Mi abuela, la loca

José Ignacio Valenzuela

Fragmento

Título

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capitular1i abuela tiene la culpa de todo. Sí, ¡de todo! Porque siempre hay alguien culpable de que uno haga lo que hace, ¿cierto? O de que a uno le guste eso que tanto le gusta. O de que a uno no le guste eso que nunca le ha gustado.

Bueno, pues en mi caso la responsable de todo es mi abuela. ¿Y por qué? Sencillamente, porque mi abuela está LOCA.

Estoy seguro de que cuando digo la palabra abuela, todo el mundo de inmediato se imagina a una señora encantadora, de cabellos blancos recogidos con esmero en un moño sobre su nuca, con sonrisa de hada madrina y ojos tan dulces como dos luciérnagas enamoradas. Además, esa abuela que todos imaginan se sienta cada tarde en una mecedora a tejer largas y coloridas bufandas, y se alegra hasta las lágrimas cada vez que sus nietos van a visitarla. Entonces, porque es una gran y cariñosa abuela, se encierra en la cocina a preparar GALLETITAS de jengibre que sirve acompañadas de un espumoso vaso de leche con chocolate.

¿A poco ésa no es una abuela maravillosa?

Pues mi abuela es todo lo contrario.

img7Mi abuela tiene el pelo negro, muy negro. Se lo peina igual desde el día en que la conocí, o sea desde que nací. Es un peinado algo extraño y difícil de explicar: es como si se hubiera esponjado el cabello desde la raíz, porque lo tiene muy levantado. Cuando yo era más pequeño, pensaba que metía papel periódico arrugado debajo de la primera capa de su pelo, para que su peinado se viera siempre así. Después descubrí que su secreto era echarse litros de spray fijador cada mañana para mantenerlo en su sitio a lo largo del día. La verdad es que de lejos el cabello de mi abuela se ve igual que la cabeza de DARTH VADER, el villano de La guerra de las galaxias.

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Además, por culpa de todo el aerosol que usa, su pelo le queda tan duro como un casco de motocicleta. Tanto que he llegado a pensar que si alguna vez hay un incendio, lo mejor que podría pasarme es estar junto a mi abuela. Si de pronto me veo acorralado por las llamas, la solución es muy simple: tomar a mi abuela en brazos y con su pelo de piedra puedo romper los vidrios de alguna ventana.

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Es una suerte tener una abuela que puede salvarte la vida.

Mi abuela se llama Petunia. Para los que no lo sepan, Petunia es el nombre de una flor de colores muy bonitos que siempre parece estar en primavera. Aunque no sé por qué la mamá de mi abuela le puso así. Mi abuela nunca se viste con ropa de color. Por el contrario, siempre usa faldas o pantalones negros, blusas NEGRAS, y un pañuelo largo que se coloca alrededor del cuello. Un pañuelo también NEGRO, por supuesto. Tan negro como su pelo, o como el lunar falso que se pinta sobre el labio superior.

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Sí. Porque además de peinarse el cabello como el casco del VILLANO de La guerra de las galaxias, mi abuela se pinta un lunar falso. También dice que la vida fue muy injusta, ya que ella es mucho más sexy que Marilyn Monroe. Y que si alguien se merecía un coqueto lunar sobre el labio era ella y no esa actriz rubia que jugaba a hacer películas. Por eso todas las mañanas, además de echarse el frasco entero de spray en la cabeza, mi abuela saca de un estuche repleto de cosméticos usados y muy viejos un pequeño lápiz que parece un pincel. Pero no es un pincel: es un lápiz especial para pintar lunares. Lo humedece en la punta de la lengua, lo apoya sobre su piel, hace un giro rápido para dejar estampado su famoso lunar falso… ¡y listo!

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Lo más importante que hay que saber sobre ese lunar es que el lugar de la cara donde mi abuela se lo dibuje indica su estado de ánimo de ese día. Ésa es su manera de comunicarse con nosotros sus nietos. Y uno sabe que tiene que hacerles caso a esas señales, porque ella está loca y a las abuelas locas nunca, NUNCA se les contradice.

Si mi abuela se pinta el lun

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