Introducción
Está usted a punto de emprender una de las aventuras más transformadoras de su vida. Cada uno de los resultados alcanzados le hará cambiar la opinión que tenía de sí mismo y del mundo en el que nació. Estos nuevos poderes conllevan la responsabilidad de usarlos «para el bien de la humanidad», una frase de Control Mental. Como verá, no es posible emplearlos para ningún otro fin.
El constructor de una ciudad del oeste de Estados Unidos cerró la puerta de su oficina dejando a la secretaria sola y preocupada en su escritorio. Se habían extraviado los planos para un futuro centro comercial y tenía concertada una reunión decisiva con los funcionarios de la ciudad para finales de esa misma semana. Por menos de esto se han perdido contratos, pero el constructor parecía casi impasible ante lo que habría llevado a otros jefes a una tormenta contra la secretaria.
Se sentó ante el escritorio. En tan sólo un momento, se le cerraron los ojos y permaneció quieto y silencioso. Cualquiera habría pensado que se estaba sosegando para hacer frente al desastre.
Al cabo de diez minutos abrió los ojos, se levantó despacio y salió hacia donde se encontraba su secretaria.
—Creo que los he encontrado —le dijo con tranquilidad—. Vamos a repasar la cuenta de gastos del jueves pasado, de cuando estaba en Hartford. ¿En qué restaurante cené?
Llamó por teléfono al restaurante. Los planos estaban allí.
El constructor se había instruido en el Método Silva de Control Mental, para despertar lo que la mayoría de nosotros considera talentos desaprovechados de la mente. Una de las cosas que aprendió fue a rescatar recuerdos que han ido quedando olvidados donde la mente sin entrenamiento no es capaz de encontrarlos. Estos talentos están haciendo cosas sorprendentes a más de un millón de hombres y mujeres que han asistido al curso.
¿Qué fue exactamente lo que hizo el constructor durante aquellos diez minutos? El informe de otro experto en Control Mental nos da una pista:
Ayer en las Bermudas me ocurrió algo increíble. Tenía dos horas para tomar el avión que me llevaría de regreso a Nueva York y no encontraba el billete de avión por ninguna parte. Tres de nosotros nos pasamos más de una hora registrando el apartamento en el que me había hospedado. Buscamos debajo de las alfombras, detrás de la nevera... en todas partes. Incluso deshice y volví a hacer la maleta tres veces, pero el billete no apareció. Finalmente decidí buscar un rincón tranquilo y entrar en nivel. Tan pronto estuve en nivel «vi» el billete de avión como si realmente lo tuviera ante mí. Según mi vista de «nivel», se encontraba en el fondo de un armario, medio escondido entre algunos libros. ¡Me dirigí rápidamente al armario y allí estaba el billete, tal y como lo había imaginado!
Esto parece increíble para alguien que no se ha iniciado en Control Mental; sin embargo, cuando usted llegue a los capítulos escritos por José Silva, su fundador, descubrirá la existencia de poderes todavía más sorprendentes en su mente. Aunque quizás el más sorprendente de todos sea la facilidad y la rapidez con la que puede aprender.
El señor Silva ha dedicado la mayor parte de su vida adulta a la investigación de lo que nuestra mente es capaz de hacer con un poco de entrenamiento. El resultado es un curso de entre 40 y 48 horas, que puede ayudar a cualquier persona a recordar lo que parece haber quedado en el olvido, a controlar el dolor, acelerar la curación y abandonar hábitos indeseables, a estimular la intuición con el objeto de que el sexto sentido se convierta en una parte creativa, o a resolver problemas en su vida cotidiana. Todo esto aporta una alentadora paz interior, un moderado optimismo basado en el hecho de que controlamos nuestra propia vida más de lo que jamás hubiéramos imaginado.
Ahora, por primera vez en papel, puede usted aprender a poner en práctica buena parte de lo impartido en el curso.
El señor Silva ha adaptado libremente conceptos de enseñanzas tanto orientales como occidentales, pero el resultado final tiene esencia norteamericana. Este curso, al igual que su fundador, es totalmente práctico. Y todo lo que explica está diseñado para ayudarle a vivir con más felicidad y eficacia, aquí y ahora.
