Cómo darle impulso a tu (nueva) carrera

Dale Carnegie

Fragmento

Título

PREFACIO

Para la gran mayoría de nosotros lo más importante en la vida es el trabajo. Sea que nos dediquemos a ensamblar partes en una línea de producción, que trabajemos como oficinistas o representantes de ventas en el campo, que seamos médicos, dueños de un pequeño negocio, ingenieros o profesores universitarios, pasamos más tiempo dedicados a nuestras ocupaciones laborales que a la mayoría de los demás segmentos de nuestra vida.

Algunos elegimos nuestra carrera sólo después de llevar a cabo una cuidadosa investigación relacionada con la misma, otros pasamos por una rigurosa educación o por un prolongado entrenamiento para conseguir nuestros empleos y otros más terminamos dedicándonos a lo que hacemos de manera fortuita. A algunos nos fascina el trabajo que elegimos, otros lo detestan y otros más lo toleran, pero sin sentirse realmente felices con lo que hacen.

Muchos consideramos que nuestro puesto actual es sólo un peldaño en la escalera de nuestra trayectoria profesional, donde cada paso nos conduce a un puesto superior. Trabajamos con empeño y nos esforzamos lo más que podemos para adquirir las habilidades y conocimientos que garanticen nuestro ascenso. Pero algunos nos sentimos perfectamente satisfechos con el trabajo que tenemos y no hacemos esfuerzo alguno por avanzar. Aunque el presente libro está escrito tanto para hombres como para mujeres de la primera categoría, permanecer en el puesto que tenemos en la actualidad hasta el día en que nos jubilemos no es nada de lo que tengamos que avergonzarnos.

En algunos trabajos las oportunidades de avance significarían eliminar aquello que nos fascina de nuestro trabajo. Marcy era maestra de ciencias sociales en una de las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York. En 2010 recibió un premio por ser la mejor maestra de todo el sistema educativo de la ciudad. Se le alentó a que solicitara un puesto como asistente de dirección, pero no quiso hacerlo. Como dijo Marcy: “Mi fuerte y mi adoración es trabajar con alumnos. No tengo deseo alguno de cambiar a un puesto administrativo”. Marcy jamás se arrepintió de su decisión y sigue disfrutando de enseñar y de tener un trato directo con sus alumnos día con día.

Es posible que algunos busquemos ascender pero que, al alcanzar un puesto administrativo, no nos sintamos felices. Que nuestra verdadera pasión se encuentre en trabajar en nuestra especialidad y que lo extrañemos al subir de puesto. Cuando Chales Kettering, inventor del sistema de encendido eléctrico y docenas de otros productos, se convirtió en vicepresidente de General Motors, no se sintió satisfecho en su puesto administrativo y pidió que se le reasignara a un cargo en el que pudiera concentrarse en sus habilidades creativas.

No obstante, si somos el tipo de persona que verdaderamente desea abrirse paso en nuestra profesión, debemos investigar el tipo de puestos con los que nos toparemos a medida que subimos la escalera laboral. En el mundo de los negocios hay dos rutas que podemos tomar para avanzar en nuestra trayectoria. Una es la ruta gerencial, en la que supervisemos personas y procesos. La otra es la ruta del personal, en la que quizá no tengamos ninguna responsabilidad de supervisión, pero en la que lidiemos con todo tipo de asuntos administrativos.

En la primera sección de este libro discutiremos la preparación que debemos tener para hacernos merecedores de un ascenso. Para triunfar en las tareas de supervisión o administrativas, debemos crear una actitud profesional: una imagen que debemos proyectar a nuestros jefes, subordinados y colegas. Además, debemos desarrollar nuestra propia marca personal: aquello que nos distingue (y en lo que somos superiores) al compararnos con otros empleados que quizá estén compitiendo con nosotros para avanzar.

Esta sección general irá seguida de una discusión detallada de la manera en que podemos adquirir algunas de las facetas más importantes para un puesto gerencial:

Nuestra capacidad para procesos administrativos básicos: planeación, delegación y manejo del tiempo.

Potenciar nuestras habilidades de gestión de personas: conocer y motivar a nuestro personal.

Perfeccionar nuestras habilidades para hablar en público: preparar y elaborar presentaciones orales efectivas.

Mejorar nuestras habilidades para escribir: cartas profesionales, memos, informes y correos electrónicos.

