Rejuvenece

Jayney Goddard

Fragmento

Título

Índice

Introducción. Cómo ser más feliz y saludable
por dentro y por fuera

Qué esperar de este libro. Saca el máximo provecho
de tu viaje hacia el rejuvenecimiento

Autoevaluación. ¿En qué punto te encuentras?

Parte I
Tu actitud de rejuvenecimiento
Comprende el proceso de envejecimiento y replantéate
el modo de verlo

1. El envejecimiento: ¿un fenómeno holístico?

2. La ciencia de envejecer

3. Comprender la inflamación

4. La neurobiología de la felicidad

5. Control de respuesta ante el estrés y el poder de la mente

Parte II
Tu herramienta de rejuvenecimiento
Empodérate para retroceder en el tiempo

6. Nutrición natural

7. Salud intestinal

8. Supersuplementos

9. Ayuno restaurativo

10. Hierbas para una vitalidad juvenil

11. Respiración

12. Ejercicio dinámico

13. Verte más joven de forma natural

14. Cabello perfecto

15. Equilibrio hormonal natural

16. El poder de las relaciones y la socialización

17. Conexión con la naturaleza

18. Sueño reparador

Parte III
Tu plan de rejuvenecimiento de 21 días
Ponte en marcha de inmediato

Cómo empezar. ¡Bienvenida a tu plan de 21 días!

Semana 1. Simplifica, desintoxícate y ordena

Semana 2. Construye, crece y expándete

Semana 3. Consolida, fortalece y perdura

Conclusión. Qué hacer a partir de ahora

Recursos útiles

Agradecimientos

Sobre este libro

Sobre la autora

Créditos

Este libro está dedicado a todas ustedes, pioneras
rebeldes del retraso biológico, que saben que nuestra salud, felicidad y longevidad juvenil y vibrante está en nuestras manos, y que son las sabias decisiones que tomemos hoy las que protegerán no solo nuestro propio bienestar, ¡sino también el de nuestro planeta!

img-cap

Introducción

Cómo ser más feliz y saludable por dentro y por fuera

Si estás buscando la forma de mantenerte joven, sana, dinámica, inteli­gente y sexi, ¡estás en el lugar indicado! Todos sabemos que existen mu­chísimas soluciones sintéticas y cosméticas rápidas que pueden cambiar tu aspecto físico de inmediato. Pueden ser eficaces, y sin duda tienen su público, pero si, al igual que yo, quieres crear una vida realmente efervescente, llena de energía y placer, tendrás que aprovechar los consejos que doy en este libro, que son sencillísimos y cuyos resultados son increíblemente eficaces.

Las recomendaciones de este libro no son superficiales; por el contrario, pueden llegar a revertir tu edad biológica. Es cierto que el término “edad biológica” es demasiado técnico, y no creo que nadie haya dicho jamás: “¡Quiero ser más joven biológicamente!”, pero si tenemos en cuenta los cientos de miles de millones que la gente gasta en productos y servicios de antienvejecimiento, me atrevo a asegurar que lo que queremos la mayoría de nosotras es envejecer bien y sentirnos y vernos lo más jóvenes posible. Por eso, en este libro, verás muchas veces el término “edad biológica”. Este concepto engloba el funcionamiento del cuerpo, la química y la fisiología, el rendimiento cognitivo, la agudeza mental y muchos otros aspectos. Es distinto a la edad cronológica, que es simplemente la medida de tu edad en años. Es muy probable que tu edad biológica sea muy diferente a tu edad cronológica, como aprenderás en este libro.

Un enfoque basado en evidencias

Voy a ser tu guía en esta emocionante aventura, por eso creo que es importante comentar que todo en este libro está respaldado por las investigaciones científicas correspondientes. Aunque usemos técnicas naturales y holísticas, esto no es un manifiesto utópico ni una ilusión. Al contrario: mis consejos son divertidos y gratificantes (y a veces, incluso, un poco sorprendentes), pero todo lo que vas a leer aquí funciona de verdad. En resumen, esta es la vía más directa y rápida para lograr una salud duradera y un bienestar espectacular en el aspecto mental, emocional, físico y espiritual. Si gozamos de buena salud en todos estos niveles personales, entonces nos veremos, nos sentiremos y actuaremos mejor en todos los aspectos.

