Historia de las universidades Argentinas

Pablo Buchbinder

Fragmento

PREFACIO

Este libro tiene por propósito analizar la historia de las universidades argentinas, desde la fundación de la casa de estudios superiores de Córdoba, a principios del siglo XVII, por parte de la Compañía de Jesús, hasta las reformas universitarias de la década de 1990. Se trata, por lo tanto, de una obra de síntesis, pensada, sobre todo, para la lectura de quienes no están familiarizados con la historia de las instituciones de enseñanza superior, y basada en los trabajos de los estudiosos que abordaron los distintos aspectos de esta compleja evolución desde los tiempos coloniales.

Una obra de estas características presenta, sin duda, diversas limitaciones. La historia universitaria es sumamente compleja e involucra actividades y aspectos de índole muy diversa, tanto sociales y políticos como culturales. El enfoque adoptado aquí privilegia el estudio de la relación de la Universidad con la agitada vida de la sociedad y la política rioplatense primero, y argentina después. Intenté, en este sentido, no limitarme a elaborar una historia autorreferenciada en las propias instituciones, sino prestar particular atención a los vínculos de esta historia con los procesos más generales de la cultura y la sociedad argentina.

A lo largo del texto procuré también proporcionar un marco interpretativo útil para quienes deseen abordar el conocimiento de esta institución y ofrecer una serie de vías para orientar el examen de su intrincada evolución. En su devenir, la Universidad argentina ha cumplido con distintos tipos de funciones. Constituyó un ámbito esencial de formación y sociabilidad de las elites políticas y culturales, en un sentido amplio, desde los tiempos coloniales. Fue una instancia clave en la promoción social de las clases medias desde finales del siglo XIX y, en cierta medida, también de los sectores populares desde mediados del siglo XX. Este factor configura todavía hoy un elemento central en las representaciones colectivas divulgadas en torno a la Universidad. Por otra parte, los miembros de la comunidad universitaria fueron actores relevantes de la vida política argentina a lo largo de toda su historia. La institución asumió la tarea de formar a aquellos profesionales —médicos, abogados, ingenieros— que el propio desarrollo del país exigía en sus distintos momentos. La evolución de esa misma sociedad y las expectativas de quienes estaban en condiciones de acceder como estudiantes a las universidades condicionaron, a menudo, su trayectoria, reorientando el sentido de los proyectos de quienes estaban a cargo de su gobierno. La historia de la Universidad se ha construido, entonces, sobre la base de una estrecha interacción entre los proyectos de las elites dirigentes, las orientaciones científicas y pedagógicas de los universitarios y las demandas de la sociedad.

El problema de la relación entre el desarrollo de las ideas, entre la vida intelectual en términos generales y la Universidad es también un problema central en cualquier historia de las instituciones consagradas a la enseñanza superior. En distintos países la Universidad ha constituido un núcleo central en la conformación y elaboración de las ideas filosóficas, políticas e incluso artísticas. Ha dado lugar a un ámbito central para el desarrollo de la ciencia e, incluso, también a un espacio privilegiado para avanzar en la construcción de una conciencia y una identidad nacionales. Esto le permitió ocupar un lugar central en el mundo cultural de esos mismos países. La Universidad ha sido, en este contexto, considerada como el ámbito natural para la producción científica y cultural y el sitio por excelencia de los intelectuales. Pero en la Argentina, el papel de las universidades en la vida cultural y su aporte al desarrollo científico han sido, sin duda, más limitados. La fuerte impronta profesional que adquirió la institución universitaria desde la segunda mitad del siglo XIX y el impacto negativo de las cambiantes coyunturas políticas locales fueron determinantes en este sentido.

A lo largo de la elaboración de este texto he contraído distintos tipos de deudas. La invitación para llevar a cabo el libro provino de José Carlos Chiaramonte, a quien agradezco su confianza, su atenta lectura y sus comentarios sobre la totalidad del texto. Las observaciones formuladas por Roberto Di Stefano, Daniel Lvovich y Adolfo Vispo a distintos capítulos del libro fueron particularmente valiosas en esta construcción. Algunos de los protagonistas de la agitada historia universitaria de la segunda mitad del siglo pasado aceptaron compartir conmigo muchos de sus recuerdos. Estoy especialmente agradecido a Eduardo Flichman, Carlos Abeledo, Alberto Taquini, Roberto Domecq y Adriana Puiggrós. Debo mucho también al diálogo establecido con alumnos y colegas en distintos coloquios y jornadas realizados en la Universidad Nacional de General Sarmiento y en los seminarios sobre la historia de la Universidad argentina que dicté en el Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y en la carrera de Especialización en Docencia Universitaria de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Por supuesto, el único responsable por los juicios aquí vertidos es quien escribe.

Este libro está dedicado a mis padres. Como estudiantes y militantes en los sesenta, como docentes en los ochenta y noventa, la Universidad ocupó un espacio fundamental en sus vidas. Espero que puedan reconocer en algunas de estas páginas una parte de su propia historia.

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