Médium

Eva Spina

Fragmento

Médium

PRÓLOGO
POR DALIA WALKER

Eva es simplemente mágica. Cada vez que la veo llega con su ejército de espíritus, que puedo sentir apenas la saludo. En la habitación somos ella, yo y todos nuestros guías que suman un montón de gente. Me encanta encontrármela porque siempre pasa algo.

No nos vemos seguido en persona porque vivimos en ciudades diferentes (ahora en países diferentes) pero casualmente el destino me encuentra escribiendo esto mientras viajo a Italia donde nos vamos a encontrar. Así funcionan las cosas con Eva, guiadas por manos invisibles que nos ponen en lugares, que conectan, que hacen que pasen cosas que la vida necesita que se manifiesten. Eva acelera procesos, por eso cuando nos cruzamos es como si chocaran dos bolas de energía que desencadenan siempre algo en la vida de la otra.

Nos conocimos en Rosario, se acercó para que le firmara un ejemplar de mi libro Bruja Moderna en una presentación que estaba haciendo en una librería. Apenas se sentó, sentí una necesidad de preguntarle cosas que no me había pasado con ninguna de todas las personas que habían venido antes que ella. “Hablale” me decía una voz en mi cabeza, y yo a mis voces les hago caso. Así fue como le pregunté una o dos cosas hasta que, emocionada, me dijo: “Soy médium” e inmediatamente me miró a los ojos con su mirada verde y poderosa y me dijo algo muy íntimo sobre las abuelas. Mi abuela había fallecido hacía poco, ella no tenía forma de saberlo, e inmediatamente una emoción me llenó todo el cuerpo y me largué a llorar. Eva me dijo algunas cosas que estaba diciendo mi abuela y yo, desprevenida, con muy poco contacto con la mediumnidad en ese entonces, escuché todo conmovida.

No podía creer que eso fuese posible. De verdad había una chica sentada enfrente diciéndome palabras que decía mi abuela para mí. En ese momento me quedé fascinada con la experiencia y Eva me invitó a pasar por su espacio para atenderme al día siguiente. Tuvimos una sesión hermosa que destrabó un montón de situaciones de mi vida y que aún hoy, casi cuatro años después, sigue desplegando información.

Después de ese día trabajamos juntas, acercamos la mediumnidad a muchísima gente durante la pandemia, acompañamos procesos, hicimos muchos vivos de Instagram hablando sobre un tema tan tabú como la muerte y yo empecé mi propio proceso personal como médium. Me abrí con un poco de miedo, pero de su mano, a dejar que los espíritus me hablen y no salir corriendo.

Después de tan intenso encuentro, cada una siguió su camino, pero puedo asegurar que nuestras vidas no serían las mismas si no nos hubiésemos conocido. Intercambiamos dones, mensajes, nos enseñamos cosas y fuimos puente la una de la otra de posibilidades latentes.

Ahora es tu turno de dejarte transformar por esta energía. Si este libro está en tus manos, es posible que algún espíritu te lo haya acercado o susurrado al oído sin que (todavía) te hayas dado cuenta. Si estás leyendo esto es porque estás por abrir la puerta a la mediumnidad en tu vida, y te aviso, de eso no se vuelve.

Si estás dudando sobre saber más, no te preocupes: es el momento perfecto, en el lugar perfecto. Eva es así, es como la “Mary Poppins” dark que viene a dejarte su mensaje de amor desde el más allá, a sacarte un poco de miedo a la muerte, a hablar de lo que no se habla.

Espero que esta información te acompañe como a mí a comprender un universo misterioso del que Eva sabe mucho desde su primera infancia. Qué lindo saber que con un libro esta información estará tan disponible y al alcance de la mano.

Y si no entendés a lo que me refiero, no te preocupes. Seguramente muy pronto lo sabrás.

Con amor,

Dalia F. Walker

Médium

NOTAS DE UNA INCRÉDULA QUE CREE
POR ROSARIO SPINA

El mundo debía ser "desencantado" para poder ser dominado.

SILVIA FEDERICI

Nunca creí en presencias, ni en apariciones, ni en muertos que vuelven a través de halos, luces o de cualquier otra forma. En una de las primeras páginas de este libro, Eva (Eve, para mí) habla de las resistencias que existen para comprender las capacidades psíquicas. Yo soy una de esas personas que se resisten.

Sin embargo, algo de esa resistencia cambió la noche en que Camilo, mi sobrino, hijo menor de Eve, quedó internado en terapia intensiva. Pude oír por detrás de la puerta las palabras que la médica le decía a mi hermana. Recuerdo escuchar que Camilo estaba grave, sin querer oír el peso de lo que eso significaba.

Luego de recibir el parte, mi hermana se sentó en la escalera que estaba justo al lado del ingreso a la terapia. En esos escalones, que van hacia arriba o hacia abajo, según hacia dónde se mire, ella, sin orientación, suspendida, física y emocionalmente, lloró. Lloró e imploró a Dios para que no le pasara nada a su hijo, para que por favor se salvara.

Luego vinieron semanas intensas en las que la vida y la muerte jugaron sus cartas. Siempre sentí que, durante el proceso de curación de Camilo, que mi hermana relata tan detalladamente en uno de los capítulos de este libro, hubo una especie de transición hacia la nueva vida de Eve y de nuestra familia. Podría decirse que en esa escalera donde ella estaba sentada, se construyó un portal que había que atravesar. No sé si las personas venimos a este mundo a cumplir un propósito. Pero sí siento que Camilo, cuyo segundo nombre es Salvador, de algún modo llegó para mostrar que otra vida era posible.

La muerte ha rondado siempre en nuestra familia, y cada una de nosotras ha encontrado sus modos de acercarse a ella. Mientras leía este libro pude entender que no solo me unen a mi hermana los vínculos filiatorios. Hay una experiencia con la muerte y con sus manifestaciones que también nos atraviesa y hace que a nuestra manera, y desde oficios diferentes, hablemos el mismo lenguaje.

Mi forma de procesar la m

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