Mentalidad y elecciones en tu estilo de vida para una salud óptima

Uno de los aspectos que pasa más desapercibido en nuestra cultura es que muchas de las enfermedades crónicas que asociamos con el envejecimiento pueden evitarse e, incluso, revertirse, y la mayoría están relacionadas con nuestra actitud y las elecciones sobre nuestro estilo de vida. El problema al que nos enfrentamos como sociedad es que estas enfermedades no solo causan enormes estragos en la persona y sus seres queridos, sino también en la sociedad, ya que son afecciones sumamente caras de tratar. Sin embargo, todas las investigaciones muestran que, si sabemos cómo cuidar de nosotras mismas, incorporar los alimentos integrales en nuestra dieta desde cero, hacer ejercicio correctamente y controlar nuestra respuesta ante las situaciones de estrés, el panorama sería muy distinto.

Por eso sentí que era necesario escribir este libro. Espero que te inspire para cambiar tu vida y la de tus seres queridos de una forma divertida y saludable, y que puedas ayudar a difundir el mensaje a más personas: tenemos derecho a gozar de buena salud desde que nacemos y unos pasos muy sencillos pueden marcar la diferencia para nosotras… y para la sociedad. Debemos actuar ahora, de lo contrario será demasiado tarde.

A lo largo del libro encontrarás muchas referencias a estudios científicos y programas de investigación que por sí solos ya son una lectura fascinante, por lo que, si te interesa profundizar aún más en cualquiera de estas investigaciones, consulta mi sitio web (JayneyGoddard.org), donde encontrarás una lista completa de las referencias.

¿Por qué yo?

Como vamos a ser compañeras en este viaje, supongo que querrás saber un poco más de mí. No hace falta que diga que me apasiona el cambio social en la atención a la salud; por eso comencé a practicar la medicina complementaria hace más de 30 años.

Pasé los primeros siete años preparándome en homeopatía y terapia ericksoniana y, desde entonces, me he capacitado en una gran variedad de disciplinas naturales adicionales, como el reiki, la medicina del estilo de vida y el qi gong médico, entre otras.

Estoy decidida a convertirme en la mejor doctora que pueda llegar a ser con el fin de ofrecer las opciones terapéuticas más adecuadas y eficaces para mis pacientes. En 2012 estudié Medicina Cuerpo-Mente en la Escuela de Medicina de Harvard con el doctor Herbert Benson, quien es considerado el padre de este tipo de medicina. Antes de eso, me gradué en la Universidad de Lancashire Central con una maestría en Ciencias, puesto que uno de mis principales compromisos siempre ha sido que todas mis recomendaciones estén sustentadas en una fuerte base científica.

Llevo 25 años ejerciendo la profesión, pero en mi trabajo también es necesario viajar al extranjero con frecuencia, por lo que cruzo zonas horarias y casi siempre trato de hacer varias cosas al mismo tiempo. Esto supone un reto para cualquiera, aunque goce de una salud impecable; pero, a pesar de las cartas que me tocaron por herencia genética (padezco de artritis reumatoide), he logrado mejorar mi salud y bie­nestar gracias a los hábitos de los que hablo en este libro, con el fin de mantener los niveles de energía que necesito para llevar una vida increíblemente ocupada, llena de energía (y feliz).

Mi historia

La primera vez que quedé fascinada con la posibilidad de revertir la edad biológica y retrasar mi reloj biológico de forma eficaz fue hace 17 años. Es una historia extraña. Aunque llevaba tiempo luchando contra la artritis reumatoide y usaba silla de ruedas todo el tiempo desde hacía diez años, nunca había sido un asunto de vida o muerte hasta que tuve una crisis terrible en 2001.

Entonces me internaron en un hospital para enfermos terminales y me dijeron que me quedaban dos semanas para “poner todos mis asuntos en orden”, ya que mi esperanza de vida era nula. El dolor era tan insoportable que tenía que permanecer completamente inmóvil, en posición fetal. Cuando se habla de artritis reumatoide, muchas personas piensan que solo afecta las articulaciones, pero en realidad es una enfermedad autoinmune, lo que significa que tu cuerpo se ataca a sí mismo por todas partes, por lo que puede llegar a ser una enfermedad mortal. Así que, durante esta crisis devastadora, el peligro no estuvo solo en la inflamación de las articulaciones, como cabría esperar, sino también en la inflamación de los órganos internos: el cerebro, el hígado, los riñones, los pulmones y los vasos sanguíneos. Todo mi sistema inmunitario estaba siendo atacado, lo que fue bastante aterrador.

