Un hombre parado ante un semáforo en rojo se queda ciego súbitamente. Es el primer caso de una «ceguera blanca» que luego se propagade manera fulminante. Internados en cuarentena o perdidos en la ciudad, los ciegos tendrán que enfrentarse a lo más primitivo de lanaturaleza humana: la voluntad de sobrevivir a toda costa. Con esas premisas, José Saramago traza una imagen aterradora y conmovedora de los tiempos de crisis. También, en el cruce de la literatura y la sabiduría, nos exhorta a los lectores a cerrar los ojos y ver más allá de las evidencias. Recuperar la lucidez y rescatarel afecto son dos propuestas fundamentales de una novela que es, además, una reflexión sobre la ética del amor y la solidaridad.
La crítica ha dicho:
«Una metáfora que, cuando se publicó, lo mismo podía valer para el sida que para el abandono de los mayores. En esta novela, la ceguera llega sin avisar y produce un deslumbramiento blanco permanente. De nuevo, desfilan lo mejor y lo peor de la especie. Como en las guerras».
Tereixa Constenla, El País
«Saramago siempre ha demostrado una imaginación audaz como novelista. Ésta es su obra más sorprendente e inquietante».
Harold Bloom
«No hay cinismo ni moraleja, sólo un reconocimiento lúcido y compasivo de las cosas tal como son, una cualidad que sólo puede calificarse honestamente como sabiduría».
The New York Times
«Hay novelas, como ésta, que después de leídas continuarán iluminando túneles en la conciencia,abriendo puertas de habitaciones a las que no nos habíamos asomado pese a estar dentro de nosotros».
Juan José Millás
«Saramago vuelve comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía».
Comité Nobel
«Un hombre con una sensibilidad y una capacidad de ver y de entender que están muy por encima de lo que en general vemos y entendemos los comunes mortales».
Héctor Abad Faciolince
«Saramago es un ejemplo, un estilo dignísimo de vida y literatura, que demuestra la posibilidad de navegar a contracorriente [...]. Su palabra tiene el valor de un anticongelante, de un remedio personal contra los vendavales de cinismo que nos envuelven».
Luis García Montero
«Yo no sé, ni quiero saberlo, de dónde ha sacado Saramago ese diabólico tono narrativo, duro y piadoso a un tiempo, [...] que le permite contar tan cerca del corazón y a la vez tan cerca de la historia».
Luis Landero
«Saramago escribe novelas sobre los mitos para desmitificarlos, [...] siempre para abordar la realidad que le rodea, para tratar de los problemas actuales que son de todos, y para que todo quede claro desde el principio».
Rafael Conte, Babelia
«Como Günter Grass o Cees Nooteboom, Saramago aspira a enlazar con un público que desborde límites nacionales».
El País