
Aquí pasa un vigilante
que me lleva por delante.
Va contento, muy ligero:
se lo lleva preso al viento
porque le robó el sombrero.
Pasa un ángel con chupete
arrastrando un barrilete.
¡Cómo lo remontaría
si al viento no lo llevaran
preso a la comisaría!
¿Qué será eso que se muda
de una esquina a la otra esquina?
Es un árbol, sí, no hay duda.
Es un árbol que camina.
Pasan muchísimas cosas,
nadie me dirá que no.
Pasa muchísima gente.
Pasan todos, menos yo.
Que en seguidita me siento
para contarles un cuento.

Voy a contar
un cuento
Voy a contar un cuento.
A la una, a las dos, y a las tres:
Había una vez.
¿Cómo sigue después?
Ya sé, ya sé.
Había una casita,
una casita que...
Me olvidé.
Una casita blanca,
eso es,
donde vivía uno
que creo era el Marqués.
El Marqués era malo,
le pegó con un palo
a... No, el Marqués no fue.
Me equivoqué.

No importa. Sigo. Un día
llegó la policía.
No, porque no había.
Llegó nada más que él,
montado en un corcel
que andaba muy ligero.
Y había un jardinero
que era muy bueno pero.
Después pasaba algo
que no recuerdo bien.
Quizás pasaba el tren.
Pero lejos de allí,
la Reina en el Palacio
jugaba al ta te ti,
y dijo varias cosas
que no las entendí.
Y entonces...
Me perdí.
Ah, vino la Princesa
vestida de organdí.
Sí.
Vino la Princesa.
Seguro que era así.

La Reina preguntole,
no sé qué preguntó,
y la Princesa, triste,
le contestó que no.
Porque la Princesita
quería que el Marqués
se casara con ella
de una buena vez.
No, no, así no era,
era al revés.
La cuestión es que un día,
la Reina que venía
dio un paso para atrás.
No me acuerdo más.
Ah, sí, la Reina dijo:
—Hijita, ven acá.
Y entonces no sé quién.
Mejor que acabe ya.
Creo que a mí también
me llama mi mamá.

El sol
Si el sol en vez de sol fuera un balero
jugaría con él el día entero.
Pero como es de crema
a lo mejor me quema.
No tengo ganas de jugar. No quiero.

Twist del Mono Liso
La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo,
tírame con tenedor.
ANÓNIMO
¿Saben, saben lo que hizo
el famoso Mono Liso?
A la orilla de una zanja
cazó viva una naranja:
¡Qué coraje, qué valor!
Aunque se olvidó el cuchillo
en el dulce de membrillo,
la cazó con tenedor.
A la hora de la cena
la naranja le dio pena.