EL ENTENDIMIENTO
Nunca jamás uso la palabra renuncia. Lo que digo es: goza de la vida, del amor, de la meditación, de las bellezas del mundo, del éxtasis de la existencia… ¡goza de todo! Transforma lo mundano en sagrado. Transforma esta orilla en la otra orilla, transforma la tierra en el paraíso.
Y sin embargo, indirectamente, empieza a producirse una cierta renuncia. Pero es una cosa que ocurre, no lo haces tú. No es algo que haces, es algo que ocurre. Empiezas a renunciar a tus tonterías, empiezas a renunciar a la basura. Empiezas a renunciar a las relaciones insensatas. Empiezas a renunciar a trabajos que no satisfacen tu ser. Empiezas a renunciar a lugares en los que no era posible el crecimiento. Pero yo a eso no lo llamo renuncia. Lo llamo entendimiento, conciencia.
Si llevas piedras en la mano creyendo que son diamantes, yo no te diré que renuncies a esas piedras. Me limitaré a decirte: «Mantente alerta y echa otra mirada.» Si tú mismo ves que no son diamantes, ¿qué necesidad hay de renunciar a ellas? Caerán de tus manos por sí mismas. De hecho, si quieres seguir llevándolas tendrás que hacer un gran esfuerzo, tendrás que aplicar mucha voluntad para seguir llevándolas. Pero no podrás llevarlas mucho tiempo; en cuanto hayas visto que son inútiles, que no valen nada, tendrás ganas de tirarlas.
Y cuando tus manos queden vacías, podrás buscar auténticos tesoros. Y los tesoros auténticos no están en el futuro. Los auténticos tesoros están aquí mismo, ahora.
De hombres y ratas
La vigilia es el camino de la vida.
El tonto duerme como si ya estuviera muerto,
pero el maestro está despierto y vive eternamente.
Está vigilante. Tiene claridad.
¡Qué feliz es! Porque ve que estar despierto es vivir.
Qué feliz es siguiendo el camino de los despiertos.
Con gran perseverancia medita, buscando la libertad y la felicidad.
GAUTAMA BUDA, Dhammapada
VIVIMOS SIN prestar ninguna atención a lo que ocurre a nuestro alrededor. Sí, hemos llegado a ser muy eficientes en lo referente a hacer cosas. Lo que hacemos, lo hacemos ya tan eficientemente que no necesitamos ninguna conciencia para hacerlo. Se ha convertido en algo mecánico, automático. Funcionamos como robots. Todavía no somos hombres, somos máquinas.
Eso era lo que George Gurdjieff decía una y otra vez, que el hombre, tal como existe, es una máquina. Ofendió a mucha gente, porque a nadie le gusta que le llamen máquina. A las máquinas les gusta que las llamen dioses; entonces se sienten muy felices, se hinchan de satisfacción. Gurdjieff decía que las personas eran máquinas y tenía razón. Si te contemplas a ti mismo, verás lo mecánico que es tu comportamiento.
El psicólogo ruso Pavlov y el psicólogo norteamericano Skinner aciertan en un 99,9 por ciento cuando dicen que el hombre es una maravillosa máquina y nada más. No hay alma en él. He dicho que aciertan en un 99,9 por ciento; solo fallan por un pequeñísimo margen. En ese pequeño margen están los budas, los despiertos. Pero se les puede perdonar porque Pavlov nunca se encontró con un buda; solo se encontró con millones de personas como tú.
El hombre es una máquina sumamente sofisticada, las ratas son máquinas simples. Es más fácil estudiar a las ratas; por eso los psicólogos siguen estudiando a las ratas. Estudian a las ratas y llegan a conclusiones acerca de los hombres… y sus conclusiones son casi correctas.
