Atrás quedaron los tiempos en que un país podía vanagloriarse públicamente de enviar una perra al espacio sabiendo que iba a morir en soledad dando vueltas a la Tierra. No había entonces leyes que censurasen aquella imagen obediente de Laika sentada en el Sputnik 2 ni demasiados seres humanos decididos a defenderla a viva voz como a un integrante más de la familia. Pero los tiempos cambian: hoy vive al menos un animal doméstico –sea perro, gato o pez, en orden de popularidad– en más de la mitad de los hogares del mundo, y las leyes, que suelen correr detrás de los acontecimientos, empiezan a acomodarse lentamente al nuevo orden global. El caso de España, que desde enero de 2022 reconoce legalmente a los animales como «seres sintientes» y, en consecuencia, con derechos plenos y propios, es el pretexto perfecto para recuperar «Una superviviente», el artículo de Arturo Pérez-Reverte incluido en «Perros e hijos de perra» (Alfaguara), una recopilación de textos unidos por la devoción del autor a «los perros que amo y amé».