El juego de Ender (Saga de Ender 1)

Orson Scott Card

Fragmento

Creditos

Título original: Ender’s Game

Traducción: José María Rodelgo y Antonio Sánchez

1.ª edición: junio, 2013

© 2013 by Orson Scott Card

© Ediciones B, S. A., 2013

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

Depósito Legal: B. 15.095-2013

ISBN DIGITAL: 978-84-9019-492-8

Maquetación ebook: Caurina.com

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

Dedicatoria

 

 

 

 

 

A Geoffrey,

que me recuerda

cuán jóvenes y cuán viejos

pueden ser los niños

Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

 

Agradecimientos

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Agradecimientos

Partes de este libro estaban incluidas en el primer cuento de ciencia ficción que publiqué, Ender’s Game, en el Analog de agosto de 1977, editado por Ben Bova; su confianza en mí y en este cuento son los cimientos de mi carrera.

Harriet McDougal, de la editorial Tor, es una de esas rarísimas editoras que entienden una historia y ayudan al autor a hacerla exactamente como quería que fuera. No le pagan lo que se merece. La tarea de Harriet fue facilitada un poco por el excelente trabajo de mi editora particular, Kristine Card. Tampoco le pago lo que se merece.

También estoy agradecido a Bárbara Bova, que ha sido mi amiga y mi agente a lo largo de las épocas de escasez, y algunas veces, de abundancia; y a Tom Doherty, mi editor, que me dejó convencerle para que presentáramos este libro en la ABA de Dallas, lo que pone de manifiesto o bien su exquisito gusto, o lo aburridas que pueden llegar a ser las convenciones.

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1

Tercero

—He mirado con sus ojos, he escuchado con sus oídos, y te digo que es el indicado: o por lo menos, lo más adecuado que vamos a encontrar.

—Eso es lo que se dijo del hermano.

—El hermano resultó imposible. Por otras razones. Independientemente de su capacidad.

—Lo mismo pasó con la hermana. Y hay dudas sobre él. Es demasiado maleable. Demasiado dispuesto a sumergirse en la voluntad de otro.

—No si el otro es su enemigo.

—¿Qué hacemos entonces? ¿Rodearle continuamente de enemigos?

—Si es preciso, sí.

—Creía que habías dicho que te gustaba ese chico.

—Si los insectores le cogen, harán que parezca que soy su tío favorito.

—De acuerdo. Al fin y al cabo, se trata de salvar al mundo. Siga con él.

La señorita monitor sonrió afablemente, le pasó la mano por el cabello y dijo:

—Andrew, supongo que a estas alturas estarás más que harto de llevar ese horrible monitor. Bien, voy a darte una buena noticia. Te lo vamos a quitar hoy. Vamos a extraerlo ahora mismo, y

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