Cuentos completos

Edgar Allan Poe

Fragmento

intro

INTRODUCCIÓN

POE Y SUS CUENTOS

Los cuentos son la principal aportación de Poe a la literatura universal. Como «El cuervo», un relato en verso, han sido ampliamente traducidos y son conocidos en las lenguas más importantes. No cabe duda de que a Poe le interesaban más sus poemas líricos que su prosa de imaginación. En el prólogo de El cuervo y otros poemas (1845) da a entender que le molestaba haber escrito los cuentos «con vistas a las insignificantes recompensas, o a las aun más insignificantes alabanzas, de la humanidad». Sin embargo, en el prólogo de Cuentos de lo grotesco y lo arabesco (1840) decía lo siguiente: «en conciencia no puedo pedir indulgencia en razón de la premura [...] Estas breves composiciones son [...] el resultado de un propósito madurado y de una elaboración muy esmerada». Al final de su vida da la impresión de considerar que muchos de sus cuentos ya han alcanzado su versión definitiva, y en sus últimos años hizo relativamente pocas revisiones, pero creo que si el autor hubiera vivido más tiempo habría pulido más algunos de ellos. También llegó a valorar más sus relatos, y en el verano de 1849 le dijo a su joven amiga Susan Archer Talley que pensaba que en verso había logrado su plenitud, pero quizá no en prosa.

La primera noticia que tenemos del Poe prosista es de 1826, cuando está en la Universidad de Virginia. Poco se sabe de esos relatos, salvo los comentarios jocosos de su compañero Tucker en su relato «Gaffy» cuando Poe se los leyó, a él y a otros condiscípulos. No hay constancia de que escribiera narraciones en prosa en West Point, pero antes de finales de 1831 ya había compuesto varios cuentos cortos y había presentado al menos cinco al concurso del Saturday Courier de Filadelfia. Aunque ninguno se llevó un premio, se imprimieron sin firmar, de manera anónima, cinco de sus relatos en esta publicación, el primero de ellos en enero de 1832. En el verano de ese año Poe se puso en contacto con Lambert A. Wilmer, que en el Baltimore Saturday Visiter del 4 de agosto de 1832 decía haber leído algunos cuentos manuscritos del autor. Wilmer no menciona ningún título, y es probable que Poe empezara a concebir el proyecto de los Cuentos del Club del Folio en 1833. Dio a entender que ya tenía escritos once relatos cuando acabó la introducción, que aún se conserva. Presentó varios —no se sabe cuántos— al concurso del Visiter, cuya fecha límite era el 1 de octubre de 1833. Uno de los cuentos ganó el premio, el «Manuscrito hallado en una botella», que apareció en el número del 19 de octubre, y desde ese momento Poe dejó de ser un desconocido.

La aparición en 1835 del Southern Literary Messenger como medio donde publicar hizo posible que lograra un prestigio nacional y, como redactor, le permitió alcanzar una gran difusión de sus relatos más antiguos y otros nuevos, escritos especialmente para el Messenger. Si bien fueron sus críticas, no sus cuentos, lo que despertó más interés y lo que aumentó la tirada de la revista, Poe descubrió su verdadero oficio como escritor de relatos cortos. Escribió sobre todo para publicaciones periódicas; quizá lo hizo en mayor número cuando las direcciones editoriales del Messenger, Burton’s y Graham’s le solicitaron una pieza mensual, pero colaboró ininterrumpidamente con revistas y anuarios. Cada año aparecía al menos un cuento nuevo, y en ocasiones varios. Como en los poemas, aunque varió su estilo, sus fuerzas nunca flaquearon, y sus mejores obras se distribuyen proporcionalmente en el transcurso de los años.

ESTILO Y MODOS

Los primeros relatos de Poe se caracterizan por una complejidad excesiva, grandiosa y extravagante, y por una mezcla de lo serio y lo ridículo que recuerda al Don Juan de Byron y al Vivian Grey del más joven Disraeli. Al principio Poe escribía a propósito «al modo de» otros escritores, como ya había hecho en sus poemas y como haría más adelante Robert Louis Stevenson. En el relato «El Club del Folio» señala abiertamente algunos de sus modelos, y otros pueden deducirse. Pero no era un imitador servil y ya desde el comienzo se trazó un camino propio. Lo serio y lo cómico acabaron por separarse y su estilo se simplificó. El modo sumamente ornamental de lo arabesco podría derivar de Bulwer y De Quincey, pero es mucho menos digresivo y más grandioso. Puede percibirse a Irving en algunas partes y «El hombre de la multitud» es Dickens. Entre otras influencias destacan la oscura Miss Mercer y el olvidado Joseph C. Neal.

La individualidad de Poe se impuso con fuerza mediada su carrera literaria; de ello dan fe «El hundimiento de la Casa de Usher» y «Ligeia». Es cierto que «William Wilson» deriva de una sugerencia de Irving, pero no se parece demasiado a él. Hacia 1841, una vez recopilados los Cuentos de lo grotesco y lo arabesco, aparece en los relatos de Poe una tendencia a la sencillez, que él menospreciaba hasta entonces,[1] y que fue en aumento cada año. No evitaba la ornamentación, pero, según el consejo de Corina a Píndaro, no la sembraba a sacos, sino a puñados. En los últimos años de su vida, Poe escribía una prosa clara, directa, funcional.

PRINCIPIOS DE LA COMPOSICIÓN

En los cuentos «el objetivo evidente y más destacable del señor Poe es la originalidad, bien de la idea o de la combinación de ideas».[2] «Prefiero comenzar por estudiar el efecto. Teniendo siempre en cuenta la originalidad...»,[3] dijo él mismo. Yo creo que este era su primer principio consciente. Difícilmente se podría sobrevalorar la originalidad de los cuentos de Poe. «La individualidad y la novedad de sus relatos les confieren una cualidad enigmática que no es fácil de analizar [...] su obra no puede reducirse a los materiales de los que parte ni a las pistas que emplea.» Sus relatos consisten en «situaciones como las de la ficción derivada de la narrativa gótica [...] tan popular en Blackwood’s y otras revistas de la década de 1830 [...] Hay préstamos concretos [...] pero Poe decidió tomar prestadas ciertas cosas y no otras, y sus relatos han logrado un éxito duradero, lo cual no es el caso de sus supuestos modelos. Son precisamente estas consideraciones las que dan sentido a la investigación de las fuentes».[4]

El segundo principio es la variedad. En una carta del 30 de abril de 1835 dirigida a T. H. White dice lo siguiente: «Tengo la intención de entregarle todos los meses un cuento [...] ninguno de esos cuentos guardará la menor semejanza con otro en cuanto a contenido y estilo». En otra carta a Charles Anthon, escrita probablemente a finales de octubre de 1844, afirma: «La variedad ha sido uno de mis principales propósitos». Poe se mantuvo fiel a estos principios durante toda su carrera. Naturalmente, utilizó algunas ideas en más de una ocasión, pero siempre en combinaciones innovadoras. Obsérvese la variedad de las cinco narraciones en las que interviene el raciocinio: Dupin investiga un extraño delito, un asesinato real y el robo de una carta, que supone solo un delito menor; en «“Tú has sido”» se captura a un villano que trata de evitar que las sospechas recaigan sobre él; y en «El escarabajo de oro» se resuelve un enigma. Por supuesto, la mayoría de la gente piensa que Poe es un autor que trata sobre todo aventuras peligrosas y que escudriñ

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