Maverick. El cielo con las manos

Fragmento

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Introducción

«Todo el mundo con Maverick.»

Con esa frase pedí a toda España que votara por esta joven promesa, la «caña de España», este chico tan joven con una voz tan increíble… y al que me unen tantas cosas. Los dos empezamos muy jóvenes, salimos de pueblos muy pequeños en nuestros respectivos países, y siempre, a pesar de todas las dificultades, contamos con el apoyo incondicional de nuestras familias.

En 1994, dos años antes de que Maverick naciera, yo tenía casi su misma edad. El año anterior, con dieciocho, obtuve el primer lugar con La soledad, en la categoría «Nuevos valores» en el Festival de San Remo, pero ese año, en 1994, cuando me presenté como «Artista consagrada» con mi canción Amores extraños, quedé en tercer puesto. Igual que Maverick en La Voz. Esa canción, Amores extraños, y ese puesto, el tercero, me hicieron alcanzar el éxito a nivel mundial. Y yo, que tanto creo en las coincidencias, creo que el 3 debería convertirse en el número de la suerte de Maverick a partir de ahora, porque el mundo está lleno de grandes artistas que no ganaron el concurso. Y él es uno de ellos.

Se lo pedí a toda España y a una de las productoras discográficas más importantes de este país en horario de máxima audiencia, y ahora os lo pido a vosotros: apostad y seguid a esta joven promesa, porque no os va a decepcionar. Con su estilo nuevo, moderno, original, con su cariño, su fuerza, su preciosa voz, su humildad y sus valores de trabajo verdadero, Maverick lo tiene todo para convertirse en uno de los grandes músicos de vuestro país.

En La Voz, bajo mi tutela, Maverick fue capaz de mostrar mil versiones de sí mismo, y estoy segura de que aún tiene otras mil por mostrar.

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A mí, a día de hoy, escucharle me sigue poniendo los pelos de punta. Me encanta, me fascina su voz, y, como me habréis oído decirle muchas veces, le adoro.

Así que hacedme caso: no le perdáis la pista a este artista completo, bravissimo, porque no me queda duda de que todavía tiene mucho que ofrecer.

Todos con Maverick, una vez más.

Mi apoyo ya lo tiene, y lo tendrá siempre.

Que no pierda nunca el vuestro.

Baci per tutti,

Laura Pausini

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A ciegas

«De pie frente a un camino incierto, con miedo, vuelo. Vuelo con la esperanza de que todo aquello con lo que sueño, un día pueda hacerse realidad.»

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Lo recuerdo como si fuera ayer. Estaba a solas en la sala de nervios, esperando mi turno. «Sala de nervios», ¿eh? Menudo nombrecito. Se supone que es un lugar donde poder concentrarte y estar tranquilo antes de una actuación, pero a mí me pasó justo lo contrario: antes de entrar estaba totalmente calmado, pero fue poner un pie en la sala de nervios, y me atacaron todos a la vez. Supongo que, hasta que no entré allí, no terminé de asimilar del todo lo que estaba pasando. Al otro lado de la puerta cerrada se escuchaba: «Chicos, silencio, grabamos en tres, dos, uno…». En ese momento fue cuando me di cuenta de que estaba a dos metros de mi sueño, a punto de rozarlo con los dedos, y tuve que luchar por calmar esos nervios que me hacían querer escapar corriendo…

Porque si salía ahí fuera y las cosas iban mal, todo podía desvanecerse en un segundo.

La puerta se abrió, y la sala quedó en silencio. Un silencio absoluto. Era como si el público, toda aquella gente con los ojos clavados en mí, hubiera dejado de respirar. Me sentía en una nube, como si el tiempo se hubiera congelado y yo me hubiera quedado atrapado en él.

Empecé a mo

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