Skinner ha estudiado a los hombres y a las ratas y no ha encontrado diferencia. Las ratas son seres más simples, eso es todo; el hombre es un poco más complicado. El hombre es una máquina sumamente sofisticada, las ratas son máquinas simples. Es más fácil estudiar a las ratas; por eso los psicólogos siguen estudiando a las ratas. Estudian a las ratas y llegan a conclusiones acerca de los hombres… y sus conclusiones son casi correctas. Digo «casi», fijaos bien, porque esa décima del uno por ciento es el fenómeno más importante que ha sucedido. Un Buda, un Jesús, un Mahoma… esas pocas personas despiertas son los auténticos hombres.
Pero ¿dónde puede B. F. Skinner encontrar un buda? Desde luego, no en Estados Unidos.
He oído contar que un hombre le preguntó a un rabino:
—¿Por qué Jesús no decidió nacer en Estados Unidos y en el siglo XX?
El rabino se encogió de hombros y respondió:
—¿En Estados Unidos? Habría sido imposible. En primer lugar, ¿dónde ibas a encontrar una virgen? Y en segundo lugar, ¿dónde ibas a encontrar tres sabios?
¿DÓNDE VA A ENCONTRAR UN BUDA B. F. SKINNER? Y aunque encontrara un buda, sus prejuicios, sus ideas preconcebidas, no le permitirían verlo. Seguiría viendo sus ratas. Es incapaz de comprender cualquier cosa que las ratas no puedan hacer. Ahora bien, las ratas no meditan, las ratas no alcanzan la iluminación. Y su concepto del hombre no es más que una imagen magnificada de una rata. Y aun así sigo diciendo que tiene razón en cuanto a la gran mayoría de la gente; sus conclusiones no están equivocadas, y los budas estarán de acuerdo con él en lo referente a la llamada humanidad normal. La humanidad normal está completamente dormida. Ni siquiera los animales están tan dormidos.
¿Por qué fueron expulsados Adán y Eva del paraíso? Fueron expulsados porque habían comido el fruto del árbol del conocimiento. Fueron expulsados porque se habían convertido en mentes y habían perdido su conciencia.
¿Has visto a un ciervo en el bosque? Lo alerta que parece, la cautela con que se mueve. ¿Has visto a un pájaro posado en un árbol? Lo inteligentemente que vigila todo lo que ocurre a su alrededor. Si te acercas al pájaro, este lo permitirá hasta cierta distancia. Más allá, un solo paso más y echará a volar. Tiene una clara conciencia de su territorio. Si alguien penetra en ese territorio, es peligroso.
Si miras a tu alrededor, te sorprenderás: el hombre parece ser el animal más dormido de la tierra.
Una mujer compra un loro en la subasta de los enseres de un prostíbulo de lujo, y mantiene tapada la jaula del loro durante dos semanas, con la esperanza de que así olvide su vocabulario obsceno. Cuando por fin destapa la jaula, el loro mira a su alrededor y dice: «¡Aurrk! Casa nueva, madame nueva.» Cuando entran las hijas de la mujer, el loro añade: «¡Aurrk! Chicas nuevas.» Cuando por la noche llega el marido, el loro dice: «¡Aurrk! Los mismos clientes de siempre.»
El hombre se encuentra en un estado muy decaído. De hecho, ese es el significado de la parábola cristiana de la caída de Adán y su expulsión del Edén. ¿Por qué fueron expulsados Adán y Eva del paraíso? Fueron expulsados porque habían comido el fruto del árbol del conocimiento. Fueron expulsados porque se habían convertido en mentes y habían perdido su conciencia. Si te conviertes en una mente, pierdes la conciencia; la mente significa dormir, la mente significa ruido, la mente significa acción mecánica. Si te conviertes en una mente, pierdes la conciencia.
Así pues, lo que hay que hacer es recuperar la conciencia y perder la mente. Tienes que expulsar de tu sistema todo lo que has ido reuniendo en forma de conocimiento. Es el conocimiento lo que te mantiene dormido. Por lo tanto, cuanto más conocimiento tenga una persona, más dormida está.