Antes de que me internaran en el hospital, comía todo lo que estaba a mi alcance para tratar de mantener mi peso, pero cada día perdía un kilo. Cada noche comía los alimentos con mayor aporte calórico que podía encontrar. Me comía una pizza grande con todos los ingredientes y queso extra, terminaba con un bote gigante de helado y, a veces, otro bote de helado más. Aun así, mi peso seguía cayendo en picada, hasta que alcancé los 34.9 kg (como descubrirás más adelante en el libro, lo estaba haciendo todo mal; en mi lucha por salvar la vida, potenciaba la inflamación que me estaba matando… y yo sin saberlo).

A pesar del nefasto pronóstico de los médicos, yo sabía lo suficiente para darme cuenta de que debía haber algo que hacer para calmar la inflamación descontrolada. En el esfuerzo por encontrar una solución, probé muchísimos tratamientos y me hice miles de pruebas con el fin de averiguar qué sería lo mejor para mí. Una de las pruebas que me indicaba la edad biológica salió con un resultado de 55 años, algo muy duro de asumir, ¡porque en ese entonces solo tenía 36 años!

Así que comencé a aplicar todo lo que sabía para atacar mi pro­blema de salud: todo mi aprendizaje, así como los tratamientos y los consejos de mis colegas médicos de confianza. Y poco a poco fui descubriendo lo que necesitaba hacer. Cuando se hizo evidente que iba a sobrevivir, me dieron el alta del hospital para enfermos terminales y me trasladaron a una unidad de cuidados intermedios. Estuve allí durante casi un año trabajando en mí misma. Poco a poco recobré la salud gracias a que elaboré y seguí mi propio tratamiento holístico de cuerpo-mente para alcanzar un bienestar profundo, duradero y dinámico. Se trata del mismo que sigo hoy en día y que recomiendo a mis pacientes.

Sé que las prácticas de cuerpo-mente que aconsejo funcionan porque, después de mi recuperación, me acostumbré a medir mi edad biológica con frecuencia. Un año después de mi crisis la volví a medir y descubrí que mi edad biológica había cambiado a 27. ¡Increíble! Sin embargo, lo que resulta aún más interesante es que 17 años después, a los 55 años, mi edad biológica sigue siendo de 27 años, así que mi forma de vida no solo ha retrasado mi reloj biológico, sino que también ha desacelerado profundamente el avance de mi edad biológica.

Sé que mi historia por sí sola no demuestra que mis métodos te funcionarán a ti, pero te interesará saber que muchos de mis pacientes han experimentado un retroceso igual de impactante en sus marcadores biológicos. Es más, la reversión de la edad biológica o, en términos más poéticos, la búsqueda de la fuente de la eterna juventud es algo que los científicos llevan investigando bastante tiempo. La reversión de la edad y la prevención de las enfermedades que asociamos con el envejecimiento son uno de los temas más discutidos en la ciencia hoy en día y hay muchísimos ensayos que demuestran la eficacia de todos los elementos de mi enfoque.

Mi pasión por la salud

Con los años he ido formando una red internacional de seguidores, y se debe a que todo lo que enseño es fácil y divertido para ponerlo en práctica y a que mis pacientes ven cambios reales… y rápidos. Incluso, algunos de los problemas de salud más complicados pueden mejorar con la ayuda de cambios en el estilo de vida y, por supuesto, en cuanto las personas notan una transformación real se lo cuentan a amigos y familiares para que también acudan a verme. Para mí, esto demuestra que lo que hago marca la diferencia en la vida de la gente.

Durante mi práctica profesional, me di cuenta de que era necesaria una homologación mundial de la medicina complementaria e integrativa en su conjunto para garantizar que los médicos ofrezcan lo mejor de sí a sus pacientes, tanto en términos de seguridad como de eficacia. En 1993, justo después de graduarme, no había ninguna asociación que pudiera reunir, de manera práctica, a médicos y escuelas de ca­pa­ci­tación de todas las disciplinas, por lo que fundé la Asociación de Medicina Complementaria (Complementary Medical Association, cma), que, con los años, se convirtió en la mayor y más respetada asociación de profesionales de cuidado natural de la salud.

