¿Qué es el coraje?
En principio no hay mucha diferencia entre una persona cobarde y una valiente. La única diferencia es que el cobarde escucha sus miedos y se deja llevar por ellos, mientras que la persona valiente los aparta y continúa su camino. La persona valiente se adentra en lo desconocido a pesar de todos los miedos.
VALENTÍA es adentrarse en lo desconocido a pesar de todos los miedos. La valentía no es falta de miedo. La falta de miedo surge cuando cada vez te vuelves más valiente. La falta de miedo es la experiencia absoluta de la valentía; es la fragancia de la valentía cuando ésta es absoluta. Pero, en principio, no hay tanta diferencia entre una persona cobarde y una valiente. La única diferencia es que el cobarde presta atención a sus miedos y se deja llevar por ellos, mientras que la persona valiente los aparta y sigue su camino. La persona valiente se adentra en lo desconocido a pesar de todos sus miedos. Conoce el miedo, sabe que está ahí.
Cuando te adentras en un mar desconocido, como hizo Colón, tienes miedo, un miedo terrible, porque nunca sabes lo que puede suceder. Abandonas la orilla de la seguridad. En cierto sentido, estabas perfectamente, pero te faltaba una cosa: la aventura. Te emociona adentrarte en lo desconocido. El corazón empieza a latir de nuevo, estás vivo de nuevo, totalmente vivo. Todas las células de tu ser están vivas porque has aceptado el desafío de lo desconocido.
Aceptar el desafío de lo desconocido, a pesar de todos los miedos, es valentía. Los miedos están ahí pero, si sigues aceptando el reto, poco a poco, esos miedos irán desapareciendo. La experiencia de felicidad que nos produce lo desconocido, el gran éxtasis que empieza a suceder con lo desconocido, te vuelve más fuerte, te da integridad, agudiza tu inteligencia. Por primera vez, empiezas a sentir que la vida no es sólo aburrimiento, sino aventura. Después, poco a poco irán desapareciendo los miedos y siempre estarás buscando alguna aventura.
Pero, básicamente, la valentía es arriesgar lo conocido por lo desconocido, lo familiar por lo no familiar, lo cómodo por lo incómodo, una ardua peregrinación a un destino desconocido. Uno nunca sabe si será capaz de conseguirlo o no. Es apostar, y sólo los jugadores saben lo que es la vida.
EL TAO DEL CORAJE
La vida no escucha tus razonamientos; va por su propio camino sin detenerse. Tú tienes que escuchar a la vida, la vida no va a escuchar tus razonamientos, no le interesan tus disquisiciones.
Cuando vas por la vida, ¿qué te encuentras? Se acerca una gran tormenta, y los árboles grandes se caen. Deberían sobrevivir, según Charles Darwin, porque son los más aptos, los más fuertes, los más poderosos. Fíjate en un viejo árbol de ocho metros de altura y trescientos años. La misma presencia del árbol da fuerza, da sensación de fuerza y poder. Hay millones de raíces que se han extendido por la tierra, profundizando para que el árbol esté de pie con todo su poder. El árbol, por supuesto, lucha, no quiere claudicar, no quiere rendirse… pero cae durante la tormenta, muere, ya no está vivo y toda la fuerza que tenía se ha ido. La tormenta ha sido demasiado, la tormenta siempre es demasiado, porque viene de la totalidad y el árbol sólo es individual.
También hay plantas pequeñas y hierba corriente; cuando llega la tormenta la hierba cede, por eso la tormenta no puede hacerle daño. Como mucho la limpiará bien, nada más; arrastrará toda la tierra que se haya ido acumulando sobre la hierba. La tormenta le da una buena ducha, y cuando se acaba, las pequeñas plantas y las hierbas están de nuevo bailando felices. La hierba casi no tiene raíces, hasta un niño la puede arrancar, pero ha vencido a la tormenta. ¿Qué ha ocurrido?
La hierba ha seguido el camino del Tao, el camino de Lao Tzu, y el árbol ha seguido el camino de Charles Darwin. El gran árbol era muy racional: intentó resistirse, intentó demostrar su fuerza. Si intentas demostrar tu fuerza, serás derrotado. Todos los Hitlers, Napoleones y Alejandros son árboles grandes, fuertes. Serán derrotados. Los Lao Tzus son pequeñas plantas: nadie las puede derrotar porque siempre están dispuestas a ceder. ¿Cómo vas a derrotar a alguien si está dispuesto a ceder, si dice: «Ya me has derrotado», si dice: «Señor, disfrute de su victoria, no hace falta que se moleste, ya me ha vencido»? Incluso un Alejandro se sentiría inútil delante de un Lao Tzu, no podría hacer nada. Esto es exactamente lo que sucedió…
En la época de Alejandro había un sannyasin, un místico que se llamaba Dandamis; en esa época Alejandro estaba en India. Cuando se iba a marchar a India, los amigos le dijeron que a la vuelta debía traerles un sannyasin, ya que esa rara flor sólo florecía en India. —Trae un sannyasin —le dijeron—. Vas a traer muchas cosas pero no te olvides de traernos un sannyasin, queremos conocer el fenómeno del sannyas, qué es, qué es exactamente un sannyasin.
