Coraje (Claves para una nueva forma de vivir)

Osho

Fragmento

¿Qué es el coraje?

¿Qué es el coraje?

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En principio no hay mucha diferencia entre una persona cobarde y una valiente. La única diferencia es que el cobarde escucha sus miedos y se deja llevar por ellos, mientras que la persona valiente los aparta y continúa su camino. La persona valiente se adentra en lo desconocido a pesar de todos los miedos.

VALENTÍA es adentrarse en lo desconocido a pesar de todos los miedos. La valentía no es falta de miedo. La falta de miedo surge cuando cada vez te vuelves más valiente. La falta de miedo es la experiencia absoluta de la valentía; es la fragancia de la valentía cuando ésta es absoluta. Pero, en principio, no hay tanta diferencia entre una persona cobarde y una valiente. La única diferencia es que el cobarde presta atención a sus miedos y se deja llevar por ellos, mientras que la persona valiente los aparta y sigue su camino. La persona valiente se adentra en lo desconocido a pesar de todos sus miedos. Conoce el miedo, sabe que está ahí.

Cuando te adentras en un mar desconocido, como hizo Colón, tienes miedo, un miedo terrible, porque nunca sabes lo que puede suceder. Abandonas la orilla de la seguridad. En cierto sentido, estabas perfectamente, pero te faltaba una cosa: la aventura. Te emociona adentrarte en lo desconocido. El corazón empieza a latir de nuevo, estás vivo de nuevo, totalmente vivo. Todas las células de tu ser están vivas porque has aceptado el desafío de lo desconocido.

Aceptar el desafío de lo desconocido, a pesar de todos los miedos, es valentía. Los miedos están ahí pero, si sigues aceptando el reto, poco a poco, esos miedos irán desapareciendo. La experiencia de felicidad que nos produce lo desconocido, el gran éxtasis que empieza a suceder con lo desconocido, te vuelve más fuerte, te da integridad, agudiza tu inteligencia. Por primera vez, empiezas a sentir que la vida no es sólo aburrimiento, sino aventura. Después, poco a poco irán desapareciendo los miedos y siempre estarás buscando alguna aventura.

Pero, básicamente, la valentía es arriesgar lo conocido por lo desconocido, lo familiar por lo no familiar, lo cómodo por lo incómodo, una ardua peregrinación a un destino desconocido. Uno nunca sabe si será capaz de conseguirlo o no. Es apostar, y sólo los jugadores saben lo que es la vida.

EL TAO DEL CORAJE

La vida no escucha tus razonamientos; va por su propio camino sin detenerse. Tú tienes que escuchar a la vida, la vida no va a escuchar tus razonamientos, no le interesan tus disquisiciones.

Cuando vas por la vida, ¿qué te encuentras? Se acerca una gran tormenta, y los árboles grandes se caen. Deberían sobrevivir, según Charles Darwin, porque son los más aptos, los más fuertes, los más poderosos. Fíjate en un viejo árbol de ocho metros de altura y trescientos años. La misma presencia del árbol da fuerza, da sensación de fuerza y poder. Hay millones de raíces que se han extendido por la tierra, profundizando para que el árbol esté de pie con todo su poder. El árbol, por supuesto, lucha, no quiere claudicar, no quiere rendirse… pero cae durante la tormenta, muere, ya no está vivo y toda la fuerza que tenía se ha ido. La tormenta ha sido demasiado, la tormenta siempre es demasiado, porque viene de la totalidad y el árbol sólo es individual.

También hay plantas pequeñas y hierba corriente; cuando llega la tormenta la hierba cede, por eso la tormenta no puede hacerle daño. Como mucho la limpiará bien, nada más; arrastrará toda la tierra que se haya ido acumulando sobre la hierba. La tormenta le da una buena ducha, y cuando se acaba, las pequeñas plantas y las hierbas están de nuevo bailando felices. La hierba casi no tiene raíces, hasta un niño la puede arrancar, pero ha vencido a la tormenta. ¿Qué ha ocurrido?

La hierba ha seguido el camino del Tao, el camino de Lao Tzu, y el árbol ha seguido el camino de Charles Darwin. El gran árbol era muy racional: intentó resistirse, intentó demostrar su fuerza. Si intentas demostrar tu fuerza, serás derrotado. Todos los Hitlers, Napoleones y Alejandros son árboles grandes, fuertes. Serán derrotados. Los Lao Tzus son pequeñas plantas: nadie las puede derrotar porque siempre están dispuestas a ceder. ¿Cómo vas a derrotar a alguien si está dispuesto a ceder, si dice: «Ya me has derrotado», si dice: «Señor, disfrute de su victoria, no hace falta que se moleste, ya me ha vencido»? Incluso un Alejandro se sentiría inútil delante de un Lao Tzu, no podría hacer nada. Esto es exactamente lo que sucedió…

En la época de Alejandro había un sannyasin, un místico que se llamaba Dandamis; en esa época Alejandro estaba en India. Cuando se iba a marchar a India, los amigos le dijeron que a la vuelta debía traerles un sannyasin, ya que esa rara flor sólo florecía en India. —Trae un sannyasin —le dijeron—. Vas a traer muchas cosas pero no te olvides de traernos un sannyasin, queremos conocer el fenómeno del sannyas, qué es, qué es exactamente un sannyasin.

Estaba tan entregado a las guerras y las luchas que estuvo a punto de olvidarse; pero al regresar, justo en la frontera de India, de repente se acordó. Cuando estaba a punto de abandonar el último pueblo, le pidió a sus soldados que fuesen al pueblo y preguntasen si había algún sannyasin por los alrededores. Dio la casualidad de que allí, al lado del río, estaba Dandamis, y la gente dijo: —Has preguntado en el momento oportuno, has llegado en el momento oportuno. Hay muchos sannyasins, pero siempre es raro encontrar un verdadero sannyasin, y ahora está aquí. Puedes recibir darshan,1 puedes visitarle.

Alejandro se rió y dijo: —No he venido aquí para recibir darshan, irán mis soldados a buscarle. Me lo llevaré a la capital de mi país.

—No va a ser tan fácil —dijeron los aldeanos.

Alejandro no podía creerlo, ¿qué dificultad podía haber? Había conquistado a emperadores y grandes reyes, ¿qué dificultad podía tener con un pobre mendigo, un sannyasin? Los soldados fueron a encontrarse con el tal Dandamis que estaba desnudo en la orilla del río. —Alejandro Magno te invita a acompañarle a su país —le dijeron—. Tendrás todas las comodidades y te proporcionará todo lo que necesites. Serás huésped del rey.

El faquir desnudo se rió y dijo: —Decidle a vuestro amo que quien se llama a sí mismo magno no puede ser magno. Y nadie me puede llevar a ningún sitio… un sannyasin se mueve como las nubes, con libertad absoluta. No soy esclavo de nadie.

—Debes haber oído hablar de Alejandro Magno, es un hombre peligroso. Si le dices que no, no te hará caso, simplemente te cortará la cabeza —le dijeron.

El sannyasin dijo: —Es mejor que le digáis a vuestro maestro que venga, quizá pueda entender lo que estoy diciendo.

Alejandro tuvo que ir, porque los soldados volvieron y le dijeron: —Es un hombre extraño, luminoso, emana algo del más allá. Está desnudo, pero en su presencia no lo notas, sólo te das cuenta después. Es tan poderoso que en su presencia te olvidas de todo el mundo. Es

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