El poder sanador del silencio

Belén Colomina

Fragmento

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Introducción

La experiencia de la meditación

Y en ese vacío en el que dormía la incertidumbre descubrí que residía todo: mis guías, mis monstruos y mi valor.

María acudió a mi consulta para tratar un ataque de pánico; no sabía entonces que aquel síntoma de ansiedad sería el detonante del cambio y la transformación de su vida.

Recuerdo perfectamente cómo relató su experiencia; fue un ataque de pánico tan inesperado y potente que pensó que el mundo se desvanecería ante ella, que ya no sería capaz de sostenerse. Creyó que la ansiedad y el sufrimiento que tanto la estaban atormentando habían ganado la partida. «No soy feliz» era la frase que más repetía en su mente, pero tras este episodio se percató de que tampoco estaba viviendo. «Ahí no estaba viva, yo no decidía por mí, sino que lo hacían mis miedos. Ellos eran los que dirigían mi vida... y ahora me doy cuenta».

Efectivamente, el miedo decidía por ella, la angustia la paralizaba, y su cuerpo funcionaba en «modo automático», sin consciencia de sus movimientos, de sus sensaciones. Todo su mundo giraba en torno a la ansiedad, a los diferentes miedos que su mente albergaba, sin equilibrio, sin tregua. Vivía como una autómata escapando de la realidad presente, como si así consiguiera dejar atrás el sufrimiento. Pensamientos de futuro, emociones desreguladas, miedo, preocupaciones, rumiaciones. Vivía creando pensamientos sobre un futuro aterrador, vivía escapando de su vida. No dormía por atender a los miles de pensamientos que decidían visitarla a la hora de conciliar el sueño, ir a inquietarla sin sentido. Su cuerpo abatido por el cansancio y su mente estudiando situaciones que no podría resolver porque ni siquiera existían. Futuribles, hipótesis, rumiaciones. Repetía conversaciones, repasaba la agenda, y ella tan solo quería dormir, descansar. Y, debido a la desconexión con su presente, con su cuerpo y con sus sensaciones y necesidades, empezó a comer cada vez peor. La mayoría de las veces solo comía para aplacar la ansiedad y calmar la angustia, de forma compulsiva; su alimentación estaba muy lejos de la nutrición saludable y muy cerca de una agresión contra sí misma. «Visitaba» las redes sociales más que a sus amigos, una actividad que constituía un modo rápido de entretenimiento sin implicación con el que pasaba gran parte de su tiempo. Era un modo de relación sin contacto que la dejaba «vacía», sin afecto, sin nada realmente importante para sembrar felicidad genuina; una búsqueda compulsiva de noticias, información y opiniones que no alcanzaba a retener, pero no podía frenar su avidez por consumirlas.

Este funcionamiento interno fue adueñándose de María, sin que ella apenas se diera cuenta, con los días, los meses, los años. Un movimiento sutil de su mente que ella adoptó como realidad absoluta hasta que un ataque de pánico la despertó. Pudo detenerse y observar que vivía atrapada en una espiral de sufrimiento que no sabía cómo parar, porque jamás pensó que fuera posible hacerlo. Y ahí, detenida por primera vez en su vida, pudo desvelar la fuerza interna que necesitaba para sanarse. Desde su interior, mediante su voluntad, con el convencimiento de querer vivir de otra ma­nera.

Conociéndose, sanando.

«Desde el silencio de mi mente pude descubrir la vida». Su forma de situarse frente al mundo cambió y lo cambió todo. Se responsabilizó de su proceso de crecimiento interior, conociendo el funcionamiento de su mente y aceptando la realidad tal cual es, con sus claroscuros. Entrenando su mente en la ecuanimidad, pensando en el bienestar común. Dando prioridad a la consolidación de su equilibrio mental y emocional para dejar de estar en guerra con el mundo.

Presencia, plenitud. Una forma de responsabilizarnos del cambio, de la transformación de nuestra mente. Gracias a la meditación, a esa preparación formal en la que decidió detenerse para mirarse de frente, para entenderse, para abrazar todas sus partes y alinear a su yo de modo que ni el egocentrismo ni los miedos volvieran a tomar tanta fuerza que pudieran gobernarla. Ahora María se sentaba junto a ella, en ese silencio virtuoso de su mente para realmente sentirse viva, en paz.

Y la meditación fue llegando a su camino. Acompañándola en su proceso de crecimiento. Fue una herramienta que la ayudó a parar, a entender sus procesos mentales aumentando la introspección. Entrenando la calma mental, la autocompasión y la contemplación del funcionamiento de su ego, de sus voces, de sus esquemas mentales limitantes y su funcionamiento tóxico, para elegir actuar de modo distinto. Para elegir ser libre.