Eso es también lo que he observado yo. Los aldeanos inocentes están mucho más alerta y despiertos que los profesores de las universidades y los pundits o sabios de los templos. Los pundits no son más que loros; los académicos de las universidades están repletos de caca de vaca sagrada, llenos de ruido desprovisto por completo de significado… son solo mentes sin nada de conciencia.
La gente que trabaja con la naturaleza —agricultores, jardineros, leñadores, carpinteros, pintores— está mucho más alerta que la gente que trabaja en las universidades como decanos y vicerrectores y rectores. Porque cuando trabajas con la naturaleza, la naturaleza está alerta. Los árboles están alerta; desde luego, su manera de estar alerta es diferente, pero están muy alerta.
Ahora existen pruebas científicas de su estado de alerta. Si el leñador llega con un hacha en la mano y con la intención deliberada de cortar el árbol, todos los árboles que le ven venir se echan a temblar. Ahora existen pruebas científicas de ello; lo que digo no es poesía, cuando digo esto estoy hablando de ciencia. Ahora existen instrumentos para medir si el árbol es feliz o desdichado, si tiene miedo o no, si está triste o extático. Cuando llega el leñador, todos los árboles que lo ven se echan a temblar. Son conscientes de que la muerte ronda cerca. Y el leñador todavía no ha cortado ningún árbol, solo se está acercando…
Una cosa más, mucho más extraña: si el leñador va simplemente de paso, sin la idea deliberada de talar un árbol, a ningún árbol le entra miedo. Es el mismo leñador, con la misma hacha. Parece que su intención de talar un árbol afecta a los árboles. Esto significa que se ha comprendido su intención; significa que sus vibraciones están siendo descifradas por los árboles.
Hay otro hecho significativo que se ha observado científicamente. Si penetras en el bosque y matas un animal, no solo el reino animal de los alrededores se siente sacudido; también los árboles. Si matas un ciervo, todos los ciervos de las proximidades sienten la vibración de la muerte y se entristecen; un gran temblor se apodera de ellos. De pronto sienten miedo sin ningún motivo concreto. Puede que no hayan visto cómo matabas al ciervo, pero de algún modo, de un modo sutil, resultan afectados… instintivamente, intuitivamente. Pero esto no afecta solo a los ciervos… afecta a los árboles, afecta a los loros, afecta a los tigres, afecta a las águilas, afecta a las hojas de hierba. Se ha producido un crimen, un acto de destrucción, una muerte… y todo lo que hay cerca resulta afectado. El hombre parece ser el más dormido…
Los sutras de Buda son para meditarlos profundamente, para absorberlos, para seguirlos. Él dice:
La vigilia es el camino hacia la vida.
Estás vivo solo en la medida en que estás despierto. La conciencia es la diferencia entre la vida y la muerte. No estás vivo solo por estar respirando, no estás vivo solo porque tu corazón late. Fisiológicamente, se te puede mantener vivo en un hospital, sin ninguna conciencia. Tu corazón seguirá latiendo y serás capaz de respirar. Así se te puede mantener en un estado mecánico de modo que sigas vivo durante muchos años… en el sentido de que respiras y el corazón late y la sangre circula. En los países avanzados del mundo hay actualmente muchas personas que simplemente vegetan en los hospitales, porque la tecnología avanzada hace posible que tu muerte se posponga indefinidamente. Se te puede mantener vivo durante años. Si eso es vida, entonces se te puede mantener vivo. Pero eso no es vida, ni mucho menos. Limitarse a vegetar no es vivir.
Los budas tienen una definición diferente. Su definición se basa en la conciencia. No dicen que estás vivo porque puedes respirar, no dicen que estás vivo porque tu sangre circula; dicen que estás vivo si estás despierto. Así pues, con la excepción de los despiertos, nadie está verdaderamente vivo. Sois cadáveres que andan, hablan y hacen cosas, sois robots.
La vigilia es el camino hacia la vida, dice Buda. Despierta y estarás más vivo. Y la vida es Dios. No hay otro Dios. Por eso Buda habla de la vida y la consciencia. La vida es el objetivo y la consciencia es la metodología, la técnica para alcanzarlo.