Somos una organización mundial y, en mi caso, trabajo codo a codo con los gobiernos de todo el mundo para ayudarlos a homologar la medicina complementaria, de modo que tanto pacientes como doctores sepan exactamente quién está debidamente calificado y puede ofrecer los mejores tratamientos. La Comisión para la Política sobre Medicina Alternativa y Complementaria de la Casa Blanca en Estados Unidos me encargó que analizara todos los tipos de atención médica natural en los 50 estados y los homologara. Como podrás imaginar, fue una tarea titánica, pero también muy gratificante, ya que aceptaron por una­­ni­midad todas mis recomendaciones.

Esta no ha sido la única aventura que se ha cruzado en mi camino. Por ejemplo, me encomendaron una tarea similar para los gobiernos de Bulgaria y de Hungría, países con un gran historial de balneoterapia (curación por medio del agua), que tratan a los pacientes en unos excelentes balnearios médicos. Se bañan en aguas minerales y las beben; además, ofrecen muchos otros tratamientos, entre los que se encuentra el baño eléctrico (sí, un baño con corrientes eléctricas reales, como si te aplicaran electroestimulación transcutánea por todo el cuerpo) y el dispositivo de tracción en el agua (te suspenden de la cabeza en aguas profundas y te dejan colgando, literalmente. Es perfecto para resolver cualquier problema de la columna vertebral y provoca una relajación profunda, lo creas o no). Y sí, las he probado todas, en pro de la ciencia.

Logros sin importancia

Ahora voy a presumir un poco, no demasiado, así que ten paciencia. Te prometo que es por un buen motivo. Creo que cuando te embarcas en una aventura que realmente te va a cambiar la vida, y este libro es justo eso, es bueno saber que tu guía tiene credibilidad y que sabe una o dos cosas sobre el tema. Así que allá voy…

Como he llevado la medicina complementaria a un nivel verdaderamente profesional en todo el mundo, he recibido muchos premios y reconocimientos a lo largo del camino. Entre ellos:

• Gané el el Premio camexpo por mi contribución destacada a la medicina complementaria.

• Me nombraron asesora internacional honoraria y me otorgaron una cátedra en el Reino de Nepal.

• Fundé el Simposio sobre Salud Integrativa de Estados Unidos.

• Fui asesora honoraria de la Asociación de Productores de Alimentos Saludables (Health Food Manufacturers’ Association).

• Fundé y copresidí la Sociedad Británica para la Medicina del Estilo de Vida (British Society for Lifestyle Medicine).

• Fui presidenta de la Asociación de Medicina Complementaria (Complementary Medical Association).

También me han otorgado becas de investigación la Royal Society of Me­dicine y la Royal Society for Public Health. Así que hoy en día, cuando no estoy atendiendo a mis pacientes o dirigiendo la cma, me dedico a escribir, divulgar y dar conferencias por todo el mundo, casi siempre en escuelas de medicina (mis últimas intervenciones fueron en la Universidad de Cambridge y en la Universidad de Miami Miller School of Medicine), donde los estudiantes, y el profesorado en muchas ocasiones, quieren aprender sobre lo que realmente funciona en la medicina complementaria y saber dónde encontrar pruebas reales. También tengo la inmensa suerte de ser columnista de la revista Natural Health y ser la experta en atención médica natural para Discovery Health, además de que escribo en varios periódicos de distribución nacional.

