Dios emperador de Dune (Las crónicas de Dune 4)

Frank Herbert

Fragmento

Dune: de la ecología al mesianismo

DUNE:

DE LA ECOLOGÍA AL MESIANISMO

Acaballo entre 1963 y 1964, señalizada en los números de diciembre y enero de la revista de ciencia ficción Astounding, aparecía una novela de un autor no muy conocido cuyo título tampoco era excesivamente prometedor: Dune World (Mundo de dunas). Sin embargo, su acogida por parte de los lectores fue tan calurosa que animó a su autor a seguir escribiendo la segunda parte de lo que en un principio había proyectado como una tetralogía. The Prophet of Dune (El profeta de Dune: ahí el genérico adquiriría ya carácter de nombre propio) apareció en la misma revista, señalizada en cinco partes, de enero a mayo de 1965. Poco después, las dos partes aparecerían en forma de libro aquel mismo año, reunidas en un solo volumen, bajo el título común de Dune, reduciendo la prevista tetralogía a trilogía. Acababa de nacer un mito.

Frank Herbert apenas era conocido de los círculos iniciáticos de la ciencia ficción cuando apareció Dune. Nacido en Tacoma, Washington, en 1920, Herbert, tras estudiar en la universidad de Washington, se dedicó a los oficios más diversos, desde fotógrafo y cámara de TV a presentador de radio, y desde pescador de ostras a analista. Pero lo suyo era escribir. Comenzó a hacerlo a los ocho años, “y aunque nunca vendí nada de aquel material, por supuesto, he tenido ocasión de releer recientemente algunas de aquellas cosas y debo reconocer que a mis ocho años ya tenía un cierto “gancho" como narrador; me gustaba escribir sobre las emociones humanas, sobre la fuerza motivadora primaria...” A los veinte años vendía ya relatos para los pulps americanos, y después de la Segunda Guerra Mundial empezó a alternar su trabajo como periodista con la creación de relatos de aventuras, tipo Doc Savage, y del Oeste, que firmaba púdicamente con seudónimo. A principios de los cincuenta empezó a vender artículos y cuentos para revistas de mayor categoría, como Esquire, y a publicar sus primeros relatos de ciencia ficción, género en el que muy pronto se centraría. En 1952 aparecía su primer relato de este género, Looking for Something? (¿Está usted buscando algo?), en la revista Startling Stories. En 1956 vería la luz su primera novela, The Dragón in the Sea (El dragón en el mar), también conocida más tarde como Under Pressure (Bajo presión): un thriller de ciencia ficción mezclado con complejas especulaciones psicológicas, que se desarrollaba en un submarino en plena misión durante una guerra futura. La novela no fue acogida con demasiada benevolencia por la crítica, si bien hoy se ha convertido en un pequeño clásico sobre un tema que por aquel entonces era puramente hipotético pero que hoy se ha convertido en una terrible realidad: el agotamiento de los combustibles fósiles y la necesidad de ir a buscar nuevas fuentes de energía.

Pero fue 1965 el año del "descubrimiento” de Frank Herbert. El mundo entero se maravilló ante la novela que, por primera vez, planteaba de forma completa, racional y convincente, la ecología de todo un mundo completamente distinto al nuestro. Dune obtuvo un éxito fulminante de público y crítica, hasta el punto de obtener ¡os dos principales y más prestigiados galardones otorgados a novelas de ciencia ficción, los premios Hugo (compartido con la novela ... and Call me Conrad (...y llámame Conrad) de Roger Zelazny) y Nébula, así como el Premio Internacional de Fantasía, que compartiría también con otro gran clásico: Lord of Files (El señor de las moscas) de William Golding.

El escenario de Dune se sitúa en el lejano planeta Arrakis, llamado Dune, un mundo cuya principal característica es ser un inmenso desierto en donde la poca agua que aún existe es el bien más preciado que pueda poseer un ser humano. Según el propio Herbert, la idea de este escenario le surgió en un viaje que efectuó a Florence, Oregon, en donde el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos estaba realizando un proyecto piloto para el control del avance de las dunas. Algunos otros viajes del autor a Oriente Medio, y principalmente un viaje al Pakistán, le ofrecieron nuevos elementos sobre las sociedades nómadas y la vida en el desierto. Desde hacía un tiempo, Herbert sentía deseos de escribir sobre el origen y desarrollo de las religiones mesiánicas. El mesianismo, para florecer, necesita de unos condicionantes que creen en la población una tensión intolerante sumida en la impotencia, y que puede tener su origen en una tiranía o en un entorno hostil. La tiranía era fácil de conseguir: una sociedad de tipo feudal que esclavizara a la población. El entorno hostil... ¿qué mejor entorno que el más árido desierto? No hay que olvidar que el principal movimiento mesiánico occidental nació precisamente en el desierto...

Con estas premisas, Frank Herbert empezó a escribir su obra. Los dos primeros volúmenes de la tetralogía se unieron en un solo libro, convirtiendo así la obra en una trilogía. Dune se inicia cuando Paul Atreides, un muchacho dotado de extraordinarios poderes precognitivos gracias a la selección genética a que ha sido sometida su madre, debe trasladarse con su familia del paradisíaco planeta Caladan al desértico planeta Arrakis, que su padre acaba de recibir en feudo de manos del Emperador. Dune, como se llama comúnmente a Arrakis, es un inmenso desierto, habitado por los Fremen, tribus nómadas apegadas a antiguas tradiciones y cuyos antepasados fueron deportados allí en épocas remotas. Pero ese inhóspito planeta-desierto posee una gran riqueza: la melange, una droga geriátrica y activadora de la presciencia, producto residual de los gigantescos gusanos de arena que son los habitantes naturales del planeta. El gran poder económico que representa la especia hace que el planeta Arrakis sea el centro de innumerables intrigas y luchas de intereses. Allí es donde Paul Atreides, convertido progresivamente en Paul Muad'dib, la cristalización de los deseos mesiánicos de los Fremen, iniciará el largo periplo hacia su divinización...

Dune está planteada, básicamente, como una novela de intrigas y aventuras. Hay traiciones (traiciones dentro de traiciones dentro de traiciones), envenenamientos y contraen venenamientos, clásicas luchas palaciegas a espada... Pero eso es solo decorado superficial. A lo largo de las setecientas apretadas páginas de su texto hay un profundo análisis de una sociedad tipo feudal, una reflexión política, guerra, un estudio de los poderes paranormales, y sobre todo una tesis sobre religión. Y, por encima de todo ello, el planteamiento ecológico de un planeta que ha debido sobrevivir y desarrollarse en ausencia de uno de los elementos más primordiales para la vida humana: el agua. En Dune el agua es el bien más preciado, hasta el punto de constituir el elemento principal de cambio, la moneda del planeta. El atuendo de los hombres del desierto, el destiltraje, es una prenda diseñada especialmente para recuperar y reciclar toda el agua que exuda normalmente el cuerpo humano, y constituye

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