Y así empezó a meditar, siguió meditando y no terminó de meditar.

MEDITAR PUEDE TRANSFORMAR TU VIDA PORQUE PUEDE TRANSFORMAR TU MENTE

En la consulta observo cada vez más cómo los síntomas de ansiedad y depresión crecen y nos atrapan en pasadizos de inquietud, miedo o desesperanza. Nos detenemos ante la vida, con una sensación de vacío que nuestra mente llena de miedos y amenazas. Encarcelados por nuestros pensamientos negativos y sesgados y las autocríticas severas, y conducidos por unas exigencias llevadas a tal extremo que nos dañan, vamos haciendo ajustes disfuncionales que, sin darnos cuenta, perpetúan nuestro sufrimiento y condicionan nuestros hábitos diarios. Autosabotajes inconscientes que nos bloquean en un sentimiento de insatisfacción, angustia o vacío existencial. Olvidamos todo nuestro potencial de crecimiento, nos alejamos del contacto curioso con el presente, del contacto genuino y amable con nosotros mismos. Y esto ocurre cuando nuestras aflicciones y pensamientos nos limitan, nos detienen, nos condicionan de forma desadaptativa. Pero podemos guiarnos hacia el bienestar, cuidar nuestra mente sembrando en ella estados virtuosos, resilientes, fortalezas y cualidades con las que restaurar nuestra capacidad de armonizarnos con el entorno. Podemos restablecer nuestra confianza intrínseca a través de la salud, el equilibrio y la chispa del entusiasmo.

Y por eso en este libro quiero acompañarte en un entrenamiento mental mediante el que trabajaremos para que nuestra mente sea un lugar seguro. Crearemos en ella estados de calma y lucidez para conseguir estabilidad y adquirir una mayor sabiduría y virtud. Estados que te permitirán orientar tu vida hacia el bienestar, aumentar la satisfacción vital y erradicar el sufrimiento. Te presento un camino de exploración interna y autoconocimiento interior en el que entender un poco más los procesos mentales. Te invito a curiosear, indagar y aprender sobre los movimientos de la mente para que puedas encauzarlos hacia un desarrollo virtuoso. Desde la aceptación y la íntima conexión contigo, desde el cobijo del amor bondadoso. Una armonía interna que desencadene el impulso del continuo proceso de desarrollo personal en el que puedas desvelar tu felicidad genuina.

A lo largo de veinte años de experiencia como psicóloga, mi inquietud por acompañar el desarrollo humano hacia la construcción de una vida saludable y satisfactoria me impulsó a ir más allá de los síntomas que nos generan sufrimiento. Potenciar el desarrollo interior y el bienestar requiere un proceso de autoconocimiento y cuidado de la mente. Necesitamos aprender a adquirir hábitos saludables que realmente nos sostengan en la dificultad, que nos ayuden a darle la vuelta a cada circunstancia y nos guíen hacia una vida plena. Y en este sentido, el entrenamiento mental de la meditación puede ayudarte a descubrir la capacidad transformadora que existe dentro de ti.

Con el entrenamiento que te presento te invito a indagar y conocer el poder de la atención, de lo que siembras y mantienes en tu mente. A aprender cómo tomar una perspectiva ecuánime y sabia, salir de la fusión cognitiva[1] y orientar tu proceso de crecimiento hacia la armonía. Porque puedes aprender a surfear las olas del sufrimiento, escucharte y atenderte para elegir a cada paso en qué dirección deseas andar tu camino. Desde hoy, desde el presente. Contando con el respeto y el amor por ti mismo y todos los seres. Guiándote desde tu esencia e intención profunda hacia la paz, el bienestar. Te invito a restablecer el equilibrio interno que permita seguir desarrollando tu potencial. Transformar tu mente desde el silencio de la calma. Una calma que nos devuelve al momento presente, a este instante en el que puedes crearlo todo. El único instante de vida en el que tienes la capacidad de pensar, sentir y actuar como realmente quieres. Tomando en cuenta el cuidado de tus necesidades y valores esenciales y prestándoles atención.

El propósito del autoconocimiento e indagación para el cuidado de la salud mental es restablecer la confianza en nuestra capacidad de sanar. Cuando síntomas tales como la ansiedad, la angustia, el miedo, el insomnio o la ira llegan a nuestra vida vienen con un mensaje muy profundo. Si nos quedamos en la superficie, pondremos la tirita, pero no la cura. Regresaremos una y otra vez al mismo síntoma, a los mismos patrones de funcionamiento, y, por tanto, haremos crecer el sufrimiento. Sin embargo, tenemos la capacidad de adquirir sabiduría y habilidad en el adiestramiento mental para sostenernos compasivamente ante el sufrimiento, transitarlo sin causar más daño y saber prevenirlo y aliviarlo. Se trata de aprender a contemplar el síntoma como un desafío para despertarnos y entender sus causas y condiciones, de dónde surge y cómo podemos aplicar los diferentes antídotos para no seguir alimentándolo; atender nuestras necesidades subyacentes para que no queden veladas por la compulsión de una vida conducida por las altas exigencias, el estrés, la velocidad de nuestras comunicaciones, el desaforado consumo de información, la confusión entre hedonismo y felicidad genuina. Un continuo proceso de interrelación disfuncional con el entorno que nos va intoxicando y del cual necesitamos aprender a depurar. Necesitamos regresar a nuestra armonía esencial.