Estaba tan entregado a las guerras y las luchas que estuvo a punto de olvidarse; pero al regresar, justo en la frontera de India, de repente se acordó. Cuando estaba a punto de abandonar el último pueblo, le pidió a sus soldados que fuesen al pueblo y preguntasen si había algún sannyasin por los alrededores. Dio la casualidad de que allí, al lado del río, estaba Dandamis, y la gente dijo: —Has preguntado en el momento oportuno, has llegado en el momento oportuno. Hay muchos sannyasins, pero siempre es raro encontrar un verdadero sannyasin, y ahora está aquí. Puedes recibir darshan,1 puedes visitarle.
Alejandro se rió y dijo: —No he venido aquí para recibir darshan, irán mis soldados a buscarle. Me lo llevaré a la capital de mi país.
—No va a ser tan fácil —dijeron los aldeanos.
Alejandro no podía creerlo, ¿qué dificultad podía haber? Había conquistado a emperadores y grandes reyes, ¿qué dificultad podía tener con un pobre mendigo, un sannyasin? Los soldados fueron a encontrarse con el tal Dandamis que estaba desnudo en la orilla del río. —Alejandro Magno te invita a acompañarle a su país —le dijeron—. Tendrás todas las comodidades y te proporcionará todo lo que necesites. Serás huésped del rey.
El faquir desnudo se rió y dijo: —Decidle a vuestro amo que quien se llama a sí mismo magno no puede ser magno. Y nadie me puede llevar a ningún sitio… un sannyasin se mueve como las nubes, con libertad absoluta. No soy esclavo de nadie.
—Debes haber oído hablar de Alejandro Magno, es un hombre peligroso. Si le dices que no, no te hará caso, simplemente te cortará la cabeza —le dijeron.
El sannyasin dijo: —Es mejor que le digáis a vuestro maestro que venga, quizá pueda entender lo que estoy diciendo.
Alejandro tuvo que ir, porque los soldados volvieron y le dijeron: —Es un hombre extraño, luminoso, emana algo del más allá. Está desnudo, pero en su presencia no lo notas, sólo te das cuenta después. Es tan poderoso que en su presencia te olvidas de todo el mundo. Es magnético, y está rodeado de un enorme silencio; es como si los alrededores gozasen con su presencia. Vale la pena verle, pero parece que el pobre hombre va a tener problemas, porque dice que nadie le puede llevar a ningún sitio, que no es esclavo de nadie.
Alejandro fue a verle con la espada desenvainada. Dandamis se rió y dijo: —Baja tu espada, aquí no te servirá de nada. Vuelve a envainar la espada; aquí no te servirá de nada porque sólo puedes herir mi cuerpo, y hace tiempo que lo abandoné. Tu espada no me puede herir, por tanto vuelve a guardarla; no seas infantil.
Y se dice que ésta es la primera vez que Alejandro obedeció las órdenes de alguien, porque en presencia de este hombre no podía recordar quién era. Volvió a guardar la espada en su vaina y dijo: —Nunca he conocido a un hombre tan bello. —Cuando volvió a su campamento dijo—: Es difícil matar a un hombre que está dispuesto a morir, no tiene sentido hacerlo. Puedes matar a alguien que se resiste, entonces, tiene algún sentido; pero no puedes matar a alguien que te está diciendo: «Ésta es mi cabeza, córtamela.»
Y Dandamis realmente dijo: —Ésta es mi cabeza, córtamela. Cuando caiga, verás cómo rueda por la arena, y yo también veré cómo cae en la arena, porque no soy el cuerpo. Soy un testigo.
Alejandro tuvo que comunicárselo a sus amigos: —Podía haber traído algunos sannyasins, pero no eran sannyasins. Luego me encontré con un hombre que era realmente extraño; teníais razón en lo que decíais, es una rara flor, pero nadie le puede obligar porque no tiene miedo a la muerte. Si una persona no tiene miedo a la muerte, ¿cómo puedes obligarle a hacer algo?
