Mi cabeza: una fábrica de pensamientos
En nuestro hablar cotidiano solemos escuchar la frase: “Mejor no pienses, no pienses en nada, solo sé feliz”… Frases que nos conducen a creer que pensar es algo negativo. Pensar no es malo, lo malo es pensar mal… Parece un juego de palabras, pero no lo es. Los seres humanos poseemos la capacidad de pensar todo el tiempo, aun cuando nos proponemos no pensar en nada.
La esencia de la mente independiente no está en lo que piensa, sino en cómo piensa.
Christopher Hitchens
Nuestra mente piensa sobre sí misma: uno piensa acerca de lo que siente, de lo que opina: “Yo siento esto… yo opino aquello… yo no estoy de acuerdo con… para mí, la cuestión es así”. Es decir, no solo meditamos sobre nosotros mismos, sino también sobre aquello que pensamos, sentimos y accionamos. ¿Y qué significa meditar? Uno de los principales significados del término “meditar” es “poner atención”. En hebreo, la palabra es hagag y quiere decir “atender, contemplar, poner atención”. Aquello a lo que le brindo mi atención es lo que va a predominar.
Meditar es atender algo. Cuando estás atento a un libro, estás meditando sobre ese libro. Cuando escuchas a alguien, estás atento a sus palabras. La mente humana natural funciona con meditación, con atención.
La meditación nos enseña a ignorar las distracciones y a enfocar nuestra atención en lo que queremos enfocarla.
Daniel Goleman
Al mismo tiempo, nuestra mente medita también sobre la gente: “Mira lo que dijo… mira lo que hizo… mira cómo se vistió”. La mente es una fábrica de atención, de meditación.
La capacidad de concentrarse en la meditación tiene mucho que ver con aprender a pensar cuando decidimos pensar y aprender a dejar de pensar cuando decidimos no hacerlo.
Jon Kabat-Zinn
Todo lo que nosotros hacemos, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, es meditar, observar, poner atención. Nuestra mente siempre está pensando algo. Incluso el distraído está enfocándose en algo también. Con la mente, vigilamos nuestros asuntos, los asuntos de otros, las circunstancias que nos rodean. Y es así como nuestra mente natural llega a adoptar el rol de “amo”, porque aquello en lo que medito predomina. Si meditas sobre el miedo, la angustia va a crecer. En cambio, si meditas sobre que “todo lo que hagas te saldrá bien”, esa idea positiva sobre la que estás meditando también va a aumentar. Cuando nosotros pensamos, la percepción que hacemos es selectiva, es decir, me enfoco en un pensamiento determinado. Esa capacidad de observar y de meditar genera un aumento de dicho pensamiento. Por ejemplo, si me observo una parte del cuerpo constantemente a lo largo del día, esa imagen se va a magnificar o distorsionar; y sentiré que esa parte del cuerpo es grande o es pequeña.
A más observación, más distorsión.
No solamente cuando tenemos un pensamiento rumiante o cuando observamos un tema este se distorsiona, sino que, cuando analizamos demasiado, esto genera inhibición.
Demasiado análisis trae parálisis.
Seguramente, habrás atravesado noches en las que tenías un pensamiento específico en tu cabeza que te daba vueltas y vueltas hasta que quedaste estancado y no sabías qué más hacer para quitarlo de tu mente. Sin embargo, al soltarlo, al otro día, encontraste una manera sencilla de resolverlo.
Mientras te enfoques en los aspectos positivos de tu vida, generarás pensamientos nutritivos. En cambio, cuando te distraigas y observes lo que no te sale bien, lo que aún no tienes, lo que otros hacen, tarde o temprano esa actitud producirá pensamientos tóxicos.
Pensar demasiado conduce a la parálisis por análisis. Es importante pensar, pero muchos usan el pensamiento como un medio para evitar la acción.
Robert Herjavek
Si todos los días te dedicas a mirar las noticias, ¿qué hace tu mente? Medita en eso que has visto, y aquello en lo que meditas es lo que va a triunfar.
Seguramente te pasó estar mirando una película, o conversando mientras cenabas o estabas en la oficina, y de repente pensar: “Tengo que pagar la luz”, “Tengo que hacer las compras del mes”, “El viernes próximo tengo un zoom”… y tus pensamientos iban y venían sin detenerse. ¿Qué deberíamos hacer frente a una situación así? Continuar haciendo lo que estábamos haciendo. La religiosa y escritora mística española Santa Teresa de Ávila (conocida como Santa Teresa de Jesús) decía: “Deja que la loca corra por la casa”. ¡La loca es la mente! Cuando Santa Teresa escribió sobre la imaginación como la loca de la casa, se refería al parloteo o diálogo interior que nos drena la energía inútilmente.
Cómo transformar los pensamientos
Todos tenemos pensamientos que se nos repiten a diario, que no dejan de dar vueltas en nuestra cabeza y, sin darnos cuenta, vagamos dentro de un laberinto que percibimos sin salida, para terminar enroscados con las mismas ideas de siempre. Una y otra vez estos vuelven a aparecer y, si bien buscamos salir de ese laberinto en el que nos sentimos aprisionados, pareciera ser que, aunque probemos distintas vías de escape, nos quedamos allí dando vueltas todo el tiempo. Pero la buena noticia es que ese laberinto (concepto que también usan otros autores) sí tiene una salida.
En su libro Focus, Daniel Goleman remarca la importancia del entrenamiento de la atención humana. Es fundamental considerarla un músculo, una entidad que puede funcionar a favor de nosotros, y no de nuestra mente anárquic