No es habitual que un libro tenga una doble vida. Pero a veces pasa. A veces un libro del que se habla mucho durante un tiempo reaparece entre las lecturas indispensables y se resitúa como una obra que se debió tener más en cuenta de lo que se tuvo. Lo que no ocurre nunca es que esa doble vida, de alguna forma, «doble» en importancia a la primera. Es decir, que el éxito sea aún mayor. Y eso es, en cierto sentido, lo que está ocurriendo con «Tan poca vida» (Lumen), de Hanya Yanagihara. ¿Por qué de repente la monumental novela de la autora, de la que lo único que se sabe por la solapa del libro es que vive en Nueva York, es decir, que es un pequeño misterio, se ha convertido en un fenómeno viral? ¿Qué claves esconde que el lector del presente está desencriptando de una forma renovada siete años después de que se publicara originalmente en español? ¿Qué tienen las vidas de JB, Willem, Jude y Malcolm, los cuatro amigos protagonistas, que han vuelto a conectar con toda una nueva generación de lectores? ¿Es su precariedad existencial, directa, honesta y pocas veces vista en la literatura de este siglo XXI, la clave de su éxito? ¿O es tan sólo una de ellas? ¿Y cómo fue escrita? ¿Qué recuerda la propia Yanagihara de su proceso de escritura? ¿Hasta qué punto conecta éste con sus lectores? Ha llegado el momento de sumergirse en el fenómeno. Y lo hacemos de la mano de una escritora de excepción: Laura Fernández.