películas y series digitales. No obstante, la señal débil está siendo impulsada por mecanismos invisibles subyacentes que podrían materializar un futuro del entretenimiento digital basado en relaciones peer-to-peer. A pesar de que el realismo crítico sea el enfoque epistemológico dominante, otros enfoques competidores adquieren mayor relevancia según el objetivo de un determinado ejercicio prospectivo. Los enfoques epistemológicos restantes se pueden comprender mejor a partir de los siguientes debates en los estudios de futuros.
Debate 2: ¿Dónde reside el futuro? La tensión exterior/interior
Un segundo debate relevante para discutir la epistemología en los estudios de futuros es la interrogante con respecto a dónde reside el futuro. Wendell Bell, al enunciar los propósitos del campo, sugiere que los prospectivistas estudian tanto los futuros en sí mismos mediante la identificación de sus elementos generativos en el presente, como las imágenes de futuro que las personas y los colectivos generan al tratar de prever qué ocurrirá en un horizonte temporal determinado (Bell, 1997). Los dos objetos de estudio que Bell menciona revelan una tensión entre el futuro como un fenómeno exterior al ser humano (identificable en el potencial de desarrollo de las señales débiles, tendencias emergentes, y riesgos) y el futuro como un fenómeno interior al ser humano (identificable en las narrativas que las personas generan con respecto al futuro ya sea de forma individual o en colectivo).
Los tres enfoques epistemológicos discutidos hasta ahora —positivismo, empirismo y realismo crítico— son apropiados para estudiar al futuro como un fenómeno exterior. De los tres, sólo el realismo crítico es suficientemente flexible para permitirles a los prospectivistas reconocer la amplitud del futuro: los múltiples futuros posibles, plausibles, probables y deseables. Como un supuesto del realismo crítico es que el futuro existe en el mundo exterior, al menos en potencia, este enfoque epistemológico podría considerarse como la postura epistemológica adoptada de manera automática por la mayoría de los prospectivistas, incluso si no lo afirman o no están conscientes de ello. Por ejemplo, en un ejercicio prospectivo en torno al sector agroalimentario de Ecuador al año 2035, Hernández y Hurtado (2020) llevaron a cabo un análisis estructural y un análisis de actores para comprender diferentes alternativas de evolución del sector agroalimentario ecuatoriano. Su investigación no afirma su posicionamiento epistemológico, pero se infiere que los autores se enmarcan en el realismo crítico debido a que identifican los factores y actores que podrían generar futuros específicos del sector agroalimentario ecuatoriano. Asimismo, al asignar probabilidades a los diferentes escenarios, los autores implícitamente reconocen que hay mecanismos generativos del futuro que vuelven ciertos escenarios más probables que otros.
Otros enfoques epistemológicos resaltan diferentes atributos del ejercicio prospectivo, particularmente el rol de la intersubjetividad y del potencial de las personas para imaginar el futuro. El construccionismo social es uno de estos enfoques. Ted Fuller y Krista Loogma (2009) describen al construccionismo social como un paradigma basado en la creación social de la realidad a partir de los comportamientos de la vida cotidiana y de las interacciones entre las personas. A partir de su comunicación y de sus interacciones, las personas dan sentido al mundo que les rodea, y esto les permite crear estructuras e instituciones que moldean el mundo social. Para Fuller y Loogma (2009), adoptar el construccionismo social como enfoque epistemológico en los estudios de futuros requiere conocer cómo se comprende el tiempo dentro de un determinado contexto, conocer los significados que se generan en comunidades específicas y las consecuencias de actuar conforme a esos significados, e identificar la relación entre conocimiento y acción. El construccionismo social supone que la realidad no es únicamente externa, sino que deriva en gran medida de procesos de creación de significado interiores mediados por la interacción con el exterior. Es así que las imágenes de futuro, como imágenes creadas intersubjetivamente a partir de significados compartidos, se convierten en el objeto de estudio principal desde este enfoque. Los investigadores que adopten el construccionismo social se beneficiarán de ejercer la reflexividad en la visualización de futuros, es decir, de pensar en cómo se relacionan con su objeto de estudio (Minkkinen, 2020). Un reciente estudio sobre los futuros de la inmortalidad puede ilustrarnos el rol del construccionismo social en los estudios de futuros. Hurtado (2022) entrevistó a 18 participantes solicitándoles que describieran sus perspectivas con respecto a diferentes formas de inmortalidad en el futuro. Las imágenes de futuro que los participantes generaron tenían muchas coincidencias entre sí, lo que permitió generar seis imágenes arquetípicas de futuros de la inmortalidad. Que los participantes coincidieran en sus descripciones sobre los futuros de la inmortalidad, a pesar de no dialogar entre sí, indica que las ideas en torno a la inmortalidad se construyen en la sociedad y se asimilan en las personas, mismas que reproducen estas ideas, las comparten, y actúan de acuerdo con ellas para crear o modificar los futuros imaginados.
Enfoques epistemológicos similares al construccionismo social, pero orientados más hacia una lógica interpretativa y crítica de la realidad, son la teoría crítica y el postestructuralismo. Ambos enfoques resaltan el papel de la imaginación utópica en la visualización de futuros, así como la necesidad de diseñar imágenes de futuros que muestren una fuerte disidencia con las co