No es no

Varios autores
Saskia Niño de Rivera Cover

Fragmento

No es no

Introducción

NO ES NO representa las voces de mujeres y hombres que se encuentran preocupados por la violencia sexual en México. Especificamos mujeres y hombres porque la violencia sexual no discrimina y sólo juntas y juntos podemos combatirla. Su dolor, preocupación y desconocimiento nos han llevado a generar una propuesta de valor para las y los lectores. Buscamos que la justicia acompañe todas las páginas de este libro, pues sólo optando por ella, lograremos reconstruir el tejido social de nuestro país.

Iniciar esta conversación y entablar este diálogo nos permitirá empezar a actuar. Queremos mover las piezas necesarias para acercarnos a la empatía y la justicia, para que ningún otro acto de violencia sexual pase desapercibido, para que ningún otro sobreviviente se sienta no escuchado y desatendido, para que la impunidad no deje cabida a más agresiones y, sobre todo, para que entendamos, conozcamos y nos animemos a actuar y/o acompañar desde una postura informada, libre de prejuicios y mitos; proporcionándole a las y los sobrevivientes un espacio seguro.

Escogimos la palabra sobreviviente en estas páginas porque ésta representa la lucha interna que conlleva sobrevivir a aquello que no escogimos vivir. Aquello que, por circunstancias de la vida ajenas a nosotras y a nosotros, nos vemos forzadas y forzados a integrar como parte de nuestra historia y a luchar todos los días para superarlo. Víctima es el término que decidimos desechar pues aspiramos a que los y las sobrevivientes de delito en este país sobrevivan a aquello que como sociedad nos toca reparar. Hablaremos de víctima sólo para referirnos al momento de la comisión del delito, pero utilizaremos el término sobreviviente para todo lo que viene tras la agresión. Sobrevivir ya es, como tal, un acto heróico.

La construcción de estas páginas se ha nutrido con tus dudas, las dudas de mujeres y hombres valientes que nos dieron la confianza de compartir con nosotras y nosotros sus preocupaciones y sus vivencias relacionadas con la violencia sexual.

La violencia sexual es un monstruo invisible, silencioso, que incomoda en cuanto hace un poco de ruido y del que pocas y pocos quieren hablar; y las y los que deciden hacerlo, no saben cómo. Lo que no se ve, o no se nombra, no existe; por ello, consideramos esencial abordar este tema.

La victimización no termina con la agresión. En la mayoría de los casos los procesos no son efectivos, ya que los códigos penales de nuestro país se traducen en interminables letanías que se alejan de la ciudadanía y las leyes no cumplen su cometido cuando se ven operadas por instituciones rebasadas en corrupción, impunidad, casos sin resolver y con poca autoridad (profesionalismo) en su actuación.

La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) revela que casi 5 millones de mujeres fueron víctimas de delitos sexuales y/o acoso callejero durante el segundo semestre de 2020, y más preocupante aún es que 98.6% de los casos de violencia sexual que sufrieron las mujeres mayores de 18 años no fueron denunciados o no se inició una investigación. Por otra parte, de acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para las Mujeres (ONU mujeres) en nuestro país, casi 7 de cada 10 mujeres han enfrentado violencia por lo menos una vez en su vida, y casi 5 de cada 10 han experimentado violencia por parte de su pareja.

En los últimos años, México se ha posicionado como el primer lugar en abuso sexual infantil a nivel mundial, con 5.4 millones de casos por año. Asimismo, se ha convertido en uno de los lugares donde la pornografía infantil va a la alza, generando 60% del contenido pornográfico infantil que existe en el planeta. Este tema no sólo se queda ahí, nuestro país se ha convertido en un paraíso para el turismo sexual infantil; lugares como Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta, Tijuana son algunas de las ciudades donde más se ejerce este tipo de violencia contra niñas, niños y adolescentes.

Aldeas Infantiles SOS establece que 4 de cada 10 personas que han sufrido un delito sexual, son niñas y niños. La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) reporta que “en 60% de los casos de violencia sexual de niños y niñas, sus principales agresores son personas integrantes de la familia: padre, padrastro, hermano, abuelo, tío o primo...”. Coincidente con lo anterior, de los 19 testimonios que te vamos a presentar a lo largo del libro, 4 de los sobrevivientes sufrieron el abuso a manos de sus papás; 2 a manos de sus parejas; una de su primo; 5 de amigos o vecinos; 3 de maestros; 2 de jefes y sólo 2 casos por parte de desconocidos.

Respondiendo a estas cifras, las acciones ejercidas por las instituciones y la sociedad parecen ser simples intentos de querer poner un “curita” en una herida que es más grande y profunda. Las instituciones han sido rebasadas y, ante esto, es importante generar, poco a poco, acciones que detonen propuestas integrales que otorguen la atención adecuada a todos aquellos y aquellas que han sufrido este tipo de violencia; porque la violencia sexual sigue caminando a pasos agigantados y crece a medida que dos elementos se siguen presentando: falta de denuncia e impunidad.

Al hablar de violencia sexual, no sólo hay que referirnos a la violación, sino que existen diversos comportamientos que, por su cotidianeidad, parecen normales en la sociedad. No es no es una respuesta desde Reinserta en el acompañamiento al dolor, a la incertidumbre, así como a la prevención de este tipo de conductas, para que nuestras lectoras y lectores cuenten con material que les permita comprender lo que están viviendo y tener herramientas para sobrellevar este proceso.

Hoy resulta fundamental contar con información verídica y simplificada sobre temas que en nuestro país siguen siendo tabúes. Resulta preciso brindar una propuesta integral que, lejos de ser un “punto final” en la materia, permita abrir un espacio de diálogo en un contexto donde aún no se ha encontrado. La violencia sexual tiene muchas caras y edades: niños, niñas, hombres, mujeres, personas de la tercera edad, personas con discapacidad y todas aquellas y todos aquellos quienes bajo ninguna circunstancia merecieron, merecen ni merecerán sufrir este tipo de agresiones. Hoy escribimos por y para ellas y ellos.

Es importante mencionar que hicimos un esfuerzo titánico por incluir testimonios de hombres, sin embargo, nos enfrentamos a un hermetismo casi total y a una renuencia para que éstos quisieran contar las agresiones sexuales a las que han sido sometidos. Estamos convencidos de que la violencia sexual contra hombres también existe y que el problema puede ser mayor del que nos imaginamos, ya que por razones diversas siguen prefiriendo no alzar la voz.

El libro está dividido en 4 capítulos: en el primero se define la violencia sexual, así como el consentimiento –factor clave en la violencia sexual–, ya que de éste depende si es un acto voluntario consensuado o si p

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