Los problemas de la banca (Flash Ensayo)

Jonathan McMillan

Fragmento

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LOS PROBLEMAS DE LA BANCA

La banca parece magia, porque consigue conciliar dos relaciones financieras mutuamente excluyentes. En el activo de sus balances, los bancos conceden préstamos que los deudores no tienen que devolver hasta varios años después. En el lado de los pasivos, los bancos prometen a los impositores que pueden retirar su dinero en cualquier momento. Al transformar el crédito en dinero, parece como si los banqueros hubieran descubierto la piedra filosofal; pero, por desgracia, el precio es muy alto.

EL PÁNICO BANCARIO ES EL TALÓN DE AQUILES DE LA BANCA

Es frecuente que la mejor cualidad de algo acabe convirtiéndose en su punto más débil. La banca consigue emparejar a los prestatarios y a los prestamistas, pero lo hace a costa de arriesgar la liquidez. Los bancos, al conceder préstamos a largo plazo y emitir dinero interno, crean la posibilidad de que no puedan satisfacer las retiradas de dinero de los impositores. Y el riesgo de liquidez hace que la banca sea frágil.

La mayor parte del tiempo, el riesgo de liquidez no se materializa. Como hemos dicho, los bancos tienen reservas de liquidez en forma de dinero externo para hacer frente a las retiradas ocasionales de dinero que hacen los impositores. Normalmente, esas reservas son suficientes. Sin embargo, en épocas turbulentas, los bancos pueden encontrarse en una situación en la que tengan que agotar por completo sus reservas para que los impositores puedan sacar dinero. Cuando eso ocurre, se dice que los bancos carecen de liquidez.

La situación más extrema que conduce a la falta de liquidez es el pánico bancario. Un pánico bancario, o estampida bancaria, es una situación en la que muchos impositores quieren retirar dinero al mismo tiempo. Los bancos no pueden satisfacer más que cierto número de demandas en un plazo de tiempo determinado. El límite lo marca la cantidad de reservas de liquidez existentes. Si los impositores retiran más, los bancos se quedan sin liquidez.

Cuando a un banco no le quedan reservas, se ve obligado a vender otros activos, como los créditos a largo plazo que haya concedido con anterioridad. La venta de derechos de crédito a largo plazo es difícil. Los posibles compradores no saben qué calidad tienen los créditos y la incertidumbre les empuja a comprarlos solo si se los ofrecen con un descuento. Por consiguiente, el banco tiene que vender sus créditos con pérdidas y nunca consigue recaudar suficiente dinero externo para hacer frente a las demandas de todos los impositores que quieren retirar su dinero al mismo tiempo. Si hay demasiada gente que quiere recuperar su dinero, los bancos entran en quiebra. Esa fragilidad es la cruz de la actividad bancaria.

Los impositores «corren» a los bancos, porque los primeros que acudan serán los únicos que consigan retirar su dinero: quien llegue demasiado tarde a la ventanilla puede perder todo el dinero depositado. Cuando los impositores oyen rumores de que su banco tiene problemas, es normal que corran a recuperar su dinero. Si luego resulta que los rumores eran falsos, siempre pueden volver a ingresar el dinero en su cuenta; pero si los rumores son ciertos, habrán conseguido salvar el dinero que habían depositado.

Incluso unos rumores infundados pueden desencadenar pánicos y acabar convirtiéndose en realidad, porque la propia naturaleza de los bancos hace que nunca puedan tener disponible el dinero de todos los impositores. Cuando estos inician una estampida, no lo hacen necesariamente porque el banco esté mal administrado o porque sufra pérdidas, pues hasta el banco mejor gestionado puede ser objeto de un pánico bancario y ese es el punto más débil de la banca.[1]

Los pánicos son una amenaza constante para los bancos y han sido un fenómeno frecuente en toda la historia de la banca. Sin embargo, en las economías avanzadas, mucha gente los había olvidado hasta septiembre de 2007, cuando el banco británico Northern Rock sufrió el pánico de sus impositores.[2]

Puede pensar: ¿por qué tanto lío con los pánicos bancarios? Se trata solo de unos impositores que pierden el dinero que han prestado al banco. Normalmente, cuando una empresa que no es un banco cae en bancarrota y sus acreedores pierden dinero, eso no repercute en la economía en general. A la hora de la verdad, el fracaso de una empresa es consecuencia de una economía de mercado en la que todo el mundo puede incorporarse a ese mercado con libertad.

Sin embargo, la actividad bancaria no constituye un mero modelo de negocio; es la creación de dinero a partir del crédito. Como son profecías autocumplidas, los pánicos bancarios tienden a ser contagiosos. Si se producen varias estampidas simultáneas en diferentes bancos, entonces hablamos verdaderamente de pánico bancario o pánico financiero.

En un pánico bancario, la gente pierde la confianza en la banca. Los impositores retiran sus depósitos de varios bancos, incluso de los que están saneados. Como acabamos de ver, eso produce que se queden sin liquidez, incluso aunque estén bien gestionados. El resultado es una bancarrota generalizada. Fue lo que sucedió en los años entre 1929 y 1933, cuando, aproximadamente, 9.000 bancos

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