Y este proceso no pasa por obtener soluciones rápidas, que requieran poco esfuerzo y que duren para siempre. A veces buscamos el remedio en una excitación que nos distraiga y apacigüe el malestar o que anestesie la sensación de sufrimiento, pero esto no funcionará a largo plazo. El bienestar genuino se consigue con continuos ajustes entre nosotros y el entorno que restablezcan el equilibrio en cada una de las circunstancias. Un arte que nos enseña a vivir de forma armónica, conscientes de nuestros hábitos, de la importancia de nuestras respuestas ante lo que nos sucede, del poder de la atención, de lo que sembramos en nuestra mente, de la trascendencia de construir una vida que llene de sentido cada día. Y por eso la meditación, además de una herramienta, es un camino, una forma de presenciar la vida a través de la virtud, de la sabiduría interna.

Si no cuidas lo que piensas, si no cuidas a lo que prestas atención, tu mente podrá llevarte a mundos realmente oscuros y aflictivos. Observar sin reactividad, sin juicio, te ayudará a relativizar, a adoptar una perspectiva que te guíe hacia el bienestar, hacia la satisfacción de tus necesidades subyacentes sin dañarte y sin dañar. Atender y cultivar la generosidad, la ética, el amor y la compasión, la paciencia, la aceptación y la sabiduría te permitirá contrarrestar los mayores obstáculos mentales. Y por eso la práctica de la meditación es una incesante experiencia de desarrollo y disciplina mental que se transforma continuamente en camino y se traduce en actos para alcanzar la plenitud y el bienestar. Un proceso en el que aumentamos nuestro nivel de introspección y potenciamos nuestro estado de consciencia para inclinarlo hacia el cuidado y el desarrollo saludable de nuestra mente. Con la meditación cultivamos la calma mental y las cualidades internas que nos permiten enfrentarnos al sufrimiento y la dificultad desde el amor y el coraje compasivo.

La meditación es un medio hábil para entrenar la mente, restablecer el equilibrio y la calma interna que favorezcan el crecimiento. Para ello te propongo soltar expectativas y condiciones. Simplemente, explora. La meditación es una experiencia, no un resultado. No podemos meditar si estamos pendientes de encontrar algo o de conseguir un objetivo. Esto más bien te alejará de la experiencia del contacto con tu naturaleza esencial. Te alejará de tu mente experiencial para situarte de nuevo en la mente discursiva y activar tus viejos patrones condicionados y repletos de exigencias, críticas y comparaciones. Limítate a ser testigo de lo que ocurre, sumérgete en la experiencia de descubrirlo. Con curiosidad, sin juicio.

Este libro es una invitación a explorar tu poder de transformación, el silencio interno que te ayudará a elegir, a cada instante, qué sembrar en tu mente y qué cultivar con tus acciones. Una invitación a entrenarte para el bienestar y el equilibrio emocional mediante las diferentes prácticas de meditación que te presentaré a lo largo de sus páginas. Te acompañaré en un entrenamiento mental que puede ser integrado en tu día a día como vehículo para el desarrollo personal, en un contacto íntimo contigo mismo en el que desvelar tu estado genuino de paz, de armonía. Descubrirás las pautas básicas para iniciarte en la meditación y las principales prácticas con las que empezar a preparar tu mente. El entrenamiento se complementa con una guía para entender cómo generamos sufrimiento y los modos de erradicarlo. Aprenderemos a observar los principales obstáculos, cómo son los autoengaños del ego, las distorsiones cognitivas, los patrones de funcionamiento sesgados e irracionales. Porque detenernos y hacernos responsables de cómo pensamos, cómo sentimos y cómo actuamos es una de las claves del bienestar y del entrenamiento. En la consulta tomo conciencia de que la mayoría de las preguntas solo obtienen respuesta buscando y entendiendo el interior de nuestra mente. Asumir la responsabilidad no es una carga, es la gran oportunidad de crear respuestas biopositivas[2] ante lo que nos sucede y ante la pregunta de cómo deseamos vivir.

