Todo pasa

Hernán Castillo

Fragmento

Contents
Índice
Portada
Índice
Agradecimientos
Prólogo
1
Negocios de familia
Luna de Avellaneda
Un salto de calidad
2
El origen
El elegido
Somos derechos y humanos
La jugada maestra
El primer Mundial
¡Borombombom, es el equipo del Narigón!
Siamo fuori
3
¡A la cancha (no) voy... a ver al campeón!
Los votos hay que contarlos de uno a uno
Relaciones peligrosas
“Me cortaron las piernas”
Como pez en el agua
Cadena de favores
Un tiro para el lado de la justicia
La muñeca política
La esencia
4
“Paciencia, paz y pelotas”
La humillación
Vuelve el Gran Capitán
El Loco
El equipo de José
El regreso del Coco
El turno de Diego
“La tenés adentro”
La vuelta de la generación del ’86
Pachorra
5
Doping
Dos extraños amantes
Café veloz
Nace una estrella
6
¡Adelante, radicales!
“¡Síganme, no los voy a defraudar!”
Hombres de negro
Juez y parte
Sangrando por la herida
Enemigos íntimos
El gran capitán
7
El panqueque
Con el sello de la mafia
Salto con red
8
Argentinos por el mundo
¡Cambio!
La guerra de los quinchos
Hinchadas Unidas Argentinas, una ONG todo terreno
El puntero
9
Liberemos los goles
AFA rica, clubes pobres
El que avisa no traiciona
El chupamedias
10
Un club, un voto
Al rescate
En el laberinto
Cámara testigo
Cerrado por desinfección
El legado
Fuentes
Biografía
Créditos
Grupo Santillana
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A mi esposa, Bárbara, porque me bancó
varios meses de mal carácter y casi sin
hablarle mientras escribía el libro. Sin ella
habría sido imposible.
A mi papá y a mi mamá, los mejores, simplemente eso.
A mi hermana y a mis sobrinas, a quienes
extraño mucho, pero viven conmigo todos los
días por más que estén en el Perú.
A mis suegros y cuñados. Porque no son
políticos, son familia.

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Prólogo

Es raro escribir un libro. Es mágico y complicado a la vez: un desafío. Más raro aún es hacerlo sobre alguien al que todos conocemos pero no sabemos hasta dónde. Es extraño hacer una biografía no autorizada de una persona hablando con gente de su entorno pero tratando de que no se entere para evitar cuestionamientos previos. Y más aún es hacerlo presuponiendo (casi con certeza) que esa persona tiene “un muerto en el placard”aunque nunca se lo haya podido descubrir.

Este libro no es una investigación periodística ad hoc. Es, sí, un recorrido exhaustivo por la vida de Julio Humberto Grondona. Es el repaso de la trayectoria de una persona a quien el paso del tiempo demostró hábil negociador, trabajador y siempre dispuesto a ayudar, pero a la vez camaleónico, sospechado e insensible. Un hombre que durante más de treinta años ejerció el mando en uno de los puestos que más poder otorga en la Argentina, el de presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Al que quisieron derrocar, de cualquier modo y a cualquier precio, todos los gobiernos desde 1983, siempre sin éxito. Un hombre con mu­chos amigos y más enemigos, que en más de una ocasión se dieron vuelta y se pusieron de su lado.

A medida que escribía el libro, se lo pasaba a mi mujer, Bárbara, y a mi papá (también él es periodista), para que lo leyeran. Eran dos miradas bien diferentes, y con la mía se hacían tres. También Federico del Río lo leyó, porque fue un colaborador directo en el proceso de investigación. Con los tres tuve charlas. Y a los cuatro nos pasó lo mismo: Julio Grondona nos recordó, salvando las obvias distancias, al personaje de la novela El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (Doctor Jekyll and Mr. Hyde en el original en inglés), escrita por Robert Louis Stevenson y publicada por primera vez en el Reino Unido en 1886. El Dr. Jekyll era un médico respetado durante el día, que al caer la noche se convertía en el despiadado asesino Mr. Hyde.

Si vemos a Grondona como un Dr. Jekyll, nos encontramos con un dirigente deportivo brillante al que la calle educó y el destino puso mano a mano con los líderes más importantes del mundo. Presidente de la AFA desde 1979 y dirigente de la FIFA durante más de veinte años, un cargo que lo llevó a autoproclamarse “vicepresidente del mundo”. La Federación Internacional del Fútbol Asociado, el organismo internacional con 208 países miembros, más de los 193 que reconoce y adhieren a la Organización de Naciones Unidas.

Si lo vemos como un Mr. Hyde, tendremos al Padrino, a don Corleone, el patriarca italiano que ofrece favores para generar un vínculo y una deuda de gratitud permanente, para cobrarla en el momento exacto, cuando no hay otra salida. Cuando le sirve a él.

Don Julio es el Dr. Jekyll cuando se sienta mano a mano con quien sea (aunque ignore el idioma inglés) y sale bien parado. Pero también es Mr. Hyde porque su perpetuación en el sill

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