La vida es corta pero ancha

Susana Pérez-Alonso

Fragmento



Índice

Cubierta

La vida es corta pero ancha

Dedicatorias, desacatos e incorrecciones políticas

Relación de personajes

HAY OTROS MUNDOS...

Margarita, está linda la mar...

Yo soy aquel...

Amor más allá de la muerte

Vas fer tard al teu temps

La canción del pirata

Margarita, está linda la mar...

Yo soy aquel...

Amor más allá de la muerte

Vas fer tard al teu temps

La canción del pirata

... PERO ESTÁN EN ÉSTE

Espero curarme de ti

Devuélveme el rosario de mi madre

Entreme donde no supe y quedeme no sabiendo...

Una ilusión, una sombra, una ficción...

El alma en el ojal de la solapa

En el nombre de España, paz. En el mío: venganza...

Para otros la aventura, los fastos y la gloria...

Discurs del mètode

Espero curarme de ti

Devuélveme el rosario de mi madre

Entreme donde no supe y quedeme no sabiendo...

Una ilusión, una sombra, una ficción...

El alma en el ojal de la solapa

En el nombre de España, paz. En el mío: venganza...

Para otros la aventura, los fastos y la gloria...

Discurs del mètode

Notas

Biografía

Créditos

Acerca de Random House Mondadori

Dedicatorias, desacatos e incorrecciones políticas

(haciendo amigos una vez más...)

A Manuel Fernández Cuesta, por acariciarme con las pestañas. Manu, esto me va a traer un montón de problemas. Se desatarán las lenguas y terminaré deprimida. Todo sea por tus ojos, por tus miradas, por tus caricias en el alma.

A Juan Díaz, por aguantarme y casi quererme.

A las personas que están en el Proyecto Hombre, luchando por regresar a la vida sin ataduras.

A mis amigos, que soportan mis neuras con resignación. A quienes me quieren o me han querido. A quienes me han hecho feliz o me han hecho llorar: ambos me han hecho sentir. Del sentimiento, yo he sacado conocimiento.

Y no es sencillo hacerme sentir.

A los que me animaron a escribir, a los que me decían que podía lograrlo, que algún día editaría. A mis tías, Clara y Ángeles, que me ayudaron a superar mi dislexia con paciencia infinita. A mi hermana Rosa, que apoyó cada libro como si le fuese la vida en ello. A Sylvia de Béjar, por ser mi amiga. Marcos Alonso ya no verá la novela en las librerías, pero yo lo veré a él cada vez que me encuentre con una buena persona. Mejor no existió. A Rafael González Crespo y Luchi. Espero que Usía sonría al leer la novela y que no llame al orden, gracias por ser un buen militar. Abelardo, a ti, que me ayudaste a superar uno de los peores años de mi vida. Sin el doctor Román esta novela no se habría terminado. La salud sólo la aprecian quienes carecen de ella.

A Sandra Reyes Rojas, mi amiga, a su descripción del síndrome del nido vacío. A Marisa González Pastor: te has ido demasiado pronto. A Charo Mallo Carranza, Araceli Peña, mis amigas desde hace tantos años. Sin amigos así, el mundo es feo. A Belén de Polanco, la única persona del mundo literario que me hizo caso, que peleó por mí, que no colgó el teléfono ni se puso pija ni interesante. Hacerme caso ahora no tiene mérito, el porcentaje es sustancioso. A Antonio Gómez Rufo, buen escritor y mejor persona; gracias por ser mi amigo. A Georgina Burgos y Marina Olid, finalistas de la Sonrisa Vertical del año 2000. A vosotras, que nunca os han sacado en los periódicos ni en las teles. A vosotras, que escribisteis dos magníficas obras y no lo dice nadie. A vosotras, que pasasteis junto a mí aquella mala noche, aquel susto, aquellos desplantes, aquella falta de todo. Educación, faltó principalmente.

A quienes están pasando por malos tragos. A los que sufren la enfermedad, a los que tienen miedo a la quimioterapia, a los que están en la cama de un hospital, a los padres de los niños enfermos. De casi todo se sale y la risa es la mejor de las terapias.

A Ximena y a mí misma, que hemos logrado sobrevivir a las cosas buenas y malas de este mundo y a nuestra propia vida.

No ha sido fácil, nada fácil...

Seguro que en algún momento de su vida, usted, lector, ha querido cambiarla. Los jueces pueden querer ser agricultores; los agricultores, astronautas; electricistas convertidos en estrellas de la canción... Tunearse es posible.

Todos tenemos un sueño. Hay un momento vital en el que decimos: ¿por qué no? La esperanza de doblar una esquina y pensar que todo puede cambiar a mejor es una de las cosas que nos mantienen vivos.

Sin eso y la capacidad de sorpresa nos convertimos en zombis.

Ésta es la historia de personas que quisieron cambiar su vida. Una arrastró al resto, como casi siempre suele suceder.

Para bien o para mal, pero ése no es el tema.

La protagonista de la historia, una de ellas, quiso ser escritora. Pensaba —la incauta— que escribir era un oficio noble, romántico, lleno de valores de los que carecía la sociedad normal. Un oficio sin dobleces, descansado, cómodo. Un oficio en el que las páginas de un libro serían armas mortíferas, capaces de cambiar el mundo. Pensaba —la ingenua— que la palabra era un arma cargada de futuro. Blas de Otero le había hecho flaco favor...

Por pensar —la muy idiota—, pensaba que los concursos literarios eran algo limpio, transparente, que ganaba el mejor libro, la mejor historia... Nunca había escuchado, visto ni soñado un contrato preconcurso. Cuando lo vio, a poco se muere y eso la ayudó a superarse en el insulto y la marginación, la suya propia.

La fantasía suele jugar malas pasadas, aun en los cambios vitales relacionados con la literatura.

Lo que se encontró pueden leerlo en las páginas siguientes. Y cualquier parecido con la realidad, ¿es pura coincidencia? La jungla, la selva... Serpientes, alacranes, mantis religiosas. Y, desde luego, Lorca. Este mundo editorial es lorquiano: La casa de Bernarda Alba está muy presente y Pepe el Romano, ídem.

Este libro lo dedico a los jóvenes que comienzan a escribir, para que no se desanimen, para que continúen, para que pelee

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos