Universidad, revolución y dólares

Fragmento

Agradecimientos

Vengo de una familia de universitarios. Mi madre y mi padre, Leny Durán y Roberto Markarian, fueron los primeros en sus casas en soñar con estudiar más allá del liceo (y en hacer ese sueño realidad). De ellos aprendí muy temprano que a nuestra Universidad se la quiere sin parar de criticarla (y viceversa). A esas conversaciones se sumó hace tiempo Ana María Ferrari. Y me gustaría creer que mi hija, Juana Delgado, querrá seguir entendiendo de qué hablamos en las sobremesas.

Vengo de una familia de migrantes: de Sarandí del Yi a Montevideo, de la Anatolia Central a estas playas. Para ellos, lo que cuentan estas páginas es una historia de enorme privilegio, que hago mío. Por eso están dedicadas a la memoria de mi abuela, Susana Abrahamian (1929-2015), que nos abrió el camino a todos y murió sin poder contarme otra vez su historia. Para ella, amor y agradecimiento infinitos.

***

Agrego una somera lista de mis reconocimientos y mis deudas en este libro:

El proyecto tuvo su origen en un Proyecto Clemente Estable de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) sobre los procesos de institucionalización de la actividad científica en la Universidad de la República (UdelaR) que llevamos adelante con María Eugenia Jung e Isabel Wschebor en el Archivo General de la Universidad de la República (AGU) entre 2011 y 2013. A ellas agradezco las primeras discusiones de muchas de las ideas de este texto, siempre en diálogo con sus respectivas preocupaciones.

Esas charlas continuaron en las oficinas, los comedores y las cocinas del Área de Investigación Histórica del AGU con el equipo de hoy (Mariel Balás, Julio Cabrio, Rafael Casares, Alana Constenla, Lucas D’Avenia, Lucía Díaz, María Eugenia Jung, Micaela Lima, Nacho Seimanas, Lucía Secco, Jaime Vázquez, Paolo Venosa e Isabel Wschebor) y de siempre (Ana Laura Cirio, María Noel Noria, Evangelina Ucha y Nancy Uriarte).

Repito los apellidos de Jung y D’Avenia por las lecturas y comentarios de largas versiones de este libro, así como por el trasiego de fuentes primarias y secundarias para beneficio colectivo. Magdalena Broquetas fue también generosa con su archivo de prensa.

Recíbí las observaciones atentas de Isabella Cosse, Aldo Marchesi y especialmente José Rilla en más de una oportunidad. Y las de Lorena García Mourelle, Gabriela González Vaillant, María Laura Martínez y Juan Queijo al menos en una. Gerardo Caetano fue también entusiasta lector de estas páginas.

Rafael Guarga me leyó y aportó datos e interpretaciones sobre los hechos que lo tuvieron como protagonista. Gerónimo de Sierra me acercó su trabajo y compartió sus recuerdos. Raúl Jacob se acordó de los temas que podían interesarme. Gustavo Pereira me contó varios episodios que guardaba en su memoria. Y seguro me estoy olvidando de otros universitarios que fueron dadivosos en sentidos similares.

Karina Janello me dio las primeras generosas pistas del tesoro que se guarda en el Archivo del Congreso por la Libertad de la Cultura en la Regenstein Library de la Universidad de Chicago. Allí me beneficié también de la buena disposición de sus funcionarios.

En 2016 presenté los primeros avances de mi trabajo en el Instituto Mora de México y en las Jornadas de Historia de la Izquierda en la UdelaR. Volví a explayarme sobre estos temas en 2017 en los eventos organizados en torno a los cincuenta años del Plan Maggiolo, también en la UdelaR, y en el congreso de la Asociación Uruguaya de Historiadores. Me reiteré en un entretenidísimo coloquio sobre las experiencias europeas y latinoamericanas de 1968 en Notre Dame University en 2018. Hablé de nuevo de estos asuntos en las conmemoraciones de los cien años del movimiento reformista nacido en la ciudad de Córdoba en 1918 en la Universidad de Rosario, en la Universidad Nacional de San Martín y en la Universidad Diego Portales. En 2019 derivé hacia otras aguas en las Segundas Jornadas de Archivos Privados que convocó el Cedinci en Buenos Aires y en el X Seminario Nacional de Sociología y Política en la Universidad Federal de Paraná, en Curitiba. En mayo de 2020 hice la primera presentación general del argumento de este libro por Zoom en el Seminario de Historia Política del Centro de Estudios de Historia Política (CEHIP) de la Universidad Adolfo Ibáñez, invitada por Andrés Estefane y Marcelo Cassals. A todos los que participaron en esas ocasiones agradezco sus comentarios.

Publiqué algunos apuntes aledaños al tema central de este libro en un dosier de Prismas (con A. Marchesi) que coordinaron Ximena Espeche y Laura Ehrlich en 2019, en un dosier de Tempo Social al que me invitó Rodrigo Czajka en 2020 y en un volumen dirigido por James Mc Adams para Notre Dame University Press que saldrá en 2021.

La vieja amistad con Ale Ferreiro y su renovado entusiasmo aparecieron cuando menos los esperaba. Gabriel Pereyra también confió en que este texto encontraría lectores en la colección que ambos dirigen.

No hubiera podido escribir nada sin el enorme beneficio de contar con el régimen de dedicación total de la UdelaR, verdadero sustento de la producción de conocimiento en nuestro país (y de todos modos me llevó años).

Desde el fondo de los tiempos, agradezco a Blanca París de Oddone, pionera de los estudios sobre la Universidad de la República, madrina de sus archivos y modestísima organizadora de tantas otras cosas.

También estoy eternamente en deuda con Alicia Casas de Barrán, que siempre supo que iba a terminar este libro y me contagió esa confianza todas las veces que dudé. Le debo eso y mucho más que no registro porque me consta que ella no querría.

Por último, Álvaro Pemper ha sabido soportar mis obsesiones y guiarme a ciegas al cauce del argumento cuando me ganaba el entusiasmo.

Introducción

Universidad, izquierda y Guerra Fría

Cada tanto, una comunidad científica pequeña y con poco presupuesto, como la uruguaya, se destaca en los medios de comunicación. Desde el inicio de esta pandemia, los científicos de la Universidad de la República (UdelaR) se unieron con sus pares de otras instituciones públicas para dar soluciones y avanzar en el conocimiento del desarrollo de la COVID-19 en nuestra sociedad. Con tono altruista, las autoridades universitarias enfatizaron que no era el momento de pedir el aumento de los siempre necesarios recursos, sino de poner el hombro para paliar la crisis. Diferentes voceros de la comu

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