Un tipo con suerte

Siro López

Fragmento

Prólogo, por Ibai Llanos

Prólogo

Conozco a Siro López desde hace unos catorce años, coincidiendo con su época de Punto pelota, allá por 2008. Por supuesto, él no me conocía, pues yo no era más que un niño.

Lo veía desde casa y pensaba que era un showman y un personaje televisivo muy madridista. Sin embargo, en otros momentos demostró ser un gran periodista, de esos que se notaba que tenían muy buena información, de primera mano.

Más tarde, ya en pleno 2018, tuve la oportunidad de conocerlo por fin en persona. Fue gracias al programa de baloncesto Colgados del aro, un canal de YouTube donde se habla de actualidad (y de otras cosas) del mundo de la canasta. Él era (y sigue siendo) uno de sus colaboradores habituales. Un día fui a hacer una entrevista y a jugar a un juego con ellos y, gracias a esa invitación que me hicieron Iturriaga, Daimiel y compañía, pude desvirtualizar a ese periodista al que tantas veces había visto al otro lado de la pantalla.

En aquel momento Siro todavía no tenía ni la más remota idea de mi mundo, de dónde venía ni a qué me dedicaba. Por aquel entonces él tendría ya sus sesenta y dos años bien puestos, y todo esto le quedaba muy lejos, le sonaba a chino.

Desde el minuto uno nos caímos muy bien. A pesar de la diferencia de edad (Siro me saca casi cuarenta años), creo que conectamos a las mil maravillas y sentimos un feeling especial. Tenemos mucho en común: los dos somos muy madridistas, grandes aficionados al deporte y, además, nuestras personalidades son muy parejas. Total, que encajamos.

Ahí plantamos una semillita.

La dejamos crecer.

Y llegó la pandemia del COVID-19.

El virus lo cambió absolutamente todo. Todo. Siro decidió empezar —aunque no termino de entender muy bien por qué— una nueva vida en Twitch. Por si hay algún despistado, es una plataforma de transmisión en directo que utilizamos para charlar con la gente, jugar a videojuegos u organizar eventos de todo tipo. Él se lanzó a este mundo y empezó a hacer las cosas de otra manera, alejándose un poco del periodismo tradicional, al que, a pesar de todo, sigue muy ligado.

Y esto, claro, nos hizo conectar más que nunca. Siro empezó a hacer streamings conmigo, y hemos colaborado juntos en muchos eventos y en multitud de acciones, lo que lo convierte en unas de las personalidades más especiales de nuestro país. Con sus casi setenta años, es una persona conectada, como es lógico, a la España más antigua y al periodismo más clásico, pero a la vez podemos encontrarlo en las redes sociales más actuales: Siro utiliza Instagram, escribe en Twitter, sube vídeos a TikTok, stremea en Twitch y hace acciones publicitarias con diferentes marcas.

A su edad, muchos están ya jubilados o en la rampa de salida para jubilarse, mientras que Siro es todo lo contrario. Acaba de empezar una nueva vida en la que probablemente está conociendo a más gente que nunca, en la que probablemente está recibiendo más cariño que nunca y en la que probablemente está ganando más dinero que nunca, aunque seguro que ha conseguido mucho dinero en toda su vida. Muy curioso, ¿verdad? Un señor de sesenta y siete años en el mejor momento de su vida tanto laboral como personal. Tócate los cojones.

Creo que lo que la gente puede esperar de este libro es un compendio de las memorias, historias, anécdotas y vivencias de, como he dicho, no solo uno de los grandes periodistas deportivos de nuestra historia, sino de una de las grandes personalidades españolas. En serio.

Siro ha vivido los inicios del mundo del baloncesto, se ha visto muy ligado a periodistas como Andrés Montes y también a jugadores de aquellos años ochenta, auténticas estrellas del mundo del deporte. Ha vivido un montón de locuras y experiencias al meterse en fiestas con jugadores de fútbol. Son historias que nadie se atreve a contar, chanchullos y peripecias de presidentes de clubes, directivos del mundo del fútbol de los años duros de nuestra Españita. Y Siro, por otro lado, también ha vivido la televisión pura y dura, con sus peleas con Josep Pedrerol, ha sido uno de los mandamases de una cadena autonómica tan importante como TeleMadrid, y se ha pateado programas que ven millones de personas. Ha vivido lo que es comentar un gran evento de baloncesto en la actualidad y sufrir todo el hate que te puede caer por narrarlo como tú consideres y que recibas palos de todos lados.

No termino de saber cómo definir a Siro. Paraos a pensarlo: ha pasado de salir de fiesta con Maradona, Bibi Andersen o Pajares y Esteso a estar en la gala de los Premios Esland con ElRubius, TheGrefg y AuronPlay. Es que es la hostia, macho. Lo que aquí os vais a encontrar es una de las historias de vida más peculiares, singulares y especiales que se pueden leer sobre un español. Así, en general.

Pero es que, además, Siro López tiene una gran historia de superación que contar. Es verdad que siempre hacemos muchas bromas y mucho meme con él, pero lo que tiene detrás es brutal. Empezó siendo una persona muy exitosa en el mundo del periodismo deportivo que, por diferentes razones, incluso tuvo problemas económicos, dejó de irle bien a nivel laboral. A sus sesenta y siete años, ha sabido reponerse de todo eso, comenzar de nuevo y estar mejor que nunca. Siro nos demuestra que nunca hay que rendirse y que la edad no es excusa para adaptarte a los nuevos medios, a la nueva sociedad, a las nuevas tecnologías y a todo lo que hoy se nos pide o se nos exige. No solo ha avanzado en todo esto, sino también en su pensamiento, desmarcándose de esa generación que se ha quedado anclada en el pasado respecto a sus opiniones en determinados temas. Siro, por su parte, todo lo comprende y lo reflexiona muchísimo, y ha sabido adaptarse a este nuevo mundo que nos rodea, con sus nuevas maneras y sus nuevos métodos, que es muy complicado de sobrellevar.

Siro nos demuestra que no hay edad para aprender.

Siro nos enseña que no hay edad para dejar de hacer las cosas que te gustan.

Se pueden tener sesenta y siete años y no hacer nada, no te digo que no, pero es maravilloso llegar a esa edad y querer seguir aprendiendo y mejorando.

Por último, y no menos importante, estamos hablando de una persona absolutamente fantástica y sorprendente.

Siro López tiene un corazón enorme. Es muy pasional, para lo bueno y para lo malo, lo que le lleva a meter la pata de vez en cuando, y también en eso nos parecemos. Pero su fondo es maravilloso y eso es lo que importa. Él reconoce sus errores cuando corresponde. No le importa pedir perdón porque, cuando lo hace, es de verdad, de corazón. Siempre está dispuesto a ayudar y a intentar que todo el mundo, en cualquier círculo social, se lo pase bien y se sienta arropado.

Disfrutad de este gran libro.

Es el libro de una gran persona.

Una persona con sesenta y siete años de vida y cincuenta de labor profesional.

Emprended este viaje apasionante de la mano de este comunicador que empieza con José M

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