Después de hablar de cómo prepararnos para avanzar, discutiremos los pasos a seguir para desarrollar nuestra profesión. Estos pasos incluirán:

Ascender dentro de nuestra organización actual:

· Analizar oportunidades

· Lograr visibilidad

· Cambiar a un puesto diferente

· Ascensos

Fuentes para buscar un nuevo empleo:

· Agencias de empleos

· Reclutadores ejecutivos

· Orientadores laborales

· Red de contactos

Herramientas para buscar un empleo:

· Escribir y utilizar el currículum

· Cómo vendernos en una entrevista

Cambiar de profesión a medio camino:

· Tomar la decisión

· Elegir una nueva profesión

Avanzar en nuestra trayectoria profesional puede ser una experiencia gratificante y emocionante. No sólo ganamos en términos económicos, sino que aumenta nuestro estatus dentro de nuestra organización y comunidad. Y, todavía más importante, potenciamos nuestra satisfacción laboral. El avance laboral no es tarea fácil, pero si de veras deseamos abrirnos camino en el campo de nuestra elección y estamos dispuestos a hacer lo necesario, bien valdrá la pena.

Título

CAPÍTULO 1

CÓMO CREAR UNA ACTITUD PROFESIONAL

No importa cuán estrecho sea el camino, ni cuán cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.

WILLIAM E. HENLEY

Para parafrasear a Shakespeare, hay algunas personas que nacen para el éxito, otras lo alcanzan y otras más sobre las que el éxito se impone. La mayoría no nacemos para el éxito, ni se nos impone. Es necesario que lo alcancemos mediante una adecuada planeación, un trabajo esforzado y, más importante, por medio de un compromiso con el logro del éxito en nuestras profesiones. No podemos depender de que otros lo logren por nosotros; debemos obtenerlo por nuestra propia mano. Debemos tomar el control de nuestra trayectoria profesional desde sus etapas más iniciales y jamás perderlo.

El primer paso en el camino al éxito es crear una imagen personal que proyecte nuestro compromiso con el logro dentro de nuestra profesión. Nuestra imagen personal es el mensaje que enviamos y el mensaje que otros reciben de nosotros. Se refleja en las señales que enviamos a los demás a través de nuestras palabras y acciones. Es la forma en que deseamos destacarnos de la muchedumbre y lograr que los demás nos recuerden. Queremos que se nos conozca como solucionadores de problemas, como miembros destacados del equipo y como agentes diplomáticos del cambio. Queremos que nos perciban como refinados, profesionales y amistosos. Esta imagen no puede fingirse; debe ser genuina y auténtica.

Cómo aumentar la confianza en ti mismo

Un ingrediente esencial para crear y conservar una imagen personal fuerte es la confianza en ti mismo. Algunos de los elementos de esta confianza incluyen:

Autoaceptación

La autoaceptación proviene de nuestra capacidad para aceptarnos como seres humanos al tiempo que nos centramos en nuestro lado positivo: las fortalezas y cualidades positivas que nos hacen quienes somos. Cuando nos centramos en estas áreas, tanto la confianza como nuestra autoestima se ven influidas de manera positiva. Es muy frecuente que las personas se enfoquen en sus debilidades y no en sus fortalezas. Esto es más dañino que positivo. Debemos ayudarnos a nosotros mismos, y a los demás, a centrarnos en nuestras cualidades positivas.

Formula y graba en tu mente, de manera indeleble, una imagen mental de ti mismo como exitoso. Aférrate a esa imagen con tenacidad. Jamás permitas que se desvanezca. Tu mente buscará darle vida a dicha imagen… No construyas obstáculos en tu imaginación.

NORMAN VINCENT PEALE

Autorrespeto

La clave para desarrollar el autorrespeto es centrarse en los éxitos y logros pasados y respetarnos a nosotros mismos por las cosas buenas que hemos hecho. Es mucho más fácil centrarse en los fracasos. Otras personas siempre estarán más que dispuestas a señalárnoslos. Nuestra perspectiva cambia y nuestra confianza aumenta cuando dedicamos tiempo a la contemplación de nuestros éxitos.

