Lo mejor de mí

Elena Puig Guitart

Fragmento

cap-1

INTRODUCCIÓN

«La acción no debe ser una reacción, sino una creación».

Mao Tse-Tung (1893-1976), estadista chino

Mi trayectoria profesional no ha estado vinculada siempre a la psicología, ni mucho menos, pero desde que tengo memoria me han apasionado las personas y sus vidas. De hecho, soy una gran fan de los libros de biografías; me fascina conocer la vida de quienes han dejado huella. La lectura de sus trayectorias me descubre mil episodios que ilustran por qué hicieron lo que hicieron. Y entiendo, desde la distancia, que grandes fracasos les condujeron a grandes éxitos, grandes aflicciones a grandes alegrías. Es como cuando llegas al final de un filme de misterio: solo entonces todo cobra sentido, porque comprendes pequeños detalles en los que no te habías fijado antes.

Con nuestras vidas ocurre lo mismo. Hay vivencias con las que nos peleamos, otras que no aceptamos y otras a las que no damos la más mínima importancia, pero que son las que, luego, provocarán el giro de nuestra existencia: la pareja que nos deja para que pueda aparecer quien de verdad será nuestro compañero de vida; la décima de nota por la que nos quedamos fuera de la carrera que queríamos hacer, pero que nos enfoca en aquello a lo que nunca habríamos pensado dedicarnos… La vida nos da sorpresas, y solo la distancia nos hace comprender.

Para mí, aceptar este proceso es parte del trabajo para ser tu mejor versión. Justo cuando las cosas no salen bien es cuando debes activar todos los mecanismos de adaptación posibles. La naturaleza, de hecho, lo tiene claro: sobrevive el más adaptable, no el más estupendo. A mí me ocurrió eso. Te pongo en antecedentes para que entiendas que quien te quiere acompañar aquí es una persona que también está en proceso de ser su mejor versión.

De joven estudié una carrera que no tiene nada que ver con la psicología. O sí. Porque el mundo de la empresa, en el que pasé veinte años, es un mundo de relaciones personales, y dirigir equipos te obliga a dominar el mundo emocional. Cuando las personas convivimos, aparecen los inevitables conflictos, y observarlos me generó una curiosidad inmensa por conocer por qué algunas personas se mueven bien socialmente, mientras que hay otras que rehúyen las relaciones sociales; por qué algunos no saben discutir y otros siempre logran consensos; por qué algunos lideran organizaciones potenciando personas valiosas en su entorno, mientras otros compiten ferozmente para que nadie les haga sombra.

Aprendí muchísimo al lado de mi padre, un líder nato, con una gran humildad. Siempre admiré su capacidad de planificación, de trabajo y de organización, su visión más allá de lo estrictamente inmediato, y sus habilidades para dirigir personas y relacionarse con ellas… Él ha sido un gran maestro para mí.

También debo decir que la psicología me atrajo desde joven. Mi madre, pedagoga, había querido estudiar esta carrera, pero en Barcelona, en su época, no existían los estudios, tenías que irte a Madrid. El ejemplo de mi madre, que con cuarenta años cursó un máster de Recursos Humanos, plantó la semilla de mi futuro cambio profesional. Nos inculcó —a mis hermanos y a mí— la capacidad de reinventarte, tengas la edad que tengas, porque las limitaciones son sociales y no personales. Una madre tremendamente intuitiva te da la seguridad para confiar en tu propia intuición. Mis dos hermanos y yo hemos sido personas reinventadas, y eso es un plus en la vida, porque te obliga a dejar de ser quien has sido, con las dudas que ello supone, para apostar por tu nueva ilusión.

Un día, sin más y por casualidad, conocí a un médico, el doctor Manel Ballester, que se convirtió en otro de mis maestros. Fue él quien hizo florecer la semilla de la transformación que mi madre ya había plantado dentro de mí. Me descubrió otra faceta mía, y ahí es cuando me planteé los estudios de Psicología y el resto de las formaciones. Toda esta reinvención me pilló cuando cumplía los cuarenta y con tres hijas pequeñas. Es decir, me embarqué en un cambio de profesión en el que se incluía la maternidad, y lo quiero remarcar, porque puedes reinventarte a pesar de tener las llamadas cargas familiares. «Los estudios me han dado los títulos; ser madre de tres hijas, los conocimientos», este es mi lema.

Creo que he sido y soy un ejemplo de tenacidad y perseverancia para estos tres soles que la vida me ha dado. Me han visto estudiar y acabar trabajos a las tantas de la noche, cuando ellas, ya un poco más mayores, salían. Me quedaba trabajando hasta que, a alguna hora intempestiva, tenía que ir a recoger a alguna de ellas. Así pues, como estás viendo, no soy el prototipo de propósito vital clarísimo desde los dieciocho años. Mi historia se ha ido construyendo a la par que mi vida ha ido cambiando.

Me llaman la psicóloga de los «cómos», y me encanta que me llamen así. Porque yo, además de psicóloga, no dejo de ser una persona que lidia también con sus cosas día tras día. Soy aprendiz de vida y de por vida, porque pienso que siempre hay algo nuevo que aprender. Soy madre, hija, hermana, tía, pareja, amiga, compañera… Desempeño todos los roles posibles y, por ello, me enfrento con muchos retos, algunos francamente complicados, ante los cuales me he preguntado mil veces: «¡¿Cómo?!». Todos nos encontramos en ocasiones ante encrucijadas y todos queremos respuestas.

Sospecho que este es el motivo por el cual intento que mi trabajo como psicóloga sea muy práctico. Además, vengo del mundo de la consultoría, donde debes ofrecer soluciones a tus clientes, y estoy acompañando a mis pacientes en procesos de vida por los que yo misma he pasado. Por todo ello, mi misión aquí, en este libro, es transmitirte conocimientos que puedas llevar a la práctica, que te sirvan desde el minuto uno, que los puedas aplicar al rato de leerlo.

Imagino que empiezas la lectura con ganas, en busca de respuestas. Imagino que esperas que te sirva, que no te aburra, que se te pase volando; que tienes muchas ganas de pararte y decir «¡Ajá!», o anotar algo a un lado, o subrayar alguna frase que te ha llegado... Estoy segura de que así será y que encontrarás en este libro tips muy útiles para ser tu mejor versión.

He planteado el libro para que cumpla dos condiciones. La primera, para que en estas páginas encuentres todo lo que necesitas y en la cantidad justa, sin excesos. No quiero que te aburras, y, además, todos vamos cortos de tiempo. La segunda, que lo entiendas como un pequeño viaje. Te pido que me des la mano, que confíes en mí, que me permitas que te guíe en esta aventura que acabas de emprender. Porque te cuento: el libro está pensado como si hicieras el Camino de Santiago. ¿Lo conoces? Si es que no, te sugiero que busques información sobre él, porque es de aquellas cosas que, si es posible, uno debe hacer al menos una vez en la vida. Es un viaje por etapas, andando solo o en compañía, con el equipaje mínimo, donde cada día es un regalo, con sus paisajes, sus gentes, nuevos compañeros de viaje que se unen y también aquellos que se detienen y se despiden.

Pues como el Camino de Santiago, este libro también es un camino de descubrimiento por etapas. Unas etapas que son consecutivas, que tienen su orden y su sentido: cuando acabas una, quieres descubrir la siguiente. Me encantaría que lo concibieras así, como un recorrido que te lleva a un final, donde cada pas

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