Historias insólitas de la historia argentina (Edición Actualizada)

Daniel Balmaceda

Fragmento

URQUILLIZAS Y URQUILLIZOS

La salida del gobierno de Juan Manuel de Rosas y la llegada de Justo José de Urquiza vienen acompañadas de un acontecimiento institucional clave: la redacción de la Constitución. La Ley Fundamental de los argentinos nació el 1° de mayo de 1853. Y apenas veinticuatro horas antes de que los constitucionales juraran fidelidad a la Carta Magna, nacía Dolores Urquiza. Ni aquélla era la primera Constitución que tuvimos, ni Lola era la primera descendiente del entrerriano. Ni la última.

Los hijos de Urquiza —los que se conocen— son veintitrés. Por eso, conviene ir por partes o, si se quiere, por partos. A la edad de 18 años, en 1820, una relación furtiva de Justo con Encarnación Díaz los convirtió en padres de Concepción, un nombre más que premonitorio si se analiza su nutrida descendencia. ¿Dónde vivía Concepción? En Concepción del Uruguay.

Tres años más tarde, Urquiza conoció a Segunda Calvento, quien pertenecía a lo más exquisito de las familias de Entre Ríos. Segunda dio a luz a Pedro Teófilo Urquiza Calvento el 18 de septiembre de 1823. Justo y Segunda no formalizaron la relación mediante el matrimonio, pero eso no les impidió darle hermanos a Teo. Diógenes nació el 18 de diciembre de 1825. Waldino, el 30 de enero de 1827. José, el cuarto de los Urquiza Calvento, llegó en 1829. Su padre lo llamaba Pepe.

La relación con aquella segunda novia llamada Segunda culminó en algún momento y Justo encontró un nuevo amor. Cruz López Jordán (20 años) era su cuñada y a la vez, ¡madrina de Waldino! El fruto de los amores entre Cruz y Justo fue Ana Dolores Ercilia, sexta en la lista de hijos, quien nació el 11 de mayo de 1835.

En los meses de 1839, el donjuán fue asiduo participante de las tertulias de doña Pascuala Ferreira de Sambrana, en Concepción del Uruguay. La festejada hija de Pascuala —y potencial madre de criaturas Urquiza— se llamaba Doraliza. No duró mucho la relación porque el galán pasó a cortejar a una hermana menor de Doraliza, Juanita. El 27 de febrero de 1840 Doraliza se convirtió en tía de Carmelo, el séptimo Urquiza. En 1842 Dolariza volvió a ser tía, esta vez de una pequeña llamada Juana, quien pronto tendría compañía. Cándida nació el mismo año que Juana, pero su madre fue la atractiva riojana Tránsito Mercado y Pazos. (Hacemos un paréntesis para contar que en medio de estos nacimientos, se casaba la primogénita Concepción Urquiza Díaz. Aquel producto de su pecado de juventud ya tenía edad para formar familia. Pero al padre de Concepción no había quién lo llevara a un altar.)

El 22 de marzo de 1846 lanzó su primer llanto Clodomira del Tránsito Urquiza, hija de Tránsito Mercado, la atractiva riojana. Ese mismo año, en septiembre, María Romero dio a luz a Norberta Urquiza. Pocas semanas después llegó Medarda Urquiza, hija del picaflor y Cándida Cardoso. Las tres nacidas el mismo año, pero lejos de ser trillizas, eran más bien urquillizas.

Hasta aquí, la primera mitad de la descendencia del entrerriano. Conviene recapitular. Justo José de Urquiza tuvo entre 1820 y 1846 siete “novias” y doce hijos extramatrimoniales: Concepción, Teófilo, Diógenes, Waldino, José, Ana, Carmelo, Juana, Cándida, Clodomira, Norberta y Medarda.

