¡Cambio de instituto! (No soy igual 1)

Martina D'Antiochia

Fragmento

cap-1

Capítulo 1

¡ME SUPERCAIGO MUERTA!

¡Estoy MEGAnerviosa! O sea, ataquito de nervios, pero YA. Tengo la sensación de que podría desmayarme en cualquier momento. Os preguntaréis por qué estoy tan ESTRESADA. La verdad es que es tan fuerte que no sé por dónde empezar.

Resulta que mi padre ha decidido que tengo que dejar mi colegio DE SIEMPRE para ir a otro nuevo. Sí, sí. Lo habéis oído bien. Pero eso no es lo peor. Es que, además, me ha matriculado en el instituto de un barrio que no sé ni dónde está. ¡¿Os lo podéis creer?! ¡Es lo PEOR que me ha pasado en la vida!

Se le ha metido en la cabeza que no valoro las cosas y que pienso que el dinero cae del cielo. ¡¿En serio?! ¿Cómo voy a pensar eso? Sé muy bien que el dinero sale de las tarjetas de crédito. ¡Eso lo sabe todo el mundo!

Por cierto, no vayáis a pensar que soy una maleducada por no presentarme, porque para nada. Es solo que, con todo esto del cambio de colegio, o sea, no sé ni dónde vivo.

Me llamo TATIANA DE SANTAMARÍA PONCE DE LEÓN y hoy empiezo EN UN INSTI NUEVO.

Una vez hechas las presentaciones, volvamos a lo más importante. ¡El día más terrible de toda mi existencia! ¿Creéis que exagero? Pues para nada. Como os lo cuento.

—Cuchita, este año irás a un colegio nuevo. Te he matriculado en un instituto que te encantará.

—No estarás hablando en serio, ¿verdad, papuchi?

—Así conocerás a gente distinta. Te vendrá bien cambiar de aires, ya lo verás.

—Pero ¿QUÉ dices? Pero ¡si no he hecho nada...! ¿Por qué me castigas así?

—Vamos, Cuchita, no es un castigo. Todo lo contrario, es una experiencia que te vendrá muy bien.

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—Yo quiero ir a mi colegio de siempre, con mis amigos de siempre. O sea, ¿cómo voy YO a cambiar de colegio?

—Abre tu mente. Ya verás como te gusta y aprenderás cosas nuevas.

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Os aseguro que he hecho todo lo que estaba en mi mano por evitarlo. He gimoteado, he llorado, he puesto mi carita de supervíctima, incluso he simulado un desmayo... En fin, que he usado todas mis ARMAS. Pero ¡no ha servido para NADA!

¡ME SIENTOCOMPLETAMENTE FRUSTRADA!

Así que, aquí estoy, a punto de entrar en el instituto nuevo. El chófer acaba de aparcar delante y aprovecho para cotillear un poco por la ventanilla. Es rarísimo, los demás ¡llegan a pie! Y, lo que es peor, las chicas tienen un aspecto de lo más vulgar. ¡No cumplen ninguna de las normas básicas de la PDF, o sea, la Police Department of Fashion!

¡Qué horror! O sea, me requetecaigo muerta NOW.

Hay cosas IMPERDONABLES

y PERSEGUIDAS por la PDF:

· NO vestir ropa de marca.

· NO ir bien conjuntada.

· NO llevar el pelo perfectamente planchado.

· NO calzar zapatos de la última temporada.

· Repetir bolso más de un día a la semana.

O sea, este sitio no es para nada COOL. Creo de verdad que voy a tener que enseñarles unas cuantas cosas.

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Respiro hondo un par de veces como hacemos en clase de pilates, abro la puerta y bajo del coche. Mientras me dirijo con paso firme hacia mi clase, noto que todas las miradas están puestas en mí. Normal, ¡este modelito de Gucci nunca falla!

Pero entonces ocurre algo que rompe el momento y, O SEA, de verdad, CASI ME DA UN ALGO, lo juro por mi tarjeta de crédito. Nada más cruzar la puerta de mi clase, veo a la última persona con la que esperaba encontrarme: ¡VANESA! Entre todas las chicas del mundo, tenía que ser precisamente ELLA: la choni más rechoni de todas. ¡No me lo puedo creer! ¡Voy a compartir instituto con Vanesa! ¡Además, está en mi clase!

Si tuviera aquí mis cojines de Versace, me desmayaría FIJO. Pero, o sea, ¡¿quién se atreve a caerse en este suelo?! Mejor no, no me vaya a contagiar algo...

¿Que por qué me pongo así? Pues porque Vanesa es...

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¿Que cómo sé que es una choni? ¡Pues porque cumple TODOS los requisitos! O sea, es que no aguanto a la choni Vane, su tono de voz es diez veces más elevado que el del resto de la población.

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Lo dicho, una choni profesional. En fin, como os podéis imaginar, hago ver que no la he visto. Lo último que necesito el primer día de clase es que me relacionen con alguien como ella. Pero entonces ocurre el DESASTRE. Nuestras miradas se cruzan. Por favor que no se acerqueee.

Por un momento pienso que lo peor ya ha pasado. Pero va a ser que no. ¡OH, NO! Viene hacia mí. No tengo dónde esconderme, así que no me queda más remedio que poner cara de póquer y usar mi «sonrisa de las ocasiones comprometidas».

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Si me vieran mis amigos hablar con semejante choni..., ¡me expulsarían del club de campo SEGURO! OMG, ¡sería horrible! ¿Dónde iría a montar a caballo? ¿Y a jugar a golf? ¡Por no hablar del polo, el tenis y el hockey! No quiero ni pensarlo. ¡ESTO ES UNA PESADILLA!

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—¿En una qué?

—El talego este.

—¿Disculpa?

—Ay, Mariana, de verdad, si es que estás tó sorda.

—Es Tatiana...

—Sí, sí, bueno, lo que sea. Pues que no esperaba verte en esta cárcel.

—¿Qué cárcel?

—¡EL INSTITUTO! Pija sosa, que estás tó empaná...

—Ya, sí. Bueno, para mí también ha sido una sorpresa, o sea, sí, toda una sorpresa.

—No imaginaba yo que la peña como tú pudiera estar en un lugar asín.

—Ya, o sea, dímelo a mí.

—Te veo tó tensa, Mariana...

—No, no. Para nada, o sea, para nada.

—Mira, quiero que te quede clarita una cosa. Este es mi territorio. ¿Estamos? Asín que cuidadito conmigo, que aquí las pijas me las meriendo yo en cero coma.

¡Qué mal rato he pasado!

¡Me siento como cuando mi padre me confisca la tarjeta de crédito, pero PEOR! Menos mal que ha entrado la profesora y nos ha pedido que nos sentáramos y esta HORTERA se ha ido de mi lado.

Esto será más duro de lo que imaginaba. ¡Será una auténtica SUPERPESADILLA! La verdad es que no sé cómo aguantaré aquí...

¡SOS!

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