Soluciones prácticas

Bernardo Stamateas

Fragmento

Corporativa

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Penguin Random House

Agradecimientos

A Gabriela Belcore, a María Stamateas

y a Silvana Freddi por su colaboración.

Al Dr. Marcelo Ceberio, al Dr. Andy Blake y al Dr. Juan Carlos Kusnetzoff

por haber prologado esta obra.

A Natanael Ramírez y a todos

los que día a día nos enriquecen

con sus valiosos aportes.

PRÓLOGO I

No cabe duda de que cuando nacemos no llegamos a esta bendita Tierra con un manual de instrucciones para vivir bajo el brazo, y la experiencia que vamos haciendo en cada acto de vida nos permite escribir un libro personal. El libro de la experiencia es intransferible, es decir, podemos recomendar, guiar, aconsejar, pero lo que no se puede trasladar es la vivencia.

Un acto se puede leer, contar, describir, narrar, pero por más énfasis que le coloquemos, no podremos imprimirle el valor inestimable de la emoción, eso que nos hizo vibrar, llorar tiernamente, reírnos a destajo, desesperarnos o saltar de la alegría. Y en el supuesto caso de que se lograse transferir, nunca sería la misma vivencia: cada ser humano es único, tal cual lo marca nuestro ADN, y por lo tanto, los sentimientos, las elucubraciones racionales, las emociones y acciones son totalmente subjetivas y como tales, particulares.

¡Qué maravilloso!, ¿no? Maravilloso es que somos diferentes; pensamiento, emoción y acciones —absolutamente en sinergia— llevan el sello personal de cada ser humano, posibilitando el intercambio social, el poder brindar al otro un punto de vista alternativo sobre las cosas —en definitiva, sobre la vida—, un punto que amplíe nuestro horizonte, que nos haga ver más allá, que nos enriquezca y nos lleve a crecer. Aunque no son pocas las oportunidades en las que, lejos de tomarnos a bien esa otra mirada, terminamos rivalizando, defendiendo posiciones o compitiendo, sin comprender que lo que describe el otro representa otra perspectiva del mundo que nos puede favorecer.

Cada ser humano construye particularmente sus opiniones y sentimientos —la vida es una construcción—. Cada persona es un universo propio pero flexible a incorporar nuevos conocimientos. Por tal razón, no debemos trabar el proceso, obturando las oportunidades de aprender por sumergirnos en actitudes paupérrimas de defender posiciones sin contemplar lo que el otro dice o hace. Esto no quiere decir que no podemos disentir. Siempre respetando las construcciones del otro —y llamo construcciones a sus reflexiones, a tomar posición sobre algo, al sentimiento o las acciones—, podemos estar o no de acuerdo, pero de ninguna manera descalificar o desestimar ese otro punto de vista.

Vivimos, entonces, en un mundo de construcciones, o más bien de coconstrucciones, porque siempre construimos con otros y aprendemos, en esta gran ecología humana, a enriquecernos con las miradas de los otros acerca de las cosas. Y construimos con otros porque somos seres relacionales, es nuestra naturaleza. Necesitamos de los otros y ellos necesitan de nosotros, fundamentalmente, el afecto, la solidaridad, la generosidad, la contención, la palabra oportuna, la ayuda, entre otras cosas.

Como seres relacionales, emocionales y emocionables, necesitamos guías: la palabra del amigo, los consejos de los padres, las observaciones de los maestros. Es el maestro Bernardo Stamateas quien nos presenta Soluciones prácticas, 30 estrategias para potenciar mis fortalezas y resolver los conflictos. Se trata de pequeñas palancas que ensayadas ponen en marcha verdaderos cambios de hábitos, costumbres, maneras de pensar, sentir y actuar. Un libro profundo, de fácil lectura y comprensión, que opera como un guía o un consejero que nos acompaña siempre.

A pesar de que él afirma que soy uno de sus mentores, Bernardo tiene esa capacidad de transmitir tan clara y elocuente, donde la lectura se revela como si él mismo nos estuviese hablando directamente. En cada una de las páginas de este texto nos propone reflexionar para llevarnos a la acción concreta: es un libro práctico, generoso, un manual-guía para ayudarnos a que nos desenvolvamos mejor en la vida. Pero esta obra está escrita por un autor que, más allá de su erudición y sabiduría —y con quien me liga una hermosa amistad—, es muy buena persona, y esta condición sublime de ser no se estudia, sino que viene inscripta en los genes.

Agradezco el honor de haber sido elegido para prologar este libro, y le auguro, estimado lector, una feliz y relajada lectura. Eso sí, esté dispuesto a crecer, y póngase en marcha con las acciones que nos propone Bernardo Stamateas, porque todo apunta a mejorar la vida.

DR. MARCELO R. CEBERIO

Doctor en Psicología. Profesor Universitario

y Director de la Escuela Sistémica Argentina