«Los astronautas», de Laura Ferrero: solo dragones
Todo mapa es una representación del mundo que refleja la visión de quien lo dibuja, y el Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales: trece libros, un año y un territorio común para la literatura de veintiún países que comparten un idioma con tantas voces y lenguas como hablantes. Invitados por LENGUA, los autores de la edición de 2024 exponen su geografía literaria y explican cómo ésta encaja en esta colección panhispánica global que presenta la mejor literatura en español. Aquí, Laura Ferrero escribe sobre «Los astronautas».
Por Laura Ferrero

Laura Ferrero. Crédito: Luis Gaspar.
La expresión latina «hic sunt dracones» ha servido para muchas cosas pero, en especial, para una: para soñar. Cuando los cartógrafos del Renacimiento señalaban en sus mapas aquellos territorios jamás transitados por el hombre, y, por consiguiente, probablemente llenos de inquietantes peligros, lo hacían mediante el dibujo de criaturas mitológicas o serpientes marinas. Debajo de ellas aparecía esa expresión que era un aviso para navegantes, el recordatorio de que a partir de ese punto no existía nada conocido. Solo dragones.
Todos los territorios que me interesan empiezan y terminan en un vacío, en un interrogante. En mi última novela, Los astronautas, cuyo punto de partida es autobiográfico, la acción arranca precisamente de la imperiosa necesidad de cruzar un vacío, de entender lo que probablemente –y eso lo supe desde el principio– no haya manera de entender. Me explico. A los 34 años vi por primera vez una foto de mi familia, de mis padres y de la niña que era yo. Mis padres se habían separado cuando yo cumplí un año y medio y todo el rastro de aquella familia primigenia se perdió. Ambos rehicieron sus vidas de manera que yo crecí pivotando entre las dos familias que formaron posteriormente. Al ver esa imagen por primera vez, más allá del impacto inicial, entendí que me faltaba un mapa o, al menos, las coordenadas para acercarme a ese punto ciego del que toda mi historia procedía.
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Me hubiera gustado que Los astronautas se titulara Mis padres, es decir, me hubiera gustado que la realidad pudiera explicar la realidad. Pero ninguno de los protagonistas de aquella historia quiso hablar de lo ocurrido, de manera que necesité recorrer a la ficción, a esa verdad que habita siempre tras la imaginación, y encontré, en las historias de la conquista espacial y en mi fascinación infantil por los exploradores del espacio, la metáfora que me permitía transitar aquello que tenía tan cerca pero que no podía ver. Por tanto, Los astronautas no es la historia de mi familia, sino la historia de una niña, la que fui yo, tratando de entender el cómo y el porqué de la extinción de ese universo del que brevemente formó parte.
La novela empieza con un primer capítulo llamado Ultima Thule, que es el nombre que recibe el objeto celeste más lejano que la humanidad ha explorado nunca, una colección de cuerpos helados a unos 6.500 millones de kilómetros de distancia del Sol. En Latín, Ultima Thule significa «un lugar más allá del mundo conocido». A veces es necesario –o lo fue para mí en la reconstrucción de una historia tan personal como Los astronautas–, irse lo más lejos posible, alcanzar ese punto exacto que señala que a partir de ahí solo nos saldrán al paso dragones. Desde ahí, quizás se pueda empezar a andar. Y, con suerte, tal vez a escribir.
Mapa de las Lenguas es una colección panhispánica global que presenta la mejor literatura de veintiún países que comparten el idioma. Pero es, sobre todo, un itinerario de viaje por trece de los libros que el año pasado tuvieron mayor trascendencia en su país de origen y que, a lo largo de 2024, recorrerán el resto del ámbito del español.
Adentrarse en la obra de estas trece voces es transitar un territorio físico, tangible, pero también un espacio moral, intelectual, anímico, político y sociocultural. La lectura de un autor contemporáneo de cualquier país de habla hispana es una ventana a una forma de expresarse y escribir en español, pero también un modo de tomarle la temperatura a las preocupaciones y los anhelos de cada uno de esos lugares.