Tu miedo es lo que te esclaviza, es tu miedo. Si no tienes miedo ya no eres un esclavo; de hecho, tu miedo te obliga a esclavizar a los demás antes de que ellos te esclavicen a ti.
La persona que no tiene miedo, no le tendrá miedo a nadie y nadie le temerá. El miedo desaparece completamente.
EL CAMINO DEL CORAZÓN
La palabra «coraje» es muy interesante. Proviene de la raíz latina, cor, que quiere decir corazón. La palabra coraje proviene de la raíz cor —cor quiere decir corazón—, por tanto, ser valiente significa vivir con corazón. Los cobardes y sólo los cobardes viven con la cabeza; están atemorizados, se rodean de la seguridad de la razón. Atemorizados, cierran todas las ventanas y las puertas y se esconden detrás.
El camino del corazón es el camino del coraje. Es vivir en la inseguridad, es vivir con amor, con confianza; es adentrarse en lo desconocido. Es renunciar al pasado y permitir el futuro. Coraje es adentrarse por caminos peligrosos. La vida es peligrosa, y sólo los cobardes pueden evitar el peligro, pero entonces, ya estarán muertos. La persona que está viva, realmente viva, vital, siempre se aventurará a lo desconocido. Allí encontrará peligros, pero se arriesgará. El corazón siempre está dispuesto a arriesgarse, al corazón le gusta apostar. La cabeza es un hombre de negocios. La cabeza siempre hace cálculos, es astuta. El corazón no es calculador.
La palabra inglesa courage es muy bonita, muy interesante. Vivir a través del corazón es descubrir el significado. El poeta vive a través del corazón y, poco a poco, empieza a sentir en su corazón los sonidos de lo desconocido. La cabeza no puede escucharlos, está demasiado lejos de lo desconocido. La cabeza está llena de lo conocido.
El corazón siempre está dispuesto a arriesgarse, al corazón le gusta apostar. La cabeza es un hombre de negocios. La cabeza siempre hace cálculos, es astuta.
¿Qué es tu mente? Es todo lo que has conocido. Es el pasado, lo que ha muerto, lo que se ha ido. La mente no es más que pasado acumulado, memoria. El corazón es futuro; el corazón es esperanza, el corazón siempre está en algún lugar del futuro. La cabeza piensa en el pasado, el corazón sueña con el futuro.
El futuro está por venir. El futuro todavía no existe. El futuro todavía tiene una posibilidad, llegará, ya está llegando. En cada momento, el futuro se convierte en presente y el presente se convierte en pasado. El pasado no tiene ninguna oportunidad, ya ha sido utilizado. Ya te has alejado de él, se ha extinguido, está muerto, es como una tumba. El futuro es como una semilla; está por venir, siempre está por venir, siempre llega y se encuentra con el presente. Siempre estás cambiando. El presente no es más que un cambio hacia el futuro. Es el paso que ya has dado; es ir hacia el futuro.
TODO EL MUNDO QUIERE SER AUTÉNTICO, porque ser auténtico da mucha alegría y mucha felicidad, ¿por qué deberíamos ser falsos? Tienes que tener el valor de profundizar un poco más: ¿Por qué tienes miedo? ¿Qué te puede hacer el mundo? La gente se puede reír de ti; les sentará bien, la risa siempre es una medicina, es saludable. La gente puede pensar que estás loco… pero no te vuelves loco simplemente porque ellos piensen que estás loco.
Si tu alegría, tus lágrimas y tu baile son auténticos, antes o después habrá gente que empezará a entenderte, quizá se sumen a tu caravana. Yo mismo empecé mi camino solo, después la gente empezó a llegar y ¡se convirtió en una caravana mundial! No he invitado a nadie, sólo he hecho lo que sentía que venía de mi corazón.
¿Por qué tienes miedo? ¿Qué te puede hacer el mundo? La gente se puede reír de ti; les sentará bien, la risa siempre es una medicina, es saludable.
Sólo respondo ante mi corazón y ante nadie más. Tú sólo debes responder ante tu persona. No vayas contra ti mismo, porque hacerlo es cometer un suicidio, es destruirte. Y, ¿qué puedes ganar? Aunque la gente te respete y piensen que eres una persona muy seria, respetable y honrada, eso no va a enriquecerte. Estas cosas no te van a proporcionar una mayor comprensión de la vida y de su enorme belleza.
¿Cuántos millones de personas han vivido sobre la Tierra antes que tú? Ni siquiera sabes sus nombres; no te afecta en absoluto si han vivido o no. Ha habido santos y ha habido pecadores, ha habido gente muy respetable y ha habido toda clase de excéntricos y locos, pero todos ellos han desaparecido, no ha quedado ni rastro de ellos sobre la Tierra.
