Fronteras del infinito (Las aventuras de Miles Vorkosigan 7)

Fragmento

Creditos

Título original: Borders of Infinity

Traducción: Márgara Auerbach

1.ª edición: abril, 2016

© 2016 by Lois McMaster Bujold

© Ediciones B, S. A., 2016

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-229-5

Ilustración de portada: © Leo Flores

Diseño de colección: Ignacio Ballesteros

Maquetación ebook: Caurina.com

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

Dedicatoria

 

 

 

 

 

A John

Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

 

Presentación

Uno

Las montañas de la aflicción

Dos

Laberinto

Tres

Fronteras del infinito

Cuatro

Apéndice

El autor

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Presentación

FRONTERAS DEL INFINITO presenta tres nuevas aventuras de Miles Vorkosigan, a quien nuestros lectores pudieron conocer en EL APRENDIZ DE GUERRERO. Miles se ha convertido ya en el personaje emblemático de una de las mejores y más amenas series de la moderna ciencia ficción.

Lois McMaster Bujold, la nueva revelación de la moderna ciencia ficción norteamericana, ha publicado ocho libros, todos ellos ambientados en un mismo universo coherente, en el que se dan cita tanto los cuadrúmanos de EN CAÍDA LIBRE (premiada con el Nebula) como los planetas y los sistemas estelares que presencian las aventuras de Miles Vorkosigan, su héroe más característico.

En el APÉNDICE de este volumen se incluye un esquema argumental del conjunto de los libros de Bujold aparecidos hasta hoy, ordenados según la cronología interna de su serie. De hecho, el orden real de su publicación en inglés ha sido el siguiente:

Shards of Honor (junio de 1986)

The Warrior’s Apprentice (agosto de 1986). [EL APRENDIZ DE GUERRERO, NOVA ciencia ficción, número 33]

Ethan of Athos (diciembre de 1986)

Falling Free (abril de 1988). [EN CAÍDA LIBRE, NOVA ciencia ficción, número 24]

Brothers in Arms (enero de 1989)

Borders of Infinity (octubre de 1989). [FRONTERAS DEL INFINITO, NOVA ciencia ficción, número 451

The Vor Game (septiembre de 1990) Barrayar (octubre de 1991)

Como puede verse, Bujold, con sus tres novelas de 1986, tanteó al principio diversos personajes posibles: los padres de Miles en SHARDS OF HONOR, el mismo Miles en EL APRENDIZ DE GUERRERO y la comandante Elli Quinn en ETHAN OF ATHOS. El impresionante éxito popular de EL APRENDIZ DE GUERRERO junto al gran atractivo de un personaje como Miles Vorkosigan ha llevado a que éste se haya convertido en el protagonista central de la serie, aunque Bujold ha continuado narrando las aventuras de los padres de Miles en su novela más reciente: BARRAYAR (1991).

Aunque los datos de que dispongo cuando escribo esta presentación (primera semana de septiembre) son sólo provisionales, parece ser que el Hugo de novela de 1991 lo ha obtenido Lois McMaster Bujold con THE VOR GAME, una nueva aventura en la serie protagonizada por Miles Vorkosigan. Tal acontecimiento tiene una importancia especial, pues el Hugo, en particular en este año de 1991, se presentaba muy disputado por la gran calidad de todas las obras finalistas: THE VOR GAME de Lois McMaster Bujold, LA CAÍDA DE HYPERION de Dan Simmons, QUEEN OF ANGELS de Greg Bear, EARTH de David Brin y THE QUIET POOLS de Michael P. KubeMcDowell. Para muchos, Simmons y Brin eran los candidatos más claros para obtener el premio y el hecho de que se le haya concedido a Bujold no hace más que confirmar la sorprendente acogida popular de una autora de gran calidad, cuyas obras, muy amenas, se leen siempre con gran satisfacción.

