Un cielo lleno de estrellas (Las hermanas Luna 2)

Susana Rubio

Fragmento

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1

LO QUE NO CONTAMOS

El verano ha pasado, como siempre, demasiado rápido. En el salón de la casa de madera, las hermanas se reúnen para ver el televisor; es difícil concentrarse en lo que pasa cuando cada una tiene la cabeza en otra parte.

Laura piensa en Mikel y en cómo va a discurrir su futuro junto a él. ¿Está segura de lo que está haciendo? Su jefe le gusta mucho y se divierte con él, aunque no quiere terminar con el corazón roto. Sabe que es una excusa estúpida porque a todo el mundo le puede ocurrir algo similar, pero ella no quiere volver a pasar por ese calvario. Cree que si tiene otra experiencia como la que tuvo con Jon no levantará cabeza.

Zoe está un poco nerviosa porque Voilà Mode le ha confirmado que a finales de año se celebrará el desfile en el que ella participará. Aún no se lo puede creer y le da miedo no estar a la altura. En breve cogerá el tren para ir a Madrid y se reunirá con el equipo de la famosa firma para prepararlo todo.

Xenia piensa en su padre, está en Menorca con Eneka, disfrutando del viaje que ellas le regalaron para su cumpleaños. Está feliz por él, por los dos, pero al mismo tiempo piensa en su madre. No puede evitarlo. Le duele en el alma pensar en todo lo que se ha perdido y lo que se perderá: viajes, cumpleaños, noches de charla, Navidades… A ella le encantaban, puede verla aún entrando en el salón con una caja enorme mientras cantaba «Last Christmas».

Y la pequeña de la casa, Martina, no puede dejar de pensar que algo anda mal con su mejor amigo. Lleva toda la semana sin ver a Harán y, aunque todas sus excusas son creíbles, le resulta muy extraño no haber estado con él ni media hora en todos estos días. Suelen verse casi cada día, sobre todo en verano, por eso siente que pasa algo, aunque no sabe de qué se trata. ¿Y si se lo pregunta directamente? No, seguro que le dirá que no ocurre nada. ¿Y si lo llama? Mira el reloj, son las once de la noche… Mejor le envía un whatsapp.

Martina

¿Duermes?

Su amigo se conecta y en seguida le escribe. Martina sonríe.

Harán

Estoy a punto de meterme en la cama. Mañana nos vamos.

Martina

¿Cómo que os vais? ¿Adónde?

Harán

Mis padres han decidido a última hora pasar unos días en Andorra.

Martina frunce el ceño. ¿Y no pensaba decirle nada o qué?

Martina

¿Y me lo ibas a decir con una postal desde allí?

Ahora está enfadada. Joder, son amigos, los mejores amigos. ¿Qué le pasa a Harán?

Harán

Es que he ido de culo todo el día, imagina…

Menuda excusa de mierda.

Martina

Pásatelo genial.

Harán

Gracias.

Martina cierra la aplicación y mira la pantalla del televisor sin ver las imágenes, su cabeza sigue en esa conversación. ¿Gracias? ¿La está vacilando? Le da la impresión de que ese Harán no es su mejor amigo, es… alguien a quien no conoce.

Frunce el ceño de nuevo porque le duele saber que Harán se va mañana de viaje y no le ha dicho nada.

Abre de nuevo WhatsApp.

Martina

¿Te pasa algo?

Harán

No, nada, ¿por qué?

Martina

Porque no sé que mi mejor amigo se va mañana de vacaciones. ¿Es normal?

Harán

Joder, Martina, me he despistado. Nada más.

A Martina le queman los dedos porque le diría mil cosas, pero no quiere arrepentirse después.

A Harán le cuesta un mundo ser tan frío, pero es la decisión que ha tomado por su salud mental, no quiere sufrir más.

Ambos dejan el móvil a un lado al mismo tiempo y ambos piensan que es una mierda estar con ese mal rollo, pero ninguno de ellos lo ha elegido, así que tienen que sumar una cosa más a su dura vida de adolescentes. A veces les gustaría tener ya treinta años y no tener tantas preocupaciones, aunque lo que no saben aún es que los problemas no desaparecen con la edad, solo cambian.

Xenia

Imaginad que esa persona que os cae mal, que creéis que no puede aportaros nada positivo, se convierte de repente en alguien importante en vuestra vida.

Sí, claro, hablo de Ander.

Todavía me cuesta entender cómo hemos llegado a donde estamos. ¿Cuándo me empezó a atraer? ¿Cuándo me empezó a parecer alguien interesante? ¿Y el deseo? Porque esa es otra, es acercarme a él y sentir un cosquilleo muy agradable por todo el cuerpo. Es algo que intento disimular porque no quiero que piense que me tiene loca, pero es complicado aguantarme las ganas, estaría besando esa boca a todas horas.

Nos hemos visto algunas noches, solo un ratito, pero nos hemos pasado esos minutos boca con boca, como si no supiéramos hacer otra cosa.

Me río sola al pensarlo y mi hermana Laura me observa con curiosidad. Estamos las cuatro en el salón viendo una película, aunque como apenas la estamos comentando, creo que cada una tiene la cabeza en otro lado. Yo seguro que sí.

Nadie sabe que entre Ander y yo ha surgido algo, los dos hemos preferido no decir nada. Creo que estamos acojonados porque hemos pasado del desprecio a eso a lo que no sé ponerle nombre todavía. Es todo bastante raro, cuando lo miro sigo viendo a aquel chico guapo rodeado de chicas populares y, en cambio, sé que Ander no es solo eso. Es más.

—¿Física e Ingeniería Electrónica?

—Exacto.

—¿Y te gusta mucho?

—Sí, siempre he sido muy curioso y este doble grado me llena lo suficiente.

—A mí me aburría mucho estudiar.

—Lógico.

—¿Lógico?

—Estudiabas algo que te importaba una mierda y, seamos claros, nuestro sistema de enseñanza deja mucho que desear. Año tras año hacemos lo mismo y siempre con la misma metodología. Cuando llegamos al instituto, estamos hartos de todo.

—Bueno, pero tú, por ejemplo, seguiste estudiando…

—Yo tenía muy claro qué quería hacer, pero recuerdo que odiaba levantarme de la cama para ir al instituto. Exámenes de Música, exámenes de Dibujo y exámenes de Educación Física. ¿Es que no teníamos bastantes exámenes? Recuerdo que para un examen tuve que memorizar todos los tipos de carreras de atletismo y los metros que se hacen en cada una…

—Joder, vaya, recuerdo ese tema. Qué tortura.

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