Un valioso ejercicio que podemos hacer es crear un Inventario de Éxitos. Éste es una lista de nuestros éxitos y logros a lo largo de nuestra vida. Al principio podrá parecer difícil crearla, pero con algo de persistencia podremos añadirle cada vez más para apuntalar nuestra confianza. Toma una carpeta y empieza a colocar símbolos positivos y registros de tus éxitos hoy mismo. Podemos incluir cartas de maestros donde nos felicitaron por algún trabajo escolar, memos de empleadores acerca de las contribuciones que hicimos en el trabajo, correos electrónicos de compradores y clientes donde nos dan las gracias por nuestro buen servicio, cartas de agradecimiento de organizaciones sin fines de lucro a las que contribuimos por medio de tiempo y esfuerzo, y papeles semejantes. Además, crea una bitácora en la que puedas anotar tus logros y otros elementos que te hagan sentir especialmente orgulloso. Cuando nos sintamos tristes o incapaces de afrontar alguna situación en particular, podemos recurrir a este archivo para recordarnos que hemos triunfado antes y que podemos hacerlo de nuevo.

Diálogo interno

Todos llevamos a cabo un «diálogo interno»; son las cosas que nos decimos acerca de nosotros mismos. Cuando añadimos los puntos antes mencionados creamos un diálogo interno positivo sustentado en la evidencia, un argumento que se sostiene bajo escrutinio. Mientras más poderosa y contundente sea la evidencia, más creíble y poderoso será el mensaje. Este diálogo interno positivo es una herramienta para recuperar el control de lo único sobre lo que deberíamos tener un control absoluto: nuestros pensamientos.

Toma de riesgos

También podemos fortalecer nuestra confianza propia si estamos dispuestos a tomar riesgos.

Podemos abordar las nuevas experiencias como oportunidades para aprender, más que como ocasiones en las que quizá ganemos o perdamos. Hacerlo nos abre nuevas posibilidades y puede aumentar nuestra autoestima. No hacerlo inhibe el crecimiento personal y refuerza la creencia que podamos tener de que una nueva posibilidad podría implicar un fracaso.

Primeras impresiones

Las primeras impresiones son las más duraderas. Dado que los humanos somos seres muy visuales, más de la mitad de la impresión que creamos se basa en lo que las personas pueden ver.

Apariencia

Es cierto que las personas juzgan los libros según sus portadas. Es más que probable que la impresión que causemos se vea influida por nuestro aspecto personal. Eso no significa que tengamos que ser un Adonis o una Venus para impactar a los demás, pero debemos mostrarnos pulcros, aseados y vestidos de manera apropiada.

La apariencia cuenta, sea que nos estemos reuniendo por primera vez con los ejecutivos que quizá determinen nuestro futuro dentro de nuestra propia empresa, o si nos presentamos a una entrevista para un trabajo nuevo. Cómo nos vemos puede dañar, o mejorar, nuestras probabilidades. El atuendo, peinado, limpieza y postura tienen un impacto poderoso sobre esa primera impresión.

A continuación, algunas maneras en que podemos garantizar que nuestra apariencia cause una buena impresión incluso antes de ese primer apretón de manos:

Elige ropa conservadora. Una regla sencilla a seguir es que suele ser mejor mostrarnos conservadores con la ropa que elegimos ponernos. Debes evitar la ropa inusual que llama la atención por sí misma y no sobre el que la viste. Asegúrate de que tu atuendo sea actual. Jamás olvides que el cabello bien arreglado, los zapatos boleados, el uso adecuado del maquillaje y otros indicadores visibles del arreglo apropiado son algo que los demás notan de inmediato (sea de manera consciente o inconsciente) cuando nos conocen por primera vez.

Evita un aspecto descuidado. Las uñas sucias, las manchas en el área de las axilas, los puños deshilachados, el cabello despeinado, una barba descuidada y los zapatos raspados anuncian una falta de pulcritud y mal gusto.

Vístete con ropa formal. La primavera pasada una recién graduada universitaria decidió usar chanclas cuando asistió a su entrevista como asistente de laboratorio en un hospital. Su potencial supervisora la rechazó, y cuando la persona que la había recomendado le preguntó la razón por la que lo hizo, la supervisora respondió que temía que la solicitante no tomara su trabajo con la seriedad debida y mencionó su uso de calzado informal.

Júzgate a ti mismo. Una autoevaluación crítica puede corregir o evitar pifias. Debemos revisar nuestra apariencia frente a un espejo antes de reunirnos con personas nuevas. También debemos pedirles a personas exitosas que evalúen nuestro aspecto. Muchas estarán más que felices de darnos recomendaciones en cuanto a cómo mejorar nuestra apariencia y vestirnos de manera apropiada para el tipo de persona u organización con quienes nos reuniremos.

