Grandes historias de Isadora Moon 5 - Isadora Moon y la sirena mágica

Harriet Muncaster

Fragmento

IsadoraMoonSirenaMagica-3.xhtml

cap1.jpg

Era sábado por la mañana y estábamos todos desayunando en la cocina. De pronto, alguien llamó con fuerza por los cristales. Del salto que di, ¡se me cayó sin querer la tostada al suelo!

Pinky se subió de un brinco sobre mí, asustado. (Pinky antes era mi muñeco de peluche favorito, hasta que mi mamá le dio vida con su varita mágica. Mamá puede hacer ese tipo de cosas porque es un hada).

—¡Pío! —gritó mi hermanita bebé Flor de Miel desde su trona, y señaló la ventana con su dedito regordete.

pag14.jpg

—Es una gaviota —dijo mamá—. ¡Qué raro! Las gaviotas normalmente no vienen a nuestra ciudad; viven junto al mar.

—¡No la dejes entrar! —gritó papá, escondiéndose en su capa de vampiro—. ¡Me robará mi zumo rojo! Las gaviotas tienen fama de robar comida.

Mi papá es un vampiro y solo toma comida si es roja. Suele proteger mucho su zumo.

—A la gaviota no le va a interesar tu zumo rojo, Bartolomeo —dijo mamá cariñosamente, poniendo los ojos en blanco—. Pero creo que DEBERÍAMOS dejarla entrar. ¡Lleva algo en el pico!

—¡Ohhh! ¿Qué será? —dije abrazando a Pinky con emoción, hasta que se intentó liberar de mí.

Mamá abrió la ventana y la gaviota entró aleteando en la habitación. Aterrizó en mitad de la mesa y dejó caer una carta justo al lado del tarro de miel. Papá apartó inmediatamente su zumo rojo y lo escondió bajo su capa.

—¡Es para Isadora! —exclamó mamá.

pag16.jpg

—¿Para mí? —chillé, entusiasmada y nerviosa a la vez. ¿Por qué una gaviota me iba a traer una carta a MÍ? La levanté y rasgué el sobre. Mamá, papá y la gaviota se acercaron para ver mejor.

—¡Es una invitación! —dije, sacando una preciosa tarjeta con forma de concha, adornada con perlas centelleantes—. De mi amiga Marina, la sirena. ¡Quiere que vaya a una fiesta de pijamas para celebrar su cumpleaños el sábado que viene!

—¡Ohhh! —dijo mamá—. ¡Qué emocionante!

pag17.jpg

—Espero no tener que acompañarte —dijo papá con un escalofrío—. No me gusta nada que se me moje el pelo.

—A una fiesta de pijamas no te llevas a tu mamá ni a tu papá —dije—. ¡Tengo que ir yo sola!

—¡Sola! —exclamó papá—. ¿Cómo? ¿Desde aquí hasta el mar? ¿Bajo el agua?

De la preocupación, se me hizo un nudo en el estómago.

—Seguro que no será nada peligroso —dijo mamá—. Los padres de Marina estarán allí.

Miré atentamente la invitación. Había un pequeño apartado abajo con una casilla para marcar si quería asistir a la fiesta o no. Sí quería asistir, pero… estaba muy lejos. La última vez que fui a una eché un poco d

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos