«Infértil», de Rosario Yori: el territorio de la duda
Todo mapa es una representación del mundo que refleja la visión de quien lo dibuja, y el Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales: trece libros, un año y un territorio común para la literatura de veintiún países que comparten un idioma con tantas voces y lenguas como hablantes. Invitados por LENGUA, los autores de la edición de 2024 exponen su geografía literaria y explican cómo ésta encaja en esta colección panhispánica global que presenta la mejor literatura en español. Aquí, Rosario Yori escribe sobre «Infértil».
Por Rosario Yori

Rosario Yori. Crédito: Ana Lía Orézzoli.
Una paloma vino a morir al techo que daba a mi ventana. Eran tiempos de pandemia y mirar por esa ventana era el único acceso que tenía entonces al aire libre… y ahí también se posó la muerte. Meses antes había recibido los resultados de análisis que me anunciaron que era infértil. No podía concebir de manera natural y, junto con mi esposo, me embarqué (no sin dudas y cuestionamientos) en un tratamiento médico de reproducción asistida. Quería aferrarme a la idea de que mi cuerpo era capaz de generar vida. Entonces, miraba nuevamente por la ventana y encontraba algo hermoso en la agonía de esa paloma. El viento mecía sus alas y levantaba las plumas de su cola como si ella misma fuera a alzar vuelo. A un año de la publicación de Infértil, reconozco en ese instante el germen de la novela.
La muerte de la paloma fue el primer fragmento que escribí. Lo que siguió fue documentar el tratamiento de fertilización in vitro, las dudas y sueños que trajo, así como escenas de mi relación y pasajes de mi infancia. Poco a poco, sin tener certeza de hacia dónde me conducían esos fragmentos sueltos pero urgentes, la historia personal alcanzó matices más universales al adentrarse en el terreno de la ficción.
Infértil narra la historia de una mujer (Rosario, como yo) que se encuentra en un momento decisivo: cerca de los 40 años, se enfrenta a su última oportunidad para ser madre. El reloj biológico no ha detenido su curso, su conteo ovárico es escaso y no tiene posibilidades de concebir de manera natural: es infértil. Empieza, entonces, un proceso médico invasivo que puede ayudarla a concebir, pero que a la vez la deshumaniza y la interpela. Exacerbada por las hormonas que se inyecta cada día, la protagonista se cuestiona sobre sus motivaciones para convertirse en madre, se incomoda por los mandatos y expectativas sociales, y explora los pliegues de su pasado y de su identidad.
La novela tiene una estructura fragmentada, como fragmentada se encuentra ella. A partir de entradas cortas que tienen como hilo conductor el tratamiento médico, Rosario introduce recuerdos de su infancia y de su relación, y se compara con otras mujeres —de su entorno y de épocas pasadas— que han lidiado con la infertilidad como un estigma y una condena. Aparecen también los mandatos sociales que la agobian y que se manifiestan en la cotidianidad de los personajes. Y en ese proceso reflexivo e introspectivo, los sueños y pesadillas sobre la maternidad se vuelven cada vez más insistentes para profundizar en una gran pregunta: ¿Es la maternidad el único camino?
El territorio de esta novela es, pues, la duda. Infértil explora no solo el duelo de una maternidad no alcanzada o la culpa por su postergación, sino la pregunta misma sobre la maternidad. Se trata de un terreno que admite zonas grises, contradicciones, incertidumbres, inseguridades, miedo y vulnerabilidad. La novela no da respuestas ni certezas: Rosario no tiene un deseo inequívoco, no es una heroína, no tiene una esperanza ciega ni asume que las cosas pasan por algo. No creo tampoco que dar respuestas sea territorio de la literatura. Al menos, no uno fértil. La protagonista duda porque se enfrenta a los límites de su cuerpo, de su sociedad, de su relación y de su deseo. Y, al permitirse habitar la duda, se resiste a la infertilidad.
Infértil es la historia de un tratamiento médico, pero es también un vaivén emocional que refleja las preguntas que se despertaron en mí a partir de un diagnóstico: preguntas sobre la identidad, sobre la maternidad, sobre los vínculos familiares, sobre el envejecimiento del cuerpo y, finalmente, una gran pregunta sobre la literatura como un terreno fértil para la trascendencia.
Mapa de las Lenguas es una colección panhispánica global que presenta la mejor literatura de veintiún países que comparten el idioma. Pero es, sobre todo, un itinerario de viaje por trece de los libros que el año pasado tuvieron mayor trascendencia en su país de origen y que, a lo largo de 2024, recorrerán el resto del ámbito del español.
Adentrarse en la obra de estas trece voces es transitar un territorio físico, tangible, pero también un espacio moral, intelectual, anímico, político y sociocultural. La lectura de un autor contemporáneo de cualquier país de habla hispana es una ventana a una forma de expresarse y escribir en español, pero también un modo de tomarle la temperatura a las preocupaciones y los anhelos de cada uno de esos lugares.