El Refugio de Unicornios se ha convertido en mi nuevo sitio favorito de Unicornia. ¡No sé cómo antes los unicornios podían darme miedo! ¡Si son lo mejor del mundo! Son animales mágicos y buenos y, además..., ¡vuelan!
¿Puede existir en el mundo un animal mejor? La respuesta es: ¡NO!
En cuanto mis amigas y yo llegamos al Refugio, todos nos saludan con sus cabecitas y sueltan relinchos para darnos la bienvenida. Y nosotras corremos a achucharlos.
Nube, Venus, Coco, Lolo, Mochi, Merlín, Luna, Nana, Olivia, Sheena... ¡Los conozco a todos! Mira, te los presento...
Nube tiene el pelo esponjoso.
Venus lleva la mancha de un planeta en el lomo.
Coco se ríe mucho.
A Lolo le gusta bailar.
Mochi es redondito y blandito.
Merlín es un mago porque siempre desaparece sin avisar.
Luna parece que esté siempre en la luna.
A Nana le pirra que le canten antes de dormir.
Olivia es la más presumida de todas las unicornias. ¡Le encanta que le peines su pelaje multicolor!
Sheena tiene la crin pelirroja, como una auténtica princesa escocesa.
«Parece que ha pasado una eternidad desde la primera vez que estuve aquí», pienso mientras le rasco la cabeza a Nube, y le doy una zanahoria a Mochi.
Antes tenía miedo a volar y ahora... ¡mírame! Es lo mejor del mundo, por eso siempre que puedo me acerco al Refugio para ayudar a Paula y a su abuela.
Sin embargo, hoy no es un día más.
En realidad, es un día muy muy especial porque... ¡ha nacido un bebé unicornio! ¡Y nos morimos de ganas por conocerlo!
—¿Estáis preparadas? —nos pregunta Paula con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡SÍÍÍ!
Al fin, Paula nos abre la puerta de uno de los boxes del establo y, entre la paja, arropado con mantas, nos encontramos a un unicornio pequeñito pequeñito...
—Os presento a Nero.
¡Es un unicornio de color negro! Es tan bonito que no puedo evitarlo: corro hacia él para acariciarlo y darle besitos en el hocico. Mientras lo hago, Nero mueve las orejitas, parece que le gusta.
—¡Es precioso! —dice Sara.
—¡Es el bebé unicornio más bonito