A dos pasos de la locura

Silvia Olmedo

Fragmento

Título

INTRODUCCIÓN

Hablar de locura es para muchos algo lejano, lo ven ajeno a ellos e incluso hay quienes lo asocian con gente débil. Si nos centramos en la definición del diccionario, locura es “la privación del juicio o razón”, así que no es difícil entender que prácticamente la mayoría vamos a vivirla en carne propia alguna vez en nuestra vida. Pero, ¿por qué nos da tanto miedo que nos digan que estamos desequilibrados o que tenemos un trastorno mental? Probablemente se debe al gran desconocimiento, o mejor dicho, a la atroz distorsión que se ha hecho durante siglos de los padecimientos emocionales y mentales.

Desde la Edad Media la pérdida de la razón se asociaba a una pérdida del ser, de la identidad, se creía que la persona estaba poseída por el demonio y cualquier relación con ésta implicaba ser atrapado y llevado a su infierno. Este prejuicio ha contribuido a la estigmatización, sufrimiento, secretismo y aislamiento de muchas personas con problemas mentales que con la ayuda oportuna hubieran superado ese bache emocional, ya que más que estar poseídas, su mente había tomado caminos que no acostumbra.

Desafortunadamente estos prejuicios no han cambiado tanto como quisiéramos, y aunque por suerte las personas que sufren de un padecimiento mental ya no son confinadas al aislamiento, persisten el desconocimiento y la vergüenza, lo cual las lleva a encerrarse y hundirse más en su dolor.

Y es que nunca ha sido más fácil perder la cordura como hoy en día. El suicidio se ha vuelto una de las principales causas de muerte entre los jóvenes. ¿Te imaginas el dolor que debe sentir alguien para decidir acabar con su vida? Y lo peor es que todavía hay gente que tras conocer la noticia de que algún famoso se suicida dice: “No entiendo, si lo tenía todo”, fomentando así que si alguien cercano padece de depresión, se sienta más incomprendido y obviamente desmotivado para pedir ayuda.

Las redes sociales tampoco contribuyen a que seamos más conscientes de estos padecimientos, sobre todo con la cantidad de motivadores “online” sin prejuicios y con ganas de hacerse ricos que proliferan en la red. Gente oportunista que aprovecha la vulnerabilidad de otros para grabar un video en el que en lugar de aconsejar que acudan a un especialista recomiendan “echarle ganas”. Desafortunadamente desconocen que para “tener ganas”, tiene que haber motivación y eso es de lo que carece una persona deprimida.

Otros juegan con una persona que tiene un trastorno obsesivo compulsivo a cambiar de lugar algunas cosas de su habitación, sin saber que eso les puede detonar un ataque de ansiedad. La broma de poner a alguien con fobia a las arañas uno de estos bichos en el hombro, aunque sea pequeño, puede hacerlo reaccionar abruptamente hasta el punto de saltar por la ventana para evitar enfrentar algo tan terrorífico para él.

Como ves, cualquiera la mayoría de las veces puede hacer sufrir a una persona por falta de conciencia y no por malas intenciones. Las películas de terror nos han hecho creer falsamente que es más probable que nos ataque un esquizofrénico (pacientes que bien tratados no representan un peligro) que un psicópata integrado, los cuales realmente pueden causar estragos en nuestras vidas como ya describo en la sección dedicada a ellos.

Debo confesar que los psicólogos y psiquiatras hemos hecho un flaco favor al entendimiento de la salud mental, esto se debe a que dependiendo del enfoque del especialista le daban distintos nombres a los mismos padecimientos, haciendo las cosas aún más confusas.

También es errónea esa concepción que tiene la gente de que el psicólogo o el psiquiatra es alguien que sabe lo que piensas y podrá hacerte un exorcismo y sacarte el “loco” que llevas dentro. La realidad es que hay que verlo como un experto en salud mental, tú necesitas de su conocimiento y él de tu voluntad.

Este libro es un viaje al mundo de los padecimientos emocionales y mentales, sus detonantes y sus síntomas. He tenido que prescindir de mucha información, que aunque era enriquecedora, implicaría hacer un libro de tal tamaño que haría muy difícil que llegara a tus manos. Con mis pequeñas aportaciones deseo, que si lo que has leído te ha parecido interesante, te animes a buscar y enriquecerlo con la bibliografía adicional que he incluido.

Quisiera acabar con esa idea generalizada de que los padecimientos mentales son como la caja de Pandora que al abrirse desata los vientos más oscuros de nuestro ser. Nuestra mente no es una caja negra blindada, sino una librería en la que a veces, por distintas razones, los libros se han desordenado o se necesita mover una estantería.

Entender mejor el mundo de la salud mental y emocional es vital para sentirnos empoderados y aceptar que alguna vez también nosotros necesitaremos ayuda. En ningún caso este libro puede sustituir a un experto, todo lo contrario, pretende precisamente desestigmatizar el miedo y vergüenza por acudir a él.

Si sientes que no puedes respirar bien, nadie duda en que consultes a un neumólogo, pero si tienes un desequilibrio mental o emocional y no lo arreglas solito eres un fracasado. Entre estos padecimientos también hay niveles de severidad, igual que no es lo mismo un simple catarro que una neumonía, en las enfermedades mentales también hay un gran rango de padecimientos que van desde los más leves hasta los que pueden llegar a requerir que seas hospitalizado.

Con este libro descubrirás si podrías tener una personalidad anancástica, si estás en riesgo de padecer depresión, un trastorno bipolar o si lo que tienes, más que una superstición, es un trastorno obsesivo compulsivo. También te cuestionarás si esa obsesión por el gimnasio podría ser vigorexia o si tu timidez podría deberse a una fobia social. También acabarás con ciertas ideas erróneas relacionadas con la esquizofrenia y la demencia, y comprenderás hasta qué punto tener el infortunio de que se cruce en tu vida un psicópata integrado puede llevarte a la locura.

Negar la existencia de un padecimiento es hacerlo más grande. Perder temporalmente la razón por un acontecimiento externo o por un desequilibrio químico u hormonal puede ser una oportunidad para salir más fuerte. Puede detonar tu reinvención, servirte para ordenar “tu librería emocional” o para aceptar que ese “libro extraño” viene para volverse parte de tu vida.

Un padecimiento mental o emocional no es una sentencia sino una advertencia de que eres único y vulnerable y, como todos, tú también estás a dos pasos de la locura.

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