Conforme vaya pasando de un ejercicio a otro en los capítulos escritos por el señor Silva, irá logrando un éxito tras otro; y se afianzará hasta verse preparado para conseguir logros que ahora, si no está familiarizado con Control Mental, le parecerán imposibles. Pero está científicamente demostrado que su mente es capaz de obrar milagros. Además, contamos con los éxitos alcanzados por más de un millón de personas cuyas vidas han cambiado gracias a Control Mental.
Imagine poder usar su mente para mejorar la vista.
Cuando hacía mi primer curso de Control Mental Silva me percaté de que mis ojos empezaban a cambiar... parecían más vivos. De joven, había llevado gafas durante diez años (hasta que me licencié), y después volví a usarlas cuando tenía treinta y ocho años. Siempre me decían que tenía el ojo izquierdo tres veces más vago que el derecho.
Mis primeras gafas, de 1945, eran para leer; sin embargo, en 1948 y 1949 empecé a usar bifocales, y la graduación siempre iba en aumento. Después del curso descubrí que, aunque no podía leer sin gafas, mis ojos estaban decididamente más vivos. Como cambiaban con tanta rapidez esperé todo lo posible a hacerme la revisión. Incluso volví a usar unas gafas de cuando tenía veinte años.
Cuando mi optometrista me examinó los ojos, estuvo de acuerdo en que aquel viejo par de gafas me iría mucho mejor hasta que llegaran las nuevas.
Puede que ahora esto le parezca inexplicable, pero cuando lea el capítulo 10 verá exactamente cómo los graduados ponen el cuerpo al servicio de la mente para acelerar la curación natural. Las técnicas son increíblemente sencillas, como se aprecia en la siguiente carta, escrita por una mujer que perdió 13 kilos que le sobraban en cuatro meses:
Primero visualicé un marco oscuro y una mesa colmada de helados, pasteles, etcétera... todo lo que yo sabía que engordaba. Dibujé una enorme X roja sobre la mesa y me vi a mí misma reflejada en un espejo que me hacía inmensa (como los que hay en la casa de los espejos de los parques de atracciones). A continuación visualicé una escena sobre un fondo de luz dorada: encima de una mesa estaban todos los alimentos ricos en proteínas... atún, huevos, carne magra. Coloqué una enorme marca dorada sobre esta escena y luego me vi reflejada en un espejo que me hacía parecer muy alta y esbelta. Me dije mentalmente que sólo eran apetecibles los alimentos de la mesa colmada de proteínas. También oí decir a todos mis amigos que estaba fantástica, y me fijé en que todo esto sucedía un día concreto (éste fue el paso más importante, porque hizo que me marcara una meta). ¡Y lo logré! Yo que he sido una fanática de las dietas, creo que éste es el único método que ha dado resultado.
Esto es Control Mental: entrar en un profundo nivel meditativo, en el que pueda entrenar la mente para que asuma el control, usando su propio lenguaje de imágenes reforzadas con palabras, y obtener así resultados cada vez más sorprendentes, ilimitados para quien lo pone en práctica.
Como ve, éste no es un libro cualquiera. Mediante pasos sencillos lo llevará primero a la meditación y después a las diversas maneras en las que puede usar dicha meditación, para que, cuando dé el paso final, pueda hacer de forma rutinaria lo que la mayoría de la gente cree firmemente imposible.
Es éste un libro dentro de un libro. El libro exterior (capítulos 1 y 2, y del 17 al 20), de Philip Miele, describe el desarrollo casi fulminante de Control Mental y en qué ha beneficiado a sus miles de graduados. En el libro interior, el señor Silva expone muchas de las técnicas impartidas en las clases de Control Mental. Como estas clases son experiencias de grupo dirigidas por conferenciantes cualificados, los resultados son más acelerados y espectaculares que los que usted alcanzará trabajando solo. No obstante, si sigue detenidamente las instrucciones del señor Silva y practica los ejercicios, es casi seguro que los resultados le cambiarán la vida a mejor... no con la misma rapidez, pero sí con la misma certeza.