Observa cómo se visten las personas exitosas en la organización. La ropa y el tipo de peinado adecuado varían según el trabajo y la industria. Por ejemplo, los hombres y las mujeres que se dedican al mundo de las modas deben estar muy al tanto de las últimas tendencias para así incorporarlas a sus atuendos. Es más probable que las personas que trabajan en la industria del entretenimiento se vistan de manera casual y lleven peinados más contemporáneos. Por ejemplo, es poco probable que un diseñador gráfico que asista a una junta de negocios con un saco deportivo cause sorpresa, pero si un banquero se vistiera con ropa casual para una reunión de trabajo, se consideraría inapropiado.

Muéstrate accesible

Cuando entramos en una habitación llena de ejecutivos, clientes o asociados, cada persona se preguntará de manera intuitiva si nos percibe como accesibles. Si la respuesta es sí, las conversaciones que entablemos iniciarán de manera fácil y cómoda. Haremos nuevos amigos y crearemos nuevos contactos. Sin embargo, si la respuesta es no, no se darán conversaciones significativas. A causa de esto perderemos oportunidades para crear conexiones y fortalecer nuestra red de contactos.

Imagina que cada persona a la que conocemos tiene un cartel que cuelga de su cuello que indica: “Hazme sentir importante”. No sólo triunfaremos en las ventas, sino que triunfaremos en la vida.

MARY KAY ASH, fundadora de Mary Kay Cosmetics

Primeras impresiones por teléfono

A menudo nuestro primer contacto con otra persona es a través del teléfono. Puede tratarse de un cliente, de un empleador potencial, de alguien que está solicitando un puesto en nuestro departamento o equipo, o del representante de algún organismo gubernamental. La imagen que proyectemos en esa llamada telefónica puede afectar la forma en que nos perciben, o a la empresa que representamos.

Jennifer estaba molesta. La lavadora que acababa de comprar apenas un mes antes había dejado de funcionar. Llamó a la tienda y pidió hablar con el gerente. Después de seis timbrazos, alguien respondió: “Enseres Domésticos Jones, un momento, por favor”. Esperó y esperó durante lo que se sintió como una eternidad. Justo al momento en que Jennifer estaba a punto de colgar para marcar de nuevo, la operadora volvió a la línea:

—Enseres Domésticos Jones, ¿en qué puedo ayudarle?

—¿Me puede comunicar con el gerente?

—¿De qué se trata?

—Compré una lavadora hace un mes y ya no funciona.

—Entonces no quiere hablar con el gerente; la voy a comunicar con el departamento de servicio técnico.

Después de otra larga espera, al fin contestó un representante del servicio técnico. A la mitad de la explicación de Jennifer, el representante la interrumpió:

—Perdón, pero no la podemos ayudar. Tiene que comunicarse con el fabricante. Los datos están en su garantía —sin esperar a que respondiera, le colgaron. Es muy poco probable que Jennifer vuelva a comprar algo más en esa tienda.

Si queremos causar una buena impresión sobre la persona que llama, hay que contestar el teléfono con prontitud. Si trabajamos en un área de servicio a clientes y sabemos que la persona tendrá que esperar durante cierto tiempo, es necesario programar el teléfono para que le avise al cliente que todavía estamos atendiendo su llamada y darle la opción de que siga esperando o que pida que se le devuelva la llamada. Cuando atendamos a la persona, debemos dejarla hablar hasta que termine de expresar su queja o mensaje. Si no podemos brindarle ayuda es necesario dar la mayor cantidad de información posible para que obtenga la asistencia que necesita. Antes de terminar la llamada debemos preguntar a nuestro interlocutor si tiene toda la información necesaria o si podemos hacer alguna otra cosa para resolver su problema. No olvidemos decir “gracias” antes de colgar.

Nuestra correspondencia también crea una primera impresión

Cuando Warren asistió al seminario de gestión del tiempo, se le dijo que el lapso que pasaba escribiendo cartas de negocios podía reducirse de manera significativa si tan sólo escribía su respuesta al final de la carta y la enviaba de regreso a quien se la había mandado. Warren implementó esta sugerencia de inmediato. Sin duda le ahorró mucho tiempo, pero al hacerlo la imagen de su empresa sufrió de manera considerable. Al darle seguimiento a un prospecto de ventas al que le había respondido tal como hemos descrito, se enteró de que había decidido no tener tratos con su empresa porque consideró que la respuesta que le dio a sus preguntas fue “poco profesional”.