El tonto duerme…
Todos estáis dormidos, así que todos sois tontos. No os sintáis ofendidos. Las cosas hay que decirlas tal como son. Funcionáis en sueños; por eso vais dando tumbos, seguís haciendo cosas que no queréis hacer. Seguís haciendo cosas que habéis decidido no hacer. Seguís haciendo cosas que sabéis que no están bien y no hacéis cosas que sabéis que están bien.
¿Cómo es posible tal cosa? ¿Por qué no podéis andar derechos? ¿Por qué seguís atrapados en caminos que no conducen a ninguna parte? ¿Por qué seguís extraviándoos?
A un joven con bonita voz le proponen participar en una función teatral, pero él intenta librarse diciendo que siempre pasa vergüenza en ese tipo de ocasiones. Le aseguran que será muy fácil, y que solo tiene que decir una frase: «Vengo a robar un beso y corro al combate. ¡Ah! Oigo un disparo de pistola…», y después abandonar el escenario.
Durante la función, el joven sale a escena, ya muy avergonzado por los cortos y ajustados pantalones coloniales que le han hecho ponerse en el último momento, y queda completamente trastornado al ver a la bella heroína que le espera tendida en una hamaca de jardín, con un vestido blanco. Carraspea y declara: «Vengo a sobar un berro… no, a robar un beso y combo al carrete, digo, corro al combate. ¡Ah! Oigo un pistolo de dispara… no, un esporo de pistilo, un pistado de perola… ¡Mierda, me cago en todos vosotros! ¡Ya os dije que no quería actuar en esta maldita función!»
Eso es lo que está pasando. Examina tu vida. Todo lo que sigues haciendo es tan confuso y confunde tanto… No tienes nada de claridad, no tienes nada de percepción. No estás alerta. No ves, no oyes… Desde luego, tienes oídos para oír, pero dentro no hay nadie que lo entienda. Desde luego, tienes ojos para ver, pero dentro no hay nadie. Tus ojos siguen viendo y tus oídos siguen escuchando, pero no se comprende nada. Y a cada paso das un tropezón, a cada paso cometes algún error. Y aún sigues creyendo que estás consciente.
Desecha por completo esa idea. Desecharla constituye un gran salto, un gran paso adelante, porque en cuanto abandonas la idea de «estoy consciente» empiezas a buscar y rebuscar maneras y medios para estar consciente. Así pues, lo primero que tienes que meterte en la cabeza es que estás dormido, completamente dormido.
La psicología moderna ha descubierto unas cuantas cosas importantes; aunque solo se han descubierto a nivel intelectual, es un buen comienzo. Si se han descubierto intelectualmente, tarde o temprano también se experimentarán existencialmente.
Freud fue un gran pionero; por supuesto, no era un buda, pero sí un hombre de gran trascendencia, porque fue el primero que consiguió que la mayor parte de la humanidad aceptara la idea de que el hombre tiene un gran subconsciente oculto en su interior. La mente consciente representa solo una décima parte, y la mente subconsciente es nueve veces más grande que la consciente.
Después, su discípulo Jung fue un poco más lejos, un poco más a fondo, y descubrió el subconsciente colectivo. Detrás del subconsciente del individuo hay un subconsciente colectivo. Ahora es preciso que alguien descubra una cosa más que está ahí, y yo tengo la esperanza de que, tarde o temprano, las investigaciones psicológicas en marcha lo descubran: el subconsciente cósmico. Los budas han hablado de él.
