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Virginia MosqueraLydia Sánchez
La pequeña Patti nació en un pequeño pueblo de Chicago un día blanco como el papel de seda. Nada más verla, el doctor dijo:–Qué rara es.Pero su madre, que cantaba jazz, cocinaba con esmero y llenaba las estanterías de la casa con todos los libros que pillaba, le corrigió al instante:–No es rara, es especial.Y desde luego que lo era.
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Ya desde pequeña, Patti empezó a coleccionar palabras. Palabrasque encontraba aquí y allí. Pequeños tesoros que decidió acumular en un cofre.Quizá no había mucho que hacer en aquel pueblo de Chicago, pero ella disfrutaba realizando preciosas combinaciones de sus tesoros, que distribuía por el suelo de su cuarto.Era normal verla colocar «gloria», «caballo» o «ruido» junto a «nube», «tintero» o «tren». Hacía ristras de palabras, trenes de letras, collares de frases... Sin ella saberlo, estaba haciendo poesía*.Podía parecer raro, pero es que Patti enseguida descubrió que «raro» era una buena palabra: raro era especial.*Poesía: la poesía sirve paravolar el techo delas ideas.