Existe una manera especial de leer este libro: primero léalo como leería cualquier otro libro, de principio a fin. Pero, en esta primera lectura, no empiece a practicar ninguno de los ejercicios. Después vuelva a leer del capítulo 3 al 14 para formarse una idea aún más clara y completa de los caminos que está a punto de recorrer. A continuación, lea el capítulo 3 y practique los ejercicios que contiene, y solamente ésos, durante unas cuantas semanas. Cuando sienta que está preparado, vaya al capítulo 4 y haga lo mismo; y así sucesivamente.
Cuando llegue al capítulo 14 ya será un experto en gran parte de lo que los profesionales de Control Mental han aprendido. Para enriquecer su experiencia todavía más, puede que usted desee integrarse en un reducido grupo de amistades que hayan practicado los mismos ejercicios. El capítulo 13 le dice cómo hacerlo.
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Use más su mente de formas especiales
Imagínese que establece contacto directo y eficaz con una inteligencia superior y omnipresente y que, en un momento de alborozo espiritual, descubre que la tiene de su parte. Imagínese también que ha establecido este contacto de manera tan sencilla que nunca más se volverá a sentir desamparado ni alejado de algo que siempre sospechó que existía, pero que nunca había podido alcanzar de pleno: una benéfica sabiduría, un destello de discernimiento siempre que lo necesite, la sensación de una presencia bondadosa y poderosa. ¿Cómo se sentiría?
Sería una experiencia culminante no muy diferente (o puede que nada diferente) del sobrecogimiento espiritual.
Esto es lo que se siente tras una instrucción de cuatro días en el Control Mental Silva. Hasta el momento, lo saben más de un millón de personas que han pasado por ello. Y cuando se familiarizan con los métodos que provocan esta sensación, se acostumbran al uso moderado y seguro de nuevos poderes y nueva energía, y viven una vida más plena, más sana, más libre de problemas.
A continuación, José Silva explicará algunos de estos métodos para que usted mismo pueda empezar a valerse de ellos. Primero vamos a imaginar que asistimos al inicio de una clase de Control Mental y observamos qué es lo que pasa.
Para empezar, hay una conferencia preliminar con una duración aproximada de una hora y veinte minutos. El ponente define el Control Mental y da un bosquejo de las dos décadas de investigaciones que llevaron a su desarrollo. Luego hace una breve descripción de cómo los alumnos serán capaces de aplicar lo que aprendan para mejorar la salud, resolver problemas cotidianos, aprender con mayor facilidad e intensificar la conciencia espiritual. Acto seguido, se concede un descanso de veinte minutos.
Los alumnos se familiarizan los unos con los otros mientras se toman un café. Proceden de ambientes muy variopintos: médicos, secretarias, profesores, taxistas, amas de casa, estudiantes de secundaria y de universidad, psiquiatras, líderes religiosos, jubilados... ésta sería una mezcla típica.
Después del descanso hay otra sesión de una hora y veinte minutos, que se inicia con una ronda de preguntas y respuestas, y termina con el primer ejercicio de entrenamiento, que conduce a un nivel meditativo de la mente. El conferenciante explica que éste es un estado de profunda relajación, más profunda que el mismo sueño, sólo que acompañada por una clase especial de conciencia. De hecho, se trata de un estado alterado de conciencia que se practica en casi todas las disciplinas de meditación y en la oración profunda.
No se emplean drogas ni máquinas de retroalimentación biológica. Los ponentes de Control Mental hablan de la entrada en este estado como «entrar en nivel», o en ocasiones «entrar en Alfa». Con un ejercicio de treinta minutos de duración llevan al alumno a dicho nivel con delicadeza, proporcionándole instrucciones en un lenguaje sencillo. De hecho, todo en Control Mental se expresa con un lenguaje sencillo: no hay jerga científica ni palabras del Lejano Oriente.
Es posible que varios de los alumnos ya sepan meditar antes de venir a clase: algunos de ellos porque han seguido métodos que se dominan al cabo de varias semanas, y otros porque han aprendido disciplinas que requieren cierto esfuerzo. En cualquier caso, se muestran sorprendidos ante la sencillez de un ejercicio que dura tan sólo treinta minutos.