Nuestra correspondencia nos representa ante el público. El membrete debe diseñarse para que represente la imagen que queremos dar. Los errores de ortografía y tipografía pueden interpretarse como indicadores de tratos descuidados o ineficientes. Los lectores inteligentes fácilmente detectan una elección deficiente de palabras o un mal uso de la gramática. Vuelve a leer tu correspondencia antes de enviarla y asegúrate de que todo lo que escribas esté libre de errores. No dependas de la corrección ortográfica de tu computadora, ya que no detectará las palabras que utilices de manera inadecuada (por ejemplo, si escribes “calor” en lugar de “valor”).

Siempre revisa tus cartas antes de que las firmes y envíes. Cada carta, correo electrónico y texto que mandes, junto con cualquier publicación en redes sociales, es un registro permanente del contenido y estilo de lo que escribes.

Es difícil sobreponerse a una mala primera impresión. Si dejamos una impresión negativa o indeseable durante nuestro primer contacto es posible que se propague por todas las relaciones que tengamos con esas personas al paso de los años. Necesitas un poco de reflexión y esfuerzo para establecer las bases para una buena impresión, pero bien vale la pena hacerlo.

En el ambiente de alta tecnología de la actualidad es frecuente que nuestro primer contacto con alguien sea a través de un correo electrónico, de alguna red profesional o de un sitio web personal o de la empresa. En el capítulo 6 discutiremos más a fondo cómo sacarles provecho a estas tecnologías.

Declaración de Marca Personal

Cuando conocemos a alguien, una de las primeras cosas que nos preguntará es: “¿A qué te dedicas?” Ésta es una oportunidad para utilizar nuestra «Declaración de Marca Personal».

Nuestra Declaración de Marca Personal especifica nuestras habilidades y fortalezas individuales, las combina con nuestros intereses e identifica nuestra promesa única de valor para nuestros escuchas, sea que se trate de clientes, empleados, colegas, empleadores potenciales u otros contactos importantes. Para preparar la Declaración de Marca Personal nos preguntamos lo siguiente:

• ¿Qué cualidades o características tenemos que nos distinguen de otros en nuestro mismo campo?

• ¿Cuál dirían nuestros colegas o clientes que es nuestra fortaleza más importante?

• ¿Qué hacemos que añade o atrae un valor notable, medible y distintivo a diferentes personas u organizaciones?

Independientemente de la edad, independientemente del puesto e independientemente del negocio en el que estamos, cada uno de nosotros necesita comprender la importancia de la creación de marca. Somos los presidentes ejecutivos de nuestra propia empresa: Yo, S.A. En la actualidad, para poder dedicarnos a los negocios, nuestro trabajo más importante es ser los promotores de la marca llamada Tú.

TOM PETERS

Construcción de relaciones

El propósito de la charla inconsecuente es romper el hielo y crear rapport.* Sin rapport no tendremos una base sobre la cual construir la relación. Establece la meta de pasar 80% de tu tiempo escuchando y 20% hablando. Como escribió Dale Carnegie: “Muestre un interés genuino en los demás. Sea un buen oyente y anime a los demás a que hablen de sí mismos”.

A continuación verás diversos consejos para entablar una conversación exitosa con algún nuevo asociado de negocios.

Estrecha la mano

Cuando te presenten con alguien es apropiado que estreches su mano. Un apretón firme, pero no tan fuerte que triture huesos, da una excelente impresión. Sonríe y mira a la otra persona de frente. Repite su nombre y muestra un interés sincero en lo que te esté diciendo.

Haz observaciones positivas

Plantea preguntas acerca del evento o de tus alrededores. “¿No te pareció maravilloso el conferencista?”, “¿Cómo te parece que estuvo la junta de hoy?”

Encuentra un común denominador

Pregunta: “¿Qué te trae aquí?” A menudo la persona estará asistiendo a ese evento por la misma razón que nosotros.

Pregunta acerca de su negocio

Si no sabemos a qué negocio se dedica la otra persona, podemos preguntárselo. Muestra un interés genuino y haz preguntas abiertas acerca de alguno de los aspectos del negocio que te sean de particular interés.

Preséntate

Después de algo de charla inconsecuente puedes hacer una transición fluida a hablarle a la otra persona acerca de quién eres. Aquí es donde podemos utilizar nuestra Declaración de Marca Personal y el “comercial propio” del que hablaremos en detalle en el capítulo 7.