Sólo deberías preocuparte de cuidar y proteger las cualidades que podrás llevarte contigo cuando la muerte aniquile tu cuerpo y tu mente, porque estas cualidades serán tu única compañía. Son los únicos valores verdaderos, y sólo las personas que lo consiguen están vivas; el resto finge estar vivo.
Un noche oscura la KGB llama a la puerta de Yussel Finkelstein. Yussel abre la puerta. El hombre de la KGB ruge: —¿Vive aquí Yussel Finkelstein?
—No —responde Yussel en la puerta con su pijama raído.
—¿No? Entonces, ¿cómo te llamas?
—Yussel Finkelstein.
El hombre de la KGB le derriba de un golpe y dice: —¿No acabas de decir que no vivías aquí?
Yussel le responde: —¿Y a esto le llamas vida?
Vivir no siempre es vida. Fíjate en tu vida. ¿Podrías decir que es una bendición? ¿Podrías decir que es un regalo, un obsequio de la existencia? ¿Te gustaría que te tocara esta vida una y otra vez?
NO HAGAS CASO DE LAS ESCRITURAS, haz caso a tu corazón. Ésa es la única escritura que yo recomiendo: escucha atentamente, muy conscientemente, y nunca te equivocarás. Escuchando a tu propio corazón nunca estarás dividido. Escuchando a tu propio corazón, empezarás a ir en la dirección correcta, sin tener que pensar en lo que está bien o está mal.
La nueva humanidad tendrá una habilidad que consistirá en el secreto de escuchar al corazón conscientemente, vigilando, atentamente. Síguele adondequiera que te lleve. Sí, a veces te llevará a algún peligro, pero recuerda que esos peligros son necesarios para que madures. A veces te confundirá, pero esas confusiones son parte del crecimiento. Caerás muchas veces; vuelve a levantarte, porque cayéndote y levantándote es como vuelves a recobrar fuerzas. Así es como uno se equilibra.
Pero no obedezcas las reglas que vienen impuestas desde el exterior. Las reglas impuestas nunca estarán bien, ¡porque las ha inventado alguien que quiere dominarte! Sí, en el mundo también ha habido grandes iluminados: un Buda, un Jesús o un Mahoma. No han dado reglas para el mundo, han dado su amor. Pero, antes o después, sus discípulos se reúnen y empiezan a marcar las normas de conducta. Cuando el maestro ya no está, cuando la luz se ha ido y están en la oscuridad, empiezan a buscar a tientas determinadas normas que obedecer, porque ahora ya no está la luz que les alumbraba. Ahora tienen que depender de las normas.
Jesús hizo lo que le susurró el corazón, pero los cristianos no están haciendo lo que les susurra su corazón. Son imitadores y, en cuanto imitas, estás insultando a la humanidad, estás insultando a tu Dios.
No seas un imitador, sé original siempre. No te conviertas en una copia. Eso es lo que pasa en todo el mundo, copias y más copias.
Un Buda es un Buda, un Krishna es un Krishna, y tú eres tú. Y tú no eres, de ninguna manera, menos que los demás. Respétate, respeta tu voz interior y obedécela.
Si eres original la vida realmente es un baile, y ser original es tu destino. Fíjate en lo diferente que es Krishna de Buda. Si Krishna hubiese imitado a Buda, habríamos perdido uno de los hombres más hermosos de esta Tierra. O si Buda hubiese imitado a Krishna, sólo habría sido una imitación barata. ¡Imagínate a Buda tocando la flauta! Habría desvelado a todo el mundo, no era un flautista. Imagínate a Buda bailando; es ridículo, es absurdo.
Y lo mismo pasa con Krishna. Sentado debajo de un árbol sin una flauta, sin corona ni plumas de pavo real, sin bellos atuendos, sentado debajo de un árbol con los ojos cerrados como si fuese un mendigo, sin gente bailando a su alrededor, sin baile, sin música… Krishna parecería pobre, estaría empobrecido. Un Buda es un Buda, un Krishna es un Krishna, y tú eres tú. Y tú no eres, de ninguna manera, menos que los demás. Respétate, respeta tu voz interior y obedécela.
Ten en cuenta que no te estoy garantizando que esto te vaya a conducir siempre a lo correcto. Muchas veces te conducirá a lo equivocado, porque para llegar a la puerta correcta hay que llamar primero a muchas puertas equivocadas. Es así. Si te encuentras con la puerta correcta de golpe, no sabrás reconocer que era la correcta. Por tanto, recuerda que en el balance final los esfuerzos nunca sobran; todos los esfuerzos contribuyen al desarrollo final de tu crecimiento.
