Contenido
Prólogo
Los amigos de Dani el Rojo han escrito sobre él:
Cita
Primera parte
1 Los primeros años
2 Los Maristas del paseo de San Juan
3 La Academia Febrer
4 La banda del Chino
5 Estefanía
6 Braulio e Irene
7 La banda de José María
8 La primera detención
9 Buscándome la vida
10 Jesús y Silvia
11 El primer pico de heroína
12 Mostrador de electrodomésticos
13 Robando pisos
14 Los primeros robos a comercios
15 La banda de Rodolfo
16 La gente de Calvo Sotelo
17 La BRIPAC
Segunda parte
18 Los primeros meses en el Cesar’s
19 El banco de Cornellá
20 La agencia de viajes President
21 El banco de Terrassa
22 Las nuevas timbas: el Club 103 y la Peña Sant Jordi
23 Zumbando con Raúl
24 El atraco a la timba de Santa Coloma
25 El Club 103
26 El reencuentro con Estefanía
27 El anillo de brillantes de Tomás, y la novicia
28 Las últimas horas de Samuel
29 Jean Claude y los argelinos
30 Vendetta
31 El New Cesar’s
32 Atraco a la joyería
33 La Modelo
Tercera parte
34 La primera galería
35 Los primeros pasos en menores
36 El día a día en la primera galería
37 El grupo de los calorros
38 La quinta galería
39 Cabo de la primera
40 Diligencias previas
41 El burle en menores
42 La navidad de 1981
43 Comunicaciones
Cuarta parte
44 La vida en la sexta galería
45 El cine de la Modelo
46 El día a día en la sexta galería
47 Los caballistas
48 Un año en el talego
49 La fuga de los diez reclusos y los últimos meses de prisión
50 Adiós a la Modelo
Quinta parte
51 De nuevo en la calle
52 El negocio del minigolf
53 Camino a la perdición
54 El círculo vicioso: rambleando
55 De nuevo, en el tubo
Sexta parte
56 De patitas en el trullo
57 Malos tiempos en la sexta galería
58 Traslado a la tercera galería por destino
59 Pisando asfalto
60 De ruta por el Triángulo de Oro
61 El ajuste de cuentas de Santa Catalina
62 El lío del 22
63 Un mal paso
Séptima parte
64 Un nuevo ingreso en la Modelo
65 Malentendidos
66 Los trapicheos en la cuarta
67 Trifulca entre bandas
68 A la sombra en la quinta galería
69 Los trapos sucios de la quinta
70 El día a día en la celda de castigo
71 Vicisitudes en la cuarta
72 El juicio por lo de Santa Catalina
73 Empezar de cero
74 Estocada por sorpresa
Octava parte
75 Nuevas expectativas: el Tratamiento
76 De la cocina a auxiliar de pagador
77 El bisnes de las estampitas
78 Postiglioni y Maniche
79 A la sombra del bicho
80 En la boca del lobo
81 De mierda hasta el cuello
82 El acuerdo de intereses
83 Estirando la cuerda
84 Liándola en el primer permiso
85 Saldando deudas
86 El tercer grado
87 El trajín de los permisos
88 Zumbando el Zeleste
89 Traslado por la cara
Novena parte
90 En busca y captura
91 Currando con los Guaperas
92 El boceto de Da Vinci
93 El marrón con los colombianos
94 En el queo de Marcelo
95 Venganza
96 El inicio de una excelente sociedad delictiva
97 Zumbando a mansalva
98 Tiroteo en la Barceloneta
99 La sorprendente vida de Benavente Pérez
Epílogo
Agradecimientos
Pequeño diccionario de argot cotidiano
Prólogo
De un tiempo a esta parte mis mejores amigos son gánsters, chorros y piratas... No tenemos un universo en común como con mis compañeros de oficio, pero encontré en mis queridos bandidos un profundo entender, la confianza de la balanza y la tranquilidad de saber que siempre contamos para nosotros y en todas...
Venía preocupado por el estado del hígado de Dani el Rojo y aquél era el motivo de mi viaje a Barcelona; la noche anterior había estado cantando en Zaragoza, y quise encontrar a mi «ñero» antes de seguir viaje a Girona... Confieso que llegué con cierta preocupación; todavía no había escuchado los últimos partes del estado de las cosas, no de la boca de mi entrañable y permanente anfitrión en Barcelona (y donde sea que haga falta la compañía protectora de un amigo con espaldas capaces de sostener un mundo). Bajo el sol del mediodía me encontré con Dani, sonriendo y con los brazos abiertos...
Los dos somos asilvestrados padres de familia, tenemos las mismas dificultades para dormir de noche y las mismas soluciones, los dos sobrevivimos a las complicaciones derivadas de los infiernos tóxicos aunque, conociendo la vida de Dani, adivino que sus infiernos fueron más profundos, más calientes y más peligrosos. Como sea, contamos con nosotros. Si Dani me pide una mano, yo le doy las dos.
Conducimos fumando con el mar a la diestra; dos palabras de mi compadre me dejan más tranquilo, ya sé suficiente para bailar con la más fea. Sabe qué decirme para seguir vivos y coleando; me trasmite serenidad, normalidad y alegría.
Así llegamos al chiringuito de Escribà, donde saludamos a unos Hell Angels antes de sentarnos a unos metros de la arena, y observar a la gente paseando en bicicleta. Estamos en octubre y en media España ya hace fresco para andar en manga corta. Sin embargo, en Barcelona la gente exprime los últimos calores y se deja acariciar por los rayos de sol mirando el mar. Nosotros brindamos, abstemios, con la sonrisa intacta, antes de mostrarle los dientes a un triple arroz, un tríptico de paellas.
Cuando puedo, llego a Barcelona un día antes. Un día antes de lo que sea. Entonces comemos con Dani en el puerto, buscamos tatuadores, motociclistas, compramos absenta, vemos instrumentos y ropa; vamos al Paseo de Gracia y nos regalamos gafas de sol, entramos en las tiendas buscando regalos para la familia, vamos a tiendas mod... Barcelona es la excusa para compartir un día.
En el chiri me espera una furgoneta que me lleva a Girona.
Algunas semanas después, me llega Confesiones de un gánster de Barcelona en soporte