Toma un segundo café contigo mismo

Fragmento

INTRODUCCIÓN

Siglo XXI. Época de las comunicaciones virtuales y un tiempo donde hemos ido perdiendo poco a poco la capacidad de mirarnos a los ojos cuando queremos decirle algo a nuestro interlocutor, ya sea en el ámbito de las relaciones personales como en el de las laborales.

Sin duda que es una centuria que ha comenzado bajo el influjo de grandes conflictos de la humanidad, y un deterioro significativo del vínculo entre los distintos estratos sociales en la mayoría de los países.

¿Qué es lo que nos está sucediendo? Avanzamos significativamente en todo lo que tiene que ver con la tecnología, y paralelamente vamos dejando a la vera del camino lo más importante: el modo en que nos relacionamos con otros seres humanos, que al igual que nosotros forman parte de la creación.

No existe computadora, teléfono celular, tableta u otro dispositivo que pueda sustituir el mirarse a los ojos para interpretar lo que está pensando y sintiendo quien tenemos enfrente y establecer de ese modo un vínculo emocional estrecho con quien comparte nuestra vida o las horas que trabajamos fuera de nuestro hogar.

¿Cuál es el presente y el futuro de nosotros como seres humanos? ¿Cómo nos sentimos cada día en la mañana cuando iniciamos la jornada? Estas y otras preguntas son las que nos tenemos que hacer para poder evaluar el grado de satisfacción o de insatisfacción con lo que la vida nos está otorgando.

Está en juego nuestro presente y también nuestro futuro. De lo que seamos capaces de hacer hoy dependerán en buena medida los caminos que hemos de recorrer mañana. Por ello, para iniciar la búsqueda de la verdad sobre la autoestima, es importante que tengas bien claro cómo te sientes hoy.

Hazte esta pregunta y a la vez respóndela. Quizás debas pensar uno o varios días, hasta llegar a la respuesta correcta. Este primer paso es fundamental, porque sobre la base de tu sentimiento respecto a tu vida es que iremos construyendo una nueva identidad basada en la renovación de tu autoestima.

La existencia te ha enseñado seguramente muchas cosas. Algunas las has aprendido a la fuerza, con caídas y con heridas que aún pueden estar abiertas, pero que no han impedido que continúes luchando y esforzándote para encontrar el equilibrio emocional, la armonía y la paz interior.

También están las otras enseñanzas. Las que brinda la universidad de la vida, aquellas que templan tu alma y que te preparan para enfrentar los retos a los que la existencia te expone en el día a día.

Esas son tus fortalezas, bastiones inexpugnables que tienes para avanzar en el medio de una densa maleza que se interpone entre tu voluntad de crecer y desarrollarte y el destino que has elegido y que es adonde quieres llegar.

De esas enseñanzas que has incorporado, lo importante es que sepas cuánto has aprendido. Porque tú y yo podemos ser muy ricos en lo que se refiere a la anexión de conocimientos, pero muy diferente es qué porcentaje de lo que hemos absorbido a lo largo del tiempo hemos sido capaces de volcar a nuestro favor, para poder avanzar en un mundo difícil e insensible a veces a nuestros reclamos.

La lucha por una supervivencia digna hace que nos preguntemos si verdaderamente nos estamos respetando. Hay circunstancias en las que debemos aceptar situaciones que no nos conforman, la necesidad hace que transitoriamente las tengamos que consentir, pero debemos tener como meta el revertirlas lo antes posible.

El daño más profundo se produce cuando no nos respetamos a nosotros mismos. Recuerda que si no lo haces, nadie lo hará por ti, y nadie tampoco te respetará como persona y mucho menos tus anhelos y tus ilusiones.

Esta afirmación es muy cruel, pero puedes creerme que se ajusta a una realidad que nos golpea duramente todos los días.

Cuando tú resuelves detenerte para ir al jardín de tu corazón, será este un tiempo precioso para evaluar los resultados de tu desempeño en los años de vida que tienes. Este balance es no solo necesario, sino a la vez de capital importancia para que sepas si debes continuar por el mismo camino o debes —en forma urgente o diferida— instituir cambios que te permitan arribar a un destino diferente y a la sensación de que estás cumpliendo con tus sueños en mayor o menor medida.

Si hoy sientes que tu autoestima ha sufrido duros golpes y que no está todo lo sólida que quisieras, iremos al encuentro de las claves para elevarla. Partimos de la base de que tú eres una persona inteligente y que sabrás identificar cuáles son las áreas que puedes definir como débiles o carentes de tu personalidad, para insistir en su reconstrucción y así fortalecer tu autoestima.

Será importante en esa revisión que evalúes cómo ha sido a lo largo del tiempo el vínculo con tu entorno. Qué grado de permeabilidad has tenido frente a la opinión de los demás, y si has sido capaz de pagar el precio de ser diferente por sostener tus principios, tus valores y tus códigos de convivencia.

Recuerda que no te estoy juzgando. No soy quien para hacerlo y no debes permitir que nadie te juzgue, más allá que sea inevitable que cualquier persona emita un pensamiento respecto a la manera en que te conduces en la vida. Aquí lo que importa no es lo que piensen los demás, sino qué es lo que tú piensas acerca de tu persona. Ese es el juicio que debe primar entre todos los que puedas recibir. Y es a la vez el primer paso de la aceptación de una realidad respecto a tu autoestima que quizás debas corregir. La manera en que te relacionas con el mundo exterior es el fiel reflejo de lo que sucede en tu interior más profundo.

La autoestima es un verdadero muro de contención frente a las múltiples agresiones de las cuales puedes ser objeto en la aventura de vivir, ya que si tienes la firme convicción de saber con claridad adónde quieres llegar, los obstáculos o las interferencias que puedan aparecer ni siquiera rozarán tu férrea voluntad de arribar a buen puerto con las metas y los objetivos que te has fijado.

Es cierto que lo que hoy sostenemos como una verdad quizá en dos o tres meses ya no lo sea, y eso nos genera una gran incertidumbre respecto a las decisiones a tomar mirando el futuro. Recuperar la seguridad interior, aun en medio de la tormenta en que nos desplazamos, es pues una buena señal de autoestima.

Sucede con frecuencia que los demás reconocen en nosotros atributos personales que jamás percibimos. La baja autoestima es la responsable de que no seamos capaces de reconocer hasta dónde podemos llegar con nuestros sueños. La autovaloración en su justa medida es un factor que nos impulsa con mucha fuerza hacia la conquista de los proyectos que hemos diseñado para nuestra existencia.

Recuerda siempre que detenerse no es retroceder. Es simplemente tomarte un tiempo para la reflexión, para la revisión de lo vivido, para diseñar una estrategia y un plan de acción, para saber cómo continuar en la dura lucha que significa vivir con dignidad. Tomar este segundo café contigo mismo te confortará y te dará la lucidez como para ser objetivo, imparcial y ho

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