No seas indeciso, no te preocupes demasiado de equivocarte. Éste es uno de los problemas: se ha enseñado a la gente a no equivocarse, y entonces se vuelven tan indecisos, tan cobardes y temerosos de hacer algo mal, que se quedan paralizados. No pueden moverse por si pasa algo malo. Se convierten en rocas, pierden la movilidad.
Comete todas las equivocaciones que puedas, y recuerda sólo una cosa: no vuelvas a cometer el mismo error. Entonces, estarás creciendo.
Comete todas las equivocaciones que puedas, y recuerda sólo una cosa: no vuelvas a cometer el mismo error. Entonces, estarás creciendo. Parte de tu libertad consiste en equivocarte, incluso el ir en contra de Dios forma parte de tu dignidad. Así empezarás a tener una columna vertebral; por otro lado, hay millones de personas sin columna vertebral.
Olvídate de todo lo que te han dicho: «Esto está bien y eso está mal.» La vida no es estática. Lo que hoy está bien puede estar mal mañana, lo que está mal en este momento puede estar bien en el momento siguiente. La vida no se puede encasillar, no se puede etiquetar tan fácilmente: «Esto está bien y aquello está mal.» La vida no es una farmacia donde cada botella tiene su etiqueta y sabes cuál es cuál. La vida es un misterio: en un momento determinado utilizas una cosa y está bien, y en otro momento, habrá pasado tanta agua por el Ganges, que ya no servirá y estará mal.
¿Cuál es mi definición de lo que está bien? Está bien aquello que está en armonía con la existencia, y lo que no está en armonía con la existencia está mal. Tendrás que estar muy despierto en todo momento, porque tienes que decidir espontáneamente. No puedes contar con respuestas premeditadas para lo que está bien y lo que está mal. Sólo los estúpidos cuentan con las respuestas premeditadas, porque de ese modo no necesitan tener inteligencia, no les hace falta. Ya saben lo que está bien y lo que está mal, pueden aprenderse la lista de memoria; no es muy larga.
Los Diez Mandamientos —¡qué sencillo!— sabes lo que está bien y lo que está mal. Pero la vida cambia constantemente. Si volviese Moisés, no creo que volviera a daros los mismos diez mandamientos, no podría. ¿Cómo os va a dar los mismos mandamientos tres mil años más tarde? Tendría que inventar algo nuevo.
Siempre que hay unos mandamientos, la gente se encuentra con dificultades, porque en el momento que se divulgan ya se han quedado anticuados. La vida va muy rápido; es dinámica, no es estática.
Pero ésta es mi conclusión: siempre que hay unos mandamientos, la gente se encuentra con dificultades, porque en el momento que se divulgan ya se han quedado anticuados. La vida va muy rápido; es dinámica, no es estática. No es una charca estancada, es el Ganges, está fluyendo. Nunca es el mismo río en dos instantes consecutivos. Una cosa puede estar bien en un momento, y no estar bien en el momento siguiente.
¿Qué podemos hacer? La única posibilidad es que la gente sea tan consciente que pueda decidir cómo responder a la vida cambiante.
Una historia zen:
Había dos templos rivales. Los dos maestros —probablemente sólo se trataba de supuestos maestros; en realidad, debían ser sacerdotes— estaban tan en contra el uno del otro que le dijeron a sus seguidores que no debían mirar nunca hacia el otro templo.
Cada sacerdote tenía un niño a su servicio para traerle cosas o hacer los recados. El sacerdote del primer templo le dijo a su niño sirviente: —No hables nunca con el otro chico. Esa gente es peligrosa.
Pero los niños son niños. Un día se encontraron en la carretera, y el niño del primer templo le preguntó al otro: ¿Adónde vas?
El otro le dijo: —A donde me lleve el viento. —Probablemente, debía haber escuchado grandes cuestiones zen en el templo; —A donde me lleve el viento —dijo. Una gran declaración, Tao puro.
Pero el primer niño estaba muy avergonzado y ofendido porque no había encontrado ninguna respuesta a esto. Estaba triste y enfadado, y también le remordía la conciencia… —Mi maestro me ha dicho que no debía hablar con esa gente. Esa gente es realmente peligrosa. Pero ¿qué clase de respuesta es ésa? Me ha humillado.
Fue a su maestro y le dijo lo que había ocurrido: —Siento haber hablado con él. Tenías razón, son raros. ¿Qué clase de respuesta es ésa? Yo le pregunté: «¿Adónde vas?» —una pregunta sencilla, normal