De un tiempo a esta parte los thriller y las novelas negras me han atrapado por completo, así que cuando supe de qué iba este libro, fue imposible resistirme a él, por lo que agradezco a Penguin Random House el ejemplar.La mujer en la ventana es la ópera prima de A.J. Finn y ya les adelanto que me gustó mucho. El libro nos cuenta la historia de Anne Fox, psicóloga de profesión, que vive sola y recluida en una casa enorme de Nueva York, porque sufre de una agorafobia terrible y no es capaz de salir a la calle sin sufrir ataques de pánico. Para aquellos que no saben, las personas que padecen esa enfermedad, tienen un miedo irracional a los espacios abiertos, así que forzosamente Anne tiene que permanecer en su casa.Encerrada allí hace ya diez meses, Anna se mantiene conectada con el mundo a través de internet. No solo pide su comida y su medicación a través de la computadora, sino que también paga sus cuentas, juega al ajedrez online, mantiene diálogos con otros agorafóbicos en un foro y aprender francés. Pero tal vez lo más curioso es que, también a través de internet, Anna espía a sus vecinos. La psicóloga sabe qué libro está leyendo el club de lectura de su vecina y también ella lo lee, pero desde la oscuridad de su casa, sabe cómo le está yendo en el trabajo a sus vecinos y a qué fiestas han estado acudiendoAdemás de espiar a sus vecinos a través de internet, Anna da un paso más allá, y en la soledad y el ocio de su propia casa, lo cierto es que también se dedica a mirarlos a través de las ventanas con una cámara de fotos. Los observa mirando televisión en sus salas, preparando el café a la mañana, estudiando, e incluso sabe quiénes están cometiendo adulterio.La rutina diaria del barrio se ve trastocada cuando una nueva familia se muda. Los Russell, una pareja junto a su hijo adolescente, parecen ser la familia ideal y Anna comienza a espiarlos también. A propósito de unos niños bastante intensos con Halloween, termina conociendo a Jane Russell, que la ayuda a volver a su casa después del ataque de pánico que le dio en la puerta. A partir de entonces, Jane y Anna comparten recuerdo, ajedrez y mucho vino.El problema del libro se desencadena de manera inesperada cuando, a través de la ventana de la cocina, Anna ve como, desde el otro lado del parque que separa sus casas, Jane Russell es apuñalada por algo plateado en la sala de su casa. A partir de entonces, después de llamar a la policía, Anna se lanza en su ayuda, a pesar de su agorafobia, pero termina desmayándose en el parque. Después de una breve internación en el hospital y unos cuantos medicamentos intravenosos, Anna regresa en un patrullero a su casa junto con el Detective Little.A pesar de todos los cuidados que tienen a su alrededor, Anna quiere saber qué sucedió con su vecina y el problema principal es que nada sucedió con Jane. Jane Russell está en perfecto estado y se apersona junto a su esposo y su hijo, pero la Jane Russell que aparece en su cocina, no es la mujer que Anna conoció.Hasta allí con la trama y aunque parezca que les he contado mucho, créanme que no. Para empezar, no dejo de sorprenderme con el hecho de que este libro sea la ópera prima de alguien. De verdad, me parece increíble cómo la novela parece ser resultado de alguien experto en el género, así que aplausos para el Sr. Finn.Creo que si esta novela se destaca tanto y sorprende en todos los sentidos, es gracias a la pluma de Finn. Está claro que es un buen escritor porque, no solo el thriller sucede en un único escenario, lo que es realmente increíble, sino que trasmite con sus palabras la sensación de ahogo que tiene la protagonista y eso me pareció brillante.Ahora bien, tampoco les voy a mentir. Es cierto que me costó conectar con la historia, porque el primer cuarto de la novela está dedicado a Anne, su rutina, su trastorno, su aislamiento, sus adicciones y se me hizo un poco largo. No aburrido, solo largo, lo que me hacía pensar que el nudo de la trama no llegaría nunca, pero una vez allí, la novela toma un ritmo intenso y no pude soltarla. Aunque largo, e incluso a veces denso, me pareció necesaria esa primera parte que, fácilmente, podríamos llamar de introducción. El autor debe hacernos entender qué tan monótona, aislada, agobiante y trastornada es la vida de la protagonista, y no solo lo hace a la perfección, sino que esa primera parte le imprime un gusto muy particular al resto del libro, en tanto hace que el in crescendo sea espectacular y podamos entender que lo sucedido con Jane la interpela en todos los sentidos.La joya de este libro es Anna y esto lo digo en todos los sentidos. El autor logró sacarle todo el jugo que podía, lo que la convierte en un personaje complejo, profundo, interesante, un personaje con el que a veces es fácil empatizar y con el que a veces se hace más difícil, porque también es fácil criticarla y juzgarla. Un personaje a través del cual se aprende en primera persona cómo es la agorafobia y qué tan real es la enfermedad, como también el hecho de que las enfermedades mentales son verdaderas, y le pueden pasar a cualquiera, desde un docente, un obrero o una doctora en psicología.Anna se automedica de forma irresponsable, a pesar de que sabe lo que está haciendo porque entiende sobre drogas, y toma alcohol constantemente y el autor ha trabajado muy hondo esos rasgos de su rutina, por lo que llegado a un punto de la novela, es prácticamente imposible preguntarse qué era real de entre todo lo que sucede, porque a veces me daba la sensación de que eran alucinaciones suyas, sueños o, en otras ocasiones, me parecía que la mujer realmente creía haber visto lo que vio. La forma en la que fin aborda ese aspecto realmente me pareció brillante y lo aplaudo.En cuanto al thriller en si
¡madre de Dios, qué bueno es! Tiene ese aire nostálgico, doloroso y oscuro que tienen los thriller psicológicos y me encantó, porque le imprimió un vértigo tremendo, porque estuve esperando que algo malo sucediera todo el tiempo, lo que me generaba ansiedad, por lo que en algún momento entendí la situación por la que estaba pasando Anna.La forma en la que se desarrolla el misterio, total y absolutamente bañado de incertidumbre y vino, me pareció muy bueno, por lo pausado, lo real y lo tenso. En cuanto al desenlace de este libro, déjenme decirles que es increíble. Llegó un punto en el que, como suele suceder, sospechaba de todos, pero hay un giro argumental que es sorprendente y, encima, el giro tiene un giro en sí mismo, lo que lo convierte en un giro del giro, lo que me pareció innovador e increíble, porque no solo me tomó por sorpresa sino porque me pareció que encajaba de una forma precisa.Un detalle que me gustó mucho, fue el hecho de que Anna fuese una fanática absoluta del cine negro clásico y cómo esas películas se mezclaban con su vida casi de forma real, lo que contribuía a esa sensación que les mencionaba antes de incertidumbre respecto a sus facultades mentales. Sobre todo, me gustó mucho que toda la novela fuese, a grandes rasgos, como uno de esas películas de cine negro. Esa conexión estuvo muy bien llevada por el autor y por eso, de nuevo, lo aplaudo.Para cerrar la reseña, déjenme decirles que La mujer en la ventana es una novela que todos los amantes del misterio tienen que leer. Un thriller psicológico que convierte la lectura, normalmente placentera, en un hábito tenso por la constante sospecha que arrojan sus palabras, pero irresistible. Una novela con una protagonista fóbica, de la que es fácil dudar e incluso sospechar, porque no parece estar cien por cien cuerda. Una novela en la que las paredes de la casa de Anne son el único escenario y que, producto de su fobia, esas paredes le dan calma y comodidad, pero le generan al lector una sensación de agobio y encierro difícil de ignorar. Un misterio que parece no tener solución, e incluso a veces parece ni siquiera existir. En definitiva, un libro de cuatro estrellas para mí.
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