ÍNDICE
Portadilla
Indice
Cita
Prólogo a la edición española
Etiopía. El dorado de los inversores
El Jeque de Addis Abeba
La tierra es del pueblo (y de quien gobierna al pueblo)
Acuerdos secretos con negociaciones privadas
Una línea roja que no se debe traspasar
«Etiopía no existe»
Los latifundistas de Bangalore
De la comida a las represas, un único modelo
Arabia Saudí. Los jeques a la conquista de las tierras
El silencio del dragón
«Una iniciativa filantrópica»
Qatar, el sueño del emir
«Los negocios son una aventura»
Los críticos internos de la KAISAIA
Una manada de vacas en medio del desierto
Una tonelada de productos de un metro cúbico de agua
Ginebra. Los financieros de los campos cultivables
Un banco poco mundial
Una obra maestra de acrobacia
Diálogo entre sordos
Un relator muy especial
El sendero que une Wall Street a la granja
«El agua es la nueva frontera»
Los pensionistas que acaparan las tierras
Las tres pes: profit, planet, people
«Esperamos que no nos echen a patadas»
Los perdedores de la win-win situation
Chicago. La bolsa del hambre
El ring de los alocados
«Nosotros somos un termómetro»
Iowa, el Kuwait americano
«Ningún soldado defenderá los campos»
Un sistema integrado
Brasil. El Reino de los agronegocios
Las «cinco hermanas» de la soja
Los latifundistas y las multinacionales
Alguien tiene que hacer el trabajo sucio
La nueva civilización del etanol
«La alianza diabólica del gran capital»
Tanzania. La frontera de los biocarburantes
Toma la tierra y corre
Entre el trópico de Cáncer y el de Capricornio
Desde Berlín hasta Dar es Salaam
«La visión y la misión»
El negocio de los carbon credits
«Las futuras generaciones quemarán vuestras tumbas»
Actualizaciones en la web
Agradecimientos
Índice analítico
Notas
Sobre el autor
Créditos
Soy optimista:
un día la tierra servirá
para sembrar un planeta lejano.
FRANCESCO TULLIO ALTAN
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
Han pasado cuatro años desde la primera edición de este libro. Hoy en día el acaparamiento de las tierras se ha convertido en un tema de actualidad. Los periódicos hablan de él; las universidades organizan congresos; las ONG hacen llamamientos y peticiones. Pese a todo, la cuestión de fondo no cambia: hoy más que nunca los grupos extranjeros interesados en producir cultivos alimentarios o carburantes alternativos para el mercado exterior pugnan por comprar las tierras cultivables en el sur del mundo. Del África subsahariana a América Latina, del sudeste asiático a Europa del Este, el movimiento parece imparable. Según las estimaciones de la ONG Grain, que está tratando de elaborar un censo de estos acuerdos, todos los años, desde 2007, 10 millones de tierras cultivables han pasado de manos públicas a manos privadas.
El land grabbing —acaparamiento de tierras— es el nuevo terreno de conquista de aventureros y hombres de negocios, de Estados ansiosos por garantizar el abastecimiento de comida a sus ciudadanos y de financieros deseosos de multiplicar sus ganancias. La carrera por las tierras es la consecuencia directa de la crisis alimentaria que estalló en 2007-2008, cuando los precios de los productos de primera necesidad —como el arroz, el trigo o el maíz— se pusieron por las nubes. El aumento se debió en buena parte al colpaso financiero que había azotado ya Wall Street y que había arrastrado en su remolino a las bolsas de medio mundo. Preocupados por el hundimiento del mercado accionarial, muchos inversores se lanzaron a los «bienes refugio», como los productos alimentarios básicos y las tierras. De esta forma, los alimentos y su producción se convirtieron en el negocio del futuro.
Este libro intenta reconstruir todo el sector. Intenta aclarar quiénes están comprando terrenos en medio mundo. Intenta comprender las razones, las ambiciones, los cálculos que hay detrás del cambio de dueño de millones de hectáreas. Interroga a los gobiernos que dan en alquiler parte de su territorio; da voz a los pequeños campesinos que combaten contra las expropiaciones; conversa con los inversores que están comprando estas tierras. Se mueve entre las apacibles salas de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en sus siglas en inglés) y las chabolas de los indígenas que se han quedado sin tierras en el Brasil profundo; desde los áridos campos de Arabia Saudí hasta las extensiones en que se cultiva el maíz para etanol en el Medio Oeste estadounidense; desde los soberbios altiplanos etíopes hasta las salas de contratación de la Bolsa de Chicago. No pretende ser exhaustivo, porque aborda un fenómeno global en el que están involucrados decenas de países. Pero se propone dar una interpretación a partir de los datos recopilados en el terreno. Basándome en los encuentros, las entrevistas, la relación que he establecido con los cientos de hombres y mujeres que me abrieron las puertas de sus casas, sus despachos, a menudo de sus corazones, y que me dedicaron parte de su tiempo y respondieron a mis preguntas apremiantes, he tratado de captar el sentido de un fenómeno destinado a cambiar los equilibrios de buena parte del sur del mundo. He intentado enfocar los distintos aspectos de esta conmoción global, que concierne a cientos de miles de personas y, un poco más de lejos, a cada habitante del planeta. He intentado reconstruir sus causas, trazar las líneas orientadoras, prever su evolución, procurando en todo momento no borrar las distintas facetas que la componen y superar la fácil dicotomía entre acaparadores malos y pobres campesinos expropiados. Porque si bien el resultado visible es sobre todo este —miles de pequeños agricultores que pie