Respecto al Hugo de 1991, me apresuraré a decir que cuatro de estas novelas finalistas se editarán en castellano en las colecciones de Ediciones B. En concreto las de Bujold, Simmons y Bear se publicarán en esta misma colección y ya tendré oportunidad de comentarlas. Pero EARTH (Tierra) de David Brin (por cierto con una cuidada y brillante traducción de Rafael Marín Trechera) aparecerá en la colección Éxito Internacional. Hay para ello varias razones, entre las que destacan el posible carácter de best-seller de esta última obra de Brin y, también, el exagerado precio de los derechos de edición que ha solicitado el nuevo agente español del autor, que aleja prácticamente a este escritor de las colecciones especializadas y de los géneros todavía minoritarios como la ciencia ficción. Aprovecho pues esta oportunidad para recomendar a los lectores de esta colección que no se olviden de TIERRA, de David Brin. Aunque en España no se publique en una colección especializada en el género, claramente se trata de una de las mejores obras de ciencia ficción aparecidas en 1990. No quisiera que se repitiese algo parecido a lo que ocurrió con LAS TORRES DEL OLVIDO (1987-Ediciones B, Colección Tiempos Modernos, número 7) del australiano George Turner, una obra comparable a UN MUNDO FELIZ de Huxley y a 1984 de Orwell, y que muchos buenos aficionados a la ciencia ficción todavía desconocen por haberse publicado en una colección no especializada.

Pero volviendo a Lois McMaster Bujold, el Hugo por THE VOR GAME no es el primer premio que obtiene esta brillante autora. EN CAÍDA LIBRE (1988) había recibido ya el premio Nebula, tal vez más elitista y menos popular que el Hugo, pues es otorgado por la Science Fiction Writers of America (SFWA) y decidido por votación de los escritores norteamericanos de ciencia ficción. Generalmente el premio Nebula, votado por un gran colectivo de profesionales expertos en la materia, suele prestar mayor atención a la calidad literaria que, a veces, resulta olvidada en otros premios de cariz más popular como el Hugo y el Locus. De hecho, como decía al presentar otras obras de Bujold, la amenidad y frescura de sus narraciones oculta una engañosa dificultad y una manifiesta habilidad literaria, que supieron valorar sus colegas de la SFWA.

Pero, además del reconocimiento de sus colegas y del éxito popular confirmado por el reciente Hugo obtenido por THE VOR GAME, Bujold ha recibido ya otros galardones por la serie de Vorkosigan. En concreto, The Mountains of Mourning (Las montañas de la aflicción), incluida en este libro, obtuvo el premio Hugo de 1990 y el Nebula de 1989 en la categoría de la novela corta. Y también otra narración de este volumen, Labyrinth (Laberinto), fue seleccionada por los lectores de la prestigiosa revista Analog como la mejor novela corta publicada en el año 1989.

Así pues, FRONTERAS DEL INFINITO reúne tres buenas narraciones protagonizadas por Miles Vorkosigan en uno de los mejores y más completos fix-up de la moderna ciencia ficción. Con el añadido de una simplísima trama urdida para que Miles narre aventuras pasadas, se nos presentan aquí dos novelas cortas (Las montañas de la aflicción y Laberinto) publicadas previamente en Analog en 1989 y otra narración (Las fronteras del infinito), de la misma extensión, aparecida en 1987 en la revista Freelancers. De hecho, Bujold suele presentar muchos de sus relatos y novelas en revistas, preferentemente en Analog donde han aparecido, publicadas por entregas, tanto EN CAÍDA LIBRE como BARRAYAR, su obra más reciente.

Si me obligasen a elegir entre las tres narraciones que forman este libro, posiblemente me decidiera por el inteligente y emotivo tratamiento que Bujold logra en Las montañas de la aflicción en torno a un tema de gran interés: los prejuicios sociales y sus consecuencias. Pero sería injusto olvidar el interés de las aventuras narradas en Laberinto, con la presencia de una cuadrúmana y una posible reflexión antirracista nacida en torno a la manipulación genética. Y para terminar, la última narración que da título al libro es una amena exploración de temas cuya conjunción resulta particularmente curiosa: religión, supervivencia y estrategia militar. El conjunto compone una notable muestra del buen hacer literario de Lois McMaster Bujold y, sobre todo, de su gran inteligencia, superior incluso a aquella de que hace gala su principal personaje.

MIQUEL BARCELÓ

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Uno

—Tiene una visita, teniente Vorkosigan.

Un rastro de pánico vidrioso tembló en la cara del enfermero, en general inexpresiva. Después, se hizo a un lado para dejar pasar al hombre que había escoltado hasta la habitación de Miles en el hospital. Miles Vorkosigan logró ver una imagen fugaz de su rápida huida antes de que la puerta se cerrara detrás del visitante.