Una de las primeras frases que los alumnos oyen es: «Están aprendiendo a usar más su mente y a usarla de una forma especial.»
Ésta es una oración sencilla que ellos escuchan y asimilan desde el principio. Su significado pleno es nada menos que asombroso. Todo el mundo, sin excepción, posee una mente susceptible de ser entrenada para ejercitar poderes que los principiantes dudan abiertamente que poseen. De hecho, sólo llegan a convencerse cuando en verdad experimentan estos poderes.
Otra cosa que se les dice a los alumnos es: «Proyectaos mentalmente a vuestro lugar ideal de relajación.» Éste es un ejercicio agradable, tranquilizante, y tan notablemente vívido, que fortalece la imaginación y conduce a una relajación más profunda.
Unas palabras acerca de la meditación: en el lenguaje común significa pensar en las cosas. Si usted deja a un lado este libro por un momento y piensa en lo que va a cenar mañana, ya está meditando.
Pero en las distintas disciplinas meditativas la palabra adquiere un significado más específico, y se refiere a un nivel especial de la mente. En algunas disciplinas, alcanzar este nivel constituye un fin en sí mismo; despejar la mente de todo pensamiento consciente. Esto produce una agradable calma y contribuye en gran medida a aliviar y prevenir enfermedades ocasionadas por la tensión, como han demostrado innumerables estudios.
Ésta es la meditación pasiva. Control Mental va mucho más allá. Enseña al alumno a usar este nivel de la mente para resolver problemas, tanto las pequeñas molestias como los grandes conflictos. A esto se le llama meditación dinámica, y el poder que tiene es verdaderamente espectacular.
Hoy día oímos hablar cada vez más de Alfa. Es uno de los patrones que siguen las ondas cerebrales, una especie de energía eléctrica producida por el cerebro, y se puede medir con un electroencefalograma (EEG). Los ritmos de esta energía se miden en ciclos por segundo (CPS). Por lo general, a partir de aproximadamente 14 CPS se habla de ondas Beta; entre siete y catorce, de Alfa; entre cuatro y siete, de Theta; y menos de cuatro son Delta.
Cuando usted se encuentra completamente despierto, activo y capaz de actuar en el mundo cotidiano, se encuentra en Beta o en «conciencia externa», para usar la terminología de Control Mental. Cuando sueña despierto o está a punto de quedarse dormido, se encuentra en Alfa. Los graduados de Control Mental llaman a este estado «de conciencia interna». Y cuando está dormido se encuentra en Alfa, Theta o Delta, no solamente en Alfa, como muchos creen. Con el entrenamiento de Control Mental, usted puede entrar a nivel Alfa a voluntad y, pese a ello, permanecer completamente alerta.
Tal vez se pregunte qué es lo que se siente al entrar a estos diferentes niveles de la mente.
El estar en Beta, o completamente despierto, no produce ninguna sensación en particular. Puede que usted se sienta confiado o temeroso, ocupado u ocioso, absorto o aburrido... las posibilidades en Beta no tienen fin.
En los niveles más profundos, las opciones se encuentran limitadas para la mayoría de la gente. La vida les ha enseñado a funcionar en Beta, no en Alfa ni en Theta. En los niveles más profundos están limitados más bien a soñar despiertos, a hallarse al borde del sueño o en el sueño mismo. Pero con el entrenamiento de Control Mental se empiezan a multiplicar indefinidamente las posibilidades útiles. Como escribió Harry McKnight, director adjunto de Silva Mind Control: «La dimensión Alfa cuenta con un conjunto completo de facultades sensoriales, al igual que la Beta.» Es decir, podemos hacer cosas en Alfa que no hacemos en Beta.
Es éste un concepto básico en Control Mental. Una vez que usted se familiarice con estas facultades sensoriales y aprenda a manejarlas, estará usando más su mente de una forma especial. En realidad, actuará físicamente siempre que lo desee, valiéndose de la inteligencia superior.
La mayoría de las personas recurre a Control Mental como un medio para relajarse, para poner fin al insomnio, aliviar jaquecas o hacer cosas que requieren una enorme fuerza de voluntad, como dejar de fumar, perder peso, mejorar la memoria, estudiar con mayor eficacia. Esto es a lo que viene la mayoría; pero acaban aprendiendo mucho, mucho más.