Intercambia tarjetas

Al final de la conversación intercambia tarjetas de presentación y, en caso de que sea apropiado, invita a la otra persona a que se conecten en alguna red profesional en línea.

Nota que la tarjeta de presentación puede ser parte de tu marca personal. Incluso si utilizamos un formato tradicional para la tarjeta de presentación, podemos añadirle un toque personal que sea memorable. Sin embargo, a menos que estés en el campo de la publicidad o alguna otra área relacionada, evita el uso de tarjetas de presentación rebuscadas o “a la moda”.

Cuando entregues una tarjeta de presentación

• Debes estar preparado. Ten un número de tarjetas de presentación limpias a la mano.

• Ofrece la tarjeta de una manera que demuestre que tiene cierto valor.

• Añade algún detalle personal, como un número privado, tu apodo, etcétera.

• Ofrécela de tal forma que lo que está escrito en ella esté hacia arriba y frente a la vista de la persona.

Cuando recibas una tarjeta de presentación

• Detente a leer la tarjeta.

• Advierte el puesto que tiene la persona y haz algún comentario relacionado con el mismo.

• Comenta acerca del diseño si es único o creativo de algún modo.

• Plantea alguna pregunta que muestre tu interés.

• Verifica que la tarjeta incluya un número celular; de lo contrario, obtenlo.

• Verifica que la tarjeta incluya un correo electrónico; de lo contrario, obtenlo.

• En el reverso, escribe la fecha, el lugar y una breve anotación relacionada con la persona que acabas de conocer.

• Ingresa la información en tu sistema de gestión de contactos.

• Realiza un seguimiento y envía la información pertinente para conectarte con la persona en tu red profesional.

Concluye de manera positiva

Para finalizar la conversación de manera gentil, sólo di: “Fue un placer conocerte, (di su nombre); espero que nos veamos en el futuro”, o bien: “Fue excelente conocerte, (nombre); mañana mismo me comunico contigo para enviarte el vínculo a mi red profesional en línea”.

Mantén buenas relaciones

Lograr una buena primera impresión es sólo el primer paso en la creación de la actitud profesional que determinará la forma en que otros nos perciben. Debemos estar constantemente alertas a la manera en que nos vemos, actuamos y nos interconectamos con quienes tengamos contacto. Además, debemos ser capaces de observar y comprender lo que otros están proyectando en sus relaciones con nosotros.

A continuación encontrarás algunas pautas que nos ayudarán a crear y a mantener una imagen profesional.

Siete comportamientos constructivos que nos impulsan

1. Sé digno de confianza y resérvate las confidencias que se te hagan. Debes entender cuándo es apropiado, o no, compartir conversaciones y estrategias administrativas importantes.

2. Desarrolla una política de “puertas abiertas”. Dales tu absoluta atención a los demás cuando te estén hablando y aliéntalos a que te expresen sus preocupaciones e intereses, así como los obstáculos que estén limitando su éxito. Aliéntalos y elógialos con frecuencia.

3. Siempre exhibe buenos modales, habilidades para escuchar, un lenguaje apropiado y muestra congruencia entre tus palabras y tus acciones.

4. Construye relaciones internas y externas positivas con tus clientes y proveedores.

5. Sé confiado, vivaz y dinámico. Anticipa los desafíos y las opciones para superarlos. Hoy en día es frecuente que escuchemos que hay personas de “alto mantenimiento” o de “bajo mantenimiento”. Queremos que nos consideren como pertenecientes a la segunda categoría; que somos personas que nos hacemos cargo de las cosas de manera apropiada y que no creamos problemas a menos que haya causas excepcionales para ello.

6. Dirige juntas eficientes y enfocadas, y ofrece anotaciones detalladas a todos los involucrados.

7. Sé confiable, consistente y responsable.

Siete conductas destructivas que nos limitan

1. Revelar las confidencias y reportes directos de colegas y pares.

2. Estar siempre pendientes de la hora, tomar descansos frecuentes e inapropiados, dejar inconclusas las tareas urgentes y no responder a los mensajes.

