Introducción
El lenguaje de las emociones
¿Te gustaría conocerte mejor?, ¿saber cómo comunicas?, ¿por qué lo haces así?, y, en consecuencia, ¿avanzar en tu manera de relacionarte con los demás? ¿Y qué me dices si, además, te muestro cómo leer a las personas con quienes convives, trabajas o simplemente forman parte de tu día a día, como si fueran libros abiertos? Como bien señaló Dale Carnegie, uno de los más destacados maestros de la comunicación del siglo xx: «Al tratar con la gente recuerda que no estás tratando con criaturas de lógica, sino con criaturas de emoción».
Los seres humanos somos seres emocionales, por lo que la clave para adquirir una gran ventaja en nuestras relaciones interpersonales se encuentra en saber reconocer la manera que tenemos de expresar nuestras emociones. Es un lenguaje sin palabras que si aprendes a interpretarlo, mejorará tu comunicación en todos los sentidos, tanto a la hora de expresarte como también para entender con mayor exactitud lo mucho que te cuentan los demás, en ocasiones, sin llegar a mover sus labios.
Querido lector, bienvenido a la comunicación no verbal, el lenguaje de las emociones.
Tu rostro, tus gestos, tu cuerpo, incluso tu manera de hablar…, revelan qué sientes.
Cada uno de nosotros nace con una herencia evolutiva de la que no podemos prescindir ni tampoco elegimos tenerla o no. Nos viene de serie. Gran parte de nuestra comunicación no verbal forma parte de la misma.
Cuando reaccionamos ante un peligro o ante algo que nos alegra, lo hacemos sin pensar: acción–reacción, así de rápido. Provenimos de quienes han sabido reaccionar más rápido y mejor ante lo que sucedía a su alrededor. Es un recurso de supervivencia del ser humano, por eso lo vamos heredando de generación en generación y siempre comunicamos, aunque en muchas ocasiones no seamos conscientes de hacerlo. Han sido más de dos millones de años comunicándonos sin palabras, solo a través de nuestro lenguaje no verbal. Eso ha dejado huella en todos nosotros.
Nuestro cerebro ha evolucionado, primero utilizando una comunicación más instintiva, más emocional, para después, con el paso del tiempo, de miles y miles de años, desarrollar otra más racional que convive con la anterior.
La forma más primitiva de comunicarse proviene de la zona límbica del cerebro que responde de manera automática, incontrolada. No podemos evitar sentir emociones y estamos «diseñados» para reaccionar ante ellas, por lo que comunicamos inconscientemente aquello que sentimos. Es la comunicación no verbal en estado puro. Con posterioridad se fue desarrollando otra zona del cerebro más racional, el neocórtex, que piensa y decide lo que hacer o decir.
Ahora te hago la siguiente pregunta: ¿en qué confías más, en lo que te quieren decir o en lo que te dicen sin querer? Sin duda, aquello que escapa de nuestro control y nos sale automáticamente, sin filtros racionales, es más auténtico que lo que decidimos comunicar adrede, que puede ser sincero o no.
Por todo lo que acabamos de exponer es por lo que la comunicación no verbal resulta un tesoro incalculable, pero no por ello inalcanzable:
• Conocerla te hará comunicar mejor y utilizar tus argumentos con mayor poder de convicción. Las emociones emocionan, si eres consciente de las tuyas y de cómo las comunicas, conseguirás llegar con mayor facilidad al «corazón» (al cerebro límbico) de los demás.
• Descubrirla te ayudará a reconocer lo que tu pareja, tus amigos, tus compañeros de trabajo o tus jefes quieren realmente decir, o aquello que tratan de ocultar, con independencia de las palabras empleadas o de su ausencia.
Siempre ha estado ahí, tan cercana y a la vez tan desconocida. En tantas ocasiones pasa desapercibida…, y cuando no ha sido así y algo te ha alertado, seguramente lo has llamado «intuición». Te confesaré un secreto: tras veinticinco años de ejercer como abogado en tribunales, conocer este universo no verbal cambió mi vida. Me hizo colgar la toga y dedicar cada uno de mis días a estudiar, a practicar y, también, a compartir lo que he ido descubriendo, tanto en las clases o conferencias que imparto como en los innumerables análisis que realizo para los medios de comunicación.
Ahora ha llegado el momento de recoger en este libro que tienes en tus manos lo más importante.
Obtendrás las respuestas a más de cien preguntas que personas como tú me han realizado, las cuales te serán de utilidad práctica en tu comunicación del día a día, tanto en tu v