Aprenden que los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son sólo parte de los sentidos con los que nacemos. Existen otros, llámense poderes o sentidos, otrora conocidos únicamente por unos cuantos privilegiados y por los místicos, quienes los desarrollaban en vidas apartadas del mundo activo. La misión de Control Mental consiste en entrenarnos para despertar estos poderes.
Nadine Bertin, directora de la sección de belleza de la revista Mademoiselle, expresó de forma más que adecuada lo que este despertar puede significar ya en el número de marzo de 1972:
Puede que la cultura de las drogas tenga sus pastillas, polvos e inyecciones psicodélicos. Yo tengo mi propia técnica. Control Mental expande la mente; enseña a expandirla. El nombre es acertado porque, a diferencia de las drogas o la hipnosis, usted es dueño del control. La expansión mental, el conocimiento de sí mismo y la ayuda que proporcione a los demás a través de Control Mental están únicamente supeditados a las limitaciones que usted mismo se imponga. CUALQUIER COSA es posible. Oímos que eso les sucede a otros y de pronto, vemos que nos está sucediendo a nosotros.
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¿Quién es José?
José Silva nació el 11 de agosto de 1914 en Laredo, Tejas. Tenía cuatro años de edad cuando su padre murió; su madre se volvió a casar al poco tiempo, y él, su hermana mayor y su hermano menor se fueron a vivir con la abuela. Dos años más tarde sostenía a la familia vendiendo periódicos, limpiando zapatos y haciendo trabajos ocasionales. Por las tardes vigilaba a sus hermanos mientras hacían los deberes, y gracias a ellos aprendió a leer y escribir. Nunca ha ido a la escuela, salvo para dar clases.
José salió de la pobreza un día mientras esperaba turno en una peluquería. Buscaba algo para leer y lo que cogió fue la lección de un curso por correspondencia para aprender a reparar radios. José la pidió prestada; pero el peluquero solamente aceptó alquilársela, y eso con la condición de que José resolviera el examen que venía en la parte de atrás a nombre del peluquero. Cada semana José pagaba un dólar, leía la lección y resolvía el examen.
Al poco tiempo un diploma colgaba de la pared de la peluquería, mientras que en el extremo opuesto de la ciudad, José empezaba a reparar radios con tan sólo quince años. Conforme fueron trascurriendo los años, su negocio de reparaciones se fue convirtiendo en uno de los más grandes del área, lo cual le proporcionó dinero para la educación de sus hermanos, los medios para casarse y, a la larga, alrededor de medio millón de dólares para financiar los veinte años de investigaciones que conducirían a Control Mental.
Fue otro hombre con diplomas, éstos obtenidos más concienzudamente que el del peluquero, quien inició de forma accidental estas investigaciones. Se trataba de un psiquiatra cuya labor consistía en formular preguntas a los efectivos reclutados por el Cuerpo de Transmisiones y Señales durante la Segunda Guerra Mundial.
—¿Se orina usted en la cama? —José se quedó atónito.
—¿Le gustan las mujeres? —José, padre de tres hijos y destinado a ser un día padre de diez, estaba consternado.
Sin duda, pensó, aquel hombre sabía más sobre la mente humana de lo que el peluquero sabía de radios. ¿Por qué planteaba preguntas tan absurdas?
Fue este momento de confusión el que inició a José en la odisea de investigación científica que lo llevó a convertirse, sin diplomas ni certificados, en uno de los investigadores más creativos de su época. Freud, Jung y Adler fueron sus primeros maestros.
Las preguntas absurdas adquirieron significados más profundos, y al poco tiempo José estaba preparado para plantear una pregunta de cosecha propia: ¿Es posible, mediante el uso de la hipnosis, mejorar la capacidad de una persona para el aprendizaje y, por lo tanto, elevar su C.I.? En aquellos días se creía que el C.I. era algo con lo que nacíamos, aunque José no estaba tan seguro de ello.
La pregunta tuvo que esperar respuesta mientras él estudiaba el