3. No ofrecerles nuestro punto de vista a nuestros superiores antes de que se tome alguna decisión.

4. Empecinarnos en nuestro punto de vista incluso cuando ya se haya tomado alguna decisión.

5. Ropa y lenguaje inapropiados e insensibilidad en temas relacionados con la diversidad.

6. No participar en discusiones con nuestros superiores y subalternos.

7. Incapacidad para reponernos de inmediato y recuperar la compostura después de un momento frustrante o difícil.

Cómo interpretar las claves no verbales de los demás

Todos comunicamos información con algo más que las palabras que utilizamos. A menudo lo que decimos se ve modificado por la forma en que utilizamos nuestro cuerpo. Nuestras expresiones faciales y gestos, así como la forma en que nos sentamos o paramos, en conjunto, comunican significados distintos. ¿No sería fabuloso si pudiéramos comprar un diccionario de lenguaje corporal en el que pudiéramos buscar el significado de cada gesto o expresión? Así, podríamos interpretar lo que realmente están diciendo todas las personas que se encuentran a nuestro alrededor.

Algunos autores han hecho el intento de escribir este tipo de “diccionario” mediante el listado de una variedad de “señales” con la descripción de su significado. Por ejemplo, la otra persona se acaricia la barbilla. ¿Qué podría querer decir? “¡Ajá! ¡Ya lo tengo! Está ponderando la situación”. Es más que posible que esté reflexionando acerca de algo, pero también podría querer decir que no se afeitó esta mañana y que tiene comezón en la barbilla.

La persona sentada frente a nosotros tiene los brazos cruzados. Algunos “expertos” interpretarían esto como indicación de que la persona se está limitando, que nos está bloqueando o que nos está rechazando. ¡Tonterías! Observa una habitación llena de personas dentro de una clase, conferencia o presentación teatral. Nota que muchas de esas personas están sentadas con los brazos cruzados. ¿Eso significa que están rechazando al instructor o a los actores? Por supuesto que no. Es una manera cómoda de sentarse y, si hace frío, nos mantiene algo más templados. Por otro lado, si a mitad de alguna conversación la otra persona se cruza de brazos de manera repentina, podría querer decir que, en ese momento, está en desacuerdo con nosotros.

El lenguaje corporal no es universal

El lenguaje corporal no es universal. Está sujeto a la interpretación, pero de todos modos podemos obtener pistas valiosas a partir del mismo. Cada uno de nosotros tiene su propia manera de expresar ideas y sentimientos. ¿Por qué? Porque en gran medida el lenguaje corporal es un rasgo adquirido. Tendemos a imitar a otras personas y, por lo general, nuestro lenguaje corporal es algo que adquirimos de nuestros padres. Es frecuente que esté ligado con nuestros antecedentes étnicos. Por ejemplo, dos muchachos nacen en Detroit, Michigan, pero de padres que emigraron a los Estados Unidos procedentes de dos países distintos. Una de las familias proviene de un país donde la forma habitual de expresarse era a través de la gesticulación; no es posible hablar sin utilizar las manos. La otra familia viene de un país en el que nadie gesticula excepto en situaciones de gran emotividad. Los dos muchachos se conocieron cuando estaban cursando la preparatoria. El primero estaba discutiendo una situación en su forma habitual, sus manos agitándose por todas partes. El segundo chico pensó: “Qué barbaridad, está de lo más exaltado respecto a esto”. Después, respondió en su habitual forma serena, por lo que el primer chico pensó: “Esto de veras no le interesa para nada”.

La siguiente anécdota ilustra otra forma en la que las diferencias culturales afectan la manera en que utilizamos la comunicación no verbal. Después del robo del dinero de la cafetería de una preparatoria en la ciudad de Nueva York, el director entrevistó a todos los chicos que tuvieron acceso a la caja registradora. Después de las entrevistas, decidió que la ladrona era una muchacha latinoamericana, por lo que la suspendió. Una trabajadora social visitó al director en relación con el caso y le preguntó por qué pensaba que ella había sido la culpable. Él le respondió: “Todos los demás muchachos me miraron directamente a los ojos y me dijeron que no lo habían hecho. Esta niña no se atrevió a verme a los ojos; mantuvo la mirada clavada en sus zapatos durante toda la entrevista. Es obvio que ella es la culpable”. La trabajadora social le informó que a una chica latinoamericana bien educada se le enseña que jamás debe ver de frente a una persona en un puesto elevado, como sería el del director, sino que debería mirar al piso con recato al hablar con él. El comportamiento de la chica era el producto de su crianza cultural y el director lo había malinterpretado.

Así también, los patrones del lenguaje corporal pueden verse

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