Volver a matar

Juan B. Yofre

Fragmento

Prefacio al lector

PREFACIO AL LECTOR

Este libro trata sobre la gran oportunidad que tuvimos los argentinos de combatir el fenómeno subversivo con la ley en la mano, a través de la Cámara Federal en lo Penal de la Nación, creada el 28 de mayo de 1971, a instancias del ministro Jaime Perriaux y la aprobación del mandatario de facto Alejandro Agustín Lanusse.

Para denigrarla y restarle méritos, la Cámara Federal en lo Penal fue calificada, especialmente por la ultraizquierda, de “comisión especial”, “Camarón” o “Cámara del Terror”.

A partir de un relato muy corto sobre el clima de la época que dio lugar a la formación de la Cámara (sus miembros, funcionarios y mecanismos legales), el libro se adentra en algunos de los casos más resonantes, pero desconocidos, en los que fueron juzgados los miembros más destacados de las organizaciones terroristas. Se van a conocer los hechos, las declaraciones testimoniales de los acusados y las argucias legales que presentaron sus abogados defensores. Van a aparecer sus cómplices, declararán los testigos, algunas de las víctimas, y hablarán los jueces a través de las sentencias.

En otras palabras, van a salir a la luz documentos judiciales de la Cámara Federal, con su honda carga de dramatismo, acompañados por el momento político y cultural de la época (1971-1973). Documentos que fueron dispersados en los múltiples juzgados federales, como método para romper la unicidad de ese trabajo.

Como una manera de respetar los documentos, no he novelado las causas, he dejado que ellas hablaran.

Para que este trabajo haya sido posible es justo reconocer y agradecer a aquellos que los salvaron del olvido, porque la gran mayoría ha desaparecido contando con la complicidad de gran parte de la dirigencia política. Muchos lo hicieron para esconder su pasado.

La Memoria —o mejor dicho la Historia— es un bien general, no de un sector de la sociedad.

El período que cubre la obra atraviesa la presidencia del teniente general Alejandro Agustín Lanusse y la salida electoral que terminó con el gobierno militar en 1973. Por lo tanto, no puede obviar dos acontecimientos que se suscitaron luego de la transmisión del mando presidencial al doctor Héctor J. Cámpora. Ellos son: 1) el asalto a las cárceles y la liberación forzada de los miembros de los grupos subversivos, y 2) la ley de amnistía amplia y generosa que dos días después sancionó el Parlamento frente a los hechos consumados. Una ley que fue recibida con beneplácito y esperanza por gran parte de la dirigencia y de la sociedad, con un notable grado de irrealidad respecto de las consecuencias y de los efectos negativos que traería aparejados esa decisión.

“He visto salir a los presos de las cárceles. Nadie estaba dispuesto a perdonar nada. Los que eran liberados se abrazaban en un reencuentro de lucha”, afirmó Héctor Sandler, el entonces diputado nacional de la Alianza Popular Revolucionaria.

Van a desfilar innumerables personajes a través de sus páginas. Algunos todavía de rigurosa actualidad. Y el lector va a poder observar cómo los terroristas liberados volvieron, sin pausa, a sus organizaciones clandestinas para seguir cometiendo actos criminales en la búsqueda de sus objetivos políticos (la toma del poder), en medio del imperio de un gobierno constitucional. De allí que las conductas de cada uno de los personajes que figuran en los relatos serán tratadas fijando una línea muy clara: antes del 25 de mayo de 1973 (período en que fueron juzgados y muchos, condenados) y luego de ese día de liberación indiscriminada y, por qué no decirlo, irresponsable.

El trabajo se completa con el diálogo mantenido (a grabador abierto) con “Lucas” y “Mariano”, dos “cuadros militares” que quedaron vivos de las organizaciones terroristas. Como corresponde, he actuado con la mayor lealtad que se merecen: pudieron editar las entrevistas una vez transcriptas. Nada de lo que se publica lo desconocen. Les agradezco la franqueza que tuvieron para conmigo, para con los lectores.

Como dato relevante, para los estudiosos de nuestro pasado, se publica el contenido de la carpeta que tenía a su lado el general de división Juan Carlos Sánchez el día que fue asesinado por un comando conjunto del PRT-ERP y las FAR, el 10 de abril de 1972. Agradezco a su familia el gesto de confianza y que hayan aceptado que la visión del comandante del Cuerpo II, en esos días, sea conocida y trascienda. Si se quiere, es una forma de recordarlo.

También agradezco a los que revelaron algunas de sus confidencias para que este libro hoy esté frente a ustedes. Es conveniente que haga una aclaración: cuando me propuse escribir Volver a matar no conocía a ninguno de los miembros que habían integrado la Cámara Federal Penal —ninguno, valga la redundancia— sin embargo, a los que pude tener acceso, me brindaron su atención y se los agradezco. Merecen nuestro respe

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