Dónde comenzó todo

La verdad es que mi meta no era ser una experta en antienvejecimiento, pero mi vocación comenzó hace muchos años, cuando era adolescente y me estaba preparando para ser bailarina de ballet. En aquel momento, mi meta era conseguir un contrato de participación (parecido al del Sindicato de Actores de Estados Unidos). Había audiciones en mi escuela de ballet, me ofrecieron el codiciado contrato de participación y resultó que el trabajo consistía en ser bailarina en un circo. Pero no se trataba de un circo cualquiera; era una carpa de circo permanente en Battersea Park, en Londres, donde se presentaban los mejores actos circenses de todo el mundo. Recuerdo que conocí y saludé a la princesa Margarita, a Mick Jagger y a Jerry Hall y, en un sorprendente cambio en la lista de invitados, a Brian Ferry y a su pareja de entonces. También recuerdo que conocí al galán David Essex, a la mayoría de los Osmond y a muchos más. Fue algo increíble para una chica de 16 años. Para no extenderme demasiado, como no podía ser de otro modo, me volví loca por el apuesto equilibrista colombiano y decidí que regresar a la escuela de ballet era demasiado aburrido. Entonces, ¡qué cliché!, me escapé con el circo. Claro que no fue gratis. Tenía que ganarme mi sustento, y por eso aprendí equilibrismo y trapecio. Los adolescentes, por lo general, no tienen conciencia de su propia mortalidad, así que nunca se me ocurrió que podría llegar a caerme. Aun así, tuvimos unos cuantos accidentes leves, y viajamos a algunos lugares bastante lejanos por todo el mundo. Las torceduras y los cortes eran algo frecuente y, en mi caso, también las rozaduras causadas por el pelo de los elefantes, ya que hacía doble función como acróbata montada en elefantes y el pelo de estos animales es muy duro, áspero y puntiagudo (en los circos es muy común hacer doble función y varias actuaciones, así que sí, puesta a revelarlo todo, ¡también fui ayudante de mago y me lanzaron con un cañón!).

En la mayoría de los lugares donde trabajábamos no había acceso a la medicina convencional y por eso, si alguien se lesionaba, llamá­bamos al chamán del pueblo, al curandero o a la partera, quienes nos trataban con hierbas, pociones y todo tipo de brebajes. Y mejorábamos… ¡rápido! A pesar de que estuvimos en algunos entornos bastante primitivos, a menudo sin agua corriente ni electricidad, ninguno contrajimos nunca una infección. Eso me pareció extraordinario. Y cuando, después de cuatro años como artista de circo, regresé al Reino Unido y empecé a bailar en espectáculos del West End y similares, no pude hacer desaparecer la fascinación que sentía por las increíblemente poderosas y eficaces medicinas caseras que había conocido. Mi asombro llegó a tal punto que decidí que el siguiente paso debía ser estudiar medicina homeopática, y esa ha sido una de las mejores decisiones de mi vida, ya que me catapultó, casi como si me lanzaran con un cañón, hasta el mundo de la medicina complementaria, ¡y desde entonces no he vuelto la vista atrás!

Un trabajo interno

Como habrás notado, estoy haciendo todo lo posible por transmitir el mensaje de que el control de nuestra propia salud, y del modo en el que envejecemos, depende mucho más de nosotras de lo que podemos siquiera imaginar. Y, teniendo en cuenta que los seres humanos somos increíblemente complejos, no te sorprenderá saber que nuestra actitud es tan importante como nuestro estilo de vida si queremos conservar nuestra juventud.

Permanecer joven es muy importante para muchas personas, yo incluida, y tengo muchas amigas que harían prácticamente de todo para mantener su vitalidad, atractivo, inteligencia, forma física y agudeza mental. Solo hay que echar un vistazo a cualquier mostrador de belleza o revista de moda para ver productos y artículos que prometen revertir los signos del envejecimiento. La búsqueda de la vitalidad juvenil es tan importante para nosotros como sociedad que el tamaño de la industria antienvejecimiento se calculó en más de 250 mil millones de dólares en 2016 y alcanzó los 331.41 mil millones de dólares en 2020. Este campo está creciendo tan rápido que no es posible dar cifras reales sobre el tamaño del mercado; es como una avalancha.

La gente, desesperada por una solución rápida, que puede ser desastrosa, se gasta enormes sumas de dinero; todos conocemos los casos de las estrellas que se sometieron a cirugías plásticas con resultados horribles. Sin embargo, hay otras que saben cuándo detenerse y verse “bien” en vez de “pasada de mano”. Creo que la diferencia entre estos dos grupos de personas es que quienes tristemente se arruinan no tienen un compromiso a largo plazo con la salud ni con su bienestar interno, mientras que el otro grupo, como Jane Fonda, por ejemplo, han estado comprometidas toda su vida con la salud y el bie­nestar, y eso les permite recuperarse mejor de cualquier cirugía. Y, sobre todo, tienen la actitud adecuada que les permite saber qué hacer y, más importante aún, cuándo parar.