Sarmiento sostenía que Urquiza fomentaba “el concubinaje, que es el sistema provincial”. Según Domingo Faustino —otro entusiasta de las relaciones del primer tipo—, en Entre Ríos todos seguían la moda: “Cuando el general tiene tres queridas públicas, jueces, empleados, comandantes y coroneles se esfuerzan en ostentar igual número”. Vicente López y Planes quiso encarrilar el desorden y le aconsejó a Justo que se casara con alguna viuda de Buenos Aires. No hubo caso. El semental de Concepción del Uruguay creyó necesario explicarle a López y Planes los motivos de su soltería. Le dijo que tenía “una aversión invencible al matrimonio” a causa de “recuerdos dolorosos” por “haber sido cruelmente engañado en su juventud”.

Pocas semanas después del histórico Pronunciamiento del 1° de mayo de 1851, en el que cuestionaba el poder de Rosas, Urquiza, quien por entonces tenía 49 años, asistió en Gualeguaychú a una de las tantas fiestas de las que participaba —Justo José era fanático del baile— y quedó encandilado ante una joven de 21 años y mirada cautivante. La reina de Gualeguaychú era Dolores Costa, pero el general, quien tenía cinco hijos más grandes que ella, la llamaba Dolorcita. Para Sarmiento, la señorita Costa era “la sultana favorita” del entrerriano.

Dolores actuó como Primera Dama de Palermo —donde Urquiza se instaló al vencer a Rosas—, aunque no lo hizo con exclusividad, ya que tuvo que aguantarse a una ex en su casa. Nos referimos a Cruz López Jordán, madre de Anita y madrina de Waldino. Tal vez esta rareza de contar con una doble compañía le haya servido a Justo José para paliar la herida psicológica que habría recibido cuando fue “cruelmente engañado” en su juventud.

La decimotercera descendiente, Dolores Urquiza Costa, nació —como dijimos— el día previo a que se sancionara la Constitución del año 53. Lola tuvo varios hermanos: Justa nació en 1854. Al año siguiente tuvo lugar un episodio anecdótico. En un arranque de deseo, Justo José, quien se encontraba con su hermana Matilde Urquiza y su novia Dolores, mandó llamar un sacerdote para que los uniera en matrimonio. La ceremonia fue casera, muy informal, y tampoco contaron con el número de testigos exigidos. Por ese motivo el casamiento no fue convalidado.

Durante la presidencia del entrerriano, tanto Dolores como Tiburcia Domínguez, la mujer del vicepresidente Salvador María del Carril, estuvieron embarazadas. Dieron a luz con diferencia de once meses. El 12 de agosto de 1856 se realizó un superbautismo y Del Carril y Tiburcia apadrinaron a Justo José Salvador Urquiza, quien había nacido pocas semanas atrás, el 8 de junio. Justo José Salvador, a quien le pusieron los nombres del presidente y del vice, fue el primer varón de la pareja Urquiza-Costa, que, por su parte, apadrinó a la niña de los Del Carril, quien había cumplido un año de vida (había nacido el 8 de agosto de 1855). Se llamó Julia Justa y su segundo nombre fue en honor al presidente de la Confederación Argentina. Fue una eximia arpista, se casó con Victoriano Viale y de esa unión surgieron los Viale del Carril. Pero nuestro norte, en este momento, son los urquillizos.

Continuaron llegando: Cayetano (1858), Flora (1859), Juan José (1861), Micaela (1862) y Flora Teresa (1864). En total, ocho hermanos con la misma madre, la gualeguaychense Dolores Costa, con quien convivía en el espléndido palacio San José de Concepción del Uruguay.

En marzo de 1865, en los días en que organizaban el bautismo de Flora Teresa (quien usó siempre el segundo nombre), el sacerdote Domingo Ereño detectó la irregularidad: los padres de la niña eran solteros. A fines de abril, el propio padre Domingo los casó en la Inmaculada Concepción del Uruguay. Una vez que Justo y Dolores fueron marido y mujer, nacieron Cipriano (1866), Carmelito (1868) y, por último, Cándida (1870). Estos once h

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos