Las aventuras de Katana en Super Hero High (DC Super Hero Girls 4)

Lisa Yee

Fragmento

cap-1

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–Venga, súpers, que empiece ya la fiesta —dijo Harley Quinn alegremente. Las coletas rubias le ondeaban arriba y abajo cada vez que completaba una triple voltereta hacia atrás. La proeza era más que asombrosa, ya que, además, en una mano sostenía una gran maza y en la otra su inseparable cámara de vídeo.

Harley dio una vuelta sobre sí misma y a continuación enfocó la cámara hacia Batgirl, la más reciente ganadora del galardón de Héroe del Mes. Teniendo en cuenta que Super Hero High albergaba a muchos de los mejores superestudiantes del universo, este era uno de los premios más importantes al que podía aspirar un adolescente.

—Me gustaría esperar a Katana —dijo Batgirl, consultando su reloj. Luego se ajustó el cinturón multiusos amarillo que llevaba siempre atado a la cintura. Una nunca sabía cuándo iba a necesitar un destornillador láser para reconfigurar el circuito interno de Cyborg, un batanillo para desbaratar un crimen o una pistola trampa para retener a un villano mutante contra la pared.

—Como quieras, Batgirl, es tu fiesta —dijo la chica que lucía una gran ese en el jersey—. ¡Ups...!

—¡Cuidado! —avisó Cheetah a los demás cuando Supergirl tropezó con los cordones de sus propios zapatos. Aunque era probablemente el ser más poderoso de la Tierra, a Supergirl le sucedían a menudo este tipo de cosas. Chocó con Raven, que fue a impactar contra Frost, quien estuvo a punto de caerse sobre Star Sapphire. Pero ella se apartó ágilmente y, sonriendo, se ajustó el anillo de poderes de color púrpura que llevaba en el dedo, como si no hubiera pasado nada.

Supergirl se recompuso y recuperó grácilmente la posición vertical. Roja de vergüenza, sonrió con resignación y se aseguró de que Raven y Frost estaban bien. Las chicas respondieron con un gesto bondadoso. Por suerte, Supergirl había adquirido un mayor control sobre sus poderes en el tiempo que llevaba en Super Hero High, y estos episodios de torpeza eran cada vez menos frecuentes.

Mientras tanto, Wonder Woman y Bumblebee estaban sentadas a la mesa, componiendo con unos platos de cartón negro y unas copas amarillas el logotipo de Batgirl..., aunque, en lugar de un murciélago, más bien parecía un tosco gatito.

—Ojalá hubiera llegado ya Katana —dijo Wonder Woman—. En este tipo de cosas es mucho mejor que nosotras.

—¿Dónde está el pastel? —preguntó Big Barda nada más irrumpir en la habitación de Batgirl, más conocida como Bat-Búnker. En la residencia, cada superhéroe tenía su propio dormitorio, con una sala de estar compartida en la zona central. Batgirl había convertido su espacio en un oscuro cuartel general tecnológico—. ¡Me dijeron que habría pastel! —insistió Barda, mirando los platos vacíos—. ¿Llego demasiado tarde? El pastel es mi comida favorita, después del puré de patatas, claro.

—Katana lo ha ido a buscar al Capes & Cowls Café —dijo Wonder Woman—. Voy a ver si necesita ayuda. —Pasó las copas de cartón a Bumblebee—. ¡Vuelvo enseguida!

Antes de que Bumblebee terminara el logo de Batgirl, Wonder Woman ya había volado hasta el Capes & Cowls, haciendo un alto en el camino para usar su Lazo de la Verdad para acorralar a un trío de maleantes que intentaba secuestrar una furgoneta de helados.

—¡Hola, Steve! —saludó Wonder Woman. Se apartó la espesa mata de pelo negro de la cara y se ajustó la tiara dorada con una estrella roja bordada en la parte delantera.

Como de costumbre, el Capes & Cowls estaba lleno a rebosar. El camarero, un chico desgarbado que llevaba un lápiz detrás de la oreja, se había sonrojado. Era algo que le sucedía cada vez que Wonder Woman aparecía.

—¿Le ha gustado? —preguntó.

—¿El qué? —dijo Wonder Woman, dándole vigorosamente la mano, sin ninguna intención de soltarla. Aunque el chico no tenía tanta fuerza como ella, a la superheroína le encantaba su manera de mover la cabeza arriba y abajo, como si estuviera de acuerdo con ella y quisiera decírselo una y otra vez.

—¿Le ha gustado a Batgirl el pastel que le he preparado? —dijo Steve, flexionando la mano hasta que volvió a recuperar la sensibilidad de los dedos. Como Wonder Woman se le había quedado mirando y parpadeando sin parar, continuó con los detalles—. De siete capas. Glaseado con mantequilla morada y negra y azúcar limonado. Con un gran logotipo de Batgirl encima. Katana lo ha entregado, ¿verdad?

—¿Katana ha venido aquí y se ha ido? —preguntó la superheroína.

Un atisbo de preocupación se dibujó en el rostro de Steve al responder:

—Se fue hace más de una hora, y dijo que regresaba directamente a Super Hero High. Me explicó que no quería llegar tarde a la fiesta, y todos sabemos lo puntual que siempre es...

Antes de que pudiera terminar la frase, Wonder Woman ya no estaba.

Cuando Wonder Woman llegó de nuevo a la fiesta, todo el mundo se concentró alrededor de ella.

—No sé cómo decirlo —empezó—, pero...

—Pero ¿qué? —la presionó Supergirl.

—Katana —continuó Wonder Woman—. ¡Steve dice que recogió el pastel hace más de una hora y que volvía directamente aquí!

Batgirl resopló. Harley se había quedado sin habla. Hasta Cheetah parecía preocupada. Por fin, Bumblebee verbalizó lo que era obvio para todos.

—Esto no es nada propio de ella —dijo—. Katana nunca llega tarde. ¡Debe de haber pasado algo terrible!

cap-2

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cap-4

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De repente, la fiesta de celebración en honor a Batgirl se convirtió rápidamente en una brigada de rescate.

¡Katana había desaparecido! La situación era grave. La superheroína experta en artes marciales tenía la reputación entre todos los estudiantes de Super Hero High de llegar siempre puntual. Muchas veces incluso antes de lo acordado. Pero ¿llegar tarde? ¡Nunca! ¡Jamás! ¡Nunca jamás!

En el Bat-Búnker, Batgirl se sentó a los mandos de su elaborado sistema informático, bajo la atenta mirada de los demás.

—Voy a intentar localizarla —explicó mientras manejaba el teclado con la precisión y la gracia de un concertista de piano. Enseguida, las pantallas del ordenador desprendieron un resplandor azulado, y aparecieron unas imágenes de los terrenos del instituto y de la zona adyacente.

Para entonces, el Bat-Búnker ya estaba atestado de estudiantes preocupados. Las noticias corrían muy deprisa en Super Hero High, y sus alumnos tenían fa

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