Aunque muchas personas tienden a ver la vanidad como algo superfluo, narcisista o egoísta, no siempre es así. De hecho, una dosis sa­ludable de vanidad es intrínsecamente importante para nuestro bie­nestar mental, físico y psicológico, y, en consecuencia, para mantener una edad biológica más joven. Enorgullecerse de la apariencia propia es, en sí mismo, una señal de juventud. En el lado opuesto, un indicador del inicio de un descenso hacia el declive prematuro y una vejez poco saludable es alguien que se da por vencida y ya no se esfuerza por presentarse bien, tanto en privado como en público. La vanidad es un poco como la historia del huevo y la gallina: si nos enorgullecemos de nuestra apariencia, nos sentimos mejor, y viceversa.

Curiosamente, esta es solo una de las pistas que nos ayudarán a decodificar el enigma del envejecimiento. Este proceso no es lineal y no está sujeto a la simple relación de causa y efecto. Es mucho más complejo y es posible que nuestra actitud tenga más impacto en el envejecimiento del que podamos imaginar.

Envejecer: ¿todo está en la mente?

Es muy posible que hasta 95% o más de nuestra mentalidad y creencias sobre el envejecimiento influya realmente en lo bien que envejezcamos. Es una parte esencial del rompecabezas del envejecimiento, aunque muy a menudo se pasa por alto, y por eso decidí convertirlo en un componente importante de este libro. Por supuesto, la nutrición, el ejercicio, etc., son importantísimos, pero si no tenemos la actitud adecuada, nos arriesgamos a que todo lo que hagamos sea una pérdida de tiempo.

Es imposible sobrestimar la importancia del modo en el que nos relacionamos con los mensajes subliminales de la sociedad sobre cómo se supone que debemos estar en un determinado momento de nuestra vida; por desgracia, nuestra cultura promueve las expectativas de un declive inevitable hacia la enfermedad y las dolencias.

La doctora Ellen Langer, una profesora de psicología de la Escuela de Medicina de Harvard, le dio la vuelta a esta noción equivocada mediante una investigación que ha demostrado que, en las circunstancias adecuadas, podemos revertir nuestra edad; no la cronológica, por supuesto, sino la biológica. De hecho, Langer cree que tenemos el control mental de nuestras enfermedades casi por completo, incluidos los padecimientos que creemos que forman parte inevitable del envejecimiento (para saber más al respecto, consulta EllenLanger.com).

Uno de los estudios más influyentes e interesantes de Langer es Counterclockwise (Sentido contrario a las agujas del reloj), llevado a cabo por primera vez en 1979 (y repetido para un documental de la bbc con el título de The Young Ones [Los jóvenes] en 2010 con unos resultados aún más sorprendentes). Dividieron dos grupos de hombres en un grupo de control y un grupo experimental. El grupo de control asistió a un retiro donde pasó una semana recordando el pasado. Mientras tanto, el grupo experimental permaneció una semana en un entorno donde todas las señales sensoriales que los rodeaban, como la decoración, la música y la comida, evocaban una época en la que los hombres habían sido 20 años más jóvenes y estaban en su apogeo, para ver si de este modo se sentían y actuaban como si fueran jóvenes otra vez. Al terminar el estudio, este grupo demostró una mejoría notable en las pruebas de salud de referencia, como las de audición, vista, memoria, destreza y apetito, mientras que en el grupo de control no se observaron cambios.

Y por si se necesitaran más pruebas sobre el efecto de nuestras mentes y percepciones en nuestro proceso de envejecimiento, la profesora Langer también demostró una fuerte conexión entre un determinado tipo de calvicie masculina y un aumento en el riesgo de cáncer de próstata. El cáncer de próstata es más común en los hombres mayores, y Langer y sus colegas creen que esto podría deberse a que los hombres calvos suelen sentirse mayores cada vez que se miran al espejo y reciben un recordatorio visual de que parecen estar envejeciendo. Además, algunos problemas cardíacos también van unidos a la calvicie, a pesar de que no existe una razón biológica obvia de una conexión entre estos dos fenómenos, y de ahí las hipótesis de los investigadores de que la actitud de los hombres sobre su edad podría ser en parte la responsable.

Así que, si Ellen Langer y sus colegas tienen razón, y sentirse, verse y comportarse de forma más juvenil básicamente te hace estar más sano, ¿qué deberíamos hacer? La profesora es bastante clara cuando afirma: “No aceptes esa actitud a la primera. Así no serás vulnerable ante ella. Creo que tenemos mucho más control sobre nuestra salud y bienestar de lo que muchos de nosotros nos damos cuenta”.