La nariz chata, los ojos brillantes y una expresión amigable, tranquila, daban al hombre un falso aire de juventud a pesar de que su cabello castaño se teñía ya de gris en las sienes. Tenía un cuerpo ágil, llevaba ropas de civil y no irradiaba ninguna aureola de amenaza a pesar de la reacción del enfermero. En realidad, casi no tenía aureola. Su trabajo como agente secreto en los primeros años de su carrera había proporcionado a Simon Illyan, jefe de la Seguridad Imperial de Barrayar, el hábito de no hacerse notar.

—Hola, jefe —dijo Miles.

—Se te ve muy mal —señaló Illyan, con tono amable—. No te molestes en hacerme ninguna reverencia.

Miles se rió por la nariz y eso le dolió. Le dolía todo, excepto los brazos, vendados e inmovilizados desde los omóplatos hasta la punta de los dedos, y eso que aún le duraba la anestesia. Miles se revolvió en su bata de hospital para cubrirse más con las sábanas, buscando una comodidad imposible.

—¿Qué tal la cirugía de sustitución de huesos? —preguntó Illyan.

—Más o menos como esperaba. Ya me lo habían hecho en las piernas. Lo peor fue abrir la mano derecha y el brazo y sacar las astillas de huesos. Aburrido y largo. La izquierda fue mucho más rápida porque los fragmentos eran más grandes. Ahora tengo que esperar un poco para ver si los trasplantes de médula aceptan la matriz sintética. Voy a estar un poco anémico por un tiempo.

—Espero que eso de volver de las misiones en camilla no se convierta en un hábito.

—Venga, Illyan, es la segunda vez. Y además, al final voy a tener todos los huesos reemplazados. Para cuando tenga treinta años, voy a ser de plástico. —Miles pensó en esa posibilidad con tristeza. Si más de la mitad de su cuerpo se convertía en repuestos artificiales, ¿podrían declararlo legalmente muerto? Pensó que tal vez llegaría la hora en que entraría en la fábrica de prótesis gritando: ¡mamá! ¿O era que los sedantes de los médicos lo estaban volviendo un poco loco...?

—En cuanto a tus misiones... —dijo Illyan con firmeza.

Ah. Así que esta visita no era sólo una expresión de apoyo personal, si es que Illyan había demostrado alguna vez interés personal. No. Obviamente era por algo difícil de comunicar.

—Tienes mis informes —insinuó Miles con cautela.

—Tus informes, como siempre, son obras maestras del doble sentido y la ambigüedad —replicó Illyan. Sonaba del todo sereno al respecto.

—Bueno... ya sabes... cualquiera podría leerlos. Nunca se sabe.

—Eso de «cualquiera» me parece una exageración —dijo Illyan—. Pero está bien.

—Entonces, ¿cuál es el problema?

—Dinero. En concreto, la justificación de ciertos gastos.

Tal vez eran las drogas que le habían metido en el cuerpo, pero Miles no entendía nada.

—¿No estás conforme con mi trabajo? —preguntó, casi como un ruego.

—Aparte de tus heridas, los resultados de tu última misión son altamente satisfactorios... —empezó a decir Illyan.

—Será mejor que lo sean —murmuró Miles, con amargura.

—... y tus últimas... aventuras... en la Tierra todavía son secretas. Las discutiremos más tarde.

—Antes tengo que informar a algunas autoridades superiores —interrumpió Miles.

Illyan hizo un gesto con la mano para restarle importancia.

—Entiendo. No. Estas acusaciones vienen de la época de lo de Dagoola y de antes.

—¿Acusaciones? —murmuró Miles sorprendido. Illyan lo estudió, pensativo.

—Considero que lo que gasta el emperador para mantener tu conexión con los Mercenarios Libres de Dendarii vale sólo como medida de seguridad interna. Si tuvieras un puesto permanente... digamos en el Cuartel General Imperial aquí, en la capital, serías el centro de movimientos y complots a todas horas. Te rondarían no sólo los que buscan puestos o favores, sino también cualquiera que quisiera llegar a tu padre a través de ti. Como ahora.

Miles entrecerró los ojos como si al enfocar mejor la mirada pudiera también centrar sus pensamientos.

—¿Eh?

—Recientemente, ciertos individuos de la Contaduría Imperial han estado estudiando con lupa los informes de las ope

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