Así pues, podemos hablar de la mente consciente: una cosa muy frágil, una parte muy pequeña de nuestro ser. Detrás de la mente consciente está el subconsciente: poco claro, se pueden oír sus susurros pero no los sabes interpretar. Siempre está ahí, detrás de la mente consciente, tirando de sus hilos. En tercer lugar está la mente inconsciente, con la que solo entramos en contacto durante el sueño o cuando tomamos drogas. Y detrás, la mente subconsciente colectiva. Con esta solo entramos en contacto cuando emprendemos una profunda investigación de nuestra mente subconsciente; entonces se encuentra uno con el subconsciente colectivo. Y si seguimos profundizando aún más, se llega al subconsciente cósmico. El subconsciente cósmico es la naturaleza. El subconsciente colectivo es toda la humanidad que ha vivido hasta ahora; forma parte de uno. El inconsciente es un inconsciente individual que la sociedad ha reprimido, sin permitirle expresarse. Por eso llega de noche por la puerta trasera, en los sueños.
Y la mente consciente… La llamaré la mente supuestamente consciente, porque solo es eso. Es tan diminuta… solo un parpadeo, pero aunque solo sea un parpadeo es importante porque contiene la semilla; las semillas siempre son pequeñas. Tiene un gran potencial. Ahora se está abriendo una dimensión totalmente nueva. Así como Freud abrió la dimensión que está debajo de la consciencia, Sri Aurobindo abrió la dimensión que está por encima. Freud y Sri Aurobindo son las dos personas más importantes de esta época. Los dos son intelectuales, ninguno de ellos es una persona despierta, pero los dos han hecho un gran servicio a la humanidad. Nos han hecho intelectualmente conscientes de que no somos tan pequeños como parecemos desde la superficie, de que la superficie oculta grandes profundidades y alturas.
Freud descendió a las profundidades; Sri Aurobindo intentó penetrar en las alturas. Por encima de lo que llamamos nuestra mente consciente está la verdadera mente consciente; solo se alcanza mediante la meditación. Cuando a nuestra mente consciente normal se le añade la meditación, cuando a la mente consciente normal se le suma la meditación, se convierte en la verdadera mente consciente.
Más allá de la verdadera mente consciente está la mente superconsciente. Cuando uno medita no ves más que vislumbres momentáneos. La meditación es tantear en la oscuridad. Sí, se abren unas cuantas ventanas, pero se vuelve a caer una y otra vez. La mente superconsciente significa que se ha llegado al shamadi: se ha alcanzado una percepción cristalina, se ha alcanzado una conciencia integrada. Ahora ya no se puede caer abajo; es tuya. Hasta cuando duermes seguirá estando contigo.
Más allá de la mente superconsciente está el superconsciente colectivo. El superconsciente colectivo es lo que las religiones denominan «dios». Y más allá del superconsciente colectivo está el superconsciente cósmico, que sobrepasa incluso a los dioses. Buda lo llama nirvana, Mahavira lo llama kaivalya, los místicos hindúes lo han llamado moksha; tú puedes llamarlo la verdad.
Tú estás viviendo solo en un pequeño rincón de tu ser: la minúscula mente consciente. Es como si alguien tuviera un palacio y se hubiera olvidado por completo del palacio y estuviera viviendo en el porche… y pensara que eso es todo lo que hay.
Estos son los nueve estados de existencia. Y tú estás viviendo solo en un pequeño rincón de tu ser: la minúscula mente consciente. Es como si alguien tuviera un palacio y se hubiera olvidado por completo del palacio y estuviera viviendo en el porche… y pensara que eso es todo lo que hay.
Freud y Sri Aurobindo son dos grandes gigantes intelectuales, pioneros, filósofos, pero los dos están haciendo grandes conjeturas. En lugar de enseñar a los estudiantes la filosofía de Bertrand Russell, Alfred North Whitehead, Martin Heidegger o Jean-Paul Sartre, sería mucho mejor que se les enseñara más sobre Sri Aurobindo, porque es el más grande filósofo de esta era. Pero está totalmente relegado, rechazado por el mundo académico. La razón es que, con solo leer a Sri Aurobindo, te das cuenta de que estás inconsciente. Y él no es un buda todavía, pero aun así es capaz de crear una situación muy embarazosa para ti. Si tiene razón, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué no estás explorando las alturas de tu ser?
Freu