«Escribiré novelas. Me presentaré a premios literarios y los ganaré. Y, si no los gano, los ganaré porque escribiré poemas. Me presentaré a premios literarios y los ganaré. Y, si no los gano, los ganaré porque escribiré libros. Y así será cómo mi vida adquirirá forma. La forma que, por otra parte, mi vida ya adquirió de manera subrepticia, sigilosa, inapelable. Pero ayudaré haciendo mi traba...
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«Escribiré novelas. Me presentaré a premios literarios y los ganaré. Y, si no los gano, los ganaré porque escribiré poemas. Me presentaré a premios literarios y los ganaré. Y, si no los gano, los ganaré porque escribiré libros. Y así será cómo mi vida adquirirá forma. La forma que, por otra parte, mi vida ya adquirió de manera subrepticia, sigilosa, inapelable. Pero ayudaré haciendo mi trabajo, sin desanimarme, sin detenerme en los dolores, la soledad, las penas, los críticos, la familia, la ansiedad. Ni en los premios. A los que, sin embargo, me presentaré con mis letras. Y los ganaré».
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«Durante muchos años en Uruguay los escritores que sucedieron a Onetti se preguntaron cómo seguir escribiendo después de su obra. A pocos años de la muerte de Levrero, la nueva generación de escritores uruguayos se plantea un interrogante similar a partir de la desaparición del “último maestro”. Alejandro Ferreiro no tiene respuestas absolutas. Pero en sus libros el lector encontrará algunas pistas para ensayar una respuesta a dos interrogantes que seguirán vigentes, no solo en Uruguay sino en toda América Latina».
Damián Huergo, Página /12
Sobre La velocidad del entusiasmo:
«Lo fragmentario se adueña del discurso, crea intensidad y lleva al lector a completar significados que el autor esboza apenas. Ferreiro recurre a una grafía similar a la del verso, cuando lo que escribe no es poesía —aunque a veces llega a serlo—, e inventa un viaje en globo que se eleva sobre una pregunta temeraria: ¿qué es más arriesgado, irse o quedarse?».
Alicia Torres, Brecha
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