No esperes que sucedan cosas, las cosas ya están sucediendo, solo has de estar lo suficientemente despierto para verlas, lo suficientemente convencido para prestarles atención y lo suficientemente entrenado para redirigirte hacia donde tú quieras. No te quedes en un garaje a oscuras. Te invito a iniciar tu propio viaje interno.

Ojalá llegues lejos. Que disfrutes del camino, que aprendas de las dificultades y que, cuando te detengas, sientas la plenitud y la satisfacción de tus días.

Confía.

Desvela la dicha interna.

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PRIMERA PARTE

Antes de empezar a meditar

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1

Orígenes de la meditación

Un origen ligado a un vacío.

Un vacío ligado a un contenido construido

por el ser humano.

Un ciclo en el que parece que todo enlaza y nada existe.

Quizá necesitamos las explicaciones, entender. Pero lo que más necesitamos es regresar sin miedo al vacío.

La meditación es una de las herramientas más eficaces para entrenar la mente. Existen numerosas prácticas de meditación que se mantienen vivas desde hace más de dos mil quinientos años y, aunque han sido vinculadas a la religión, no son un ejercicio religioso.

No podría escribir sobre ella sin mostrar mi respeto y agradecer que tantas culturas, religiones, filosofías y linajes la fueran cuidando y transmitieran su esencia de generación en generación, y sin dar las gracias especialmente a mis maestros, que me enseñaron toda esa sabiduría del modo más fiel posible a la manera como la recibieron ellos de sus maestros.

Es una herramienta al servicio del desarrollo del potencial humano y dedicada al estudio introspectivo de la mente. Contemplada por diferentes culturas, la filosofía y práctica de la meditación avanzó de la mano de Oriente y Occidente, de la religión y de los yoguis, de los estudiosos de la mente, los filósofos, los psicólogos y, más recientemente, de la ciencia. Un amplio recorrido que demuestra cómo para el ser humano la mente fue, y sigue siendo, un gran misterio que indagar para descubrir lo más esencial de nuestro ser. Preguntas existenciales sobre el sentido de la vida y el origen del Yo que nos siguen acompañando tanto como el propio sufrimiento y el anhelo de ser felices.

Una de las particularidades del ser humano es que, siendo igual a los demás en esencia, el entorno lo condiciona creando unas diferencias contextuales, culturales y educativas que referencian sus hábitos. Por ello, según la tradición de la que hablemos, la práctica de la meditación sigue una u otra metodología. Pese a tener características particulares, todas persiguen el propósito de desvelar nuestra sabiduría primordial. Una sabiduría a la que podemos acceder una vez eliminemos las sombras y los velos que la ocultan. La meditación es una práctica difícil de describir mediante el intelecto; es muy complicado definir lo que no tiene límites.

Siendo una herramienta de observación del comportamiento y funcionamiento de nuestra mente, no es una técnica de un solo uso, sino una forma de comprender la naturaleza de la realidad. Requiere sistematización y constancia para indagar en profundidad, con la aspiración de ser testigo de lo que sucede. Por ello, la meditación se define también como un camino hacia el desarrollo espiritual. No podemos acotarla, perdería su significado, sino considerarla una vía para la transformación en la que la introspección y las habilidades mentales redundan en beneficio del ser humano. Gracias a innumerables maestros que dedicaron su vida a la meditación, tenemos hoy acceso a las enseñanzas que nos guían y podemos contemplar las profundidades de nuestra mente, el funcionamiento del ego y sus patrones, las distorsiones y aflicciones, sin disolvernos en ellas. Nos convertimos en testigos que observan sin juzgar, en seres contemplativos que estudian el funcionamiento de la mente, en aprendices que se forman para erradicar el sufrimiento desde su raíz y en los actuantes que generan las condiciones que fructifican en el bienestar y la felicidad de todos los seres.

Sus orígenes se remontan a civilizaciones antiguas que se basaban en la tradición oral. Cuentos, historias y enseñanzas se transmitieron a lo largo de más de cien generaciones y se fueron tejiendo para sostener la inquietud de trascender del ser humano. Afortunadamente, también contamos con una amplia documentación escrita, cuyos primeros registros son los de la tradición hindú. Desde los inicios se analizaron temas complejos tales como la cognición, la forma de organizar el pensamiento y la importancia de la actividad consciente. Se indagó acerca de cómo la mente, igual que una rueda compleja llena de engranajes condicionados, puede adoptar infinidad de posiciones que conforman diferentes estereotipos psíquicos o temperamentos. Esta tradición nos deja, a través de los Vedas (datados entre 1500 y 1000 a.C.), todo un legado sobre el complejo mundo interior y el propósito de la existencia.

Un tiempo después, entre 500 y 600 a.C., surge una de las escuelas más influyentes para el desarrollo de la medita

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