APUNTES SOBRE EL REJUVENECIMIENTO

La “esperanza de vida” y la “esperanza de vida saludable” son dos términos importantes que hallarás en este libro. Espero que te ayuden a cultivar un cambio de actitud que te permita ver la salud y el bienestar desde una perspectiva distinta, más fortalecida. Todos somos conscientes de que el término “esperanza de vida” significa la cantidad de años que vivimos, pero la “esperanza de vida saludable” es un concepto mucho más importante y relevante, ya que indica la cantidad de años que vivimos con buena salud y sin enfermedades. Por desgracia, en los países industrializados, aunque por lo general nuestra esperanza de vida está aumentando, nuestra esperanza de vida saludable está disminuyendo. ¡Este libro pretende cambiar eso!

Elige tu actitud de forma consciente

Si no vamos a caer en los mitos que la sociedad trata de vendernos sobre el envejecimiento, el siguiente paso es tratar de desarrollar una actitud más positiva respecto a nosotras mismas en relación con el modo en el que vemos el hecho de envejecer, ¿no crees?

En este libro profundizo en los pasos que puedes dar para asegurarte de que desarrolles una perspectiva juvenil y vibrante que te ayudará a retrasar tu reloj biológico.

Considera el ejercicio de la página siguiente como un ejercicio útil y divertido pues, aunque suene absurdo, realmente tiene el poder de mejorar tu estado de ánimo haciéndote sentir más joven, dinámica y libre.

Además, he incluido una frase positiva sobre la actitud al inicio de cada capítulo de la Parte II para asegurarme de que adoptes un estado de ánimo proactivo desde el principio con cada tema. También, al final de cada uno de estos capítulos, he incluido un recordatorio para que pienses en tu propia frase positiva sobre la actitud (encontrarás más información sobre cómo sacar el mayor partido de estas herramientas en la página 25).

¡Que comience la función!

Espero que la información de este libro te guíe hacia una emocionante aventura para que te veas y te sientas más joven, con más energía, más feliz, con más capacidad de adaptación al estrés, un mejor equilibrio hormonal, más inteligente y con mayor función cognitiva, mejor libido y mucho más. Puedes consultar también mi sitio web (JayneyGoddard.org) para tener acceso a más material que te ayudará a revertir tu edad. ¡Ten la seguridad de que estamos en esto juntas y que tengo muchísimas ganas de comenzar este viaje contigo!

PRÁCTICA PARA CONSOLIDAR
EL REJUVENECIMIENTO

Terapia de inmersión en la actitud

Siempre que te sientas vieja o cansada, inspírate en la revolucionaria investigación de la profesora Langer (consulta la página 20) y rodéate de “tus señales” para acordarte, bien sea de forma consciente o inconsciente, de cuando te encontrabas en tu mejor punto biológico. Para la mayoría, sería cuando estábamos a la mitad de un crecimiento increíble en nuestra adolescencia, o quizás durante nuestros veintes. Las siguientes sugerencias para el rejuvenecimiento son mi adaptación del “experimento de inmersión” de la profesora Langer. Mis pacientes apuestan por ellas, y yo también. ¡Diviértete!

• Pon la música que te encantaba cuando eras adolescente, canta todo lo fuerte que quieras y ponte a bailar en la sala.

• Encuentra algunos ejemplares de las revistas que leías en ese entonces y dedica un tiempo a hojearlas por placer.

• Pasa un tiempo recordando los carteles de tus ídolos de la época. Intenta no reírte. No lo olvides: ¡esto te está haciendo bien!

• Recuerda el pasado con tus fotos de antes para despertar viejos recuerdos y amistades de esa época.

• Date tiempo para realizar las actividades que te encantaban durante esos años y en las que eras buena, por ejemplo, bailar, actuar, jugar hockey, hacer manualidades o cualquier otra cosa.

• Invita a amigos de tu generación a una “fiesta de rejuvenecimiento”, donde pondrás la música que les encantaba a todos; incluso podrías ofrecer algunos refrigerios y bebidas retro. Imagínatela como una discoteca de las de antes.

• Intenta que la vestimenta vaya acorde con el ambiente. La verdad, ayudará mucho. ¡Es la hora de conseguirte un disfraz, si

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos