El hotel de los cuentos y otros relatos de neuróticos

Fragmento

Prólogo El hotel de los cuentos

El hotel de los cuentos

As you like, darling

As you like, darling

I

Al despertarme miré el reloj: eran casi las once. Faltaban sólo unos minutos para que cerrasen la cafetería. Había que espabilarse si quería desayunar. Renuncié al bufet y decidí pedir un té con leche en la habitación. Al levantar el auricular se oían unas voces en animada conversación. A pesar de ello marqué el número que comunicaba con el servicio de habitaciones sin conseguirlo.

—Excuse me, there’s a crossed-line. Could you hang up for a moment, please?[1]

La voz que se dirigió a mí me impresionó. Era una voz suave pero firme, como si hubiera estado macerándose largo tiempo en aguardiente y miel. Se expresaba en un inglés perfecto, pese a un leve acento extranjero.

Sin decir nada, colgué. Pero la voz permaneció en mi oído. El cosquilleo de las sílabas me penetraba como si los labios que las pronunciaran se apoyaran tibios en el lóbulo y desde allí una lengua sabia tratara de acariciar mi oreja. Dudé un momento antes de volver a descolgar el teléfono. Me parecía totalmente incorrecto lo que iba a hacer; sin embargo, el deseo de seguir escuchando era mucho más fuerte que mi propia voluntad. Con mucho cuidado volví a tomar el auricular, pero las palabras que me llegaban ya no procedían de aquella voz. Eran sonidos casi guturales carentes de expresividad, ejecutores de la coquetería más trivial…

—… So, you are asking me out to dinner, then? I bet Àngels turned you down first… I don’t know what’s the matter with you men, you are all after her, but I met her at round Grave’s, and she’s not so special…

Una pausa, una risa y la mujer proseguía incansable sin que nadie la interrumpiera…

—… OK. All right then, I’ll be a good girl and go out with you. Afterwards, we’ll have a few drinks, yeh? But don’t go too far, uh? I know what you are like, you know? So, I’ll see you in Lluc-Alcari then or do you want to call round for me?

—As you like, darling.

Por fin él. Sus palabras, cuatro tan sólo, pronunciadas en un susurro, a través del auricular, hicieron que me estremeciera. Noté cómo resbalaban sobre mi piel acariciándola. ¡Nunca había sentido nada igual!

—It’s the same to me. It’s really up to you. Shall we meet in Deià? Will you come?…

No tuve tiempo de escuchar la respuesta. Habían llamado a la puerta y no me quedó más remedio que apresurarme a colgar. Era la camarera que venía a limpiar la habitación. Le dije que volviera más tarde. Cogí de nuevo el teléfono, pero ya no se oía ninguna conversación. Marqué el número que conectaba con la centralita del hotel. Me pidieron disculpas: a veces, en verano, ocurrían esas cosas, las líneas estaban sobrecargadas… En seguida me pasaban con el servicio de habitaciones.

As you like, darling… Me sentía decepcionada. Pero ¿por qué? Tomé deprisa el té que me trajeron y me metí en el baño. El agua helada me hizo reaccionar. Me acerqué la ducha a la oreja, la verdad es que se parecía mucho a un auricular… «As you like, darling»…

Me puse el biquini. Salí corriendo de la habitación con la intención de buscarle. Como a esa hora lo más concurrido del hotel era la piscina, fui hacia allá y me tumbé en el césped. Provista de gafas de sol que disimulaban mi vigilante curiosidad, miraba a cuantos tipos me parecía que pudieran poseer aquella voz seductora, mientras preparaba una estrategia conveniente para un buen plan de ataque.

En primer lugar, me dediqué a reconstruir su imagen. Sin duda aquella voz tenía que salir de unos labios carnosos, de una boca suculenta que, por descontado, no andaba sola por la vida, pertenecía a una cara dotada de ojos y nariz, que, en consonancia con la voz, serían igualmente atractivos… A la cara le seguiría un cuello firme y a éste unos hombros anchos… Imaginaba su cuerpo macizo. Alto, fuerte, bien proporcionado… ¡Vaya imaginación la mía! A un tópico seguía otro. ¿O acaso mis gustos eran los de cualquier maruja de época, entre Paul Newman y Steve McQueen? Convencionales y estandarizados… Traté de empezar de nuevo… Labios gruesos, de expresión dulce. Ojos verdosos cambiantes de color según la intensidad de la luz…

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